-Plaza Ribas en La Victoria-edo. Aragua-Venezuela-
“…Y
si te dijera…”
En conversaciones…
Persistía cada uno de estos amigos en
su concepto -el cual consideraban un
axioma- y es que para decir la verdad,
en ocasiones caían en estas honduras, en las cuales ninguno se daba cuenta en
que se violaban cada uno de sus principios,
por anteponer el suyo propio.
En temas…En que se anteponía…
Y en esta ocasión, fue en una linda
tarde, paradójicamente en un momento en que el clima era propicio para el solaz
y el entretenimiento.
Estaban en una plaza muy concurrida.
Dicha plaza era muy arbolada, con
varios caminos de concreto, rodeados de muchas plantas de flores.
Por el suelo jugueteaban inmensa
cantidad de ardillas, acompañadas con grandes iguanas, algunas de las cuales
con muy lindas estampas.
Fuera de ellos dos, había muchos que
acudían a ese sitio para su propio entretenimiento.
Todos iban a disipar sus muchas
desilusiones, sus propios cansancios…Allí se relajaban en forma suprema.
Se escuchaba el correr de los vientos,
acompasado con el de la gran variedad de pájaros de todo tipo, uniéndoseles bandadas
de pericos parlanchines.
En fin: Todo un edén.
Y en el preciso instante en que una
paloma levantaba vuelo en medio de su grupo, ascendiendo a una alta rama de un
árbol muy cercano, momento que aprovechó uno de ellos para hacer su afirmación…
- Y es que lo que tú ves…No
necesariamente es así porque nos llenamos la boca y nuestros sesos creyendo lo
que no es cierto.
Puro excremento tenemos hasta para
regalar. Puesto que no es lo que estás creyendo que es. – Se detuvo para
verificar que aún continuaba la paloma que ya había llegado a su rama, y se
acomodaba entre las ramas, para ubicarse mejor, pero su contrincante no lo dejó
continuar con su evocación y continuó de esta forma…
- Hablas sin sentido. Sin noción, ni del tiempo, como tampoco del espacio.
¡Puro: Bla, bla, bla!
¿Cómo te atreves decir que es “puro
excremento”, ah…?
Nuestros estudios, nuestros
científicos se han devanado los sesos para poder explicarnos eso que tú llamas
“no necesariamente es” – Hizo muecas de hastío, se encontraba impotente ante la
terquedad de su compañero.
- ¿…Y de qué “científicos” me hablas…?
Te he estado observando Ignacio.
Y te veo muy “erudito”, siempre
estudiando eso que ustedes llaman eufemísticamente “inexplicable” y pienso y
así te lo afirmo…
¡Puro
bla, bla, bla!
Metida
tú cabezota entre esos
libracos grandes y espesos…Pero que contienen: ¡Pura bazofia!
Siempre dudando y dudando de todo y de
todos.
Y eso no está bien amigo…No está bien.
Debes darte un compás de espera.
- ¿…Cómo cuál Juan…? Yo por lo menos baso mis afirmaciones
en los estudios.
En los textos que así lo afirman. ¡Son
cuantiosos los autores!
Y te lo puedo afirmar sin temor a
equivocarme…
Te puedo mencionar a…A…
¡Bueno no me recuerdo en este momento!
¡No hay vida después de esta! ¡No la
hay!
¡Son puras…Invenciones!
Y es que me baso en seres que mientras
vivieron fueron productivos, estudiosos, eruditos y en cambio tú…
¿Qué…Qué…?
¡Puros brujos, hechiceros y todos cortados por la misma tijera!
- ¿Te atreves a ponerlo en duda…?
- ¡Brujos, hechiceros, hierbateros…
Herejes…Bazofias todos ellos!
Ya te estoy viendo…Nervioso. Poniendo
esa cara de baboso frustrado.
Y déjame decirte: ¡No hay vida después
de esta!
- ¿Y en que se basa esa afirmación
tuya?
Alguno de esos autores que no creen en
Dios… ¡Seguramente que son ellos!
- Basémonos en los hechos. – Le aconsejó Ignacio
visiblemente molesto.
- ¿Cuáles? – Haciendo ademanes de
mucha impotencia le hizo esa pregunta y a la vez, intentando englobar a los que
se encontraban mas cerca de ellos y viendo que nadie les ponía atención alguna,
hizo gestos al vacío.
Mientras tanto Ignacio lo miraba con
cólera contenida, y le repuso…
- Simple observación. Elemental mi
querido amigo Juan…Escúchame plis… - Lo observó con mucha desconfianza.
No confiaba en nada de lo que este le
afirmaba.
No obstante…Prefirió darle un compás
de espera…
- En química se estudia la materia
orgánica y la inorgánica…
- Cierto.
- Y cuando un cuerpo muere…Comienza su
proceso de descomposición…
- Cierto. – Le concedió de una forma muy dominante, a lo
que haciéndole señas le dijo…
- …Pero ya va Juancito…No me
atropelles.
Déjame ir a mi propio paso. ¿Ok?
Quédate quieto. Que ya vas a tener tu tiempo. Pero
déjame que desarrolle mi tesis…
No puedo “inspirarme” teniéndote así
tan cerca…Atropellándome.
…Dame tiempo. Baja la guardia. – Juan
lo contempló mientras se persuadió que su amigo bajó su presión. Movió
nerviosamente su cabeza en señal de contrariedad, buscó una silla y en cuanto
la ubicó, la buscó…La trajo y se sentó pomposamente.
Ya que ambos son empecinados en sus
teorías. Siempre se creen que mantienen el imperio de la verdad y esta no es
una condición extraña.
Abiertamente Ignacio no cree en el concepto de que después de esta
vida…Halla otra.
Descarta en forma tajante la
reencarnación.
Y su amigo lo antagoniza.
Pero volviendo a nuestro relato…
Y cuando ya se encontró cómodo, se
sentó con todo el aspaviento posible y le hizo señas para que continuara…
- …Cuando una persona muere ¡sea quién
sea! ¿Qué le pasa…?
¡Qué comienza su etapa de
putrefacción!
…Porque cómo es lógico…La muerte trae
su proceso de putrefacción. ¿Cierto?
¡No hay otro camino…Es así!
Antes lo era y hoy sigue ¡igualito!
¿Y qué pasa entonces…? ¡Qué sus células se descomponen y bla, bla,
bla!
Ya eso lo sabemos ¡hasta el cansancio!
Ahora bien. ¿Ustedes creen “en el
espíritu”?
¡Pero nadie lo ha visto! “Eso” no
tiene personalidad jurídica, ni existencial…
¡Porque sencillamente: No Existe!
Y la persona que ¡peló gajo!
Sencillamente…
¡Se murió! ¡Y ya!
No hay que darle mas vuelta a eso.
¡Descansa en Paz!
¡Finish! ¡The
End!
…Tan sencillo como eso… - Juan lo
contempló largamente. Ni siquiera se molestó en mover su cabeza en forma
negativa.
Ignacio por su parte -pensó internamente- que
¡al fin lo había vencido! Y que
ya no tenía mas argumento con el cual le podía rebatir toda su argumentación.
Pero su amigo no estaba vencido, lo
miraba hasta con conmiseración. En ningún momento se molestó en rebatirle.
Pasaron varios minutos y ya su amigo daba por concluida su intervención…
Pero Juan no estaba conforme, así que
comenzó en una forma muy suave pero contundente…
- ¿Acaso me puedes explicar la
existencia del Viento…?
- ¿Del viento…Y que hay con eso…? –
Ignacio carraspeó. No entendía por dónde le estaba yendo ni cuál sería su
estrategia.
- ¿Tú has visto el viento…? – Le
volvió a preguntar pero sin alterarse. Manoteaba hacia su cara y buscaba con
insistencia…Y en vista de que su amigo no le respondía…Continuó así…
- ¿Acaso tiene “personalidad jurídica
o Existencial”…?
¡Yo no he visto al viento! ¿Acaso tú
si…?
¡Nadie lo ha visto! Que yo sepa.
…Pero saben de su existencia…
¿…O no…? ¿Y eso por qué? – Parafraseó
su pregunta por distintos escenarios, hasta le transmitió su duda a los
árboles, a los pájaros y a todas partes. Pero lógicamente, nadie le respondió,
como tampoco él esperaba respuesta alguna, ya que era una forma por demás muy
dramática, como para parodiar a su oponente, el cual lo miraba con sus cejas
bien fruncidas y con esas ganas de lanzarle un golpe y tirarlo por el drenaje
de la impotencia y de la involución.
Y para cuando ya estaban a punto de
irse a los golpes, se les acercó otro amigo, el cual los observaba desde una
docena de metros -en otra banca- pero que los seguía, sin querer intervenir
pero ya viendo que la cuestión se les estaba poniendo álgida…Decidió
intervenir.
- Ya va. Ya va. No se me vayan a
pelear por esas estupideces.
- ¿”Estupideces…”? – Le inquirió
visiblemente enojado Juan, quien buscaba el apoyo de su contrincante.
- ¡Si y explícanos a que te refieres
con eso de: “Estupideces”? – Ahora era Ignacio, quien se levantó y en pleno
proceso retó a su amigo que recién entraba en este litigio.
- Porque me parece: ¡Estéril y pueril
ese tema!
¿A quién le va a preocupar eso…? – Los
retó con su postura, a lo cual los dos contrincantes, se quedaron fuera de
base, y en el acto Juan dando un paso adelante lo conminó…
- ¿Cómo que “a quién le va a preocupar
esto…”?
¡Este es un tema muy trascendental e
importante!
- ¿Importante…En qué…? ¿Para qué?
Importante es: ¡Lo que nos está
pasando en este país! En que no se está consiguiendo comida.
En que hay que hacer innumerables
colas, para poder comprar algo. ¡Si es que lo consigues!
En que no hay medicinas y la gente se
está muriendo no por la enfermedad… ¡Sino porque no se consigue nada!
Importante es: ¡Qué no hay agua!
Qué la delincuencia está “a todo
vapor” y desatada robando, hurtando, secuestrando y hasta matándonos a
nosotros: ¡Los habitantes de este país!
¡Eso sí que es meritorio y urgente que
todos nosotros nos unamos para enfrentar ese flagelo mortal!
Y sin embargo, ustedes se enfrascan en
una estúpida tesis de: “Lo que vendrá después de muertos nosotros” O de que:
¿Hay resurrección o no? ¿A quién carajo le va a importar eso, ah?
- …Bueno tú opinaras eso…Pero para
Juan y para mí, es muy trascendental lo que estamos tratando…
- ¿Y a mí: qué importancia tienen los
políticos…?
¡Si ellos siempre se salen con las
suyas!
Durante toda la historia de la
humanidad, siempre ha sido una constante. Los políticos siempre serán eso:
¡Políticos! Esa fue, es y seguirá siendo su razón de ser. Revisa y estudia la
Historia Universal.
Y podrás comprobar que siempre han
existido personas que valiéndose de cualquier artificio se aprovechan de la
inercia de los pueblos.
Porque todas las tribus, naciones o
como los quiera definir son en esencia eso: ¡Masas!
Masas inermes que saben que se los
están comiendo, que se los están tragando, pero con su comodidad…Prefieren que
sean otros los que lo hagan.
Y por eso existen los parlamentos, los
militares…Toda es gama de especies, con que siempre hemos convivido y
coexistido.
¿Qué me puedes refutar a eso…? –
Ricardo el recién llegado, se rascó la barbilla, y en signo de impotencia le
agregó…
- Tan solo deseaba que dejaran de
estar peleando.
- ¿Peleando…Nosotros…? Lo que pasa es
que como es excitante para nosotros el
tema en cuestión, pues nos exaltamos: ¡Eso es todo!
- Pero sigo insistiendo: ¡Hay temas
mas importantes!
- ¿Cómo cuáles? – Le retó Juan, a lo
que Ricardo lo encaró así…
- A que este país se está hundiendo.
- ¿Hundiendo…? ¡Pero eso no es porque
estemos afrontando este tema!
Nosotros en nada somos responsable por
ello.
- Se está hundiendo por… - Ignacio iba
a seguir exponiendo cuando en este mismo instante, pasó sobrevolando sobre
ellos una de los tantos pájaros y botando sus excrementos…Le cayó encima a él
mismo. ¡Quedó pasmado! No se lo podía creer.
(Le había caído en su cabeza…Y le
chorreaba por su cabello…)
¿Qué un miserable “alado” le estuviera
haciendo “esto…”?
No. No había explicación lógica
posible.
En todo caso, debió haberle caído “al
metido” de Ricardo que vino a interrumpirlos con una cuestión tan banal y absurda.
Pero así fue lo que ocurrió…
Y él había sido “el elegido”
Los demás lo contemplaron impávidos y
en el acto, levantaron sus cabezas para descubrir qué ave era la responsable y
que le propició ese tremendo “regalito”
Los que contemplaban la escena, se
llevaron la mano a la boca y otros exclamaron su tremenda sorpresa, otros se
persignaron, mientras la mayoría prefería mofarse de ese acto…Tan inusual.
Los tres amigos, se contemplaron con
impotencia.
Pero es que en ese preciso momento,
muchos de esos voladores, batían sus alas, en señal de algo extraño.
- ¿Estás viendo: Ignacio…?
- ¿Qué…? – Le repreguntó mientras
seguía impávido y alelado por toda esa barahúnda que se había formado.
Ricardo, se echó un paso atrás
mientras esperaba la respuesta de Juan, el cual respondió así…
- Que la misma naturaleza se está
oponiendo a que nos quedemos en este mismo lugar…
- ¡Si este es un mensaje de “lo
oculto” y que seguramente nos está previniendo de algo malo! De “algo perverso”
que seguro debe estar por ocurrir… - Y diciendo y partiendo, los dos tanto Juan
como Ignacio, corrieron espantados, mientras Ricardo los observaba sin entender
nada de lo que estaba aconteciendo…
©
Bernardo Enrique López Baltodano 2016
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