Imágenes del: Rayo de Catatumbo - Maracaibo - Venezuela
"Borrascas"
- ¿Y hay cerca mecánicos que me auxilien?
- Sí, claro.
- ¿Pero son buenos…? – Quiso aclararle Felipe.
- ¡Muy buenos!  Son como todos nosotros…humildes y trabajadores honestos y muy dados a ayudarnos entre todos nosotros.
¡Además de que son gente bien preparados!
Ellos hicieron cursos en la capital y ahora trabajan por esta misma zona.
- Bueno… ¿Podrás traerlos? – Sin esperar respuesta salió a toda velocidad. Ellos quedaron con la palabra en la boca, asombrados de la reacción tan rápida de él.
No les quedó chance de decirle nada más. Tan solo se quedaron maravillados de tanta eficiencia y prontitud.
Ágilmente desapareció. La bici se ondulaba hacia su derecha y a su izquierda, mientras avanzaba sobre el pavimento negro.
Ellos se quedaron atónitos mientras chequeaban la pieza envuelta en candela pura.
- ¿Pero: Cómo pudo ese chico traer esto?
¡Todavía está  achicharrante y mira ese caucho!
¿…No ves esa humareda?
¿Quién puede soportar ese humo negro y espeso?
¡No hay ser humano que pueda aguantar sin ahogarse o quemarse!
¡Esto es literalmente, imposible!
- Es increíble, pero lo hizo. ¿Cómo?
¡No me lo sigas preguntando! – Allí se quedaron observando.
Según sus cálculos, esa pieza se desplazó a por lo menos doscientos kilómetros por hora y seguramente llegaría a casi un kilómetro de distancia.
Allá se divisaba un pequeño claro, seguramente que era allí a donde llegaría finalmente esta pieza.
En la propia falda de esa montaña.
Tuvo que atravesar esa hondonada, que tendría muchos metros de profundidad.
¿Cómo pudo sacarla? Conversando entre ellos, se preguntaban si alguno de ellos fue consciente de haberlo visto.
Felipe, hizo memoria. En ningún momento, se recordó el haberlo visto.
María tampoco. ¿De dónde salió?
- Yo no le vi…sus manos quemadas. – Afirmó María desconcertada.
- Tampoco estaba cansado. – Reconoció Felipe.
- ¿Cómo lo pudo hacer?
- ¡Papi, y tiene una mirada muy fea!
- ¿Pero qué te estuvo mirando, Felipito? – Su madre estaba angustiada.
- No. No es que me miraba a mí, sino que le vi muy feo en su forma de mirarnos.
Trataron de recordar, pero nada que lo ubicaron.
¡Y nada que pasan carros por aquí!
Fantasmal todo.
- ¡Pareciera como si hubiésemos entrado a un túnel!
¡A un limbo, a una especie de nada!
¿Será que nos han metido en una tierra de nadie ni de nada?
¿Quién gobernará en esta comarca? – Miraba aterrorizada por todos sus contornos y luego agregó…
- ¿Serán que son seres de ultratumba…? 
Me tiene horrorizada todos estos “fenómenos” que estamos presenciando…
¿Andarán danzando todos los demonios por aquí? – La señora, le hizo señas de que no quería escuchar nada más.
Entonces prefirió guardar silencio.
No entendía nada de todo lo que les estaba aconteciendo.
- Mejor será que entremos al carro. – Aconsejó decidida. Su esposo, hizo el gesto afirmativo y el hijo: Felipito y la hija Esperanza, se metieron adentro, en la parte trasera, María les siguió.
El padre de familia, se sintió impotente y en verdad no supo ni que pensar, como tampoco qué hacer, contempló por varios minutos más la pieza.
Le pareció que todavía estaba muy humeante.
Miró hacía el sitio en donde tuvo esa extraña visión. Levantó aún más su mirar y contempló el hermoso paisaje.
- ¡Tanta belleza en tanta paz…! ¿Cuántos misterios atesoras en tus entrañas…?
Recordó la invitación del volcánico, su columna y la base de su cerebro, le recordaron que estaban en peligro inminente.
Sintió frío y asumió que seguramente, era del que descendía de la montaña.
Allá arriba, contempló que estaba envuelto en nubes.
- Allá arriba debe estar muy gélido.
He oído muchas historias del extraño hombre de las nieves, pero nunca de un hombre envuelto en llamas, en plena montaña. – Se dijo en voz baja y caminó hacia adentro.
- …Qué de incógnitas…Qué de cosas que te esconde la vida. ¡No somos nada! – Y pensando se dijo…
(¡Ay vida para que duraras! Resulta que de un inocente viaje, me estoy encontrando en misterios milenarios. ¿Y a cuántos mas le estará ocurriendo esto…?  …Y me he metido en tremendo berenjenal… ¡Dios quiera que logremos salir bien de todo este rollo!)
Algo en su ser interior, lo jalaba hacía esos confines inexpugnables y misteriosos.
Pero conscientemente, sentía el peor de todos los rechazos.

Era mas bien “incertidumbre” lo que lo acosaba y no lo dejaba en paz.
...Mañana....Continuará.......

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