"El  pasajero  desconocido"

Me sometieron en un abrir y cerrar de ojos.
Y cuando pude tener consciencia de mi propio ser…
¡Me tenían tirado  en el suelo…boca abajo!
Entre el barro, el sucio.
Mi propio sudor se confundía con el fango.
Me sentí muy triste e impotente.
¡…Y hasta llegué a pensar…
¿Qué les importa a estos quién soy yo?
¡Por supuesto que no me conocen…! …Pocos me conocen.
He llevado una vida dedicada al servicio de los míos, no soy un hombre público. Siempre sumergido en mí día a día.
…Y en momentos como estos, es que me hubiese gustado haber sido un poderoso, alguien a quién todos me temieran…que tiemblen ante mí…pero no es así…así que me lo tengo que tragar.
¡Yo soy un hombre trabajador!
¡Soy un Padre de familia, que tiene la desgracia de tener que salir todos los días para poder sustentar a mí familia!
¡No soy un forajido!
¡No he robado!
¡No he matado a nadie!
¿Por qué no atacan a los delincuentes, ah?
¿Acaso me ven armado?
¿Por qué abusan de su poder…De su placa?
¡…Cobardes! Que abusan de su enorme poder…
¡Detrás de su placa!
¿Se  sienten “seguros” por qué representan a la Ley?
¡Este estado corrupto los ampara!
Hasta le dan una Licencia para Matar.  ¡Y masacran!
¡Y lo ejecutan a la perfección!
¡…Y claro está! Arremeten en contra de la gente humilde…
A los trabajadores que como yo: Tenemos la desgracia de estar encaramados en esas bazofias de buses, guaguas inmundas…
¡Malparidos…Engendros de esta sociedad corrupta y caduca!
¡Desgraciados!  ¡Asesinos!
¿No ven que soy un trabajador, decente?
¿Acaso soy un “tipo peligroso”, ah?
Pero en mi misma impotencia…radica mi más enervante cólera. No me podía contener. Y no era tanto por la paliza que me propinaran…
¡Mi minusvalía! ¡Mi ineptitud!
¡Mil bombas atómicas estaban explotando muy dentro de mi propio ser!
…Y sin embargo seguía ardiendo dentro de mi propia carencia de poder defenderme…
¡Qué mundo el que me toca vivir!
¿Qué podía hacer?
El agotamiento de mis ya escasas fuerzas, me daba ¡Más bríos!
¡Les grité! ¡Los insulté! 
…Pero esto hacía que se volvieran mas salvajes en mi contra.
¡Qué impotente está el ciudadano común y corriente, como lo soy yo!
¡…Siempre a merced o del hampa o de esos esbirros!
Pero como ser viviente de esta sociedad…
¡Tuve que cerrar mi boca!
¿De qué me valió el seguir protestando mis derechos?
Por mi mente circularon muchos artículos de corte legal.
Ir a la Defensoría del Pueblo. ¡Hasta a la ONU pensé ir!
Y hasta llegué a atesorar la idea de ir a denunciarlos ante sus superiores… ¡Hasta el Ministro de Justicia!
¡Desgraciados, ustedes son mas peligrosos que el hampa común! 
¡…Y por esto es que yo desconfío de ellos!

¡Les tengo terror…TERROR!

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