Asechanzas
-
¿Y…ahora qué?
¿Qué
nueva angustia acude en mí contra? – Ya la alarma cundió en todo su ser.
Se
sabía premeditado.
Así
que comenzó a ejecutar sus movimientos bajo su férrea mirada.
Con
el temor de sentirse asediado; presentía lo peor, y sin poder visualizar ni
remotamente en qué nuevas desventuras se vería obligado a soportar.
De
repente sintió mareo, sin entender asombrado estaba. Su cuerpo se movía en una
forma cadenciosa…a la izquierda y luego a la derecha…
- ¿Y ahora…esto…- Fue abriendo sus ojos y se
percató de su actual situación e incrédulamente sé preguntó - …qué es…?
Abrió
de una forma estrambótica sus ojos; no podía dar crédito a lo que sus ojos le
estaban pintando.
Se
encontraba montado en una pequeña tabla, es más estuvo a punto de caerse.
Su
cuerpo estaba lleno de heridas de todo tipo. Sangre coagulada y espesa le
colgaba de sus carnes.
Estaba
amoratado. Y con heridas abiertas.
No
se sentía con muchas fuerzas. Más bien estaba muy débil.
(¡Diosssssssssssssssss
por lo menos dame fuerzas para poder seguir! Pareciera que se divierten con
todas mis desgracias… ¿Pero quién se beneficia con todas mis desgracias?)
Por
lo que pudo apreciar; era profundo el fondo. No quiso indagar, todo tembloroso
comenzó a pedir ayuda…
-
¡Socorro…Socorro! ¡Auxilio que alguien se conduele de este pobre cristiano!
Que
la vida me está llevando a mundos, sub-mundos y quién sabe a dónde más…
Intentó
ponerse en pié, pero el vaivén era demasiado y temió caerse.
- ¡Dios
Santo! ¿Qué mal he hecho para merecerme semejantes castigos? – Se preguntaba a
sí mismo, pero sin bajar la voz.
Las olas
eran de agua salada, la cual al caerle en sus heridas le producían intensos
dolores.
-
¡Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy mamacita linda!
Esa agua
cae en mis heridas y me producen mucho dolor.
¿Y hasta
cuando me van hacer sufrir…y por qué?
¡Es como si
le echarán kerosene a la candela! ¡Es demasiado para mí solito!
¿Y cómo
podré evitar qué me siga cayendo encima esa endemoniada agua salada?
En efecto, no
contempló tierra alguna.
Aterrado se
comprobó que estaba solo. No pudo ver a nadie más Y lo peor era que no se podía mover mucho por
el terror de caer al agua…sin saber nadar.
Y el tiempo
seguía su recorrido impertérrito a su angustia. No pudo dormirse; era demasiada
angustia. Por un lado sus intensos quejidos, por otro el temor subyacente de:
¡caerse!
.....Mañana....Continuará......
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