...Ilusiones...Fastuosos mundos...












“Y mas pudo el interés…”






Juan estaba profundamente enamorado de Asunción, una joven (igual que él.) de muy fina belleza, su piel denotaba pulcritud.
Y siempre se le notaba muy bien vestida.
Hermosa por todos los lados.
Una preciosura de muchacha, con sus ademanes muy finos y de mirada cándida.
Juan no encontraba la fórmula perfecta, pero él la deseaba; pero en verdad…No parecía encajarle muy bien que digamos a la madre.
Y él se fijaba que su “futura suegra” le arqueaba sus cejas y procuraba ignorar su presencia. Mala cara le ponía.
Lo hacía sentir “como cucaracha en baile de gallinas”
(Y esto lo mantenía en constante zozobra, ya que sus argumentos eran irrebatibles, y lo único que lo mantenía “con vida” era su seguro amor…Pero eso no le era de importancia a esa señora…La madre de su Amor.)
Por su parte la chica, no parecía despreciarlo, aunque a decir verdad: “No le daba la impresión de que estuviese enamorada….Pero…”
(Y el joven se aferraba “como el pintor de brocha gorda…Cuando le mueven la escalera en la que se encuentra a varios metros del suelo…)
Su madre estaba siempre pendiente cuando sospechaba la presencia de “ese jovencillo” el cual no era de su agrado.
No lo veía “muy bien agraciado” y siempre lo notaba “algo bohemio (y de muy pocos “recursos”)”, en fin, no era lo que ella   -como madre-    hubiese deseando para que fuese “su yernito”
- Ese tipo, es un pobretón. – Le reclamaba a su hija.- ¡Un pobre diablo!
- Pero mami, nosotras no “somos ricas” que digamos y él, se le ve un buen chico.
Además no es tan mal parecido…Me agrada. – Le confesó finalmente, su madre se encogió de brazos y le increpó muy molesta…
- ¡Ahora si estamos bonitas las dos!
¡Tú que eres la salvación de todas nosotras!  y fijándote en “algo” que no vale ni un respiro.
¿Vas a cometer el mismo error que yo…?
- Mi papi, no fue malo conmigo…
- ¡Pero me abandonó! Además no tenía en donde caerse muerto   ¡y bastante que he pagado yo, su pobreza!
¡Hasta hambre hemos estado padeciendo…!
Mira mija, una  ¡no debe pensar con el corazón!
(¡No seas bruta! Tú tienes “algo” por lo cual los hombres pagarían lo que fuera…)
Debemos buscarte un galán (Aunque no tiene importancia alguna que sea bien feo…) que tenga  ¡mucho dinero! (Y viejo, ¡para que se muera rapidito y te deje bien sentada!)
¡Qué te bañe en oro, en perlas, en todas las piedras preciosas que en este mundo hay!
Qué te dé, todos los gustos.
Qué te lleve a darle la vuelta al mundo.
(…Y me lleves a mí…)
A Paris, a Nueva York, que te pasee por los mejores restaurantes y que te compre los trapos mas caros y lujosos.
(….Y a mí también… ¡No se te olvide!)
Qué te ponga todo tipo de sirvientes a tu servicio. (A nosotras.)
Un chef que te cocine.
Una lavandera para que te lave.
Otra para que te limpie tu hogar.
Que te compre la mejor Quinta o Mansión posible.
¡Qué te ponga a “valer”!
¡Qué te dé todo el dinero del mundo!
Y para eso no importa que sea: “un galán” mas bien que sea un vejucón. (¡Dios quiera!)
¡De esos que hay tantos por ahí!
(¡…Y no caerme uno a mí…!)
(Y que se muera rapidito, mucho mejor.)
- ¡Ay mami…!
- ¡Nada! ¡Ese “fulanito” lo vas despachando ya!
La hija suspiró, y pensó para sí misma…
(Mi madre sabrá entonces. ¿Total? Nada pierdo.)
La madre se encargó de despachar al enamorado pretendiente de su hija la cual la consideraba semejante a “un diamante”.
(El enamorado se desvivía, aprovechando “la posible ausencia de esa persona” pero cada vez se le hacía muy difícil el conseguirla sola.)
Y fueron pasando los días.
Al transcurrir un tiempo, comenzaron a recibir enormes regalos florales (De hasta dos metros de altura.)
Cajas de bombones…Envueltos en fina madera…De fina estampa. Lujosos, envueltos en los mejores envoltorios….Seguramente que vendrían de Suiza, Holanda o Suecia… (Nunca se sabe…)
De los mas caros y refinados.
Y en la tarjeta que abrían, iban solamente unas iniciales: “J. M.”
En otras venían hermosos pasajes de versos inspirados por algún poeta de tan noble corazón…En suaves pergaminos…
¿Será una obra de Arte…?
Y al final, la firma: “J.M.”
Ya eran varios los regalos. Una fortuna costará cada uno, asumía la noble progenitora.
Y era cada día a la misma hora: 5 p.m.
Ya la matrona estaba intrigada, pero por mas que le preguntaba a los chicos que entregaban, ninguno de ellos dijo conocer a “tan noble caballero”
(¿Será algún noble caballero…?
¿…Un noble…Un Marajá…Algún Príncipe…
O alguien perteneciente a la mas Alta Sociedad…?
¡Ojalá que sea conmigo la cosa! “Deseaba” muy ilusionada la mama.)
Un buen día, mientras la joven estaba en sus estudios, la señora recibió una llamada, para invitarla a ella, para una muy poderosa empresa, y cuyo dueño se identificó como: “J.M.” ella se desgranó en generosas gracias.
- Afuera está mi limosina con mi chofer, salga que él la traerá a mi presencia… - No supo negarse a tan generosa oferta.
- Disculpe usted…Pero ¿esos tan hermosos “presentes” son para mí…?
- No, mi señora. Pretendo a su hija. Venga que tengo que hablar con usted primero.
- Recuerde…Que “nosotras” somos unas Damas muy finas… - Le adelantó de una forma muy suave y seductora…
- Tengo una propuesta, la cual no la dejara pasar. Le prometo que es algo muy bueno y excelente, para todos. – Escuchó la voz de ese hombre con marcado acento extranjero y comenzó a hacerse muchas elucubraciones.
Intrigada, se asomó por la ventana y pudo comprobar ¡semejante “nave”! con un chofer con el uniforme que lo identificaba como tal.
- Deme unos minutos, para prepararme.
Usted sabe que una dama debe andar siempre presentable…
- No se preocupe, eso si no se tarde mucho.
Ya llamaré a mi chofer y le diré que la siga esperando. – Y colgó al escuchar el “si acepto” que él esperaba.
Se cruzó los brazos, llamó a su chofer y le indicó que aguardara hasta que la matrona saliese.
La doña en cuestión, rápido se bañó y velozmente se preparó para tal evento.
- ¿Pero quién será? ¡Será millonario! – Se perfumó lo mejor que pudo…
- Por acá…Por si me besa…
Por acá por si me abraza…- Se decía picaronamente mientras  “se perfumaba” disfrutaba imaginándose el resto…
Porque para gastarse semejante carro, con chofer uniformado y ¡con guantes blancos!
- ¡Hasta el chofer me parece hermoso! – Se dijo mientras se acicalaba.
(¿Será alto? Seguramente. ¿Un Lord por casualidad…? Con seguridad. ¿Un “Noble” de Alta Cuna y de posición Holgada…No mejor “Multimillonario”  -Sé de muchos “nobles” que están “pelando y no los dientes”-   Ha de ser lo mejor de lo “excelente” ¡Nos lo merecemos!)
Salió como toda una “dama de sociedad”
El chofer solicito, se bajó, se quitó su sombrero y la saludó (Con ¡aquella reverencia” que la dejó deslumbrada…)
- ¡Buen día madame! – Asombrada, pero sin querer mostrarlo, fingió indiferencia.
Esperó a que le abriera la puerta y con toda la delicadeza posible, se sentó en el asiento.
Pudo comprobar el tremendo lujo que albergaba. Vio una pequeña neverita (La abrió rápidamente.). Licores de todo tipo.
Muy hermoso por dentro, tanto como por fuera.
Tocó el asiento, para probarse que no tenía polvo… ¡Y estaba pulcro!
…Olía a flores… ¡Qué delicia!
Sintió que el chofer, entraba y se colocaba al volante y fingió total indiferencia.
- Este carro es muy lujoso… - Agregó de una forma muy casual e inmediatamente el empleado le respondió…
- Mi jefe tiene una docena de carros como este. Además de contar con una flota de carros y camionetas de todo tipo.
- ¿Y tiene “mucho dinero”? – Le preguntó mientras “se hacía” la  que contemplaba el paisaje por donde iban.
- ¿Qué si tiene…? ¡Y bastante!
Es dueño de grandes consorcios.
De edificios completos de apartamentos.
¿Y en el banco?
¡Los gerentes lo adulan!
En verdad es muy portentoso.
- ¿Y te trata bien? – Lo tuteó de inmediato.
- ¡Oh sí! Pero no soy el único chofer.
¡Él tiene varios, como yo! – Ya ella se comenzó a explayar. Lo que oía le era de sumo agrado.
- ¿Y esa empresa a dónde vamos…Él trabaja allí…?
- ¿Qué si trabaja allí? ¡Él es el dueño!
Y para decirle la verdad… ¡Poco va!
Se la pasa viajando.
- ¿Ah viaja mucho el “don”….?
- Demasiado. Pero en verdad, desde un tiempo para acá…
No ha querido viajar. ¿Y la verdad?
No lo sé, es muy poco comunicativo.  –Y si se entera de que le he dado esta información…Capaz de que me bota…-
- No te preocupes. Por mi boca, jamás lo sabrá…Pero dime… ¿Es casado?
- ¿Casado…? No.
- ¿…Tiene hijos…Por allí…?
- No, que sepamos. Y eso lo tiene muy angustiado ¿por qué quién le heredará…?
- ¿Y no tiene familia?
- Aquí no. Él es libanés.
- ¿Y…Es muy viejo…? (…Será un Jeque…Un Marajá…)
- Algo. Pero no se preocupe, dentro de poco lo va a conocer en persona y allí  usted misma se podrá comprobar de todo. Tenga paciencia que ya estamos por llegar.
Tan sólo le digo algo: Él tiene su propio ascensor y nadie mas que él, puede usarlo…
Y ahora lo hará usted, ya que la llevará a su propio dominio. Yo no podré entrar con usted.
Esto la maravilló por completo, y mas cuando llegó a las instalaciones, y el ver como todo ese personal la trataban con aquella reverencia…
Todos se inclinaban ante su presencia.
Que se sentía como una reina.
El chofer, le indicó a su jefe, que ya estaban en la puerta de su ascensor privado y que la señora lo aguardaba.
En pocos segundos se le abrieron las dos puertas…
(¡Qué lujo! ¡Qué hermoso todo esto!)
Se decía mentalmente. Pero por fuera, lo veía con la mayor naturalidad.
El aparato la trasladó a mas de quince pisos.
Pudo contemplar por primera vez, lo hermosa que era su propia ciudad.
- Desde aquí…Todo se ve hermoso… - Se dijo extasiada ante tanto confort.
En pocos segundos…Se abrieron las dos puertas. La alfombra que pisaba se veía de enorme calidad. Las paredes recubiertas de hermosos cuadros, cuyas monturas acusaban que debían ser muy costosos.
Estatuas de todo tipo. Adornos muy suntuosos. Todo indicaba Poder Monetario a montones.
Caminó por espacio de unos quince metros…
Y al final lo pudo ver.
Y a decir verdad: No le gustó.
(¡Qué horroroso ser! ¡Mas horrible y apestoso no pudo  haber sido!  …Pero reales sí que tiene…Eso me hace “verlo” de otra forma…
Pero sigamos…Algo debe tener de bello…)
Un hombrecillo muy canoso, jorobado y daba la impresión de ser “un clavo doblado en dos”
Con unos lentes inmensos, los llamados “culo de botella”
(Horrendo. Apestoso. Asqueroso…Pero con demasiado reales…Mucha riqueza lo adorna y me obliga a mirarlo con buenos ojos…Trataré de verle su lado bueno…)
Suspiró y trató de disimular su estupor.
- ¡Sea bienvenida a “mi humilde morada”! – Le dijo mientras bajaba torpemente su cabeza.
(Bufón es, no lo puede disimular.)
Disimuló su desprecio. Prefirió hacerle una venia…No quiso contaminarse…
 ¡Era muy rico ese esperpento de hombre!
Y contemplándolo mejor, se dijo a sí misma… ¡Ése no debe “durar mucho tiempo”!
(…Y si cae en mis manos…Pocos días le doy de vida…No creo que tenga mucha fuerza…)
Y con esa forma de asumir este reto, siguió adelante.
Se sentó en el sillón que él le indicó.
Hermoso todo. El ambiente era cálido y acogedor, se le notaba la riqueza por todos lados…Debía seguir…
Seguramente deben costar toda una fortuna. Tocó disimuladamente la tela que lo cubría…. (¡Pura calidad!) Pensó mientras lo hacía.
La deslumbraba el lujo y el confort…
La presencia de ese “señor”…Pues era menester tolerarlo, ya que era su dueño.
- …Es fino su gusto…
- Estos muebles fueron traídos de Paris.
Y valen una fortuna.
Esa alfombra fue fabricada en el Medio Oriente y cada cuadro que usted ve…
Son originales pintores de fama mundial y muy cuantioso su precio…De los mejores artistas  que ha parido el mundo entero…Aunque usted no los crea…
- He podido apreciar su “refinado y muy buen gusto” y se ve que no escatima en gastos…
- ¡Qué bien que lo aprueba! Porque todo esto que usted ve…Es apenas una minucia.
Poseo: Aviones, avionetas, yates y barcos, los cuales en este preciso instante andan dándole la vuelta al mundo.
¡Y todo esto es mío!
…Y podrá ser de su hija…Claro si ella me acepta… - Le hizo la propuesta de una forma muy melindrosa, se estrujaba ambas manos en señal de completa satisfacción…
- ¿Desea tomar algo la doña…Quizás: Champagne? traído directamente desde la bodega en donde la produjeron…En Rusia…
O quizás prefiera un rico y aromático…
Café traído de Colombia, o de Nicaragua…
…Usted nada mas tiene que pedir por esa boquita y en el acto, se lo mando a traer.
O tiene alguna preferencia en especial.
La madre de mi futura esposa, será igualmente engalanada con lo mejor que consiga en el mundo entero.
- ¡Oh muy amable el señor! Me siento profundamente agraciada… (…Ya me está comenzando a caer bien este vejuco…)
Pero dígame…Por favor…
¿Qué espera de mí…?
- Que convenza a su hija, de que se una en matrimonio conmigo… Yo sabré recompensarla… - Abrió una gaveta de su escritorio y sacó un fajo inmenso de billetes con el precinto que colocan  los bancos y suavemente lo deslizó delante suyo…
En medio de los dos.
Al instante, ella se fijó en el enorme fajo de billetes, que nunca lo había visto (sus ojos se le agrandaron.) y mucho menos tan cerca…
Y que se lo estén ofreciendo… ¡Jamás!
- ¿Y esto para qué es…?
- …Un minúsculo “presente” que le estoy ofreciendo…
- Por eso, hasta me puede conseguir a mí misma… (¡Me canso!)
- ¿Dos por el precio de una…?
- …Bueno….Me agradaría “un poquito mas….”
De inmediato sacó dos fajos de igual tamaño y espesor, los colocó encima de su escritorio.
- ¿Para mí “solita”?
- …Si me acepta como “su yerno” claro….
- ¡Y como mi amante igual lo aceptaría! (¡Este “pedazo de hombrecillo” no me aguanta ni la arrancada!) – Sin pensárselo mucho, sacó dos fajos mas y se lo puso a su disposición.
- Siendo así de esa forma… ¡Ya mismo sería suya!
- …Pero además me interesa su hija…
- ¡También la tendrá! – Y diciendo esto, él le arrimó los cinco fajos de esa inmensa fortuna.
(Movía sus manos nerviosamente, se peinaba, se arreglaba su escote…Estaba inquieta e imprecisa en hablar o en actuar…La emoción la embargaba e inutilizaba…)
- Esto es apenas…Una entrada.
Porque después, todo podrá ser suyo…
Y de su hija.
Y si ella me da un heredero…
Todo le quedará a ella…
- ¡Hasta yo misma se lo puedo dar! – Se aventuró a afirmárselo, mientras tocaba toda esa inmensidad de dinero.
Él la observó con esos ojitos avaros y maliciosos. No estaba mal el negocio que estaba emprendiendo…
(Iba a ser el poseedor de tan bella e inocente chica…Una rebosante flor envuelta en su capullo…Hermosa…Delicada…Un excelente tesoro…No estaba mal   -pensaba melindrosamente-    a mis años…Mientras contemplaba la reacción de su futura… ¿Mujer…Suegra…? No tiene la menor importancia….) – Como excelente comerciante, comenzó a condicionar…
- …Pero y siempre hay un: Pero… - Arrastró con gravedad su propuesta, mientras seriamente la detallaba…
- ¿Qué sería…?
- Tiene que comprobarme que esa flor, no ha sido desflorada…
- Jamás hombre alguno la ha tocado.
¡Y ni un beso ha recibido!
De eso puedo dar garantía: ¡Yo!
¿Y por mí parte…? ¡Ya llevo tantos y tantos años que no “conozco” a un caballero…!
Que podría afirmarle…Que algo de señorita me queda…Por si le apetece…
- Por otro lado: No tengo tiempo para noviazgo alguno. Y si ella acepta, nos casaremos donde ella lo desee: En Paris, en Madrid, ¡en donde ella lo desee!
…Pero debe ser ¡rápido!
Ya estoy demasiado viejo, y mi tiempo es oro.
¡Y si me da el heredero que espero!
¡Las cubro a las dos con: Oro, perlas, diamantes y todo tipo de gemas preciosas!
Aparte de que será la heredera de toda mi inmensa fortuna.
¡Usted ni idea tiene del dinero y las posesiones que tengo en este mundo!
Consígamela para mí…Y yo, sabré ¡recompensarla! – Sus ya cansados ojillos le brillaron, y ella lo notó.
- Todos saldremos ganando…Hoy mismo se la comienzo a preparar…
A menos de que usted quiera apreciar mis encantos…Primero….Digo yo… - Y sin pensarlo mucho comenzó en franca coquetería.
El anciano, se levantó y encorvado como estaba…Abrió su caja fuerte y le indicó, llevándole un fino collar que brillaba en demasía…
- Si la cuestión va en buena disposición...
Acepte este “humilde” presente… - Ella encantada se levantó su cabellera, cerró sus ojos y esperó…
Su yerno, le colocó el collar y la invitó a que se viera en un espejo.
No pudo disimular un grito de emoción.
- …Allí hay mas… - Y la invitó a que tomara los aretes que le hacían su juego.
- (¡Qué bello y galante es! ¡Sabe agradar a una “dama”!)  …Le estoy muy agradecida por todos “estos presentes”
…Dicen que las gallinas viejas, damos un muy buen caldo… - Él se hizo el que no la oyó.
- Ya habrá tiempo para probar ese caldo. Primero lo primero…Consígamela…
Y todo eso será suyo…
- …Y… ¿Me lo podré llevar todo hoy mismo…?
- Claro. Llamaré a mi chofer, para que la devuelva a su casa. Hoy mismo en la tarde, debe llamarme a este número… - Y le extendió su propia tarjeta de presentación y en donde resaltaba: “J.M.”
Como pudo se hizo de los cinco grandes paquetes y al ver que estaban muy grandes, se quedó un instante dubitativa…
El magnate aprovechó y al instante le dio un fino bolso traído de quién sabe dónde, pero se veía a leguas que era de cuero fino y olía a nuevo...
En el acto lo aceptó y todo adentro lo metió…Incluyendo las joyas…
- Ya sabe, que yo misma estoy también dispuesta…
- Primero su hija…
- Aunque si el señor lo desea…Puede incluirme, cuando a bien lo tenga… - Se abrieron las puertas del ascensor y el yerno le dio la mano y le dijo…
- Todo es posible. Y ya sabe, llámeme antes de las cinco de la tarde de hoy, para que nos casemos… ¡Mañana mismo! – La matrona le estrechó sus dos manos y se despidió.
- ¡Cuente con eso! ¡Le aseguro “la mano” de mí hija! – Y en el trayecto del recorrido del ascensor, ya no contemplaba esa hermosa ciudad, que tanto amaba…Atesoraba mas…
Sus ojos iban brillantes, radiantes…
Se veía a sí misma forrada en toda esa inmensa fortuna.
- ¡Al fin…La Diosa fortuna se acordó de mí…!
Viajando en aviones o en buques…No importa.
Un enorme horizonte se le abría ante sí…
Y no era para nada despreciable…No señor.












© Bernardo Enrique López Baltodano 2015



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