En este nuevo relato, podemos ver cómo es que suceden las cosas.



                                                              -Google imágenes-








“Me invitaron a almorzar”





- Estaba en mis labores cotidianas en la escuela donde doy clases, y como era el día de mi cumpleaños, recibí la visita de Carmen y su esposo, ellos me fueron a buscar para invitarme a ir a almorzar, como regalo por mi onomástico.
…Y pensé: “¿Por qué no…? No es mala la idea”, así que me escapé a eso de las once y cuarenta y cinco, en realidad quedaba poco tiempo para terminar mi jornada laboral.
Edgar el esposo de mi amiga Carmen, fue quién me hizo la invitación, luego que recibí un fuerte abrazo y una muy cálida demostración de afecto de mi eterna amiguita.
El caso es que salimos. Me invitaron a ir a una pizzería muy famosa, y cuando llegamos estaba prácticamente vacía.
Tan solo habría unos diez comensales, que al igual que nosotros acudimos para disfrutar de una muy sabrosa pizza.
Así que buscamos una mesa, y la conseguimos.
Yo quedé sentada dándole la espalda a la puerta de entrada, mi amiga enfrente y a su lado su esposo Edgar.
Nada mas al llegar, ella comenzó recibir una cantidad de mensajes y de llamadas, así que se dispuso a responderle a todos sus mensajes.
(En estas épocas es muy cómico el tener que ver como la inmensa mayoría se quedan chequeando sus celulares, navegando o haciendo sus cositas, sin percatarse del mundo que nos rodea. ¡Y eso no es bueno que digamos!)
Mientras tanto, llegaba el mesonero  y nos trajo el menú a cada uno de nosotros.
Yo me puse a chequear cuál sería la pizza de mi total agrado, Edgar hizo lo mismo, pero le consultaba al empleado y este muy solicito le suministraba toda la información que este le requería.
Por el “rabito de mi ojo izquierdo” vi cuando entraron dos hombres, uno de ellos, un señor que portaba gran cantidad de canas y uno mucho mas jóvenes, e hicieron lo mismo que hacemos todos: Llamar al mesonero y hacer sus pedidos de lo que mas les agrade.
Todo seguía en la máxima paz posible, y mis amigos y yo, hasta nos estábamos echando todas las bromas que un grupo tan allegado como el nuestro se puede hacer.
El caso es que ya había determinado lo que era de mi agrado e hice el pedido, en compañía de todos los que ocupábamos esa mesa.
En un instante impreciso   -y digo esto, por cuanto no puedo precisarlo con certeza-   pero el caso es que el mas joven   -de los dos últimos hombres que habían ingresado-   se fue al baño, quedando el de mas edad esperándolo.
En eso me entretuve con mis acompañantes, ya que no recuerdo bien lo que me estaban hablando cuando de repente, veo al señor de muchas canas que se colocó entre mi persona y la de Edgar, y diciéndonos con palabras muy amables y sin perturbarse para nada, nos indicó…
- Esto es un atraco, y depende de ustedes, porque si hacen un escándalo me veré precisado a pegarles un tiro a cada uno. –Yo me quedé impávida-   y Edgar igual, Carmen seguía ensimismada en su celular y casi no le prestó atención.
¡En verdad, hasta llegué a creer que era una broma de muy mal gusto, por cierto!
Y al igual que Edgar nos quedamos a la espera, y el anciano nos volvió a repetir, pero con voz baja pero muy cortante y definitiva…
- Esto es un atraco. Ponga cada uno de sus celulares sobre la mesa… ¡Ya!  
Carmen para ese momento, fue cuando se dio cuenta y lo miró a los ojos…
- No me mires de frente, ¡baja los ojos ya!
O te pego un tiro. Y ya no perdamos mas tiempo, cada uno entrégueme su celular, por el bien de cada uno. – Su voz era aunque en tono normal, muy precisa y cortante.
Observé que ya su acompañante no estaba en el sanitario, sino que estaba haciendo lo mismo, pero con una pistola calibre 22, la cual esgrimía para hacerse obedecer.
Cuando nosotros nos dimos cuenta de que la cosa iba en serio y que habíamos caído en un atraco colectivo…
¡No nos quedó mas remedio!...
Yo coloqué ”mi cachibaque” sobre la mesa       -con la intención de que como era de los viejitos, pues quizás me lo dejarían-   ¡pero qué va! El viejo ese, lo agarró sobre la mesa y se lo guardó en su coala, que cargaba alrededor de su cintura.
Edgar se tuvo que despojar del suyo, al igual que mi amiga.
Y el muchachón apuntaba a todos con su pistola…Ninguno puso resistencia alguna.
¿Y cómo? Si ya estábamos sometidos por esa banda de ladrones.
Pero… ¿Cómo puedes imaginarte que un anciano te iba a robar tú celular?... ¡Imposible! Mas bien una persona así   - a mí por lo menos-    me inspira respeto.
¡Pero no fue así,  por lo menos en aquí!
Por eso es que yo afirmo   -por lo menos en este caso-   ¿Cómo un señor que bien podría ser mi propio padre, se ponga a hacer esto?…
No lo puedo creer. Es mas: ¡Me cuesta hacerlo!
…Pero es que el nivel de desmoralización en que han sumergido a este país…Es muy grave y notorio.
El caso es que una vez que nos quitaron los tres celulares, apareció de la cocina el hombre con varias pizzas a repartirlas, cuando el asaltante lo apuntó con su arma y le indicó que se volviera…El pobre hombre, al ver que se trataba de un atraco  ¡dio un paso atrás y se volvió a su cocina!
…Y luego que nos robaron a todos los que allí estábamos comiendo, los dos hombres se retiraron con la mayor naturalidad del mundo, pero cuando iban por la puerta de salida, se volvió el jovencito y nos amenazó…
- ¡Y ya saben: El que se mueva…Lo quemo!
Así que todos quédense tranquilos, no me hagan regresar. – Y guardando su arma en la cintura, procedió a salir, de lo mas tranquilo y sereno.
…Todos nos quedamos con la boca abierta…
¡Nos habían atracado, así como así! Sin anestesia alguna y sin atropellamiento.
Eso sí, no hubo ni forcejeo ni violencia alguna.
  Pero yo me pongo a pensar en estos momentos… ¿Cómo puede haber ese grado de descomposición en nuestra sociedad?
O sea que  -en verdad-   ¿estamos en indefensión total, todos nosotros, los ciudadanos?
Nos acababan de atracar en un restaurant, o sea en un espacio público, y ¿ya?... No hay forma de reprimir esto.
O sea que andamos a la deriva, y que nuestras propias vidas, ¿están a merced del hampa?
Me recuerdo antes, “en la época democrática” que se oía decir tanto: “¡Aquí lo que hace falta es una gorra!”  … ¿Y en dónde están?...
Este país ha sido gobernado con un ex militar, y ellos se vanaglorian de sus proclamas…
Pero lo único cierto es el grado de indefensión en que el ciudadano de  ¡”a pie”!  estamos en esta nación.
¡Esto es insoportable!
No hay café, no hay papel sanitario, no hay leche, ahora se acabaron los huevos.
¿A dónde nos quieren empujar estos gobernantes que nos gobiernan de hace mas de 16 años?
¿A dónde?
¡Ah pero sí que hay: Represión, balas por todos los bandos!
…Esto sencillamente: ¡Debe cesar!
No podemos seguir en esto. Hoy en día somos testigos de esa inflación tan galopante, tan desenfrenada.
“Los bachaqueros”, ¿Cuándo se había visto esto?... Gente que compra en diez bolívares y tiene el descaro en ir a venderlo a unas cuadras mas lejos, ¿a quinientos o a mil bolívares?
¡Mira es que tengo una rabia, que me consume la impotencia!  …Y lo peor es que no le consigo solución a esto. ¡Y mientras tanto! Los países “amigos” de Venezuela, siguen con el mismo pregón…Y se resisten a intervenir.
Bueno aquí nos quedaremos… ¿Qué mas podemos hacer?... Nos seguiremos comiendo los unos a los otros…
¡Qué lástima, jamás pensé que Venezuela, siendo la cuna que liberó a varias naciones…Se quedara ahora presa de los comunistas!  Pero así es nuestra realidad.
Millonarios en petróleo…Que ahora les pertenece ¿a quién? ¿A los cubanos? ¿A los rusos? ¿A los chinos?.. ¿A quién?...
…Qué tristeza…









© Bernardo Enrique López Baltodano 2015




Nota:
Este sitio utiliza cookies de Google para proveer servicios, personalizar anuncios y analizar el tráfico. La información acerca de su uso de este sitio son compartidos con Google. Al utilizar el sitio usted está de acuerdo con el uso de cookies



No hay comentarios:

Publicar un comentario