“Borrador de un cuento”
“Un relato de amor…”
Hoy es: Lunes 15 de Sept.
- Amor, aquí
nadie se opone a nuestra unión… - Le salió al paso al adivinarle que por allí
era que seguramente él se resistía…
- Mi hijo
Pedrito no te rechaza…
Mi mama
tampoco… (Por lo menos eso es lo que aprecio…No veo en verdad rechazo alguno.)
- …Pero no
es correcto.
- ¿Qué es lo
que no es “correcto”? – No supo cómo decírselo. ¿Y de qué forma le podría decir
que esa majestuosa casa, su lujosa forma de vivir…Lo intimidaba? Porque él no
tenía los medios financieros para poder costearse esa forma de vivir.
Sencillamente
no podía. Su trabajo apenas le daba para “medio” vivir él. Le costaba “un
mundo” el poder aceptar esta su realidad. Pero a decir verdad; no se atrevía a
reconocerlo…Pero en esencia esa era su fatalidad. Ansioso siempre por querer
darle lo mejor de este mundo. Pero no podía. Su fatalidad era su estado
financiero y temía el llegar a ser una carga para ella. Insatisfecho puesto que
se sentía incapaz de poder darle ese status de vida en que a simple vista, su
amada estaba acostumbrada.
¿Y cómo
podría negarle todos sus lujos?
En cambio
con él, tendría que negarle su estilo de vida. No era posible, y por eso
prefería alejarse.
Sencillamente…Él
no estaba a su altura. Su cruel realidad.
A los
hombres se les prepara para ser ellos el “proveedor” y no a ser “mantenidos”
por una mujer. Esa es una realidad
inocultable.
¿Y cómo
podría vivir así? ¿A costilla del trabajo de ella? No. ¡No podía aceptarlo!
¡Qué ingrato
era su mundo!
Pero era lo
que él poseía y recién le estaban dando un nuevo trabajo en el que “era
posible” que lograra aumentar sus ganancias. Pero debía presentarse a las siete
de la mañana en esa empresa y que si era aceptado…Debía empezar a laborar y a
ganarse todo lo que pudiera hacer.
Pero era
preciso estar allí. Y aún le faltaban unas cuatro horas de viaje. Poco le
interesaba el dormir, y temía que si se acostaba…Se quedara dormido.
¿Y no
asistir a tan importante cita? ¡No!
Pero nada
tenía para ofrecerle a ella. Por lo menos: Por ahora.
Es posible
que con su trabajo pudiera revertir su mala racha.
Pero por el
momento no era posible. Debía partir. Sin ninguna excusa.
- …Quédate conmigo…
- Le ronroneaba al oído, mientras le prodigaba sus besitos y caricias- …Quédate
conmigo…Nada me hace falta y contigo estoy dispuesta a todo…Quédate y hagámonos
nuestro propio nidito…Tú y yo…
(¡Me parte
el corazón! ¡Mucho que me gustaría quedarme con tan bella damisela! …Pero soy
un pobretón y no debo arrastrarla a mi mísero mundo en donde todo tendría que
negárselo…Y no es justo, ella vive entre lujos y confort… ¡No debo hacerlo! No
es justo para ella y su familia…) –Pensaba él.
Era
demasiado excitante y casi se postraba a sus encantos.
Pero no.
Debía seguir.
Quizás en
medio año o quizás en un año, pudiese ofrecerle algo mejor…
(¡Qué
ingrata es esta educación que les dan a los varones! Y es que es un molde muy
difícil de “romper” para aquellos que son Hombres de verdad –y no la pacotilla
que envenenan y hacen confundir la verdadera esencia de ser: ¡Honestos y
sinceros!- Y esa es la realidad de nuestro personaje.)
- No puedo…
- Se tardó en responder…Mucho lo meditó, demasiado lo analizó…A decir verdad:
¡Le daba mucho coraje! Creía que no se lo merecía…
Pero ese era
su estigma…El de él…No el de ella.
....Mañana martes....Continuará....
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