Entre ellos...Se hablan...

                                                       -Google imágenes-

“Corto  en  relatos”

“Hoy te vengo con este cuentecito”

Porque las cosas

no son como parece que son,

o como cuentan por allí

generalmente son ¡cómo deben ser!

Puesto que las apariencias son

solo “eso”

Las cosas estaban en sumo suspenso. Tenebroso. Lúgubre.

El patio estaba equidistante.

Influido y confluido. Todo en zozobra.

En ese  “universo” conviven diferentes especies…Distantes, convergentes y hasta divergentes.

Desde perros, gatos, aves de las que pican tierra, como las que logran elevarse por los cielos siderales.

Como rumiantes como vacas, becerros y hasta corderos. Había de todo. Algunos visibles, como invisibles  pero muchos emergían “en su momento preciso”

Y todos los que allí habitaban se sentían cohibidos.

Ya todos estaban alertados…Se corrían muchos rumores.

¿…Serán “los tambores de guerra”…?

O…Pero podría ser…

Y todo presagiaba que aquel mundo        -que hasta ese entonces-    era  placido y hasta agradable se podría degenerar en un completo caos.

En un aquelarre de funestas consecuencias.

Y ante ese panorama tan horrible, se escuchaba     -como si fuese un horrendo estruendo-      un sonido rugiente que sugería algo parecido a esto…

- Calma y cordura. Hemos venidos aquí para traerles mensajes de Amor. De Paz. No deben temer nada de nosotros. – Ese retumbante rumor, congelaba a sus oyentes.

Alguno de ellos aseguraba que provenía de algún Lobo. (O quizás…León…)

Aunque otros afirmaban que con toda probabilidad venía de algún Tigre de muy elevada alcurnia.

…El caso era que todos temblaban.

Tiritaban.

El conejo aseguraba…

- ¿Creerles yo…? ¡Hummm, yo te aviso!

Una de las gallinas gesticulaba, mientras cacareaba…Y en su reflexión alegaba…

- No creo en rugidos. Me causan pavor. Ni que vengan con “un ramito de flores” he de creerles yo… - Los demás nada agregaban.

El resto prefería arrinconarse en búsqueda de refugio    -aunque todos estaban de acuerdo, que no existía resquicio en donde ocultarse-    pero aun así persistían en su afán.

El perro se acercó al gato y le sugirió…

- Si es primo tuyo…(Digo yo que temor no deberías tener…Pienso y lo afirmo…)

¿Podrías negociar con él…? – El gatuno se espantó y echando sus cuatro patas atrás reflexionó en voz alta…

- ¿Acaso el parentesco podrá salvarme…?  No lo creo. En todo caso, a mi no me vendrá a buscar… - Miró de reojo a la vaca, y esta respondió…

- Muuu estoy muy flaca. (Y a mí… ¡No me mires!) Hasta los huesos se me notan…En cambio…- Miró al cochino, quien perturbado protestó…

- Yo soy muy cochino y con toda seguridad descartará mis carnes. (Además soy muy marrano.) -  Unos

hasta se rieron. Otros protestaron.

Y así fueron traspasándose cumplidos.

- Lo cierto es que si logra entrar a nuestros predios…Nada volverá a hacer tal como lo estamos viviendo. (¡Esto se ha acabado!) – Concluyó el gato, luego de escuchar tales planteamientos.

Un silencio sepulcral se derramó entre todos ellos…Y allá a lo lejos, la presión se aumentaba. Escucharon el jadeo. Los suspiros de satisfacción.

Acá…Todos temblaban. Sufrían.

De repente se sintió un fuerte aleteo y todos miraron con fruición, atemorizados…

- Allá ustedes con sus cosas. – Dijo un pájaro de agradable aspecto y fructífero colorido mientras alzaba vuelo-  Por mi parte, prefiero irme a zonas en donde pueda disfrutar de todos los bienes que el Buen Dios nos ha dejado. – Los demás alzaron su vista…Quisieron partir también,  hasta se quisieron “unir” en tan agradable gesto, pero…

- ¡Eso es traición a la Patria! (¡Desgraciado mal parido! ¡Te fuiste y no me llevaste!) – Gritó asustada una tenue gallina.

El resto omitió su comentario y en silencio contemplaron impasible como ese ser se esfumaba en los altos cielos y ellos se tenían que quedar...

¡Qué opciones tienen “algunos” pues el resto se ha de quedar!

© Bernardo Enrique López Baltodano 2016

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