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“#Relatos
cortos misteriosos”
“Estaba
asomado a la ventana…”
…En ocasiones pasa esto…
Era mas o menos las dos y media de la madrugada,
y me había quedado en vigilia con la finalidad
de que como mi hijo y su familia se iban de viaje, pues me ofrecí a quedarme
despierto…Y eso fue lo que hice.
Recuerdo que ya a eso de las doce y tanto…Escuché
un silbido desgarrador, seguido de una risa escalofriante.
En principio asumí que era algo referente a la película
que puse en la tv, por lo que no me causó extrañeza alguna.
Aunque a decir verdad, me llamó la atención.
Y ya a eso de diez para las dos de esa alba,
silenciosa por lo demás, apagué el televisor y me dispuse a despertar a esa
gente, pues se encontraban rendidos… ¡Claro el cansancio…!
Una vez que se hubieron espabilado, procedieron
a recoger sus cosas, ir al baño, tomar café, y cosas por ese mismo estilo.
Cuando ya estuvieron listos, procedí a llamar
por teléfono a una línea de taxis, como en efecto, me anunciaron que ya estaban
enviando una unidad.
Todos se quedaron en el comedor mientras yo me
dediqué a asomarme por la ventana de la sala, la que da a la avenida, en espera
del dichoso vehículo.
Y en esa espera, vi de repente que transitó por
esa via, una cantidad enorme de caninos, pero lo que me llamó poderosamente mi
atención era que en el centro iba un animal de gran tamaño y de color muy
oscuro, el cual en ningún momento se fijó en mí.
Pero los que marchaban pegados a mi cercado, me
miraban fijamente. No emitieron ruido alguno.
Uno que otro me enseñaba sus enormes colmillos.
No lo voy a negar -capturaron mi atención por esa forma de
marchar…Parecían militares- y tan
absorto estaba que de repente escuché una voz clara y fuerte, fue un sonido de una jovencita que
pronunció…
- ¡Buenas noches! – Y ese saludo tan protocolar
y alegre -a la vez- ¡logró romper ese embrujo! En el que me
encontraba.
Casi al instante volví mi rostro a la sala -al sitio en donde presumía que se originaba
esa peculiar expresión- Y cual mi
sorpresa: ¡Nadie estaba allí!
Y de repente, vi una aparición muy fugaz,
apenas pude verle una parte muy ínfima y fugaz de su espalda y su vestido…Que
era de color oscuro.
¡Era una jovencita!
…No le pude ver su rostro, y lo que vi me
sorprendió aún mas…Estaba atravesando la pared que da hacia el lateral del
estacionamiento.
¿Atravesando la pared…De concreto sólido…?
¡Si! Y lo hizo a una velocidad…Muy rápida y
precisa.
…Me quedé en una sola pieza…
¡No supe reaccionar de otra forma!
Tan solo le vi sus zapatos de tacones altos.
Instintivamente fijé mi atención hacia el
frente en donde tan solo unos segundos antes, vi una procesión de canes…
¡Ni rastro de ninguno de ellos!
Y me pregunté: ¿Cómo pudo atravesar esa pared…?
Mi respiración se me hizo dificultosa. Sentí un
pánico instantáneo.
Y casi al mismo tiempo: ¡Llegó el taxista!
Y en cuestión ¡de nada! Mi familia ya estaba apersonándose
en la sala y comenzó la despedida.
Pronto se hubieron montado. Y la despedida,
tuvo que ser rápida…A esa hora.
Dos y media de la alborada.
Una vez que se hubo retirado el carro, miré
hacia la dirección a donde iba esa extraña procesión… ¡Nada!
…Corrí a meterme a la casa, y no le dije nada a
mi esposa, la cual me notaba “algo extraño”
© Bernardo Enrique López Baltodano 2016
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