Leí
con mucho desconcierto:
“Abandonaron a su suerte, a un anciano de 95 años.”
Y me pregunto: ¿En dónde andará ese
sentimiento de solidaridad…?
…Y me estaba comenzando a creer el
cuentecito ese de que la sociedad, protegería a los mas desamparados…Los
viejitos y los niñito… ¡Pura ilusión fallida!
En la práctica…Cada quien se protege…
¡Como mejor puede!
La propia ley de la naturaleza.
¡Qué desolada es la senectud!
Un carcamal.
Es achacoso,
periclitado.
…Le huyen y desconfían
tal si tuviese “¡la lepra!”
…El que ya tiene
muchos años a cuestas es un ser…De escasa salud.
De movimientos torpes.
De escasa vista.
Un ser que ya no se puede valer por sí mismo.
Y requiere de cuidados.
Ser un longevo…Tiene
demasiado desperdicio. Abandono de muchos, fastidio de otros.
Ya de por sí mismo el arribar a esa edad, muchas
fuerzas, habilidades y destrezas lo abandonan.
...Y me pregunto…
¿Si ese pobre
ser…Tuviese dinero…Harían lo mismo con él…?
Leo otro caso:
Anciana se lanza al lago de Maracaibo
y es rescatada por polimaracaibo.
No quería seguir viviendo mas.
Estos casos me intrigan:
¿Qué es lo que está pasando…?
¿…El ser “civilizado”
es algo que nos protege de este flagelo…?
Bueno para eso, se han
inventado esas: “Casas para los viejitos”
Que no es mas que un
museo en donde se exhiben todas las tragedias que todo el que llegue a esa
edad, suele “ganarse”
¡Qué de ironías!
Es una mordacidad,
envuelta en sarcasmo con mucho de sorna.
Así es este género al
que exhibimos: “Civilizado”
Se nos ha dicho que
cuando uno llegue a: “la edad dorada”
…Es la etapa de la
contemplación, del reposo muy bien ganado, por todos nuestros esfuerzos…
¿Y cuál es esa “edad dorada”?
Época en que como todo
Otoño…
Aparece solapada la
muerte que se arrastra en persecución de todos los que a ella lleguemos.
“DÍA DEL PADRE”
¡Qué felicidad…Llegar a ser Padre!
Ciertamente, no todos los hombres son padre… ¡Muy cierto!
Vaya mi felicitación a todo PADRE. Sobre todo si aún vive en unión
de sus hijos.
¡Saludos papá! Donde quiera que ahora estés.
Recibe mi felicitación de parte de tus hijos, tus nietos…
¡Toda tu familia!
Y a todo que cumple con gallardía su función protectora.
¡Feliz Día del Padre!
© Bernardo Enrique López Baltodano 2016
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