"A s e c h a n z a s"
Con que furia se les enfrentó, pero pronto entró en un profundo desgano. Como si se le hubiese acabado la energía que requería para impedirlo. Se sintió vacío. Ausente de poder alguno.
Ningún efecto ni positivo ni negativo parecía producirle, al contrario se llegó hasta sentir anómalo…estrafalario y a la vez: ínfimo.
En efecto era una lucha totalmente asimétrica. 
No había ningún punto de comparación, pelea con resultado adverso…
¿Qué interés podía haber allí?
Y él le tocaba la peor parte. Y el estar consciente de su propia incapacidad…le flaqueaban sus fuerzas.
¡Nunca las podía alcanzar y aunque lo lograse…!
(¡Dios por qué me hiciste tan chiquito!  …Si por lo menos midiera…unos dos…o mejor…tres…
¡No!
Mejor mas grande fuerte y poderoso que mis enemigos.
Debiste haberme dado la fuerza necesaria para torcerle el pescuezo a todos esos pajarracos.
Y a todos estos invisibles e indiviso, pero muy mortales.
¿Por qué me enviaste tan desvalido e inútil ante estos monstruos feos y peludos?
Su apariencia me intimida. Me anula mis esfuerzos.
Me echan malos ojos y con el mayor desprecio.
No me respetan en lo mas mínimo.
Me siento muy acongojado.
Muy contrito. No me siento bien, qué digamos.
¿No ves cómo se gozan entre ellos mismos? 
…Se regodean al oler mis carnes…)
- ¿Qué daño les podría producir? Es inverosímil todo este mundo.  De lo mas irracional e ilógico, por no decir que raya en lo ínfimo.  Inimaginablemente anormal. -
Estos seres eran más de tres veces su tamaño. Ante tremenda desventaja, pronto se sintió burlado e ineficaz en su defensa.
Ridiculizado, comprendió que su desventaja era abismal.
Así que bordeado como estaba, por sus frentes…los perrunos…a un lado se corrieron los grandes gatunos y por toda su superficie…esos horribles alados.
Por momentos se le antojaron que se parecían a esos monstruos alados que posiblemente existieron en alguna Era de la tierra.
Ninguna de las aladas era igual, al contrario era cada vez más desigual y estereotipada.
Ahora se encontraba peor que peor.  Tan solo le restaba esperar: ¡El golpe fulminante!
A su espalda, la pared que lo contenía.
(Por momentos le parecía mas fría que un glacial, y al instante lo abrasador lo quemaba horriblemente) 
…Miró a su lado derecho y fue cuando pudo darse cuenta de que más enemigos nocturnos…todos más feos que los anteriores…No logró definirlos en un principio…
¿Qué eran estos nuevos atacantes?
¿Qué forma tan estereotipada podían asumir?
…Y a qué venían: ¿A disfrutar del banquete y a degustarlo o tan solo a mirar cómo lo destazaban?
Parecían… ¡Inmensos reptiles…escamosos…con sus ojos brotados! ¡Chanfles!
- ¿También acuden en mí contra?
Monstruos que le sacaban sus lenguas viperinas.
Unas encima de otras. Una mezcolanza apestosa y pueril. Le provocaba: Repulsión. Pero por encima de todo…espanto.
Se resbalaban entre ellas mismas y en su furia se atacaban entre sí.
Intentó brincar en sentido contrario, pero no pudo lograrlo.
- ¿En qué parte del Averno…he tenido la desgracia de caer? Todo lo que veo está en ruinas. Nada se mantiene en su estado original. Destrucción. Muerte.
Entre tinieblas me muevo. Son mis fieles acompañantes. ¿Cuál ha de ser mí destino final?
¿O será que me empujan sin ningún remordimiento?
Se encontraba en pleno paroxismo. Ya su realidad, ni era virtual, o  imaginaria y mucho menos estaba llena de suposiciones…todo se le entrelazaba, yuxtapuesto la razón con la locura.
¿Estaré en medio de dos mundos?
O ¿los mundos han entrado en colisión?
En ese trance en que se encontraba…sintió una horrible presión como si lo estuviesen dragando.
Presintió que lo estaban desmoronando. Pedazo a pedazo. Y esto le causaba mucha aprehensión.
(¿Otra vez? ¿Y ahora que va a ser de mí?
¿Hasta cuando me tendrán como conejito de indias?)
En esta ocasión sintió un dolor desgarrador…se le  antojaba que lo estaban halando desde sus intestinos…lenta e inexorablemente…lo estaban desgarrando…descuartizando con toda la parsimonia posible…
¿Qué puede ser mas triste para un ser humano?
El saberse que lo están eliminando, poco a poco. Verse sangrando…Y la impotencia es su vía crucis. Visualizar su propio final y no poder absolutamente: nada.
¡Pero era que le dolía hasta el alma! ¡Quiso berrear con todos sus pulmones!
(¡Ayyyyyyyyyyyyy  Mamacita   lindaaaaaaaa salvameeeeeeeee!)
Pero se sintió impedido. No así ese desprendimiento tan brutal.
Y no le quedó  más remedio que gemir en silencio.
Fue sintiendo como se le desprendía de su ser, centímetro a centímetro a todo lo largo de su cuerpo…se fue desintegrándose y la intensidad fue en crecimiento…más y más…ya ni lágrimas salían en su auxilio.

Una metamorfosis se le fue desfigurando…sin comprender y sin poder hacer nada más que sufrirlo y presenciarlo…ya no sentía sus tripas…ese olor nauseabundo lo inundó… ¡Pura mier..!

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