Mi hijo: Cristóbal Enrique |
“Mis reflexiones”
Hoy
está por finalizar este año: 2.013 y en verdad que ha sido una etapa muy dura.
Hemos
transcurridos unos días de total incertidumbre.
(En
lo económico, social y hasta político)
A
unos nos han sorprendido la partida de un ser querido y su ausencia se hace
cada vez mas notoria, con el transcurrir de los días, semanas y meses.
En
Febrero de este año, mi hermano mayor se fue, sin ni siquiera poder
despedirnos.
Muy
triste e inesperada su partida.
Siendo
la primera en cuanto a hermanos se refiere.
Y
hace muy poco también se fue uno de mis cuñados.
Otra
triste despedida.
¡Qué
tristeza da el ver a tu ser querido…Dormido!
¡Estático
y sin prestarte atención alguna!
…No
estamos acondicionados a la partida…No la aceptamos.
Nos
aferramos a la “vida” y en nuestros itinerarios, no nos atrevemos siquiera a
contemplar que “algún día” inexorablemente tenemos que “despedirnos”, pero
nunca en los hechos logramos despedirnos de ellos.
Tan
solo ¡se van y ya está!
¡Vida!
¿Para qué te quiero?
Si
cuando mas confiado estoy de que estoy vivo…
¡Muero
sin percatarme de ello!
¿Y
tenemos que aceptar este dogma?
¿…Lo
acepto?
¿…No
lo acepto?
¡No
importa!
…Hay
un Poder mas grande que tus deseos…Ellos lo deciden.
…Y ni tu voluntad, ni tus deseos… ¡Nada lo
cambia!
Lo
aceptes o no…la vida se te esfuma. Y tú, nada puedes hacer.
Tus
seres queridos se te están yendo.
Y
tus deseos, poco importan.
Si
tus problemas tienen solución… ¿Para qué te preocupas?
Y
si no tienen solución… ¿Para qué te preocupas?
En
contra posición a esto, hace unos pocos meses, nació la hija de mi hijo Bernardo.
¡Qué
alegría trajo a mi familia!
En
medio de la Partida… ¡Viene la Bienvenida!
Bueno
así es la vida, lo aceptemos o no, esto es lo que nos depara todo el tiempo.
Tiempo
de tristeza.
Tiempo
de alegría.
Tiempo
de problemas, de aflicciones, de angustia
La
sal y el azúcar. Unas son de cal y otras de arena.
¿Qué
le podemos hacer?
Ciertamente
todos queremos vivir en una felicidad eterna, pero al parecer en nuestro
tránsito terrenal, “o lo tomas o lo dejas” esa parece ser la consigna.
Y
varios años atrás…
En
un día como hoy, pero en el año 1.980 estaba por nacer mi hijo mayor:
Cristóbal.
Él
nació un Primero de Enero de 1.981, no eran las tres de la madrugada y quedó
como en segundo lugar de los nacimientos de ese año, por lo menos en el estado
Zulia.
Recuerdo
que para esa fecha, mi madre
(Que
en ese entonces fungía como Enfermera Graduada en el hospital Central Dr.
Urquinaona en Maracaibo) y yo, partimos hacia allá después del cañonazo. Como a las 2 a.m. aproximadamente) y cuando
llegamos mi madre pudo entrar hasta el Servicio y encontró que su nuera ya
estaba en “trabajo de parto” y ella misma tuvo que recibir a su nieto.
¡Qué
alegría recibí! cuando mi vieja, me informó ella misma del nacimiento de su
nieto…Mi hijo.
Es
una emoción muy grande.
Recuerdo
que lloraba, mientras reía al tenerlo en mis brazos.
Y
ciertamente estaba horrorizado, pensando que sus recién formados huesos se fueran a deteriorar
por mi torpeza al cargarlo.
¡Temblaba
de la emoción!
¡Mi
felicidad superaba todos los confines de este mundo!
Pero
mi temblor era porque para colmo, me encontraba sin trabajo y me angustiaba el
saberme que no tenía ningún poder económico ni casa para poder tenerlo.
Fueron
meses muy angustiantes para mí. El saberme que ya era cabeza de familia y ahora
padre en ejercicio.
Una
boca inocente a la cual debía alimentar, cuidar, velar y sostener.
¡Mis
deberes arrancaban, ya había roto el cascarón de mi vida!
No
me era ya lícito seguir amparado a la falda de mi madre y al pantalón de mi
padre.
Por
lo menos, así lo asumí yo mismo.
“Y
el que se casa, casa quiere”
Y
yo debía comenzar a forjar el futuro de mi propia prole.
¡Cuánta
ilusión tuve al saberme que ya era Padre!
Y
esa ilusión prendió en mí, con el deseo irreprimible de buscar el sustento
diario a como diera lugar. Y así lo he venido haciendo.
Hoy
en este día, he comenzado a despedirme de mí hermano Juan y de mi cuñado
Arnaldo, y no les puedo decir un “Adiós” por cuanto seguro estoy que mas pronto
que tarde…Seguiré sus pasos.
Siguiendo
con ese proverbio que de alguna parte tuvo que venir: “Lo mas seguro que tenemos
los que estamos vivos es…La muerte”
Y
en cuanto a los placeres de esta vida, pues me siento profundamente feliz al
saber que todos mis hijos tienen su techo propio y que seguramente vivirán
debajo de su techo y si tienen sus limitaciones –tal como todos lo hemos
tenido- ellos sabrán remediarlo entre
sus cuatros paredes, su techo y el piso el cual les pertenece enteramente.
“Porque
los trapitos sucios, se lavan en la casa”
Como
también, seguros están que en cuanto yo pueda “echarle una mano” con seguridad
tendrán mis dos manos, junto a mis brazos, mi cerebro y mi corazón siempre
tendiente a socorrerlos en todo lo que humanamente pueda.
La
vida es la vida, y hemos venido a estos solares sin ningún tipo de preparación
y aquí estamos y aquí seguiremos hasta que la “mano divina” así lo determine.
Por
mi parte y en forma muy personal, debo agregar que me siento en plenitud al
tener esta “vía de desahogo” y de poder expresar en palabras y signos, muchas
cosas que han dormitado en lo mas profundo de mi ser.
¡Muchas
Gracias amigo Lector!
Donde
quiera que te encuentres, puedes tener la mas absoluta seguridad, que día a día
iré mejorando en mis escrituras y ojala “La Providencia” me siga “iluminando”
de manera tal que no pierdas tu tiempo leyendo mis ejercicios literarios.
Porque
es mi intención seguir escribiendo mis: Relatos, Cuentos y Novelas.
Y
ya lo sabes, todos los días trataré de ir mejorando.
Espero
seguir contando con tu atención.
Me
propongo seguir en esta página,
alimentándola todos los días y como dice la letra de aquel dicho muy vernáculo
y criollo: “Mientras el cuerpo aguante… ¡Que la voluntad no falle!”
¡Hasta
siempre!
Maracaibo;
31 de diciembre del 2.013.
Belbaltodano.-
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