"Momotombo"
(Gran cumbre ardiente)

Ve la verdad es que las hay de todos los gustos y colores.  De diferentes tamaños y grosores. Bellas, hermosas y son como ya te dije…mientras más bellas…más peligro para vos… Boas gigantescas que quizás con su vaho, te hipnoticen…así…así y luego, ¡zas! Pasás a mejor vida. – Al mirarlo mejor, comprobó que había logrado el efecto deseado, su compañero estaba todo encogido. Sus piernas estaban montadas sobre la silla, su mirada denotaba pánico y estaba salivando en demasía. Gozó y lo disfrutó, y para darle la puntillada fatal, le preguntó…
- Estoy seguro que todo allí debe ser aún inexplorado. ¿Me acompañarías?
- ¡Ni amarrado iría!
- ¡No seás tan cobarde! ¡Es que te pasás de “niñita”!
- …Decime lo que querrás, pero de aquí no me muevo ni a patadas. ¡Loco desgraciado!
- Me imagino ir escalando. ¿Te imaginás viéndonos a los dos como si fuésemos unos supermanes? ¿Nos verían con esa fascinación? ¡Dos machotes, sin miedo y echaos pa’lante! Todos nos verían así, con esa admiración. Los dos pro hombres. ¡Sin miedo y decididos!
Venciendo obstáculo por obstáculo e ir ascendiendo poco a poco, hasta llegar al mero cráter. Seguramente que tendrá un diámetro de varias manzanas…o quizás sea de kilómetros. ¿Quién sabe? ¡Pero debe ser muy emocionante! ¿Te imaginás verme a mí, allí? – José miró a Ruth, y entre ambos se hicieron la señal de locura.
- Asomarme y poder contemplar ese vacío, esa soledad abismal. ¡Qué linda tanta inmensidad! Y que desigual está este mundo que yo debiendo estar allá y me han castigado para estar aquí con tan feo amiguete y lo peor… ¡tener que estudiar!
 Debe ser imponente. Seguramente que uno perdería hasta el sentido del habla. Por eso será mejor llevarse cámaras o filmadoras. Yo me quedaría allí, sin importarme si es de día o de noche. ¿Qué se sentirá siendo uno el propio testigo de esto? Lanzar una piedra y no escuchar el eco que anuncie su fondo…y quedarte allí y no oír…nada. Y esa angustia, será que ya va a encontrar el suelo…o no… ¿Llegará al centro de la tierra?  …Ya, ya me falta poco. En eso estoy… ¡qué suave sensación! ¡Qué agradable me siento! Siento frío, ¿o será calor? Igual me da puesto que en mí me siento mejor. Todo en mí hay armonía, soy igual al mí alrededor y en ella me complemento.
¿Podré ser testigo de esto yo? ¿Y alguno de ustedes se ha puesto a pensar…?
- ¿En qué? – Ruth que estaba algo retirada, se fue acercando e hizo esa pregunta.
- …En el mero centro de la tierra. Sentir las cualidades propias de éste reino, el de la tierra…fría…o caliente, desmenuzable inorgánica, uno de los principales elementos en que se conjuga nuestra existencia. ¿Cómo será vivir en sus entrañas? Convivir con sus duendes, con sus habitantes terrenales primarios… ¡Qué emoción! Ser parte del todo en igualdad y consciente de estar. ¿No te parece intrigante? De la historia serás.
¿Y qué habrá allí? ¿Será cierto que allí hay magma ardiente a miles o quizás a centenares de millones de grado? ¿Te quemarás o a su parte integrarás?
¿Será pastosa, babosa o estará liquida cómo el agua?  Puede ser también Gaseosa en cuyo caso a lo mejor no podrás contemplar o por lo menos asegurar. ¿Qué será lo que será?
…Sería muy bueno ir y averiguarlo por uno mismo y sin esperar a que te lo cuenten. Diversas versiones habrán…pero vos tendrás tú seguridad.
- …Puede ser que también haya ese famoso lago de cuyas profundidades jamás sabremos – Se aventuró Ruth. – Todo puede ser…
- Pero si hay magma y ése famoso lago…El magma vivirá en eterna lucha por secar el lago… - Sugirió José.
- O el agua, tratará de apagar ese fuego ardiente. – Espetó Ruth.
- ¡Por eso así es la vida, mientras vos lo afirmás yo lo podría negar! O cambio yo de escenario, mientras pueda ser capaz. ¡Cosas de la vida las cuales no podré justificar!
¿Será también por eso que Dios nos quiera separar, para que de esta forma no podamos su obra destrozar?
- …También puede haber la posibilidad, de que no haya nada de eso y tan solo se encuentre tierra y rocas en su estado natural. – Opinó Iván. – Tienes tiempo todavía de enmendar tu tremenda herejía o recibirás la Ira Divina.
- Pero hay científicos locos, que aseguran que hay un inmenso imán en su centro. Y que gracias a ese gigantesco imán, la tierra ha logrado mantener su equilibrio. – Entró a opinar la mamá de José la cual ha seguido en silencio toda esta conversación.
- Bueno – Aseguró Ruth – Yo pienso que si hay agua, seguramente existen cavernas antiquísimas y por medio del cual además de colarse el agua del mar, conjugándose con el agua dulce de nuestro lago sea por allí por dónde esos endemoniados tiburones que aparecen por todos lados…porque es increíble, pero se han encontrado esos escualos (Y como todos ya lo sabemos estos seres son de agua salada… ¿pero también viven en aguas dulces? como nuestro lago) por todos los océanos del mundo entero.
- ¿Y cómo podrán soportar tanta presión estos desgraciados? ¡Y no explotan! ¿No digo yo, que este mundo es muy desigual? De nada me estoy ahogando ¿y ellos? ¿Es justo esto? ¡No!
¿Se imaginan la tremenda presión…? – Les consultó Iván mirándolos a todos.
- ¿Y esa presión es mucho más poderosa que la de mis ollas?   - Quiso saber la madre de José.
- ¡Esas son millones de kilogramos de presión, ma! No hay punto de comparación posible. – Intervino en el acto su hijo.
- ¿Se imagina doña Isabel…Ve ese huevo, que tiene allí?
- Ajá…
- Mire mi doñita…Presiónelo con fuerza por estos lados…Hágalo y ya verá el resultado – Tomó un huevo de gallina, lo presionó con toda su fuerza y no pudo partirlo.
- ¿Vio?  …No pudo, lo ve… Ahora esta es una presión sencilla, pero a no sé cuántos kilómetros hacia abajo…esto es para salir corriendo, se lo juro. – Le afirmó Ruth, totalmente convencida.
- Pues yo creo que la única forma de saberlo, es adentrándonos nosotros mismos. Podemos hacer una excursión y averiguarlo…
- ¿Viste? ¡Está delirando nuevamente! – Les aseguraba José al resto. Todos se echaron a reírse de las ocurrencias de éste joven. Sin inmutarse de sus oyentes, continuó en su relato…
 - Insisto. No sean cobardes. Nosotros podemos ganarnos todos los títulos académicos.
Dirán de nosotros: “Científicos muy ilustrados provenientes del liceo Miguel Ramírez Goyena, de Managua, inquietos en su saber quisieron demostrar al mundo entero, que para ir al Centro de la Tierra, escogieron las profundidades oscuras de la garganta del gigantesco Momotombo y lo demostraron apareciendo en el otro lado de la tierra…En la China milenaria”
Y les aseguro que saldremos en todos los periódicos, canales de televisión, en el cine del mundo 

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