"M i c h e"                                    

Y pensando se dijo a sí mismo…                                 
(¡Esto no me puede estar ocurriendo a mí!                 
¡No puede ser cierto todo esto!
¿Y en dónde he caído? ¿…En  dónde…?                
…Me huele a quemado, hediondo está todo esto…
¿Será esto un hueco en el tiempo?  
…Bajo engaño he sido traído…                                    
Y la carnada han sido… ¿Las cervecitas…?
¿Hasta cuando me dejaré vencer por mis debilidades?
…He caído por tan poquito…
¿Tan estúpido he sido?  …Sí que lo he sido…
Todo esto no es normal… ¿Gnomos? ¿Fantasmas…?  …Enanitos siniestros…
¿Qué más de nuevo me traerán…?
¡Y aquí, al parecer todos ellos lo ven…! ¿Normal? ¡Normal! ¿Y qué es lo normal?
¿Y yo, qué? ¿Qué carrizo hago en todo esto…?
No. No puede ser cierto. Esto está embrujado.
Esto es acabo de mundo...
José anímicamente se encontraba acorralado.
Era muy rápido el tener que compartir, lo que ya los lugareños lo tenían como algo de lo mas normal.
Pero para él, no era asi.
Y esto le causaba mucha aprehensión.
La mirada tan escrutadora del “espontáneo” visitante, intimidaba a los dos que no encontraban la forma de rebatirle nada.  
El profe, lo asumió de esta forma y hablándole a todos dijo…
- …Sería bueno, que respetemos su espacio.
Mejor se retiran todos y me dejan hablar con el jovencito. – Todos le obedecieron a su pedido.
Sus señas eran de fastidio, tal como uno espanta las moscas que tanto fastidian.
Obedientes se apartaron. A varios metros se situaron. Pero nadie los vio ni bebiendo, ni hablando…
No, seguían con increíble interés todo cuanto ocurría allí…
Una vez que se cercioró de que les dejaban el espacio suficiente como para poder respirar en paz, lo miró tal como observa el rapaz águila a su indefenso…ratoncito….
- ¿Ya te sientes mejor? – Le preguntó como si fuese un infante. Pedro se sentía profundamente incómodo.
José le respondió con gestos afirmativos.
Él observaba por el rabillo del ojo…Chequeando siempre su entorno…tanto a los recién venidos…como abajo…por los rincones…
No detalló cambio alguno y volviéndose a su joven apenas conocido…
- ¿Me puedo sentar contigo un momento? – Le preguntó de una forma muy educada, y este le hizo ademán positivo y atrajo una silla, para que se sentara cómodamente. Y asi lo hizo.
- ¿No estás muy familiarizado con estos “fenómenos”, verdad?
- No. No lo estoy.
- …Claro…No te lo puedo negar…Lo que para pocos es harto conocido…para la mayoría es algo: “hermético” “extraño…” “inaudito…” ¿Cierto?
- Así mismo es. – Respondió en el acto.
- ¿Cuál es tu nombre?
- Me llamo José. ¿Y el tuyo?
- Me Llamo: Miguel
- ¿Miguel…Él amigo de…?
- Como tú mismo lo dices…
- ¿Tú eres el profesor?
- Ciertamente. Pero eso no es lo importante en este momento.
- ¿Y qué es lo importante en este momento, Miguel?
- …Qué has logrado alborotar a toda la tribu…
- ¿Cuál tribu?
- La de “esos”…
- ¿Y a cuál  de “esos”?
- ¿Esto es una galimatías? – Acentuó el educador.
- …No. Es que no entiendo muy bien… - Trataba de disculparse ante el profesor, pero se enredaba cada vez mas.
Y por esta razón, Pedro creyó prudente entrar y tratar de apaciguar los ánimos, ya que observaba que el profe se estaba irritando ante la ambivalencia de su compinche.
- ¡Perdón por interrumpir! Yo me llamo: Pedro.
Tenemos entendido que Miche y tú son conocidos.
- Todos aquí somos conocidos…Menos ustedes dos. – Les dijo acentuando en forma grotesca esta afirmación. Y sin despegar su mirada a su presa…
- …Claro. Claro. Y estamos acá es por la iniciativa de nuestro común compatriota.
Por eso es que estamos aquí.
- Entiendo. Y comprendo que si Miche los trajo, es porque son muy buenos amigos. ¿Cierto? – El hombre de ciencias lo observaba con mucho detenimiento, y les daba la impresión de que quería descubrirles en su forma de pensar.
Se notaba a leguas que los escrutaba, así de frente y sin miramientos.
Se sintieron desnudos e indefensos, delante de todos ellos… No encontraron el argumento propicio para poder entablar una rápida conversación.
Pedro que estaba consciente de todo, así lo asumió y le respondió con  toda la prontitud posible…
- ¡Cierto!
- Estos “seres” son como los niños. Y hay muchos que son buenos…Pero los hay también…”Perversos"

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