Dibujo: Julia López
En eso descubrió la
figura irreconocible de Miche. Bajito, delgado, de tez trigueña y con su colita
que le bajaba por su espalda, recogida en un moño.
De repente y como
sintiendo que lo estaba viendo, se volvió y sonriendo le hizo señas de que lo
esperara. Estaba a unos ciento cincuenta metros aproximadamente.
Pedro se volvió hacia
José y le dijo…
- ¡Ya lo encontré…y ya
viene! – Y levantándose de su asiento corrió hacia dónde estaba, con la
intención de esperarlo entre ambos.
Se sintieron ya mas
seguros.
Mas tranquilos, lo
esperaban con mucha ansia.
Al ver que los dos lo
estaban esperando apresuró su andar.
- ¿Todo bien? – Les
preguntó con una amplia sonrisa.
No le respondieron su
pregunta.
Tan solo lo miraban y
de repente…
- ¿Y por qué estabas
allá? – Le preguntó José nada mas al verlo llegar.
- …Es que…Estaba
oyendo unas cosas muy interesantes…
¿Y ustedes como la
están pasando, ah?
- Y eso que pasó por
esos lados, ¿era muy importante?
- …Bueno si, para
nosotros que vivimos por estos lados. ¡Claro que si!
II
Miche
retorna a sus amigos.
En su retorno se le veía contento.
Venía muy sonriente.
En cuanto entró al
local, enmarcó su ojo derecho.
Su lado izquierdo
sufrió fuertes y repentinos espasmos.
Algo no le cuadraba
muy bien.
No obstante y para no
alborotar mas el avispero, calló.
Posó su atención a
todo el entorno.
Disimuladamente visteó
todo…arriba…abajo…por todos los rincones.
Un estremecimiento
tenaz y violento lo sacudió de repente.
- ¡Upa…Algo no está en
su posición! – Lo que percibió no fue de su agrado.
Aguardó sigiloso,
esperando que le pusieran al tanto de todo.
- ¿Qué ha estado
pasando por acá…? – Inquisitivo volvía su rostro a todas partes.
Buscaba algo…
- ¿Qué estás
percibiendo…?
- …Mira Pedritito… ¿Ha
habido mucho jaleo?
- ¿Jaaaaleo…?
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