Su Santidad pide a los
cristianos que oren para que la: “Guerra no llame a la Guerra” por la situación
planteada por la posible guerra en Siria.
La llamada: “Primavera árabe”
en la cual se suponía que vendría a ser suplantada por verdaderas estructuras
democrática, en dónde esos pueblos musulmanes, podrían determinar el tipo de
gobierno que más les convendría; pues bien esos sueños de democracia se han
topado con su realidad muy crudamente en dónde los fundamentalistas islamistas
se están haciendo del poder total y absoluto, por lo menos esto es lo que ellos
están empujando para así implantar; pero la
realidad es que cuando cae el dictador o el régimen lo que se impone no es la
democracia sino el islamismo con su corte de burkas, ulemas y un discurso
globalmente antioccidental.
La
Primavera Árabe está sirviendo para desatar una nueva persecución contra los
cristianos en estos países, desde Túnez a Siria pasando por Egipto.
Los
islamistas están aprovechando la situación de conflicto para exterminar los
núcleos cristianos. La tolerancia de que disfrutaban en países como
Siria, Irak, Túnez o Egipto toca a su fin. Son la víctima propiciatoria que se
entrega a los islamistas. En la zona sólo va a quedar como refugio Jordania.
Los
atentados son uno de los métodos predilectos de una oposición armada que cada
vez está más controlada por elementos salafistas y yihadistas.
La cruzada
religiosa en Siria ha atraído a miles de radicales de todo el mundo.
¿Es el
final que todos estamos esperando?
¿Serán los
más radicales y los fundamentalistas islámicos los herederos de todos estos
desbarajustes?
¿Y a todas
estas a quién o a quiénes serán en definitiva sus beneficiarios?
El apoyo de las potencias occidentales( Estados Unidos, Reino
Unido, etc.), para que en un efecto de dominó pudiese beneficiar a mediano o
largo plazo a Israel, no pareciera del todo tan perfecto, ya que ninguna de
estas potencias sabe a ciencia cierta quién o quienes se quedaran con el poder.
¿Ejemplo? Egipto quien con la caída de Mubarak, trajo como consecuencia a los Hermanos Musulmanes.
Irán con la caída del Sha.
Libia con la caída de Gadafi
La persecución que están sufriendo los cristianos coptos por
parte de los opositores a Asad refleja que ellos no pueden ser en ningún caso
la solución. Occidente está armando a rebeldes islamistas muy radicales, que
están luchando en Siria por su religión, y no permitirán que no sean ellos los
que lideren el periodo post-Asad.
…Y a todas estas: ¿Qué será de los perros de la guerra? De
las grandes industrias armamentistas. ¿No serán las ganadoras en todo esto?
La Liga Árabe todavía no ha adoptado una posición firme sobre una
intervención militar y se ha limitado a pedir al Consejo de Seguridad de la ONU
que supere las diferencias entre sus miembros y tome medidas "disuasorias
y necesarias" contra el régimen sirio por su uso de armas químicas contra
los civiles.
Varios países importantes del organismo, como Egipto, Irak, Argelia
o el Líbano, han expresado esta semana su rechazo a un ataque militar
extranjero contra Siria.
Las posiciones como siempre son divididas. Unos en contra y otros a
favor.
¿Qué nos quedará a nosotros los que estamos muy alejados
geográficamente de este entorno?
¿Qué podemos hacer? Y me refiero a los millones y millones de
personas que como usted y como yo, no tenemos ningún tipo de injerencia y que
si nos estamos enterando es por la masificación de los medios públicos que de
una y otra forma nos mantienen al tanto.
Aunque a decir verdad, no sabemos a ciencia cierta cuál es su
interés yuxtapuesto en toda esta trama.
¿Será definitivamente una guerra religiosa? En este caso: ¿Los
musulmanes contra toda fe extraña a ellos?
Es muy lamentable que a estas alturas en donde se supone que
hay un incremento en el mejoramiento de la vida de nosotros los humanos, en
donde se supone que hay nuevos descubrimientos, en donde el factor humanístico está
en crecimiento…en fin en donde se suponen muchas cosas pero la realidad se nos
estrella nuevamente en nuestras propias narices…Somos una raza envuelta en
guerra, matanzas y desolación.
Hemos venido a este mundo a qué: ¿A matarnos los unos contra
los otros? En vez de hacer aquel nuevo mandamiento: “¡Amaos los unos a los
otros, tal como nos ama nuestro Padre!”
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