“Aconteció
en plena clase”
Luis fue un compañero de estudios en el liceo en donde
estudiaba, y siempre me hablaba de su familia, entre ellos de su hermana Martha
y de su hermano mayor: Carlos.
En cierta ocasión fuimos a su casa y me presentó a los suyos,
digo a su madre, a su padre y a sus dos hermanos.
Él era el del medio
-Carlos el mayor y Martha la última-
él (me refiero a Luis.) tenía un oído muy fino (Porque es músico), y lo digo porque en
cierta ocasión estando en una clase -no
me recuerdo de cuál- Antonio -otro de mis compañeros y muy afín a Luis- me dijo muy en secreto.
- ¿Tú ves esto que tengo en mi
mano? – Y me enseñó algo que se me asemejó a un pito, pero es que yo lo veía
muy chico, y eso me causó extrañeza y le pregunté casi al instante…
- ¿Y qué es eso…? – Antonio se
sonrió y me dijo muy bajito.
- Es un pito que se utiliza para
entrenar a los perros.
Tú sabes, ellos tienen un oído
sumamente agudo, es decir este instrumento lo utilizan para darle órdenes a los
canes.
¿Me entendiste? – Me pareció muy
interesante lo que me estaba revelando.
Y digo revelando, puesto que me
pareció muy novedoso.
Quería insistir en que me hablara
mas sobre el asunto, pero estábamos en medio de una clase.
Y el profesor ya nos había
pillado…Y nos estaba mirando mucho.
Por otro lado Antonio, no tenía
interés de ahondar sobre el asunto, lo que quería era otra cosa, que en pocos
segundos -el momento en que el profesor
se puso a escribir sobre el pizarrón- me
confesó…
- Ya vas a ver a Luis… - Me hizo
señas de que me aguardara, ya el profe lo miraba como queriendo saber qué era
lo que hablábamos los dos.
Antonio se guardó muy bien ese
instrumento en su mano, mientras agarraba su cuaderno “y hacía” que
escribía -como para despistar al profe,
que ya estaba alerta- por mi parte,
también hice lo mismo.
Transcurrido unos minutos y
aprovechando que el profesor se había
concentrado en su clase, vuelvo a sentir a Antonio, el cuál tocando mi brazo me
indicó lo siguiente…
- Vamos a ver si Luis, tiene oído
musical. – Y diciéndome esto se llevó el pito a su boca y silbó con toda su
fuerza.
Luis se levantó de su
asiento -distante de nosotros como
cinco hileras de pupitres mas adelante-
de una forma pocas veces vista por mí.
Se llevó ambas manos a sus oídos
y se las tapó con desesperación.
La clase se suspendió por
instantes, y el profe se volvió ante el escandaloso gesto de mi compañero -el cual era inocente de la jugarreta de
Antonio- fue un momento de confusión
para todos, menos para nosotros -bueno
yo en verdad- era inocente, pero fui su
cómplice…
Antonio inmediatamente se hizo el
que estaba escribiendo y se hizo “el inocente”
- ¿Qué pasó? - Preguntó molesto el profesor mientras
miraba acusadoramente a Antonio y a mí
-será que sospechaba de nosotros-
pero se consiguió con que a Antonio y a mí, lo que nos faltaba era una
aureola de santidad.
Quedó desarmado. No supo que
acción tomar. Así que jugó con la tiza que aún tenía en su mano derecha, y al
comprobar que nada “extraordinario” había pasado
-mas que la forma tan escandalosa
con la que se había levantado Luis- se
volvió hacía él mismo y lo increpó…
- ¿Qué te pasa Luis? - El
pobre compañero se hizo el desentendido y le respondió…
- Perdóneme profe…Es que algo se me metió en los oídos. – El profe le
dijo, mirándolo muy molesto…
- Ve a la enfermería para que te
revisen tus oídos…Seguramente que no me has oído muy bien o no te interesa esta
clase. – Luis obedeció y se dirigió al sitio indicado.
Miré a Antonio, y este estaba
conteniendo su risa…
Pero es que no aguantaba…
Pero sabía que tenía que
contenerse.
© Bernardo
Enrique López Baltodano 2015
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