"Me lo temía" Jueves: 22-01-15



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“Me  lo  temía”



- Pienso en ti…
- ¿Piensas en mí…Y por qué…?
- Porque si hubiese sucumbido en aquel entonces… ¿Cómo te habría conocido mi linda nietecita…?
Pienso en mi hijo…Que es tú padre…
Y en todos tus primos…Que son mis nietos…Y en tus tíos…Que son mis hijos… ¡Me debo a  todos ustedes!
…Y pienso y pienso…Básicamente porque a esta  (en la edad)  en  que me estoy encontrando ¡no me queda nada mas por hacer…Sólo pensar! Recuerda que ya estoy muy viejo. (¡Edad Divino Tesoro!)
Y no tengo trabajo, y ¡solo pensar es lo que me queda! 
¡Bueno es el signo de mí tiempo! (Espero que logres entenderme.)
Y pensando en estas cosas, me digo a mi mismo…
¿Hay que ver por las cantidad de vicisitudes por las que he tenido que pasar…Para llegar hasta acá?
(¡Ay hijita mía…Si yo te contara…!)
…Y hoy mirando mi pasado…Contemplo en la lejanía todas estas cosas…
- ¡Ay abueli…Me vas a hacer llorar en medio de esta dramática experiencia por la cual ya la pasaste!
(…Y por otra parte…Trato de entenderte…Pero es que ¡soy muy jovencita! ¿Me entiendes a mí…?) Le dijo con su forma muy propia de expresarse y con toda su inocencia con la que portaba en su muy tierna edad.
El abuelo al parecer como que entendió ese tipo de lenguaje (en su forma de expresarse…Con sus gestos y con su propio cuerpo. De la hija de su hijo.)  Aspiró profundamente y reconoció que su nieta estaba en su edad…Y que era preciso seguir preservándole su momento. Por lo que le agregó…
- ¡Pero bueno…Lo importante es que estamos vivos y nos contamos!
¿No te parece…?
- ¡Así se habla!  …Pero me tienes en ascuas… ¿Podrías continuar con tu experiencia…?
- …Bueno… ¿Quedé en…? – Sonreía por dentro tratando de que su descendiente no lo viera.
- ¡Que ya has descubierto! los cuerpecitos calcinados de tus dos mascotas…Y entró ese fuego ¡espantoso! (Que debió haber sido: ¡Horroroso!)
- Ok. Ok. Pero antes debo reconocerte: …Qué me encontraba ¡petrificado!
Y que me dolían a rabiar… ¡Toda mi humanidad!
Mi sangre estaba ¡hecha piedra, sí PIEDRA!
…Pero al contemplar lo que le había ocurrido a ese par de criaturas que: ¿Qué mal le han hecho a alguien? ¡No es posible! ¡No lo tolero mas!
- Ya. Ya. Abueli recuerda que estas cóleras en nada te ayudan. Luego te pones alterado  -tal como lo estás en este momento-   y nada bueno puede salir.
Además recuerda: ¡Que eso sucedió hace muchísimos años!
¡Figúrate…! Ni mi padre conocía a mí madre.  Así que es mejor que te serenes y calmadamente…Vuelvas a echarme ese cuento que me mantienes como ya te lo dije: ¡En ascuas!  …Por favor…
- ¡Tienes razón! Y… ¿Ya lo ves?
Tú dándome lecciones a mí… ¡Vaya mundo en el que estamos viviendo!
Pero bueno. Me voy a serenar y ¡Ja! ¡Ja! (No te asuste…Es que estoy tratando de sacar todo ese coraje que se me ha quedado rezagado…Je, je, je, je…
Tenme paciencia. Que no es fácil…A mis larguísimos años….Je, je, je, je…)  - Tuvieron que pasar unos minutos, en los cuales el viejo estiraba con fuerzas cada una de sus extremidades. Se levantó y lanzó varias pataditas con cada una de sus  piernas ya añejadas. Volvió a toser. Se acercó a su ventanal que da hacia la calle, miró hacia la derecha y luego a la izquierda. Algo lo entretuvo y mientras tanto su nieta lo seguía ya con incomodidad y chequeando su reloj con suma insistencia y cuando ya no pudo aguantar mas le dijo…
- Mira que se me está haciendo tarde.
¡Y no me quiero ir así como así!
Tienes que concentrarte y re comenzar con tu relato. ¡Plis!
- ¡Uy qué carácter! Te pareces a tu madre. ¡Brava y dominante!  …Pobrecito mi hijito…Con la esposa que escogió…Y ahora contigo… ¡Pobrecillo!
- ¿Vas a continuar…Sí o no…?
- …Bueno si es así “por las buenas”





….Este relato no ha concluido…

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