“Antes te
amaba…”
Antes te
idolatraba…Con la frescura de mis años mozos…
Con esa
exasperación que me llevaba al paroxismo.
Con la
inocencia de un joven, que locamente estaba enamorado.
Suspiraba y
lagrimeaba…
Solo porque
en ese entonces…Eras mi sol, mi luna, mi norte y mi sur.
Mi mundo y mi
existencia pendían solamente por verte…Aunque sea en la lejanía.
Con el sudor
de mi cuerpo que anhelaba tu presencia, con la suavidad de las flores y con su
fragancia que aquietaba mi espíritu…
Te adoraba porque una parte de mí…
Acusaba tu
presencia…
…En tu
ausencia lamía mis heridas…
Y aun cuando
mis ojos nunca te divisaron…
Mi corazón
desaforado ¡clamaba por ti!
¡Busqué una
quimera!
Y en medio de
mi caos existencial…Eras mi puerto seguro, al que nunca he podido encontrar.
Perseguí mis
ilusiones, te seguí en mis recuerdos…
En rostros
imprecisos tejí mis ensueños.
Te amaba en
mi silencio y en esto iba todo mi ser. Jamás expresé mis sinsabores.
Sufría
desgarros cuando no te veía,
mi ser se minimizaba…
Temblando
pronunciaba un nombre que no conocí…
Mi angustia
destrozaba mis inspiraciones,
no atinaba a
nada. Era errático.
Cuando no
lograba encontrarte…
Mi sueño se
espantaba, las lágrimas brotaban sin parar,
me sentía el
mas deplorado de todos,
no era feliz.
Solo en mi
interior te podía ver, y allí era
¡soberbio! Porque estaba completo.
Cuando era un
adolescente…Era perentorio encontrarte,
Aunque nunca
lo logré,
vivías
en ¡mis constantes devaneos!
¡Eras la musa
que inspiraba a un ciego!
¡El sonido de
tu voz inspiró a un sordo!
¡Eras el
aroma que mi olfato percibía!
¡Te he
buscado por doquier!
Tu imagen
subyace en lo mas recóndito de mi propio ser,
y aun no sé,
si te he de ver.
Hoy en
día…Mas reposado y con la experiencia de mis años vividos…
Te sigo en
mis pensamientos.
Allí
estaremos los dos…Por toda una eternidad.
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