“Háblame con la sinceridad
siempre…”
-
Mira, para que nos entendamos bien. – Le dijo al joven que tenía adelante, lo
notó muy nervioso y acelerado, le hizo señas de que se calmara y se quedó
pensando unos minutos; luego levantando
su mano derecha le indicó mientras recomenzaba su exposición…
-
Primero y principal: ¡Olvídate de nuestro parentesco! – La madre del jovencito
y su padre, dieron un brinco de asombro…No podían creer lo que estaban oyendo,
pero guardaron silencio.
-
…Pero tío… - Le cortó el joven visiblemente nervioso, el de mayor edad le
indicó con su mano que guardara prudente silencio, y una vez que logró que el
jovencito se aquietara, le indicó que se sentara cómodamente y que guardara
silencio.
-
Empecemos desde un principio: ¡Olvídate del parentesco que nos une!
-
Pero José… - Intervino la mama del chamaco.
-
Un momento, por favor. – Le dijo a su hermana.
-
Desde que Enrique entró a mi oficina, soy el abogado. Y mi condición de
Defensor, la ejerzo con total plenitud. – La hermana guardó silencio ante la
indicación de su hermano mayor y le hizo señas a su hijo de que hiciera lo
mismo.
El
abogado los observó con la severidad del caso y continuó así…
-
Dime hijo: ¿Qué carajo hiciste?
Y
a mí, no me vas a venir con cuentos de camino. ¡Quiero la verdad!
-
Tío, te estoy siendo sincero.
-
Empieza desde un principio. Y sin omitirme nada.
-
Bueno arranco nuevamente. – Indicó Enrique visiblemente nervioso, puesto que se
estaba viendo precisado por su tío a que no omitiera nada…
Y
allí estaban sus progenitores, que seguramente lo iban a censurar…
-
Yo fui a trabajar a esa zona.
-
¿A cuál?
-
Al oriente del país.
La
empresa me pagó todos los gastos de traslado.
Y
yo comencé a trabajar con horarios rotativos. Trabajaba guardia tras guardia,
sin descanso.
Todo
bien. Pero cuando me tocaban días de descanso, mis compañeros que viven en esa
zona, me invitaban a salir. Tú sabes, a buscarnos unas carajitas…Bueno a salir
a bailar…Y esas cosas…
-
Y en esas salidas, conociste a la madre de tu niñita.
¿Cierto?
-
Si.
-
¿Y?
-
¿Y…Bueno…? Comenzamos a salir. Y cosas por el estilo.
-
¿Cuál “estilo”…?
-
Bueno tío, yo soy joven, ella también.
¡Andábamos
en nuestro mundo!
-
¿Y tuviste relaciones inmediatamente con ella?
-
¿Relaciones…?
-
Sexuales. ¿Las tuviste de inmediato?
-
Bueno. Si.
-
¿Y era “señorita”?
-
¿Eso importa?
-
Responde.
-
No. Pero ella me dijo que había tenido relación con un novio del liceo. En
verdad, eso no me interesó, para nada.
-
Aja. ¿Y?
-
¿Y…Bueno…Quieres saberlo todo?
-
¿Quieres que te defienda o qué es lo que quieres?
-
Quiero tener la guardia y custodia de mi menor hija. Eso es lo que me interesa.
– La madre lo quedó mirando e intervino en el interrogatorio.
-
Pero hijo, ¿ella es una mujer digna?
-
Bueno, me han informado que ella está saliendo con otro. Y me preocupa la salud
de mi hija. – Todos guardaron silencio, y en ese vacío, todos miraron al
litigante.
-
Yo puedo agarrar el caso, ¡pero y siempre hay peros en estos casos!
-
¿Cuáles “peros” pueden haber…?
-
Calla y escucha. – Le aconsejó su tío mientras miraba con mucha seriedad tanto
al padre como a la madre del demandante, y se expresó de esta forma…
-
¿Le ofreciste matrimonio…? – El chamo se movió nervioso, tardó unos segundos en
responder…
-
Si.
-
Y por supuesto: La engañaste.
Le
prometiste eso, sabiendo que no lo ibas a hacer. ¡Un vil engaño!
¡Mal
hecho!
Y
cuando las cosas comienzan mal…
Tan
solo te interesaba su carne y lo que te podía suministrar.
Ratos
de placer y de lujuria…Puro sexo.
¿Cierto?
– Guardó silencio y bajó su cabeza.
-
En primer lugar: Necesito los datos de la mujer en cuestión.
-
Claro. Ella se llama: Teresa. – Su tío le pidió que no se lo dijera y que lo
escribiera con todo lujo de detalle y le extendió un block, que el mismo litigante le suministró.
Aguardaron
a que escribiera en letra de molde todo lo referente a la dama en cuestión.
Y
una vez que terminó se la dio en su mano.
En
silencio, la leyó y se le vio cuando la transmitió en un mensaje de texto. Bien
detallado. Y esperó.
-
Ok. Miren lo que vamos a hacer…
En
primer lugar: Voy a mandar a investigar a la dama en cuestión…De hecho ya envié
los datos que tú mismo me diste.
¡Pero!
Si la señora es una mujer digna y respetable…
¡Voy
a ir en tú contra!
¡Por
irresponsable! ¡Por lujurioso y vagabundo!
Y
te voy a exigir el pago mensual de una pensión a la menor. Porque yo, vagabunderías
no te voy a apañar. ¿Estamos?
-
Yo le estoy pasando una pensión mensual a la madre de la niña
-
¿De cuánto?
-
Lo que marca la ley. Y aquí están los Boucher que lo demuestran. La bebecita
tiene dos años y ocho meses. – Cargaba una carpeta en donde los guardaba
correctamente.
El
tío, los revisó detalladamente.
-
¡Punto a tu favor! Y leo que le estás dando de mas, y muy a continuo…
Con
estos documentos, me estás demostrando que eres un jovencito decente y que se
preocupa por su menor hija. ¡Te felicito hijo!
Por
otro lado, debo emprender una vigilancia en el acto.
-
Pero tío, no quiero problemas con esa señora.
Y
si ella se da cuenta de que yo estoy detrás de todo esto.
-
Una pregunta debo hacerte -que por
cierto es muy pertinente, en este caso-
¿La amenazaste con quitarle la patria potestad a la señora…?
-
Si.
-
Cometiste un error garrafal. Ahora ella ya está en guardia y con toda
seguridad…Te está esperando.
…Y
con relación a cómo debo llevar este caso…
Mira
hijo. En mi profesión: Mando yo.
Yo
siempre voy a actuar con la debida prudencia.
Ella
jamás se va a enterar de que yo la mandé a chequear.
¡Ahora
te repito!
Si
ella me demuestra que es digna: ¡Hasta allí llego yo!
¡Pero!
¡Y digo Pero! Si la susodicha tiene un cable pelado…
¡Actuaré
de acuerdo al código legal vigente!
Y
comenzaré a litigar para quitarle “la
patria potestad” que hoy día guarda su madre y lograré que el juez se vea
precisado a dártela de forma definitiva. ¿Ok? – El jovencito suspiró
profundamente y asintiendo le indicó que estaba conforme con el proceso que
arrancaría en el acto.
-
Voy a hacer unas llamadas. En esa localidad debo tener a algún colega en
funciones. – Y diciendo esto sacó su celular
y comenzó.
Una
y otra vez, se le vio que hablaba en voz baja.
Al
cabo de una hora de intensa espera, se dirigió al grupo, primero mirando a su
propia hermana y a su cuñado -los
padres de Enrique- y
Les
dijo…
-
¡Ya llamé! Ya pedí todo el dossier de la joven en cuestión.
-
¿Y para cuando te responden? – Le preguntó su hermana.
-
Vénganse mañana a esta misma hora, que ya para ese entonces, tendremos mejores
informaciones…
Todos
se quedaron mirando y en el acto se levantaron de su asiento.
Su
hermana arrancó hablándole de problemas familiares, aparte, a manera de estar informándole
de todo lo que les pasaba a ellos, como familia.
Se
quedaron deliberando por espacio de una hora mas.
No
se atrevían a ir, sin antes saber el resultado de la consulta en cuestión.
El
abogado llamó aparte a su sobrino y le dijo…
-
¿Ella es de “buena familia”?
-
No.
-
¿Tiene padre a la vista?
-
No se lo conocí. – La madre por la agudeza auditiva que tenía, escuchó todo e
intervino…
-
Hermano… ¿Eso puede influir mucho?
-
Es posible. Es posible, mejor se vienen mañana o sino… ¡Mejor yo los llamo! –
Todos quedaron conformes y al cabo de un rato
largo se fueron.
El
abogado una vez que se retiraron se quedó pensativo, no lograba concentrarse en
nada mas.
Presentía
por el tono de voz de “su contacto”, que la cuestión no era tan fácil que
digamos.
Esperó
por espacio de una hora mas y ya no se pudo aguantar mas y se volvió a conectar
con su informante y esto fue lo que
supo…
-
Doctor…La joven está metida en tremendo lío.
-
¿Cuál colega?
-
Está en relaciones con un conocidísimo hampón.
Un
asesino, ladrón, estafador.
…Ese
bicho es ¡malo con ganas!
Es
sumamente peligroso. – Esto daba un giro inesperado…Sus sospechas de viejo
litigante, no le habían fallado. Supo con temor que lo que les venía…No era
nada fácil.
--Mañana continuaremos con este
interesante relato—
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