“No todo lo que brilla: es
oro”
-
¿Tú te recuerdas de Leticia?
-
¿Leticia…Leticia que…?
-
La vecina de la vereda 34, la que se vestía siempre elegante. Muy mona ella.
Siempre radiante.
¿No
te acuerdas de ella…?
…Cargaba
a todos los hombres “de cabeza”
-
¡Ah la bonita!
-
Ciertamente parecía “una Barbie”, catirita, delgadita.
Elegante,
¡hasta parecía una “top model”! – Ambas mujeres se estaban refiriendo a una ex
vecina de ellas.
Adela
era la que mas se interesaba en el tema, puesto que vivía en la casa de al lado
y Francis que también vivía en la misma vereda, pero distante unas tres casas
de su amiga Adela.
-
…Recuerdo cuando se pavoneaba por esta misma acera… - E hizo una parodia con su
propio cuerpo, meneándose con exageración y levantándose sus senos.
Puso
una cara de inocencia, mientras Francis se reía de esa parodia.
-
¿Te recuerdas? – Le preguntó a Francis, la cual se encontraba en un ataque de
risa y le hizo señas, con lágrimas en sus ojos y le dijo…
-
¡Y me acuerdo cuando intentó “levantarse” a tú propio marido! – No terminó muy
bien su frase, porque se encontraba cuajada en un ataque de risa.
Adela
la miró con muy malos ojos y le golpeaba en señal de inconformidad.
-
¿Qué me iba “a quitar a mi marido”? Si mi Luis, jamás se fijó en ella. ¡Eso me
dijo él mismo!
-
Si y seguramente que te iba a decir lo contrario… - Le sentenció mirándola y
riéndosele en su propia cara.
-
El me aseguró que nunca le interesó. ¡Y yo le creo mas a él que a ti! Porque
eres una vieja chismosa.
-
…Bueno por allí dicen otra historia…
-
No me interesa. ¡A lo que vinimos!
-
¿A qué?
-
A hablar de “esa” que se creía que era
una “Barbie” y que se pavoneaba con ese rabito que tenía…Que yo creo que se
ponía trapos para resaltárselos…
-
…Bueno…Habrá que preguntárselo a tu marido…
-
¡¿Y qué tiene que ver mi Luis en esta historia?!
- No nada. – Francis prefirió cambiar de tema
al ver que su vecina de tantos años se le iba a abalanzar a agarrarla por los
pelos. Hizo todo el esfuerzo, pero la risa era incontenible…Y a ratos se le
escapaba.
Adela
la miraba con recelo y en algunas ocasiones, le mostraba sus uñas…Como si
fuesen garras.
Pasado
unos instantes, Francis se obligó a ella misma a no volver a tocar ese
tema…Porque peligraba su integridad física, comenzó a decirle…
-
En verdad que me recuerdo de ella.
Era
muy coqueta ella y en ella prevalecían mas sus relaciones con los hombres que
con nosotras.
…Lo
que no entiendo, es ¿por qué me estás hablando de ella? Si ella se mudó de aquí
hace ya varios años…
¿Qué
hay con esa mujer?
- ¡Que
ahora se graduó de: “Pastora”!
Y fundó su propia iglesia.
Y
ahora se la pasa pavoneándose y hablándoles puras tonterías a sus feligreses.
Ahora
es toda: “Virtud”
Se
viste con faldas que le llegan al piso.
Blusa
cerrada hasta arriba.
¡No
deja nada a la mirada masculina!
Es
“una santa”
Está
dedicada a “la oración y la contemplación a Dios”
¿Qué
te parece?
-
¿Y ya no persigue a los hombres?
No
mijita, “gallina que come huevo…”
Además
esa “señora” es de muy Alta Alcurnia…Y muy baja cama…
-
Está dedicada a “la oración, veneración y culto Al Señor” – Francis no le dijo nada, pero muy a
sus adentros se reía recordándose de cómo Luis el marido de Adela, la
perseguía…
Claro
ella nunca ha querido meterse en problemas ajenos.
…Y
por lo visto, Adela seguía inocentona…
-
Es mejor que siga así. – Se dijo en voz baja, pero su amiga la escuchó y
volviéndose a ella la increpó…
-
¿Es mejor que siga así…Quién…?
-
La fulana esa. Porque gallina que come huevos…
-
Yo también opino lo mismo. – Concluyó Adela y dando por terminada esa
conversación, se retiró a su casa.
© Bernardo
Enrique López Baltodano 2015
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