Un pueblo de leyendas y costumbres se abre paso, poco a poco pero lleno de espíritu: La Encantada, enclavada en la montaña, en pleno camino real, ... "LA ENCANTADA" HERMOSO PUEBLO ENCLAVADO EN EL ESTADO TÁCHIRA - VENEZUELA.-
“Corto en relatos”
“Sus ojitos parecían un par de perlas”
Extrañada miraba por doquier.
Pero en su extravío, a nadie veía.
Se la notaba desamparada
en medio de ese mundanal ruido.
Me encontraba caminando cuando la vi, y su
reflejo inundó mi estancia.
Maravillado acudí a tan radiante criatura, que
pese a su edad y tamaño, eclipsaba todo a su alrededor.
Estaba compungida y su estado anímico triste y
desolado inundó mi humanidad, pronto me vi en la misma onda de tan excelso
ejemplar.
Aunque a decir verdad, conmigo no era la cosa.
Pero es que obnubiló mi panorama.
Indeciso pero con premura inusitada, a su lado
acudí. Sin saber si sería rechazado.
Y en la medida que me le acercaba pude admirar
tan extremada belleza.
Sus ojos brillaban en medio de una catarata
acuosa, que sin parar ni un instante, enturbiaba su visión.
Su cabellera era dorada. Su piel se le asemejaba
a la tierra fructífera. Virgen en su totalidad.
Su rostro era angelical. Irradiando su inocencia.
Sus gestos así la delataban.
Su pasividad invitaba a la actividad.
Y yo pensé, en la medida que la contemplaba…
¿Será un ser angelical…?
¿Por qué su tristeza…?
¡Hasta las hermosas flores se oscurecían ante su
presencia! Los pajarillos trinaban sin cesar.
Los follajes verdosos, amarillentos y hasta
rojizos hacían un eco ante su presencia.
Un suave murmullo ancestral y melodioso impregnó
todo el lar.
Pero al parecer, nada la perturbaba…
- ¿Por qué llora mi princesa…? – Le susurré al
oído. Un perico me escuchó y ladeando su cabeza de un lado a otro, comenzó a
moverse de manera inequívoca, mientras gritaba…
- ¡No! ¡No! – En ese instante me desarmó su
reacción. Confieso que me dejó boquiabierto.
Y como respuesta, unos cuantos pajaritos de
hermosos plumajes su vuelo alzaron.
- ¡Qué hermosura!- Pronuncié asombrado.
Mientras ese bello ser, dejaba de sollozar y
encantada contemplaba extasiada.
Pronto unas hermosas melodías acompasaron unos
ricos arpegios.
Melodías celestiales por alguna parte se
deslizaron.
Toda escandalosa alegría surgió por doquier. Unas
ardillas que hasta hace unos momentos eran anónimas, comenzaron a danzar locas
en su frenesí.
Escuché unas alegres risotadas.
Gorjeaban unos ruiseñores.
Escuché gorjeos. Una trova de sutiles voces que
asemejaron coros de otros mundos.
Con diapasones melodiosos que invitaban al relax.
Enturbiado ante tal espectáculo, me dediqué a
tratar de ubicar el origen de cada copla, balada, cada entonación con vibración
me extrapolaba a mundos deliciosos y soberbios.
Desconozco el tiempo transcurrido.
…Pero cuando recuperé mi atención…
Ya todos se habían ido. Y esa aparición también
se deslizó por algún recoveco de extraña aparición.
Busqué un sitio en donde poderme sentar.
…Pero la magia también desapareció, por lo que no
me quedó nada mas que retirarme también.
Desde ese entonces, me gusta pasar por el mismo
sector, buscando la repetición de tan acogedor regocijo…Pero ya nada de eso
encuentro.
Todo se desvaneció…Sin darme cuenta.
© Bernardo Enrique López Baltodano 2016
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