...El amor...El amor...



Borrador de un cuento”


“Un  relato de amor…”


Él calló. Se sonrió y esquivó la respuesta, diciéndole…
- Me he quedado encantado contemplando tu majestuoso firmamento, que sigue plagado de hermosas y muy iluminantes estrellas de todo tipo…
- …Cierto. Y las he coleccionado solamente para tu disfrute. Pero aún así…Te me vuelves a ir y ¿qué se supone que haga ahora…?
Titubeó y nerviosamente acudió a refugiarse en el inmenso firmamento. Con un torpe encubrimiento trató de disipar…
- …Bien sabes que siempre he de volver a ti…
- …Como las estrellas de paso… - Lo miró de  frente y le sonrió con ternura.
- Pero siempre anhelante.
- Y siempre errante… - A esto no supo qué contestarle. Bajó su cabeza y comenzó a mover algo debajo de la suela de su zapato.
Ella lo contempló sin decir nada.
- La vida no es siempre como uno la planifica… - Agregó a manera de comentario, ella lo seguía con su mirada y al cabo de un instante le respondió…
- Tienes que anclarte. Te amo con locura…
Debes fijar tu rumbo y no desviarte de tu objetivo. – Juan la miró profundamente. Exhaló fuertemente.
Ella creyó que algo le iría a decir, pero en su lugar se desplazó unos dos metros y alzando su cabeza continuó detallando el cielo estrellado.
Vicky no agregó nada. Solo se limitó a observarlo. No se movió.
Escucharon un ruido extraño y ambos dirigieron su atención hacía el sitio en dónde creyeron que se originaba ese sonido. Afinaron muy bien su visión…Silencio.
- Es mejor que entremos… - Sugirió ella visiblemente nerviosa. Tenía sus manos entre su pecho y nerviosa le hacía señas de que entraran a la casa.
Pero él prefirió indagar y saber qué era lo que lo originaba. Le hizo señas de que aguardara.
Pasaron unos dos minutos, en que los dos se concentraron a escuchar todo lo referente.
Y de repente salió en medio de una arboleda un perro persiguiendo a un pequeño animalillo que presumieron que era una lagartija.
Andaba en su cacería, hasta que la pudo agarrar entre sus fauces.
Ya habían cesado esos inquietantes ruidos muy misteriosos en medio de esa noche.
- Tengo frío. – Le informó ella. Él procedió a abrazarla y a darle su calor.
Ella se acurrucó entre sus  brazos y aceptó esa oleada calórica.
- …Hueles divina…
- También tú…Además me acabo de bañar…
¿Te recuerdas?
- Cierto. Aún hueles a agua bendita.
- ¿Te parece?
- ¡Siempre! Entre tus brazos me siento un Dios.
Y me creo el hombre mas poderoso y fuerte de todo el universo… ¡Hasta estaría dispuesto a bajarte toda esa constelación y ponerla a tus pies…
- Y yo entre tus fuertes brazos me siento muy protegida y bendecida…

....Mañana…Un poquito mas….Hasta  su  final…


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