“Corto en relatos”
“En
ocasiones todo parece ser…”
A veces nos
confundimos y creemos ver algo…Pero…
Ciertamente venía muy ensimismado en mis propias y muy
elocuentes figuraciones, de esas que se me pegan en la mente y es cuando
comienzo a presenciar cantidades de imágenes.
Unas con sentido, otras que no les consigo lógica alguna, pero
en esta ocasión,
-precisamente- me encontraba
totalmente concentrado en situaciones pasadas, pero que adquirieron vital
importancia -a pesar de que ya las
había desechado, con anterioridad-
no venía pendiente del camino,
mis pies me llevaban de una forma muy natural.
El caso es que de repente, seguramente algún ruido o algo
extraño, ¡fue lo que sacó literalmente hablando de mis elucubraciones! Y comencé a darme cuenta -literalmente en dónde me encontraba- y me encontré en una calle muy ajena a mis
recuerdos -no reconocí ese sitio, es
cierto- pude constatar que todo era
ajeno a mis rememoraciones.
Absorto estaba tratando de reconocer, pero me fue inútil. Así
que me detuve un instante y fue cuando pude darme cuenta de que de algún
extraño lugar apareció un enorme canino, me mostraba sus feroces colmillos
mientras me gruñía con toda su cólera…
- ¡Grrrrrrrrrrr!
¡¡Grrrrrrrrrrr!! – Me detuve en seco. No atiné a realizar ningún
movimiento, era vital para mí ubicar su exacto lugar…
¡Y estaba a unos cinco metros! Imposible huir.
Aterrado contemplé como los pelos de su nuca los tenía
parados. Sus ojos despedían fuego.
Venía agazapado pero decidido. Lentamente se me venía
acercando. ¡Temí que en cuestión de unos tres minutos…Se lanzaría en mi contra!
…Y eso me mantenía con mis músculos trancados, con todo mi
organismo en alerta súper máxima. Mi respiración se me dificultaba.
Casi perdí mi visión. ¡Ansié en ese mismo instante tener el
don de desaparecer!
Mi mundo quedó trabado.
Gravitando sin eje preciso. Me sentí en shock.
Cuando de repente, apareció de algún impreciso lugar, otro
canino de estampa distinta y mas grande, y se dirigió en forma inmediata sobre
mi atacante. ¡En un instante posterior!
Pude darme cuenta, que lo sujetaba por el pescuezo. Lo
apretaba con tanta fuerza, que logró contenerlo.
De una forma u otra, pude percibir que cada animal traía su
propia pandilla.
Los seguidores ocuparon posición en lados distintos, pronto
pude ver que le estaban haciendo una rueda.
Ninguno intervino en favor de su líder.
Todos seguían absortos la fatal contienda.
Fue cuando escuché una voz, de alguna parte y me decía:
- ¡Corre! ¡Vete ya! - Y en el acto obedecí ese mandato. Y
corrí en forma desaforada.
Logré aminorar mi huida como a mas de diez cuadras. Satisfecho
volví hacia la dirección…Y no pude ver nada.
¡Apuré mi paso…Y salí de esa extraña situación!
© Bernardo Enrique López Baltodano 2016
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