...Conversaciones de mujeres...














“No todo lo que brilla: es oro”




- ¿Tú te recuerdas de Leticia?
- ¿Leticia…Leticia que…?
- La vecina de la vereda 34, la que se vestía siempre elegante. Muy mona ella. Siempre radiante.
¿No te acuerdas de ella…?
…Cargaba a todos los hombres “de cabeza”
- ¡Ah la bonita!
- Ciertamente parecía “una Barbie”, catirita, delgadita.
Elegante, ¡hasta parecía una “top model”! – Ambas mujeres se estaban refiriendo a una ex vecina de ellas.
Adela era la que mas se interesaba en el tema, puesto que vivía en la casa de al lado y Francis que también vivía en la misma vereda, pero distante unas tres casas de su amiga Adela.
- …Recuerdo cuando se pavoneaba por esta misma acera… - E hizo una parodia con su propio cuerpo, meneándose con exageración y levantándose sus senos.
Puso una cara de inocencia, mientras Francis se reía de esa parodia.
- ¿Te recuerdas? – Le preguntó a Francis, la cual se encontraba en un ataque de risa y le hizo señas, con lágrimas en sus ojos y le dijo…
- ¡Y me acuerdo cuando intentó “levantarse” a tú propio marido! – No terminó muy bien su frase, porque se encontraba cuajada en un ataque de risa.
Adela la miró con muy malos ojos y le golpeaba en señal de inconformidad.
- ¿Qué me iba “a quitar a mi marido”? Si mi Luis, jamás se fijó en ella. ¡Eso me dijo él mismo!
- Si y seguramente que te iba a decir lo contrario… - Le sentenció mirándola y riéndosele en su propia cara.
- El me aseguró que nunca le interesó. ¡Y yo le creo mas a él que a ti! Porque eres una vieja chismosa.
- …Bueno por allí dicen otra historia…
- No me interesa. ¡A lo que vinimos!
- ¿A qué?
- A hablar de  “esa” que se creía que era una “Barbie” y que se pavoneaba con ese rabito que tenía…Que yo creo que se ponía trapos para resaltárselos…
- …Bueno…Habrá que preguntárselo a tu marido…
- ¡¿Y qué tiene que ver mi Luis en esta historia?!
-  No nada. – Francis prefirió cambiar de tema al ver que su vecina de tantos años se le iba a abalanzar a agarrarla por los pelos. Hizo todo el esfuerzo, pero la risa era incontenible…Y a ratos se le escapaba.
Adela la miraba con recelo y en algunas ocasiones, le mostraba sus uñas…Como si fuesen garras.
Pasado unos instantes, Francis se obligó a ella misma a no volver a tocar ese tema…Porque peligraba su integridad física, comenzó a decirle…
- En verdad que me recuerdo de ella.
Era muy coqueta ella y en ella prevalecían mas sus relaciones con los hombres que con nosotras.
…Lo que no entiendo, es ¿por qué me estás hablando de ella? Si ella se mudó de aquí hace ya varios años…
¿Qué hay con esa mujer?
- ¡Que ahora se graduó de: “Pastora”!
Y  fundó su propia iglesia.
Y ahora se la pasa pavoneándose y hablándoles puras tonterías a sus feligreses.
Ahora es toda: “Virtud”
Se viste con faldas que le llegan al piso.
Blusa cerrada hasta arriba.
¡No deja nada a la mirada masculina!
Es “una santa”
Está dedicada a “la oración y la contemplación a Dios”
¿Qué te parece?
- ¿Y ya no persigue a los hombres?
No mijita, “gallina que come huevo…”
Además esa “señora” es de muy Alta Alcurnia…Y muy baja cama…
- Está dedicada a “la oración, veneración y culto Al  Señor” – Francis no le dijo nada, pero muy a sus adentros se reía recordándose de cómo Luis el marido de Adela, la perseguía…
Claro ella nunca ha querido meterse en problemas ajenos.
…Y por lo visto, Adela seguía inocentona…
- Es mejor que siga así. – Se dijo en voz baja, pero su amiga la escuchó y volviéndose a ella la increpó…
- ¿Es mejor que siga así…Quién…?
- La fulana esa. Porque gallina que come huevos…
- Yo también opino lo mismo. – Concluyó Adela y dando por terminada esa conversación, se retiró a su casa.










© Bernardo Enrique López Baltodano 2015


Y después de tanta pasión y emoción...Hay que hacer le frente a...












“Háblame con la sinceridad siempre…”
II parte.


Y continuó escuchando, mientras su atención estaba concentrado en la información…Su mente comenzaba a imaginarse diversos escenarios y que debía estar presto para hacerles frente, de repente la voz a través del auricular lo hizo regresar y se decidió a escuchar…
- Y cuando me dijiste el nombre que lo metí en la computadora, acá aparece ella.
Está en cochupancia, es mas se teme que ya forme parte de esa banda de forajidos.
Mis contactos me pusieron alerta…
- ¿Alerta de qué…?
- Al parecer hay una orden para liquidar a tu sobrino. Un encargo. Un contrato.
- ¿Cómo es la vaina?
- Como te lo dije: Hay un contrato. Y es firme.
Déjame indagar mejor. Mañana te avisaré mejor, por lo pronto: Pide protección para ese joven, porque según la información que tengo…
Ya la orden fue emitida.
Y ya el asesino partió en su búsqueda. – Una sombra oscura se le subió de repente.
Miró profundamente al muchacho en cuestión, se recordó cuando apenas era un niño y él lo cargaba entre sus brazos, luego en sus recuerdos observó  a la madre con angustia, su hermana quién  instintivamente comprendió que la cosa iba de mal a peor, se persignó y bajó su mirada. Las lágrimas se le negaban a salir, pero era muy evidente su estado anímico.
Sacó su pañuelo y se secó su frente, estaba sudando copiosamente.
Y comprobó que la cuestión era de mucho cuidado.
Y en el acto levantó su celular sus manos le temblaban y marcó al número de su hermana y cuando ella le respondió, le indicó que se regresaran en el acto.
Los tres ya estaban llegando a su casa y se volvieron.
En cuestión de una  hora hicieron acto de presencia en el bufete de su tío.
La secretaria los hizo pasar en el acto y cuando entraron a la oficina, lo encontraron con dos teléfonos   -uno en cada oreja-   y se le notaba que estaba muy angustiado.
Les hizo señas de que se sentaran y esto fue lo que escucharon…Primero habló con el que estaba en la oreja izquierda…
- Ya te di el nombre del asesino. Quiero que me lo radies por toda la república. Lo quiero tieso.
Si una bala de alto calibre en esa cabezota.
No. No quiero negociar. Lo quiero tieso. ¿Ok?
Que no llegue hasta acá. ¿Ok? Que lo quemen. ¿Ok?
Recuerda que es mi sobrino. No quiero errores.
Me avisas… ¿Ok?
Mira que estoy pendiente. – Y diciendo esto,
cortó la comunicación y comenzó a dialogar con el que tenía en su oreja derecha.
Los presentes se encontraban angustiados, pero no se atrevieron a interrumpirlo. Se limitaron a sentarse y a ser testigos mudos de una parte de la charla…Lo que le decían, tan solo se lo imaginaban y lo comprobaban con las expresiones de dureza de su familiar.
- ¿Oíste lo que le dije al comisario general? Ok.
Quiero protección las 24 horas a partir de ya. Si.
Si él está aquí en mi oficina. Ok.
Mándame a la gente que lo va a escoltar desde ahora mismo. ¡Aquí los espero! – Y diciendo esto, les pidió un tiempo mas y volvió a tomar el teléfono y marcó nerviosamente.
Aguardaron unos minutos y luego se le escuchó diciendo esto…
- Procede a recabar toda la información que requiero. No te preocupes. No te preocupes, no.
No quiero negociar con esa banda.
Mi posición es clara.
¡Saquen a mi sobrino de ese contrato!
No. Con una bala en el cráneo le voy a pagar ese encargo. Tú, no te preocupes.
Ya tengo preparado todo.
Ya le viene la escolta a mi sobrino y a partir de este instante…Él se va a “enconchar”
¡Claro hasta que tú me prometas que ya no hay efecto negativo en contra de mi chamo! ¿Ok? ¡Muévete pues!
Llámame mañana,  ¡porque si no te llamo yo!
Mira que esto es muy grave.  – Los padres de Enrique y él mismo se miraban asustados- Entendieron lo que oyeron.
Pero un manto de inseguridad los embargaba. Guardaron silencio.
El abogado, se levantó y caminó a la puerta, la abrió y le indicó a su secretaria…
- Están por venir unos hombres armados.
Me llamas en cuanto lleguen.
Que se sienten y me les das cafecito y que me esperen, que ya los voy a atender. ¿Ok?
- José… ¿Es grave la cuestión…? – Le preguntó el padre del joven    -su cuñado-   y él le hizo señas con la mano y con su cabeza de que si y les dijo…
- Hijo…La madre de tu hija, está encompinchada con un matón, jefe de una banda muy poderosa en esa región.
Y te mandaron a matar.
- ¿A mi…Por qué…?
- Por andarlo “metiendo” en todas partes. – Le respondió de repente su tío y volviéndose al grupo les dijo con mas calma…
- En estas cosas, no hay una explicación lógica.
Tú la amenazaste con quitarle a su bebecita y ella, se alió con un antisocial en tu contra.
Ella te quiere muerto  ¡y ya! Y su marido   -el jefe de la banda-    la complace. Es todo.
El caso es que un asesino   -el cual, aún no hemos identificado, tan solo sabemos que lo apodan “tiro fijo”-   tomó el contrato. Y no quiere soltarlo.
Y el jefe   -aun cuando lo he persuadido de que lo haga- (Porque yo mismo hablé vía telefónica con ese desgraciado) y   me reveló que ya emitió la orden y que el tipo exige que le paguen completo, porque si no te viene a liquidar…
- …Pero esto es inaudito. No lo puedo creer.
¿Por qué me quiere muerto?
- ¡Eso pasa por estar haciendo promesas que no cumpliste y por amenazarla después con quitarle a su cría!
Una mujer que se considera burlada, es capaz de todo…Ella considera que tú te burlaste de ella, hiciste lo que te dio tu gana ¿y después?
La abandonaste y la amenazaste…
¿Qué mas quieres tú?
- Pero si soy el Padre de nuestra niña.
¿Va a dejar a la niña sin su padre?
- Ya tiene tu reemplazo.  Tú ya no le interesas.
Además se siente ofendida.
Alega que tú te aprovechaste de su inocencia.
Que le ofreciste matrimonio…
- Bueno si, pero… ¡No me voy a casar con ella!
Fueron los vapores del licor que tomábamos y ¡ya!
Tú sabes tío que cuando uno es hombre, hace ofrecimientos para lograr que las carajitas te abran las piernas… ¡Eso es todo!
- Y allí tienes la consecuencia. ¿La engañaste?
- …Bueno si…Pero eso no amerita que me mande a ejecutar. ¡No lo puedo creer!
- Pues créelo. Tú cabeza tiene precio.
Y ahora, o lo matamos…O él te viene a matar a ti…
- ¡Esto parece una novela policiaca!
¡No lo puedo creer!
- ¿Ah no me crees?
- Es que esto es una locura.
- ¿Locura? Ya tienen la información de la casa de tu madre. La dirección exacta.
¿Quién se la dio, ah?
- Yo. – Lo reconoció bajando su cabeza.
- Pues a casa de tu madre…Te van a buscar.
- ¿Quéééé? – Brincó el padre que hasta ese momento guardaba prudente silencio.
- ¿Qué hiciste hijo? – Lo increpó bastante molesto.
- Nada. Nada.
- ¿Nada? ¿Y preñaste a una loca allá?
- Bueno, no se veía loca.
-  ¡Pero ahora estamos todos en peligro! – Y volviendo a su cuñado le increpó…
- ¿Cuánto tiempo tenemos?
¿Cuándo fue emitida la orden?
- Tiene ya unos días.
- ¿Y dónde está el asesino?
- Presumo que cerca. Se vino en avión.
Y al parecer ya no hay tiempo de deshacer todo.
- O sea… ¿Estamos en peligro todos nosotros…?
- Así parece. Ya viene un grupo de choque de la policía regional, el comisario jefe  es amigo mío y me debe unos favores y está dispuesto a ofrecerle protección, mientras lo persigan.
Él piensa que si lo puede interceptar. Ya tiene todas sus señas. El tipo conoce esta zona, y (ellos)  lo conocen…Y eso es un punto a nuestro favor.
Pero este jovencito al llegar el grupo, debe desaparecer… ¡Todos ustedes!
- ¿Todos nosotros? Pero si nosotros no hemos hecho nada malo.
- El asesino viene a matar. No viene a preguntar nada. Y va a ir directo a tu casa, por lo que todos deben salir de allí.
Pronto llegarán unos efectivos, que se van a apostar en la periferia…Por si se atreve a aparecer.
Pero ustedes, se me van a tener que meter en otro sitio, un hotel o en otra casa. – Y dirigiéndose al atribulado joven le consultó-   ¿Por casualidad le dijiste que tienes un tío abogado…?
- No…No creo. – Le respondió vacilante, por lo que el tío recomendó…
- Es mejor que todos desaparezcamos de la escena.
Hasta mi secretaria y yo, debemos evaporarnos.
No sabemos qué información habrá dicho este. – Dijo dirigiéndose a su sobrino, mientras comenzó a escuchar muchas voces en la sala de su bufete.
De pronto sonó su teléfono, era su secretaria la cual le informaba que el grupo de choque estaba allí.
- Ok. – Le dijo mientras volviéndose a su familia les dijo- Todos debemos desaparecer.
Nadie debe aparecer, hasta que hayan agarrado a ese sujeto.
Incluyendo mi secretaria y yo mismo.
Tendré que enconcharme también.
Guarden su celular siempre prendido.
¡Ah, a propósito! Dame tu celular – Le conminó a su sobrino.
- Seguro que por el GPS el asesino te puede ubicar.
Dámelo que se lo voy a dar al comisario, para que le tienda la trampa al asesino –El joven se lo dio sin protestar.
Pronto todos tuvieron que partir a direcciones desconocidas. A esperar el desenlace final.
Que ojalá termine rápido y a buen término.
Ya el joven no protestaba, en silencio obedeció todas las instrucciones que le daban.
Sin querer se metió en tremendo lío…Y arrastró a toda su familia.
Todos corrían peligro, ya que una bala perdida no tiene ni nombre, ni apellido.
- Todos nos esconderemos. No llamen a nadie.
No reciban llamadas de personas que no conozcan.
Cuando esto se haya acabado…Los llamaré a todos y será entonces que nos volveremos a sentir libres de todo peligro. – Y mirando a su sobrino, le dijo en tono serio…
- Espero que aprendas esta lección. Con una mujer…
¡Ni con el pétalo de una rosa! ¿Ok? – Enrique bajó su cabeza y asintió en forma resuelta.
- Una mujer no es: Un objeto sexual, ni una muñeca a la cual tú le puedes hacer cuanto te plazca.
Y eso fue lo que le hiciste a esa pobre muchacha…Y aquí tienes el fruto de lo que tú mismo has creado.
Quiera Dios, que todo salga bien; pero eso implica o lo matan a él primero o él te mata a ti.
…Tienes material para que medites…Razona y comprende: ¡Una mujer se respeta!
Para tus apetencias sexuales: Tienes a las prostitutas, pero a las mujeres sanas: ¡Déjalas quietas!
Y ya váyanse, que detrás de ustedes nos vamos nosotros. Y ya saben: Cero comunicación y menos con extraños. – Y diciendo esto les abrió la puerta y se cercioró de que todos se fueran.













© Bernardo Enrique López Baltodano 2015



...Divirtámonos...Después ya veremos...



















“Háblame con la sinceridad siempre…”




- Mira, para que nos entendamos bien. – Le dijo al joven que tenía adelante, lo notó muy nervioso y acelerado, le hizo señas de que se calmara y se quedó pensando  unos minutos; luego levantando su mano derecha le indicó mientras recomenzaba su exposición…
- Primero y principal: ¡Olvídate de nuestro parentesco! – La madre del jovencito y su padre, dieron un brinco de asombro…No podían creer lo que estaban oyendo, pero guardaron silencio.
- …Pero tío… - Le cortó el joven visiblemente nervioso, el de mayor edad le indicó con su mano que guardara prudente silencio, y una vez que logró que el jovencito se aquietara, le indicó que se sentara cómodamente y que guardara silencio.
- Empecemos desde un principio: ¡Olvídate del parentesco que nos une!
- Pero José… - Intervino la mama del chamaco.
- Un momento, por favor. – Le dijo a su hermana.
- Desde que Enrique entró a mi oficina, soy el abogado. Y mi condición de Defensor, la ejerzo con total plenitud. – La hermana guardó silencio ante la indicación de su hermano mayor y le hizo señas a su hijo de que hiciera lo mismo.
El abogado los observó con la severidad del caso y continuó así…
- Dime hijo: ¿Qué carajo hiciste?
Y a mí, no me vas a venir con cuentos de camino. ¡Quiero la verdad!
- Tío, te estoy siendo sincero.
- Empieza desde un principio. Y sin omitirme nada.
- Bueno arranco nuevamente. – Indicó Enrique visiblemente nervioso, puesto que se estaba viendo precisado por su tío a que no omitiera nada…
Y allí estaban sus progenitores, que seguramente lo iban a censurar…
- Yo fui a trabajar a esa zona.
- ¿A cuál?
- Al oriente del país.
La empresa me pagó todos los gastos de traslado.
Y yo comencé a trabajar con horarios rotativos. Trabajaba guardia tras guardia, sin descanso.
Todo bien. Pero cuando me tocaban días de descanso, mis compañeros que viven en esa zona, me invitaban a salir. Tú sabes, a buscarnos unas carajitas…Bueno a salir a bailar…Y esas cosas…
- Y en esas salidas, conociste a la madre de tu niñita.
¿Cierto?
- Si.
- ¿Y?
- ¿Y…Bueno…? Comenzamos a salir. Y cosas por el estilo.
- ¿Cuál “estilo”…?
- Bueno tío, yo soy joven, ella también.
¡Andábamos en nuestro mundo!
- ¿Y tuviste relaciones inmediatamente con ella?
- ¿Relaciones…?
- Sexuales. ¿Las tuviste de inmediato?
- Bueno. Si.
- ¿Y era “señorita”?
- ¿Eso importa?
- Responde.
- No. Pero ella me dijo que había tenido relación con un novio del liceo. En verdad, eso no me interesó, para nada.
- Aja. ¿Y?
- ¿Y…Bueno…Quieres saberlo todo?
- ¿Quieres que te defienda o qué es lo que quieres?
- Quiero tener la guardia y custodia de mi menor hija. Eso es lo que me interesa. – La madre lo quedó mirando e intervino en el interrogatorio.
- Pero hijo, ¿ella es una mujer digna?
- Bueno, me han informado que ella está saliendo con otro. Y me preocupa la salud de mi hija. – Todos guardaron silencio, y en ese vacío, todos miraron al litigante.
- Yo puedo agarrar el caso, ¡pero y siempre hay peros en estos casos!
- ¿Cuáles “peros” pueden haber…?
- Calla y escucha. – Le aconsejó su tío mientras miraba con mucha seriedad tanto al padre como a la madre del demandante, y se expresó de esta forma…
- ¿Le ofreciste matrimonio…? – El chamo se movió nervioso, tardó unos segundos en responder…
- Si.
- Y por supuesto: La engañaste.
Le prometiste eso, sabiendo que no lo ibas a hacer. ¡Un vil engaño!
¡Mal hecho!
Y cuando las cosas comienzan mal…
Tan solo te interesaba su carne y lo que te podía suministrar.
Ratos de placer y de lujuria…Puro sexo.
¿Cierto? – Guardó silencio y bajó su cabeza.
- En primer lugar: Necesito los datos de la mujer en cuestión.
- Claro. Ella se llama: Teresa. – Su tío le pidió que no se lo dijera y que lo escribiera con todo lujo de detalle y le extendió un block,  que el mismo litigante  le suministró.
Aguardaron a que escribiera en letra de molde todo lo referente a la dama en cuestión.
Y una vez que terminó se la dio en su mano.
En silencio, la leyó y se le vio cuando la transmitió en un mensaje de texto. Bien detallado. Y esperó.
- Ok. Miren lo que vamos a hacer…
En primer lugar: Voy a mandar a investigar a la dama en cuestión…De hecho ya envié los datos que tú mismo me diste.
¡Pero! Si la señora es una mujer digna y respetable…
¡Voy a ir en tú contra!
¡Por irresponsable! ¡Por lujurioso y vagabundo!
Y te voy a exigir el pago mensual de una pensión a la menor. Porque yo, vagabunderías no te voy a apañar. ¿Estamos?
- Yo le estoy pasando una pensión mensual a la madre de la niña
- ¿De cuánto?
- Lo que marca la ley. Y aquí están los Boucher que lo demuestran. La bebecita tiene dos años y ocho meses. – Cargaba una carpeta en donde los guardaba correctamente.
El tío, los revisó detalladamente.
- ¡Punto a tu favor! Y leo que le estás dando de mas, y muy a continuo…
Con estos documentos, me estás demostrando que eres un jovencito decente y que se preocupa por su menor hija. ¡Te felicito hijo!
Por otro lado, debo emprender una vigilancia en el acto.
- Pero tío, no quiero problemas con esa señora.
Y si ella se da cuenta de que yo estoy detrás de todo esto.
- Una pregunta debo hacerte    -que por cierto es muy pertinente, en este caso-    ¿La amenazaste con quitarle la patria potestad a la señora…?
- Si.
- Cometiste un error garrafal. Ahora ella ya está en guardia y con toda seguridad…Te está esperando.
…Y con relación a cómo debo llevar este caso… 
Mira hijo. En mi profesión: Mando yo.
Yo siempre voy a actuar con la debida prudencia.
Ella jamás se va a enterar de que yo la mandé a chequear.
¡Ahora te repito!
Si ella me demuestra que es digna: ¡Hasta allí llego yo!
¡Pero! ¡Y digo Pero! Si la susodicha tiene un cable pelado…
¡Actuaré de acuerdo al código legal vigente!
Y comenzaré  a litigar para quitarle “la patria potestad” que hoy día guarda su madre y lograré que el juez se vea precisado a dártela de forma definitiva. ¿Ok? – El jovencito suspiró profundamente y asintiendo le indicó que estaba conforme con el proceso que arrancaría en el acto.
- Voy a hacer unas llamadas. En esa localidad debo tener a algún colega en funciones. – Y diciendo esto sacó su celular  y comenzó.
Una y otra vez, se le vio que hablaba en voz baja.
Al cabo de una hora de intensa espera, se dirigió al grupo, primero mirando a su propia hermana y a su cuñado   -los padres de Enrique-    y
Les dijo…
- ¡Ya llamé! Ya pedí todo el dossier de la joven en cuestión.
- ¿Y para cuando te responden? – Le preguntó su hermana.
- Vénganse mañana a esta misma hora, que ya para ese entonces, tendremos mejores informaciones…
Todos se quedaron mirando y en el acto se levantaron de su asiento.
Su hermana arrancó hablándole de problemas familiares, aparte, a manera de estar informándole de todo lo que les pasaba a ellos, como familia.
Se quedaron deliberando por espacio de una hora mas.
No se atrevían a ir, sin antes saber el resultado de la consulta en cuestión.
El abogado llamó aparte a su sobrino y le dijo…
- ¿Ella es de “buena familia”?
- No.
- ¿Tiene padre a la vista?
- No se lo conocí. – La madre por la agudeza auditiva que tenía, escuchó todo e intervino…
- Hermano… ¿Eso puede influir mucho?
- Es posible. Es posible, mejor se vienen mañana o sino… ¡Mejor yo los llamo! – Todos quedaron conformes y al cabo de un rato  largo  se fueron.
El abogado una vez que se retiraron se quedó pensativo, no lograba concentrarse en nada mas.
Presentía por el tono de voz de “su contacto”, que la cuestión no era tan fácil que digamos.
Esperó por espacio de una hora mas y ya no se pudo aguantar mas y se volvió a conectar con su informante  y esto fue lo que supo…
- Doctor…La joven está metida en tremendo lío.
- ¿Cuál colega?
- Está en relaciones con un conocidísimo hampón.
Un asesino, ladrón, estafador.
…Ese bicho es  ¡malo con ganas!
Es sumamente peligroso. – Esto daba un giro inesperado…Sus sospechas de viejo litigante, no le habían fallado. Supo con temor que lo que les venía…No era nada fácil.





--Mañana continuaremos con este interesante relato—


¡Algo bueno vendrá!













“Eres…”




Como esos vientos impetuosos que arrebatan mi sueño.
Como ese sol radiante que derrite mis angustias.
Como esas olas de alturas asombrosas, que decanta en mi camino.
Las montañas coronadas de nieve y aun así me transmites tu calor.
Como esas profundidades de abismos insondables que dan tranquilidad a mi alma perdida,
como lo que nunca se ha visto…
Nada te supera en grandeza.
Nada te es ajeno.
Todo te pertenece.
Todo está en ti.
Principio del principio,
final de todos los ocasos.
La luz radiante que enceguece a los necios.
A los que se creen que todo les pertenece.
A los que imponen a sangre y sudor,
sus designios.
A todos ellos…Nada son, en tu presencia.
No hay poder humano que te detenga.
Eres la fuerza que nunca tuvieron,
ni que tampoco tendrán.
Eres nuestra salvación.
Tu manso pueblo está sometido a estos lobos sanguinarios disfrazados de mansas ovejitas.
…Pero tú los conoces…
Tú los tienes medidos.
En su soberbia, se creen dueños de todo.
Pronto sentirán tu dominio.
Hazte sentir.
Que sepan que sobre tu voluntad,
nadie está.
Ni antes, ni en este ahora, ni en el que vendrá.
Ellos te temen.
Se hacen pasar por ti.
Dicen neciamente:
“Somos la voz de pueblo”
Su insolencia no tiene límite.
Quítales esa sonrisita de hiena satisfecha.
Quítales ese poder para hacernos daño.
Nos roban.
Nos quitan nuestras ilusiones.
Nuestros hijos, se marchan a otros lares.
Todas las puertas nos la han cerrado.
Tú pueblo, está cercado por esa manada de lobos y de hienas que quieren nuestras desgracias.
Cercados estamos ante horda de odio y rencor.
Y lo esparcen…Por doquier.
Salva a tú pueblo.
Que en ti, confiamos siempre.
¡Sálvanos de esa vorágine espantosa!
Que a mis ojos humanos, no le veo fin.
Pero en  ti, si que confío.
Sé que te harás sentir…
No te tardes mucho.
Ellos alardean,
engañan,
mentiras tras mentira.
Temo que no te crean.
Aun cuando dicen que en tu nombre hablan.
Hazlo pronto.
Qué tu voluntad sea siempre la suprema.
En ti, yo siempre he confiado.
Haz de la tierra, nuestro hogar.
       Que ellos nos han manchado con la sangre
del cordero inocente.
Sé justo, como antes lo fuiste.
Sé justo, en este momento aciago.
Haz tu justicia.
Tráenos tu presencia.
Hazte sentir en este peligroso pueblo.
Que vean tu sombra,
Eclipsados quedarán,
y la sombra de sus muchos pecados
los cubrirán…
Con eso solo se espantaran.
Que tiemblen ante tu yugo ejemplar.
Tu justicia es verdadera, y a cada cuál le das lo que es justo recibir.
Mídelos con tu vara.
Tal como ellos nos hacen a nosotros,
que con artilugios y atropellos
nos tienen sometidos,
pero que en tus manos, a salvo estamos.
Cúbrenos y protégenos,
que sus odios y rencores los delaten.
No tardes mas.
Diezmados estamos.
Tu presencia es siempre vital en nosotros,
Te lo pide tú pueblo,
que clama por ti.














© Bernardo Enrique López Baltodano 2015



3 amigos charlando...Son testigos presenciales de...













 “…Y hablando y hablando…”




- ¿Tú te recuerdas cuando estábamos en ese centro comercial que queda en el centro…Te recuerdas…? – Le preguntó José, mientras degustaba su rica taza de café. 
El sitio en donde estaban, estaba muy concurrido en ese momento.
Gente pasaba de un lado a otro.
- ¿La semana pasada? – Le respondió Víctor mientras evocaba en su mente, aquellos hechos recientes.
- Si te acuerdas que estábamos los dos hablando y hablando con Alexis? – Aprovechó para tomarse un traguito de su bebida caliente.
- …Fue cuando estábamos sentados y de repente pasó una muchacha joven… - Evocó Víctor mientras en su mente se recreaba de aquella escena.
- Bonita, la condenada. – José hizo modelaje con sus manos la fina silueta de aquella beldad.
- Cierto. Nos referíamos a cuestiones laborales…Ya me recuerdo.
- Y pasó esa chica. Muy bonita y elegante.
De fino porte. Pero me llamó mas mi atención cuando de repente, hizo unos ademanes muy violentos. Como si estuviera espantando moscas. Pero con mucha intensidad. ¿Lo recuerdas?
- Claro que si. – Le respondió Víctor mientras
Levantaba y bajaba su brazo izquierdo, como queriendo imprimirle mas potencia a sus evocaciones.
– Al principio fue el mismo Alexis,  me recuerdo que estaba muy preocupado porque temía que lo fueran a botar de su empleo.
Y él,  en un momento equis…Le llamó la atención.
¡Y se le quedó mirando!
Ahí fue cuando nos conectamos con todo lo que le pasaba.
- Víctor, no te puedo negar que era preciosa y estaba con sus medidas perfectas: 90 – 60 – 90, pero de repente…Comenzó a lanzar manotazos. Caminaba y daba muestras de que la estaban molestando. Como si un enjambre de abejas asesinas la estaban acosando…
Y yo miraba y no veía a nadie.
- Pero para mi…Algo o “alguien”  la estaba “tocando” puesto que ella, lanzaba manotazos tanto de un lado como de otro. ¡De repente era mas de uno! – Aseguró sombríamente Víctor mientras en su rostro se ensombrecía.
- Lo cierto Vic es que de repente… ¡Le levantaron su falda!  ¡La falda toda!
¡Qué vergüenza, qué humillación!
…Y no era el viento…Ni nadie que nosotros viésemos.
- Además su falda era ceñida a sus piernas…- Sentenció Miguel. - ¡Y la vimos desnuda!
Qué hermosas piernas tenía.
Y después nosotros fuimos testigos de cómo se estrelló o la estrellaron contra la cerca.
…Y no una vez… ¡Varias veces!
Y sin razón aparente.
¡No había nadie mas cerca de ella!
Miguel guardó silencio, se le notaba que la emoción de esos recuerdos lo alteraba.
Movía sus manos con suma velocidad y sin sentido alguno.
Se encontraba confuso y nervioso.
Se peinaba, cambiaba de posición.
- ¡Pobrecita! Y ya para ese entonces, la pobre tenía cara de espanto.
Y la trataban como si fuese la propia “muñequita de trapo” porque la zarandeaban y le daban duro. – Víctor aprovechó y se tomó lo que le restaba de su cafecito puesto que ya se le estaba empezando a enfriar.
Su mano izquierda   -la que portaba la taza-   se le vio que temblaba.
Y al verse descubierto, su mano derecha
Corrió en su auxilio. - ¿Te fijaste? – Le preguntó muy extrañado.
- Si. Y por cierto…Fue en este mismo sitio, y allá se encontraba la jovencita. Bonita ella.
- Nosotros corrimos en su auxilio   -cómo si “pudiésemos” haber ayudado en algo  (reflexionó en voz alta Víctor)-   ¡pero qué va!  Cuando ya nos encontrábamos a unos veinte metros…
¡Se nos quedó mirando con esa mirada que me partió el alma!
Y es que yo la interpreté como:
“! Ayúdenme chicos, auxilio!”
Pero: ¿Qué podíamos hacer tres cristianos, contra algo que ni siquiera veíamos…?
- Pero Vic, en honor a la verdad, recuerda que unos metros antes de acercarnos a ella…
¡Un viento feroz nos atacó!
…Fue inaudito, algo nunca visto, por lo menos por mí…
Y nos impedía acercarnos a ella.
De hecho, nunca nos pudimos acercar a menos de…Unos veinte metros de ella. Recuerda…
Vic se quedó pensativo y al pasar unos instantes movió su cabeza en señal de que ya se recordaba.
Bajó su mirada y luego su cabeza y musitó…
- Migue…Fue muy trágico.
Nunca me lo esperaba.
Y me recuerdo de esa mirada angustiante que ella nos lanzó a los tres…
Mucha desolación.
Y déjame decirte, que en lo personal…
Sentí terror.
¡Y no me da pena reconocértelo!
Pero sentí que algo muy horrendo se la estaba llevando…
- ¡Y se la llevó! Parecía que la cargaba…Como una hoja la mecía en las alturas.
Yo no la vi corriendo    -aunque muchos me digan lo contrario (afirmaba una y otra vez Migue)-     pero el caso es que la estrellaron contra ese camión, que para colmo iba arrancando y le pasó por encima.
¡Qué fuerte sonó eso! Me pareció que fue como si estrellaran una gallina contra la pared. Espantoso. Quedé petrificado.
¡La mató al instante!
Al instante chorros de sangre por doquier.
- ¡Qué pesar! Y le complicó la existencia a ese pobre chofer, que ni culpa alguna tendría.
Hoy debe estar preso. Pobrecito ese hombre.
Y estas son cosas que pasan, y  nunca me las podré explicar.
¿Quién podrá explicar esa muerte tan horrenda y estúpida?
¿Y qué “karma” tendría esa mujer encima, que la obligaron a eso…?
- En esta vida suceden muchas cosas, que no tienen ningún tipo de explicación lógica posible.
Y lo único que nos queda, es darle   ¡gracias Dios mío!
Que a mi, o mejor dicho que  a nosotros no nos ocurra. – Ambos amigos se quedaron mirando el sitio en donde aconteció esa historia.
Se persignaron en señal de respeto y de temor profundo.
Pero ya no se aventuraron a decir nada mas.
El silencio fue su mejor aliado.
Movían sus cabezas de un lado a otro, no podían darle crédito a lo ocurrido.
…Pero eso pasó…Y ellos fueron testigos de excepción.
Esas imágenes les quedaron infaustamente grabadas en sus memorias…Y con seguridad jamás se les olvidaría.
…Cosas de esta vida.