“Mí Ondina”
Y es en esta ocasión cuando no puede
esquivar mi misil…
¡Y cae en una caída libre! Veo como
se desmorona.
- ¡Está lista! – Y me felicito
gratamente…
…Y me apagan las luces…Acabándose mi
pequeña hazaña…
Me he sumergido de una forma grata.
¡Qué bello es todo esto! Me siento…me
siento…
Sin querer, queriendo….
Uhmmmm….uhmmmm…uhmmmm.
El silencio se me hizo mucho mas
espeso. Ya me esto…y…yendo…
Allá arriba a lo lejos…
Uhmmm…uhmmmm…uhmmmm…....
II
“Mi ensoñación…”
¡Me he despertado! ¡Un sueño hermoso,
reconfortante, maravilloso!
No me quiero mover para nada. ¡Qué
bien!
Hasta me provoca gritar. Brincar como
los monos.
¡Esto es lo máximo!
Así que he decidido…No hacer nada
Sumergido como me encontraba, entré
en una nueva faceta.
Ya mi cuerpo estaba profundamente
relajado, sumido entre trillones y muchos millones de granos de fina arena.
- ¡Qué agradable e indescriptible es
mí buen estado de ánimo en el que me encuentro!
¡Qué bien! Y esto es porque me encuentro
a todas mis anchas.
¡Ah esto es vida! Ni loco que me
quiero ir de aquí. Estoy en el Paraíso…En los cielos… ¡Diosssssss!
¡Me siento profundamente relajado!
Y todas mis neuronas están de júbilo,
y es que estoy viviendo a todas mis anchas.
Ya no me duelen ni mis músculos, ni
me siento nervioso, no tengo stress.
Al contrario: ¡Estoy feliz!
Hasta puedo brincar y es ahora cuando
me percato de que en mi salto he logrado alcanzar ¡altísimas alturas!
Y sin temor a equivocarme: ¡Estoy
tocando una nube!
- ¿Será cierto esto? – Y no me lo
puedo creer.
Y para satisfacerme a mí mismo, lo
vuelvo a ejecutar y en esta ocasión, trato de hacerlo como si fuese en cámara
lenta.
- ¡Tengo que disfrutarlo!
¡Y no puedo pasarlo por alto!
Me concentro y actúo.
- ¡Es cierto! No me estoy auto
engañando.
¡Lo estoy percibiendo!
¿Es esto una locura acaso? – Me muevo
entre la arena y busco un cambio de posición.
Necesito reafirmarme.
Ya que esto no puede ser tan solo un
agradable sueño.
Es cuando abro mis ojos. Busco mi reloj…
- ¿Han transcurrido 15 minutos? – Me
pregunto incrédulamente.
Me doy dos cachetadas y agarrándome
fuertemente mi cabeza, me obligo a acostarme nuevamente y esta vez con la firme
decisión de…dormir placidamente.
Por allá a lo lejos, escucho unas risotadas.
Asumo que son mis amigotes.
No le paro. Tengo otra prioridad que
es para mí, muy importante.
¡Quiero sumergirme en un plácido e
idílico sueño! que sea capaz de hacerme deslastrar de toda la carga negativa
que debo llevar acumulado de tantas y tantas largas horas de intenso
trabajo…llegar a la casa…y mas tensión.
- ¡Adiós Mundo Cruel! Me retiro por
tiempo indefinido…
¡Morfeo reclama toda mi atención!
¡Chao…Bye…Adiós!
…El silencio y la profundidad vuelven
a mí…
III
“Mí casual encuentro”
- ¡Hola! ¿Y cómo estás? – Una
melodiosa voz femenina me vuelve a mí despertar. Muy agradable por cierto.
- ¿Quién eres? – Le pregunté tratando
de abrir mis ya pesados parpados. Los
violentos rayos solares, hieren mis pupilas.
Estoy consciente de que apenas me
estoy despertando.
Apenas he logrado medio abrir mi ojo
izquierdo, el otro persiste en seguir en lo suyo. A mis oídos llegan comparsas
angelicales…
- ¡Me llano Nere! – Su voz me sonó
algo así como infantil.
Me sorprendió y rápidamente intento
sentarme.
Aún no he descubierto en dónde
carrizo me encuentro.
- ¿Nere? ¿Nere…Qué? – Le pregunto en
forma brusca.
Ya en este momento siento miles de
picazones por todo mi cuerpo.
- …Nere. Simplemente: Nere. – Me
respondió y de inmediato la escuché reírse con todas sus ganas.
- ¿Y de qué te ríes? – Inquirí
molesto. Porque asumí que se burlaba de mi aspecto de dormilón.
- ¡De tú cara, mira ya ni puedes
abrir bien tus ojos! – Molesto accedí a su pedido. Era apenas una niña. Blanca
como la leche.
Sus cabellos eran hermosos. Largos y
trenzados.
Su color me confundió, ya que me
encandiló. Me froté con fuerza mis parpados. Y estuve en esa función varios
segundos y de repente llegaron a ser minutos.
Ella esperó pacientemente.
Hasta que al fin, pude contemplarla
mejor.
¡Si que era bellísima! La tez de su
rostro inspiraba hermosura.
Sus ojos eran grandísimos pero muy
simétricos.
Su pupila derecha era de un verde
intenso, tal como reflejan las algas en las profundidades marítimas.
Y su pupila izquierda era de ese azul
marino que hechiza y te hace olvidar todas tus penurias.
¡Me bañé con la ternura de su mirada!
¡Quedé hipnotizado al instante!
¡Me sumergí en ese mar hermoso y
bravío!
Y en ese instante sentí que perdí
algo muy preciado para mí:
¡Mi poder de decisión! Mí voluntad
expresa para decidir: ¿Si o no?
Renuncié voluntariamente a este
derecho. Ya no lo quería.
- ¿Quieres nadar conmigo? - ¡Ah qué
agradable y melodiosa voz!
¡Me encantó! Y no me pude resistir y
cuando menos me lo creí…
¡Desapareció en mí…Ese
cansancio atroz que me encorvaba!
....Mañana....Continuará.....
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