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Serían como las cuatro y media de esa tarde, un tanto extraña.

El frío que hace en Bogotá, me hace brotar de mis labios…

Unas exhalaciones en forma de espiral, el cual se diluye en ese aire tan sabroso. ¡Qué rico! Qué de sensaciones se encuentra en esta inmensa y florida capital. ¡Qué bella es Colombia! Ando muy feliz. Reconfortado.

(¿Pero  por  dónde  me  voy…?  Todo es tan majestuoso. Elegante.

¡Qué indecisión! Pero si me voy por la av. Caracas o por sus aledañas…Bueno en el camino, según ande…Ya veré…) Estoy entrabado en mis pensamientos. Siento que soy el amo del universo.

Caminaba por una avenida muy transitada. Todo lo veía.

Cosa extraña, en un momento equis, comencé a ver que por la acera en que transitaba, de repente estaba despejada.

Y en verdad, no le di ninguna importancia.

¿Total? Era aun de día. Todo estaba claro y a la vista.

Si noté que había zonas  de escombros. Dispersos. Pero desechos al fin. De repente percibí la presencia de un canino. Blanco con pecas oscuras. Huesudo. De poco pelo. Se le notaban sus costillas.

Caminaba con el rabo entre sus piernas.

Y lo vi que olfateaba, y me imaginé que era por el hambre que con toda seguridad: Lo acosaba.

Pasé a su lado, distante si acaso de metro y medio.

En fin. Seguí mi recorrido.

Veía los carros, diversidad de motos, bicicletas, buses, en fin todo tipo de automotores  que pasaban en ambas direcciones. 

Los buses que pasaban repletos de personas, el bullicio que ostenta toda gran metrópoli. ¡Ese vigor, pujanza, vida!

Ya he avanzado si acaso unos cuantos centenares de metros.

La geografía del lugar va cambiando. Diversos tipos de negocios se esparcen por todos lados.

Y…En una esquina…Vi a una pareja…Furtiva…Creían que nadie los vería. (¡Pero yo sí que los pillé! ¡Vagabundos…Vayan a hacer “sus cositas” en un sitio… ¡Privado!  …Uyyy se están poniendo: Frenéticos) Y pensándolo mejor, es conveniente que siga en mi ruta…

Y cuando ya llevo unos quince a veinte minutos más…Veo al mismo perro, haciendo la misma operación: Hurgando entre escombros.

Y me pregunté: “¿Cómo ha podido avanzar este animal?

Si no lo he visto caminar a mi lado. (Y eso me extraño…Mucho.)

¿Será que voló?

O tiene algún tipo de poder, como para haberme pasado y que yo no me haya dado cuenta…Pero efectivamente era el mismo animalillo.

Noto que en ningún momento se ha fijado en mí.

En fin. Proseguí en mi ruta. Y ya no le presté mas atención.

Cuadra tras cuadra, sigo en la misma acera.

Detallo cada cosa nueva que en mi recorrido voy enfrentando.

Viendo cómo va cambiando mí entorno.

Noto que los vehículos que van en el mismo sentido en que voy recorriendo, van mas rápido que los que están a mí lado.

Y analizo el por qué. (¿Será que ir contra el viento…Aplaca la velocidad…? Hummm, puede ser…) Me parecía que debería haber cierta armonía.

Pero que quizás por la hora…Ya son casi las seis de la tarde.

Y ya me quedan unas cinco cuadras mas para llegar a mi destino.

De repente veo que sale…El mismo perro. ¿El mismo? No puede ser.)

…Y es cuando me detengo. Me cercioro de esto. ¡Pues sí! Es el mismo.

…Y me digo:

-         Esto no es normal. Y con esta ya son: Tres veces.

¿Qué estará pasando que no estoy entendiendo? Algo no calza bien.

No. No puede ser. – En mi memoria quedó grabado las características de ese mismo animal.

Y como cosa curiosa: ¡Es el mismo! Y sigue haciendo lo mismo.

En ningún momento; ha notado mi presencia.

Bajo la intensidad de mi andar y me quedo en una esquina…Veo y chequeo a ese cuadrúpedo. ¡y es el mismo! ¡Bendito Dios!

Pero él, no le da importancia a mi presencia. O a mi ausencia.

Sigue y persiste en su: Hurgar…

Cuando ya me convenzo a mí mismo…Sigo, ya que me falta muy poco.

Transcurro el recorrido faltante. Pero ya muy intrigado.

Veo a menos de cincuenta metros, el sitio al cual debo llegar.

El majestuoso Tequendama.

Y cuando voy a atravesar la calle…Me encuentro a un hombre…Muy extraño. Y creo haberlo visto. Reconozco muchas señas en él.

…Blanco…Pecoso…Se le ven sus costillas. ¡Hummm!

Pero su similitud: Me escandaliza.

¡Es muy parecido al can que ya había visto!

-         ¡No puedo creerlo! – Me digo sumamente impresionado.

En verdad, su enorme parecido…Me ha dejado estupefacto.

Y lo que mas anonadado me dejó fue…Que en cuanto me miró…

¡Se me quedó mirando! Tratando de recordarse de mí.

…Yo traté de disimular… (¡Aunque ciertamente me encontraba en shock!)

Y de una forma súbita…Comenzó a gruñirme… ¡Cómo si fuese un dog!

No puedo creerlo. Mi piel se me erizó. Sentí una ausencia total de oxigeno.

Mis venas al parecer se me helaron. Mi visión se me fue nublando.

Y allí lo tenía…Al mismo encorvado animalillo (Que estaba hurgando desechos) sólo que ahora andaba en dos patas y con ligera apariencia de un hombre…Blanco…Con pecas…

Algo lo asustó; pues de repente vi con estos mismos ojos que aun tengo y mantengo…Qué se materializó nuevamente en mí presencia.

Estaba parado enfrente de mí a unos escasos…Dos metros.

Y se lanzó a correr: ¡En cuatro patas!

-         ¡Madre mía! ¿Qué es esto? – Qué extraña y diáfana metamorfosis he presenciado. Se ha transformado en lo que antes era…

En efecto. Fui testigo de un suceso extra sensorial. Fantasmagórico.

Totalmente inusual. (Por lo menos para mí)

Allá va, apenas se le ven sus patas, como un jamelgo asustado.

Corría desaforadamente.

Qué fue lo que ante mis ojos aconteció…No sabría explicarlo.

Pero lo vi. Lo presencié. Aunque he de reconocer: Fue un hecho insólito.

Me repuse casi al instante.

(Debía hacerlo: Estaba en plena vía pública.

Y ya la gente que merodeaba por esos lares, en ese preciso momento.

Se extrañaba de mi espanto. Qué de cosas tan curiosas…Ninguno parecía haberse percatado de lo que me había pasado. Bueno…Son cosas que pasan…) Me dije a manera de disculpas ante mí mismo.

Disimulé lo mas que pude…Y enderecé mi camino.

¿Total? Con seguridad; creerían que fue una alucinación.

¿Alucinación? Si son pasadas las seis de esta tarde bella y hermosa…

Pero así es la vida. Hay que dar a entender: Qué todo está normal.

Y que la vida…Continúa. Impertérrita y audaz.

   

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