¡Un nuevo relato!
Lo voy a publicar cada día.
“Mujeres marditas”
La
visión de un motorizado en
medio del intenso calor.
Eran
horas del medio día, el calor impera y todo pareciera que se desarrolla en
cámara lenta.
(Y
mirando la calle, pareciese que un vaho de vapor se condensa caprichosamente
sobre el pavimento hirviente.
¡Qué
sensación “tan caprichosa”! y hasta se asemeja el mismo efecto que el que se
produce en los desierto.)
En
el centro de esta ciudad todo se desarrolla con la mayor tranquilidad; mientras a lo lejos una sensación térmica nos
indica que la temperatura es abrasadora.
(Y
como dirían los choferes: “Hasta se puede freír un huevo en la capota de mi
carro”)
En
el centro comercial me encuentro bajo sombra, y estoy en espera de que aparezca
un amigo con el cual debo discutir
asuntos de negocios, aunque la espera es fastidiosa, por lo menos me entretengo
viendo a las personas caminar – Y es curioso “vistear” a los semejantes… ¡Hasta
se puede presumir de “adivinador” …A aquel que va caminando…Debe tener
problemas con su…Mujer o a lo mejor con su familia, puesto que va cabizbajo y
aquella damisela que mira y remira las exhibiciones…Como que no le alcanza el
dinero y no se atreve a preguntar… ¡En fin! Con algo hay que matar el tiempo en
una espera… ¿Cierto?- mientras visualizo hacia la dirección por la cual debe
aparecer el amigo en cuestión.
Tan
ensimismado estoy que escucho una voz, la cual al principio no le presto la
atención debida, pero a la final el factor sorpresa fue decisivo y me volví a
atender esa voz que me decía…
-
¿Estás viendo esa mujer? – Me preguntó de repente un hombre que se había
sentado apenas unos minutos en la misma banqueta en la que me encontraba.
(¿…Una
mujer…? ¡Hay como quinientas!)
Miré
de repente a quién me hacía la pregunta y lo vi que me estaba señalando una
camioneta de esas de las nuevas.
...Continuará mañana....
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