Esto es acabo de mundo...)
- ¡Vengan a atacarme a mí!
¡Yo si que sé defenderme!
El ebrio en su furor
intentaba entrarle a golpes al aire, pero en su grado de ebriedad lo efectuaba
con suma torpeza, medio lanzaba un golpe con total torpeza…trastabillando
aparatosamente y cayendo de bruces entre las sillas y mesas…
Esta operación las logró
efectuar a lo sumo en dos ocasiones.
El caso es que los
acompañantes (Que estaban en iguales condiciones) lo sujetaron por los brazos y
lo sometieron y gritaron a todo pulmón, a manera de disculpas…
- ¡Ya está borracho! ¡Y
tiene muy mala uva! …Mejor pagamos y nos
vamos. – Y eso hicieron.
Todo se desarrolló con el
mayor escándalo posible, ya que el “peleador” se resistía con todas sus fuerzas
y mirando hacia distintas partes, gritaba….
- ¡Yo no soy igual
que…hip…que él! ¡A mí se me respeta…hip! – Entre todos ellos que eran mas de
cuatro lo tenían muy sometido y lo lograron sacar de allí.
Volvió el silencio.
Pasaron varios minutos y al
parecer todo volvía a la normalidad.
Al irse estos, el local
quedó prácticamente vacío, tan solo se veían a estos dos…solitarios…
Se hizo patente la soledad.
La tranquilidad.
…Nadie más estaban allí…
- ¿Y ahora qué hacemos
nosotros, solos aquí…? – Se preguntó Pedro al ver a su amigo quejándose de
todos los golpes que había ya recibido.
Chequeó bien todo el solar.
Las mesas quedaron con ese poco de botellas vacías.
- Ya todos se han ido, solos
tú y yo. – Concluyó Pedro.
- ¿Dónde está Miche? –
Alcanzó a preguntar José.
Volvió una suave
brisa…Refrescante…Bendita.
Desde un rincón en la
oscuridad, se irguió uno y con paso decidido se les acercó.
- ¿Qué le pasó al amigo? –
Preguntó un bebedor asiduo.
…Pedro quedó atónito…No lo
logró divisar en su rápido examen visual, y pensó para sí mismo…
(¿Y en dónde habrá aparecido
este? …No recuerdo haberlo visto…Esto es
extraño… ¿Y este no es…)
El caso es que allí estaba
en cuerpo presente…
El cual acostumbraba a beber
él solo.
Apartado y acurrucado en ese
rincón.
El mesonero lo trataba con
mucha deferencia.
Y lo llamaba: Profesor.
Y desde su posición…Su
presencia lo amedrentó…
…Comenzó a moverse como para
que no lo vieran…
De apariencia muy delgada.
Mas bien huesudo.
Alto. De lentes, narizón.
Les sonrió, pero al hacerlo se sintieron
intimidados…los dos…extraño este personaje.
A no ser porque le gustaba
libar sus cervecitas en su propia soledad, ni siquiera sería perceptible.
…Todos los de por ahí…Lo
recordaban siempre…
Su presencia era casi como
la del paisaje.
Presente. En su ausencia.
Siempre meditabundo…Sólo.
Hablaba consigo mismo. Tal
vez filosofaba.
Era profesor universitario. De
mucha ciencia.
Era mucho su verbo. Muy
ilustrado.
Pocas palabras. Le temían.
Era muy reservado.
Misterioso y siempre en su
dogmatismo.
Incógnita personalidad.
Enigmático. Impenetrable.
Los cuentistas de su
persona, afirmaban que era muy inescrutable…Ininteligible e incomprensible…Y
que les inspiraba mucho temor…
Pocos se atrevían a beber
con él…
Y muy amigo de Miche. Eso se
decía.
Mucho de esto…le pasó por su
memoria, como un recuento violento, en segundos. Dubitativo no le quedó mas
remedio que decirle…
- …No sé… - Trató de
responderle Pedro.
- …Seguramente que nunca
había visto a uno de los “enanillos”… - Con su largo y huesudo dedo señalaba a
distintos sectores…Su lente le indicaba allá a lo lejos que su mirada era
profunda…como los misterios del mar. Pedro no pudo disimular un temblor extraño
que lo hizo vibrar…Esa sensación de ahogo…de extravío…
- ¿Y fue eso? – Le interrogó
Pedro.
- …Bueno, yo estoy cansado
de verlos. Pero seguramente que a él lo impresionó… ¿Cierto? – José logró
enfocar su atención ante la certeza de que él no estaba loco, ni delirando.
(Cosa curiosa pero al
aparecer este universitario ser, se pobló nuevamente el recinto. De forma
instantánea ya estaban más de una docena de nuevos personajes. El bullicio se
dejó sentir de nuevo.)
¡El mismo profesor había
sido testigo también!
- ¿Lo viste? – Casi
gritándole le hizo mas que una pregunta una afirmación urgente.
Todos volvieron la mirada
ante el hombre de apariencia mas bien ceñuda. Y el aludido no vaciló en
responderle, alto y fuerte.
- ¡Claro! ¡Ellos juguetean
entre las mesas!- Señalaba con mucho énfasis.
Por efecto de
mimetismo…Todos los presentes se pegaron a la conversación…Todos estaban encima
pendientes de cada palabra, de cada gesto…
¿No te habías percatado de
esto? – Una nube gris ensombreció a José.
La ratificación tan
espontánea de este ilustre educador, lo hizo trastabillar aún mas.
Y pensando se dijo a sí
mismo…
(¡Esto no me puede estar
ocurriendo a mí!
¡No puede ser cierto todo
esto!
¿Y en dónde he caído?
…Me huele a quemado,
hediondo está todo esto…
¿Será esto un hueco en el
tiempo? …Bajo engaño he sido traído…y la
carnada han sido… ¿Las cervecitas…?
¿Tan estúpido he sido? Todo
esto no es normal… ¿Gnomos? ¿Fantasmas…?
…Enanitos siniestros… ¿Qué más de nuevo me traerán…?
¡Y aquí, al parecer todos
ellos lo ven…! ¿Normal?
¿Y yo, qué? ¿Qué carrizo
hago en todo esto…?
No. No puede ser cierto.
Esto está embrujado.
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