"M i c h e"
Y lanzando punta pies
y golpes al aire…
Se levantó y se enfiló hacia su rincón…
Y en la medida que se
desplazaba…
Un viento ronco y absorbente rugía con fuerza titánica.
Nuevamente se escuchó
crujir de huesos…
De madera rancia y ya descolorida.
Silencio mortuorio.
Inclemente. Rapaz.
Los dos…Miraban sin
entender.
…Aterrorizados no se
podían ni mover…
Una suave brisa helada
se desprendió de algún sitio. Una exhalación macabra se dejó sentir…
Ese “hálito espectral”
se enseñoreó de todo y de todos.
Un seco zumbido
acompañado de un aleteo violento, se dejó sentir…Zozobra. Impaciencia.
Inquietud.
Al instante se permutó
en el ambiente.
Una sensación de
vacío. De inexactitud.
Poco a poco, se fue
colando una brisita que los refrescaba y disipaba los malos “sinsabores”.
Volviendo esa
sensación de…Paz…Relajación…
…Pero estos dos…A
pesar de esto…
No conseguían sentirse
cómodos.
Persistían en su
angustia.
Seguían con espanto,
horrorizados…
Chequeaban a todos
lados…Sin conseguir sosiego alguno.
- …Pero Miguel… ¿Qué
pasó? – Con señas le informó que nada pasaba y que él volvería a lo suyo.
Que lo dejaran en paz.
– No entendieron nada, se quedaron estupefactos y de repente…
- Ya saben: ¡No le
digan a Miche que hablaron conmigo! ¿OK? ¡No debe saberlo! – Se escuchó su
timbre de voz. Encajonada. De ultratumba.
Distante pero a la vez
demasiado próxima…
- ¡…Qué gente tan
extraña es esta…!
Mira tengo la piel de
gallina.
No aguanto mas todo
esto.
- ¿Te diste cuenta
Pedro?
- ¡Sí hombre! …Mucho misterio…Mucho temor…
Esto no debe ser
normal…Lo que me provoca es salir corriendo.
- ¿Y a dónde?
- …Tienes toda la
razón: ¿Hacía dónde correr…?
- …Y… ¿En dónde estará
metido el tal Miche…?
Tengo rato que ya ni
lo estoy viendo. – Ese sentimiento de impotencia de orfandad los embargó.
Pedro se levantó y se
dirigió hacía la entrada.
Afuera seguía el mismo
grupo de viejas chismosas, que en cuanto lo vieron: Callaron.
Y para desviar su
atención, reanudaban su conversa sobre el misterioso choque.
Una y otra versión
escuchó.
Pero como no conocía a
nadie. Igual le dio.
Pensó que seguramente
eran vecinos de ese sector, ellos se conocían…
Pero él no conocía mas
que a Miche.
- Peter… ¿Ya lo viste?
– Escuchó la pregunta y le hizo señas con la mano en sentido negativo.
Visteó un poco mas.
Contempló que todo
seguía sin cambios.
El gentío de curiosos,
siempre pendiente de todo cuanto ocurría.
En eso descubrió la
figura irreconocible de Miche. Bajito, delgado, de tez trigueña y con su colita
que le bajaba por su espalda, recogida en un moño.
De repente y como
sintiendo que lo estaba viendo, se volvió y sonriendo le hizo señas de que lo
esperara. Estaba a unos ciento cincuenta metros aproximadamente.
Pedro se volvió hacia
José y le dijo…
- ¡Ya lo encontré…y ya
viene! – Y levantándose de su asiento corrió hacia dónde estaba, con la
intención de esperarlo entre ambos.
Se sintieron ya mas
seguros.
Mas tranquilos, lo
esperaban con mucha ansia.
Al ver que los dos lo
estaban esperando apresuró su andar.
- ¿Todo bien? – Les
preguntó con una amplia sonrisa.
No le respondieron su
pregunta.
Tan solo lo miraban y
de repente…
- ¿Y por qué estabas
allá? – Le preguntó José nada mas al verlo llegar.
- …Es que…Estaba
oyendo unas cosas muy interesantes…
¿Y ustedes como la
están pasando, ah?
- Y eso que pasó por
esos lados, ¿era muy importante?
- …Bueno si, para
nosotros que vivimos por estos lados. ¡Claro que si!
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