Dicen que hablando se entiende la gente... ¡Eso dicen!












Corto  en  relatos











“¡Es que hay que dialogar!”










Si en este mundo
En donde Dios
-al parecer de “algunos”…-
Se niega a aparecer,
le ocultan o lo tapan,
y cuando habla…Nadie le escucha
¿Qué se puede hacer…?











- Esta lucha es sin cuartel   -aunque “algunos”  así lo quieran dibujar o al menos pretenden deformarla, dándole ribetes de una cierta igualdad, y solamente al resguardo de la oscuridad así sea percibida, pero luego al darle los primeros rayos solares…Todo se desvanece y comienzan a vérsele sus costuras.
En un principio es casi imperceptible, pero luego…Se le ven esos grandes vacíos.
¡Es que no se le puede disimular!
Huele mal. Fétido. Podrido. Nauseabundo.
Y luego…Ves lo deplorable que es.
Sin duda alguna…Malo. Perverso. – Tal es la expresión de la hermana de la esposa que trata por sobre todo disimular lo mal que está su matrimonio, pero que controlada por su esposo, ella trata por sobre todo, de no “alborotar” mas el avispero y lograr con esto que el mismo…No la ataque o la vuelva a golpear.
- No hermanita…No es así… - Intervino la agraviada, pero en su forma de hablar demostraba su temor. Al lado tenía a su marido.
Y     -según los que lo conocían-      la pellizcaba y sus golpes le daba   -disimuladamente-     para que interviniera a su favor.
Y ya viéndose descubierto en su faena, decidió asumir él mismo su defensa…
- No cuñadita. Tú estás errada. No es así como son las cosas…
Y recuerden todos ustedes
…Y no es que se los esté sacando a relucir…Pero… - Los miraba con esa mirada que suele hacer el águila ante su posible victima…
(Los aludidos, los familiares de su esposa, ya lo conocían. Y sabían que muchos de ellos dependían de “las ayuditas económicas” que con frecuencia él les suministraba.  Y es que en cuanto sintieron en “carne propia”  el significado que escondía esas arteras miradas…Algunos de ellos, se movían con cierto disimulo. ¡Era cierto! Debían ir con delicadeza puesto que muchos de ellos tenían “rabo de paja”…La amenaza surtió el efecto deseado.)
- …Y como son… ¿Cómo tú mismo dices que se debe hacer…Y cómo ha de ser entonces…? – El hombre sintió en lo mas profundo de su ser que la animosidad ya estaba manifiesta y sonrió con ese tipo de sonrisa que produce una hiena…
- …Bueno. Recuerden. No somos enemigos. Y yo siempre que puedo…Me les aparezco con algo de comida. Ya me entienden. ¿Cierto? 
…Y no es una amenaza. ¿Ok?
Además entiendo que estoy en minoría. Y que ya todos los aquí presentes ya tomaron su partido…
- ¿Minoría…? Estamos los que estamos.
¿Acaso estamos en una elección…? – Él vaciló y comenzó a analizar la posición de cada uno de los presentes.
Y en verdad, no estaba en el mejor de los terrenos. Era claro, había un cambio entre ellos.
Lo sabía, por lo que era menester ser lo mas cauto posible. Una indiscreción de su parte y se le vendría todo en su contra.
Presionaba a su costillita de la forma mas tímida posible. Era preciso pasar este vendaval.
Temía ser descubierto. Por lo que debía dar la impresión generalizada de que era “un buenazo” y de que los que lo acusaban de “tirano y déspota”  debían ser vencidos. Era preciso.
Ya había alertado a su señora. Le había indicado lo que podía decir y en qué momento.
- Pienso y después de tanto analizarlo…Que lo único prudente de todo esto es que: Dialoguemos. Que nos digamos las verdades acá. De frente. Como me gustan a mí las cosas.
- Bueno. Empecemos. – Lo invitó su suegra.
- Pido la palabra. – Dijo en forma imperiosa, cortándole la intervención de la abuela de sus hijos.
- Y empiezo por preguntarle a mi queridita esposita…Aquí presente. – Y en vista de que todos aprobaron su petición, arrancó de la siguiente forma…
- Diles a todos los aquí presentes: ¿Yo te pego?
- No. – Respondió en forma automática.
- ¿Te regaño acaso…?
- No.
- ¿Te he maltratado en alguna forma…?
- No.
- ¿En algún momento…?
- No.
- ¿Vieron…? – Les preguntó a todos los presentes. Su cuñada que estaba allí le espetó…
- ¿Y por qué no la sueltas…? ¡Siempre le estás indicando qué es lo que debe decir!
- No la tengo agarrada. Y mi amada esposita dice lo que ella le apetece. ¿Verdad tú?
- Si mi amor. – Le asintió bajando su cabeza ante todos.
- ¿Vieron? Ya todo está consumado. Mi misma esposa ha aclarado todo este entuerto.
¡Ya nadie puede venir a achacarnos nada malo!
Además nosotros hemos resuelto siempre todas nuestras diferencias así.
Hablando entre nosotros mismos.
Sin presencia de nadie.
Nosotros no necesitamos que nadie nos venga a resolver nuestras propias diferencias.
¡Es cierto! Por supuesto que entre nosotros tengamos nuestras diferencias. ¿Acaso hay algún matrimonio perfecto…Qué digamos eso?
No salimos a contar a nadie nuestras diferencias.
No andamos chismeando nada de nuestras cositas. ¿Verdad mi amadísima y muy queridísima esposita…? ¡Diles a ellos que no tenemos diferencias entre nosotros! ¡Díselo ya!
- No. – Respondió en forma mecánica.
- ¿No…Qué…? – Le recriminó en forma amenazante, a lo que ella respondió en el acto.
- ¡Ay perdón! Perdóname mi amor. No había escuchado bien.
- Siempre en la luna. – Le respondió en forma tajante y luego volviéndose a ella, la encaró de esta forma…
- Le decía a toda tu amabilísima familia aquí reunida. Porque creen que yo te pego.
- ¡No, jamás! – Casi chilló en forma alarmante.
- Diles en tu lenguaje, ¿cómo somos nosotros?
- Nosotros vivimos muy felices. Claro en algunos momentos tenemos nuestras pequeñas desavenencias. Pequeñas.
Pero mi maridito, me adora y las resuelve.
Bueno generalmente soy yo la que mete la pata. Pero gracias a él, todo se resuelve rapidito. ¡Hasta me trae flores y mariachi!
¡Él me ama muchísimo!
¡Y también a mis hijos…Nuestros hijitos!
- ¿Ya la escucharon? ¿Ya están satisfechos?
Porque si no le creen a ella… ¿Le creerán a mis
Hijitos, acaso…? – (Él se quedó auscultado uno a uno, la impresión que habían tenido. Y calló al ver las expresiones.) Los presentes se revolvieron entre ellos. Muchos entendieron.
Pero lo disimularon. Era el momento de retirarse.
…Y así lo hicieron. (Él soltó todo el aire que había retenido, esperando que esas palabras fueran definitivas. Y que él pudiese volver a su normalidad.)




























© Bernardo Enrique López Baltodano 2016














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"¡Qué fue Besnaldo!"

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Corto  en  relatos








“¡Qué fue Besnaldo?”







Caminando a lo lejos
veo una figura muy familiar,
con su andar muy impreciso,
agarrándose de la cerca
vi que venía…Don Carmelo










Sentí la emoción de un párvulo, al verlo de lejos,
mi gran amigo que con su paso añejo se iba acercando con el fervor de un crío.
Noté su sonrisa   -muy añeja por cierto-    sentí su espontanea alegría al verme.
Nos saludamos con la efusión correspondida.
Lo invité a entrar. Se apoyaba de las paredes.
Se sentó con ese cansancio que producen sus añejos  años de existencia, y nomás al hacerlo me espetó su desagrado…
- ¡Me cargan loco! – Lo miré con extrañeza, y él por respuesta me regaló otra de sus   -carencia de dientes-    y moviendo toda su caja torácica.
- Ya ni caso me hagas. Sabes que ya estoy desvariando mucho. Pero es que me cargan loco.
Dicen que será mañana o quizás después, ¡el caso es que no sé cuándo me pagaran mi pensión de vejez!
Y yo necesito saberlo…Para poder hacer mis gastos.
Ya sabes que aunque sea muy viejito, todavía tengo mis gustitos. – Se sonrió, mientras se reía a batiente limpia. Tomó su sombrerito, lo acomodó y luego se me quedó esperando mis comentarios. Los cuales se los di en cuanto hubo acabado su ataque de risa espontaneo.
- ¿Y cómo está su hijo, el que vive cerca? – El colocó su mano sobre su oído y afinando su mirada me dijo…
- ¿Mi hijo? ¡Ese está muy bien, Gracias a Dios! – Y quedándose pensativo, me dijo pasado unos segundos…
- Mirá Besnaldo…Yo te voy a narrar otro pedazo de mi larga existencia. Tengo: 88 años y para el 14 de marzo del 2. 017 cumplo mis primeros: 89 añitos de vida. Y me dirijo entonces después para mis: 90 años de existencia. Y debo decirte que mi vida no ha sido fácil que digamos.
¡Yo he llevado leña! ¡Leña de la pura! Te voy a contar uno o dos capítulos mas de mi vida (para que lo incluyas en tus escribideras…Ji, ji, ji.)
Yo me divorcié de mi primera señora, ¡después de haber vivido 35 años con ella! Y me fui a vivir a Caracas. ¡Nunca dejé de depositarle para mis hijos!
Mes a mes. Y cuando llegaba algún amigo, le enviaba en efectivo a la señora  (porque yo me separé de ella, ¡pero nunca de mis hijos!) Bueno y así fue pasando el tiempo. Me encontré una mujercita y nos metimos a vivir juntos. ¡Chico y cuál fue mi sorpresa! cuando un amigo que recién estaba llegando a Caracas me dijo… “¡Mirá Carmelo…Tú mujer está preñadita… (Yo me quedé…Con los ojos nublados. ¿Y ya me había olvidado “mi señora”?) ¡Resulta que apenas saliendo yo…Y ya tenía “mi sustituto”…Ji, ji, ji, ¡estas cosas solo me pasan a mí! El caso es que eso no me importó ¿total?
¡Yo también tenía “mi resuelve”! Ji, ji, ji, ji…Qué risa me da todo esto.
Para no hacerte mas largo el cuentecito…En cuanto ella le confesó a “su hombre” que ella estaba embarazada… ¡Se le voló! ¡Abandonó su nido!
¡Pero eso a mí no me importó!
 Yo le seguí depositando religiosamente. Mes a mes.
Pasaron varios años     -y yo siempre le daba “una vueltica”-    para ver cómo estaban mis hijos. Y en unas de esas, le propuse…
- ¿Ese muchachito tuyo…No tiene padre, cierto? – Ella me confesó, lo que ya sabía, entonces le dije…
- ¿Aceptarías que yo reconozca a ese hijo tuyo, como mío…Qué te parece…? – Ella se alegró   -pero trató de que no me diera cuenta  ¡pero ya la conocía!-
- Bueno…Si es su decisión… - Me dijo bajándome su cabeza.
- Si. Para que nadie vaya a decir que ese carricito es de padre desconocido… - Y fuimos a la prefectura y lo reconocí como si fuese hijo mío.
El caso es que hace poco, ¡ya ese carajito es todo un hombre! Y ya le apareció su verdadero padre. Y él anda(ba)  detrás suyo…Y digo: “andaba” porque te voy a contar esto… - Tomó aire, meditó por unos instantes y arrancó de nuevo…
- Su padre tenía un camioncito ¡viejo y todo destartalado!  Y yo le decía a su madre (que fue mi señora, la que te dije que vivimos 35 años de vida matrimonial) ¡Cuidadito con ese camioncito…Que lo veo muy extraño! Y ella me respondió…
- Tranquilo Carmelo, que lo van a vender. Pero antes quieren  sacarle unos centavitos y se va a poner como “transporte colectivo” es decir, van a transportar pasajeros y el hijo, le va a servir de colector.
Yo le dije… ¿Y no es peligroso? Ese muchacho atrás, guindado de la cerca…Se puede caer y dar un mal golpe.- Pero su madre me ripostó: ¡No que va! Ese carajo es “¡muy vivo y despierto!” – Bueno, no me convenció mucho ¡pero ellos son ya grandecitos!
¡Chico, cuál es mi sorpresa! Andaba arreguindado y en una de esas…Se zafó…
¡Y se cayó! Y al parecer un camión ¡se lo llevó por delante!  …Y lo mató en el acto.
…Hoy lo están veloriando. Está muerto el hijo.
¿Qué te parece chico…? – En su rostro se le confundieron sus arrugas con su dolor. Y por lo visto, a pesar de que no era suyo…Lo quería.
Guardó unos momentos un silencio póstumo.
De vez en cuando notaba que luchaba para no caerse en lágrimas. Sacó  su pañuelito y sacando sus lentes, hizo que los limpiaba, mientras con disimulo se lo pasó por sus parpados…Caídos y roídos por los tiempos que no perdonan y que no lo disimulan.
- Y lo peor es que no sé en donde tienen el cuerpo para ir a hacerle los honores.
Ya ni para eso, me toman en cuenta.
No les importa Carmelo.
No piensan que   -aunque no haya sido mi hijo-    pero a mi manera siempre lo quise.
Pero ya Carmelo está viejo.
Chocho. Obsoleto. Ya nadie me hace caso… - Y mirándome de frente me dijo…
- Sólo vos… - Y se levantó de su asiento y comenzó a despedirse, sin esperar mi respuesta. Y salió como brota el viento repentino…Se escabulló entre el bullicio de ese día…Su esquelética imagen se bamboleaba de un lado a otro y se tapaba sus ojos con sus escuálidas manitos…Ya son: 88 añitos…






















© Bernardo Enrique López Baltodano 2016













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“CUANDO LA VIDA ES…Existir…”







Hay seres que caminan, miran, y hasta alimentan sus cuerpos…Pero la esencia en algún momento de sus existencias…Se derrapa en la lejanía…













La mera verdad es que: Eduardo tenía mas de treinta años que no los  veía, y ni siquiera se habían comunicado con sus antiguos amigos de la infancia: Chucho y Enio.
Y la razón había sido porque las rutas vividas por cada uno de ellos, los había alejados.
Hoy: Treinta años han transcurridos y por esas cosas que existen  en  esta vivencia, tenían esta oportunidad de oro.
Se habían comunicado y se disponían a reunirse en ese sitio tan emblemático para estos tres seres…En la misma esquina en donde transcurrieron tantos y tantos encuentros. Pero el tiempo era limitativo para dos de ellos, apenas disponían de unas cuatro horas.
Suficiente. Pensaron. Y con alegría se dispusieron a su reencuentro.
Eduardo fue muy puntual. Seguido por Chucho y ya de último, Enio.
Se abrazaron en forma grupal. Y no se sintieron intimidados    -ya que había testigos-    se expresaron el cariño y los afectos que en antaño se tenían.
Y luego de tantos y tantos recordatorios, procedieron a ubicarse y sentarse serenamente.
- ¿Qué ha sido de tu vida? – Le consultó Chucho a Eduardo y este comenzó a narrar en escasos segundos su vivencia de tantos y tantos años…
- Bueno, me casé. Pasé muy hermosos momentos. Extintos hoy en día. Viví unos veinte y tantos años en tan agradable contubernio. Tuve junto a mi ex, cinco hijos. Que ya me hicieron abuelo…
- ¿Tú ex…Se separaron…? – Quiso saber Enio.
- En efecto.
- ¿Y qué pasó? – Indagó Chucho.
- Tuvimos muchos problemas. Diferencias en los caracteres, en la forma de ver y existir. ¡Cosas de esta vida!
Logramos amasar una pequeña fortuna, varias casas y una ferretería. Vivimos como ricos. No les negaba nada. ¡Ah que época! ¡En verdad que la pasamos requetebién! ¡Pero! ¡Todo lo perdí! Esa mujer me dejó en la carra plana. Me arruinó. ¡Claro ella es abogada! – Dijo mientras sus amigos lo escuchaban asombrados, pero se sentía intimidado y un tanto avergonzado y a manera de cortar su intervención le preguntó a Eduardo…
- ¿Y tú vida…Cómo te ha ido…? – Él se le quedó mirando por un largo rato. Y luego arrancó de una forma muy parsimoniosa…
- Igual. Casi idéntica. El caso es que hoy en día vivo como un paria. Hoy duermo en casa de un hijo…Mañana en casa de una de mis hijas… ¿Y luego…otro día? ¡No sé en donde! – Hubo un silencio sepulcral.
Aquella magia inicial, esa alegría por tan excelso encuentro…Comenzaba a fenecer. Cosas de estilo. Por primera vez, comenzaban esos huecos repletos de ecos opacos y contaminados que se estaban formando en medio de esa tan fervorosa comunicación.
Se dedicaron por unos instantes a mirar en su entorno. Vieron los carros pasar. La gente que por allí caminaba. Unos iban a un lado y otros a otro lar. La incomodidad se estaba haciendo patente.
Instante seguido, en silencio retornaron al cuestionario de sus vidas. Enio mantenía un silencio muy seco.
Su rostro era muy grave y arrancó de esta manera…
- Pareciera que los tres hemos sido cortados por la misma tijera. Y en mi caso, debo decirle amigos míos, que quizás lo único      -que me diferencia al de ustedes-         es que me he casado en…Seis veces distintas. Y en cada ocasión ha sido con mucho ruido y estruendo. He dejado posesiones. Hijos. Carros. Casas. Dinero. ¡Todo! En un tiempo pensé que quizás era mejor vivir en concubinato, unos disimulados y otros abiertos. Pero el resultado ha sido el mismo. (¡Claro en esos casos no hubo hijos de por medio!) Pero igual: ¡Cada separación ha sido como un proceso de parto! He amado y odiado por igual. He estado con hermosas divas y quizás la única que hoy  me acompaña es: ¡La soledad! Pienso que es la  única que no me ha quitado nada mas que: ¡Mi felicidad!
¿Qué mas puedo hacer…? ¿Y cuál es “mi cosecha”?  ¡Ninguna! Vivo al día. Trabajo para poder vivir. Para poder comer. Y para pagar la pensión de ¡unas cuantas de ellas! He construido…Varias casas. ¿Y hoy? Vivo en la calle. No tengo cama propia. No tengo techo fijo. Hoy duermo aquí. Mañana…Ya veré. – El ambiente se les había tornado muy pesado y lúgubre. Sintieron un rechazo mutuo al tema. Fue una especie de acuerdo, pero sin concertación hablada, algo instintivo les indicó que ya esa concertación era mas de lo mismo,  muy funesto, por lo que decidieron ponerse a dialogar…De cualquier tema. Obviando este.
Pero el hastío se  apoderó de todos ellos  y ya les signó su destino, ¡qué distinción les marcaba su sendero!  en comparación  al inicio de tan festivo ágape que tenían,  que ansiaban obtener. Y de una forma casual, comenzaron a chequear sus relojes. El tiempo los apremiaba ya…Así que de la forma mas amena posible, continuaron  a despedirse. Aunque en sus rostros se les dibujaba ese pesar que los mantenía solitarios.
Y se comenzaron a esfumarse.
A permutarse en la fragancia de los vientos escasos.
Y partieron con la luz de ese sol que en nada deja sombras.


En  algunos  casos  hay  masculinos
que  se  deforman  en  Machos.
Analizan  que  su  existencia  ha  de  ser
a  la  fuerza  de  su  género.
Dejan  onerosos  rastros
que  en  su  pasar  se diluyen
en  feos  y  desagradables  efectos    
tanto   en  su  aroma 
como  en su  ausencia.
En  otros   se  transforman  en  hermosos
ejemplares  que  se  concretan  en  hombres,
aunque  hay  algunos  que  ascienden 
a  su   bella  condición  de
Padres,  asimilando   la belleza  de  su entorno  y
transformándolo  todo   en  un  sin  igual  Edén.
¡Qué  de  grandeza  dejan  los  que  nunca  dejan  de ser: Hijos,  Hermanos,  Amigos ,  Esposos  y  hasta  Dignos:  Humanos   seres…!











© Bernardo Enrique López Baltodano 2016        









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"Extraño"...Pero también sucede...

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“Relatos  misteriosos”




















“Estas cosas…”












En un centro comercial muy concurrido…
De repente alguien tocó a una dama por donde no se debe…
Originando un conflicto de escala…Interplanetaria.














Para ser sincero, hasta este momento, no sé con precisión exacta…Todo lo que originó ese embrollo. 
(Que por estar cerca, me vi involucrado en mi faceta de espectador.)
No obstante un vecino (Ocasional.) de mesa (Ya que nos encontrábamos en un restaurante muy popular en ese centro comercial.) fue el que muy amablemente me puso al corriente de todo ese escándalo que se estaba produciendo a escasos segundos.
- Al parecer, la señora que va vestida de rojo, en el momento preciso en que se iba a sentar, sintió que la tocaron (Por una parte prohibida.) y reaccionó en forma violenta…Pero al no encontrar a nadie cerca, se quedó petrificada.
Y casualmente un ciudadano que       -por desgracia, para él-     se le fue acercando, ¡fue el que pagó los platos rotos!  Y la buena dama la emprendió en su contra. – Me trataba de explicar el hombre, pero claro está, el alboroto era muy grande y al hablarme en susurro, pues imposibilitaba el que lo escuchase bien.
En un principio, no entendí nada. Y en lenguaje de señas, así se lo hice saber. Fue cuando la acompañante de él, avanzó su cara hacia mí y trató de aclararme todo diciéndome…
- Es que a la señora la “mal-tocaron” y por supuesto que se sintió ofendida en su moral.
- ¿Pero quién fue? – Quise saber, a lo que me respondió en esta ocasión su acompañante.
- No se sabe. Y según creo yo…No fue nadie. Por lo menos de los que andamos acá…
- ¿Y entonces quién fue…? – Insistí en mi pregunta y por respuesta fue un signo de impotencia del caballero en cuestión.
- …Estas son cosas que pasan, compañero. Y por lo que he podido notar…Este fue un delito perpetrado a plena luz del día…Pero no hay culpable a la vista. (Porque para mí…Ese tipo no tiene nada que ver. ¿Su desgracia…? Haber estado en el momento y en el sitio no indicado.)
Todos se quedaron pasmados. Y por cierto, era común la conclusión de todos los que allí estaban. Nadie había sido.
Pero la fémina se quejaba de que había sido vejada e injustamente acusaba a un transeúnte, que nada tenía que ver.
Pero que era menester acusarlo.
No puede haber delito, sin perpetrador.
Son cosas sin sentido, pero que pasan.
Pronto se aparecieron los gendarmes de seguridad, y llamaron a los policías, sujetaron al pobre hombre y lo acusaron de haber cometido un pecado, del cual era menester aclarar: No había cometido. Pero que debía ser castigado.
Aunque fuese inocente.
Varios de los presentes intercedieron para aclarar ese entuerto. Pero ante la potencia reflejada por la dama agredida, no pudieron impedir que se cometiera ese desatino.
Todos asombrados fueron testigos de cómo se llevaban preso al sujeto.
Pronto en cuestión de minutos…Volvió todo  a  la normalidad.
Y la dama, la ofensa se le había olvidado.
Son cosas que pasan…En este mundo en donde Dios es testigo…Pero que nadie acude a Él.















© Bernardo Enrique López Baltodano 2016















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¿...Será...? Porque puede ser...Cómo no...


        Bernardo Enrique López Baltodano
       










“Cuento impredecible”












“¡Qué indecisión!”











- ¡Qué estoy… ¿Salgo…O me quedo…?!
Y nada que logro tomar mi decisión.
…Y es cuando reviento en mi cólera…Muy justificada, ¡digo yo! Que me pongo este pantalón…Que no mejor me voy en bermudas.
Y me pongo a pensar… “¿Cómo fue que fui vestido la última vez…Que la vi…?
¿Será que me vio en mi pantalón de vestir o de vaqueros…?
Y recuerdo que a ella le gustó mucho y hasta me dijo: ¡Así quiero verte vestido todo el tiempo!”
¡Ah que agradable velada pasé a su lado!
Y para ser muy sincero…Quiero que me vuelva a ver “guapo” pero ¿cómo he de lograrlo?
Y es que de tan solo recordarme de ella…Me surge esa vena poeta, que nunca reconocí en mi.
Vamos a ver si me sale en esta ocasión…
“Amor de mis amores… (¡No le puedo decir eso!)
Mi amor por ti…Sobre pasa el firmamento,
Y sólo por ti, es que he sido capaz de sufrir…
(¡No! ¡No! ¿Estás loco…?)
…Y solamente por ti…
He sido capaz de sentir así,
porque me la paso suspirando
y sólo es por ti…”
…No está mal. Ahora debo afinar muy bien mi voz de “declamador” (¿Debo poner mi cara de baboso…?)
No. Y debo enseriarme, falta poco para irme y debo ponerme muy bien, de acuerdo a la ocasión.
…Probaré poniéndome mejor ese traje que compré…Ojalá que le guste.
¿Pero la volveré loco…? (¡Va a quedar prendada!)
¡Ah y los zapatos! ¿Y las medias? (Se va a quedar: ¡Prendada de mí!)
…Pero no sé si el perfume que compré, la volverá loca por mí. ¡Me costó bien caro! (¿Y si no la conquisto con esto…? ¿Perderé todo mi dinero…? ¡No! La voy a poner “de remate!)
Y la tipa que me la vendió me garantizó que la iba a poner…De boquita abierta. (Y si no es así… ¡La voy a demandar! Por jugarse con el sentimiento ajeno ¡Bandida!)
¿Será esto cierto? (Mejor que sea así. Es mejor para todos.)
Ya lo vamos a descubrir. (Espero no llevarme un fiasco.)
…Pero y si no le agrado…Habrá sido por ese perfume, pero me huele bien. (Baboso, a mí no es a quién tiene que gustarle. ¡Es a ella! ¿Estamos claros? Bueno pero no tengo mas opción que probar…)
Ahora que ya casi estoy listo… (Me voy a echar mas… ¡Para dejarla “mareadita” …Y ahí es cuando voy a aprovechar yo… Je, je, je Qué malo soy…)
Mejor me voy a chequear en el mentiroso… (Espejito, espejito…Dime la verdad ¡No, mejor no me la digas! Ya te dije…)
En el espejito que oculta todo…Espero que en esta ocasión, no me engañe de nuevo. (Mejor que no.)
Bien ya estoy listo. ¡Mejor no puedo quedar! (Eso espero…)
Ahora lo mas importante… ¿Me voy en mi Cadillac…O en mi bicicleta…? ¡Perdón en mi moto! (Mi carro es muy diminuto. Y lo utilizo para mis juegos. Y en la moto…Voy a llegar todo desvencijado. Mi ropa se va a volver un chasco. ¿Y el perfume? Se me va a perder el aroma. ¿Entonces…? Tendré que llamar un taxi. ¡Pero si no tengo real!
…Tendré que pedir prestado. ¿A quién? ¡A quién mas! A mi viejo. Tendré que llegarle a decir… Viejo ¿Quieres que tu hijo tenga descendencia…Y así tú puedas llegar a tener tu primer nieto…? Y me mirara con ojos agrandados: ¡Claro que si! Y sólo entonces me dirá: ¡Abre mi caja fuerte y saca todo el dinero que requieras!  …Y yo me haré  “el duro” y… ¡Le haré caso!  …Qué maloso soy…)
Bueno. Excelente. Ya he elaborado  “mi plan de ataque”  Y seguramente con esto…Caerá.
Así como caen las moscas con el insecticida…
¿Y qué haré cuando caiga rendida a mis pies…?
…Bueno. Eso será para cuando esto ocurra.
Por lo pronto debo decidir…Voy o no…
¡Ya basta de indecisiones! (¿Y si el viejo se opone y no me da el dinero que requiero…? ¡Eso también puede ser!  …Pero no creo que se me niegue.
Ahora bien… ¿Qué pasaría si la chica…Me invita a que la lleve a un hotel…?
¡Porque eso también puede ser! Es una posibilidad…No despreciable.
Me va a poner en un predicamento…
¿Adónde he de llevarla entonces? No vaya a ser que se me ofenda si la llevo a uno que sea…Baratico.
Mejor la llevo a uno caro. ¿Pero y el dinero…? Bueno puede ser que ella me ayude. Digo yo. Porque hay tipas que ayudan a su pareja…Ojalá que ella sea una de ellas…Porque si no…
Y me pregunto yo… ¿Tendré que cargarla antes de entrar a la habitación…? Cómo aparece en las películas… A lo mejor no le va a gustar.
¡Mejor! Porque no ¡“soy un levantador de pesas”!
…Creo que es mejor que me ponga ropa interior…Decente. Y no la que llevo encima. Que tiene “algunos agujeritos” Aja ¿y si no pasa nada…? Porque puede pasar esto también.
¿Pero cuánto me costará…?  Mejor no se lo digo al viejo.
…Pero… ¿Y si se queda embarazada…? ¿Qué podré hacer…?  Mejor es que…No sé.
¡A mí me gustaría mucho! ¿Cómo será mi hijito…?
¿Y si es una niñita…?
¿A quién se parecerá a ella o a mí…? Y si ella, tan solo quiere “hacer el Amor conmigo” pero no le guste la idea de tener hijos conmigo… ¿Puede suceder…?  …Puede suceder…
Pero mejor es no pensar tanto en eso. Porque a lo mejor yo soy el que me le niegue.
¡Muy difícil! Si ando desesperado. Angustiado.)
¡Bien! ¡Listo!  …Y me estoy disponiendo a enfrentarme “a esa fiera!
…Qué es muy linda…
Mas bien: ¡Hermosa! Y desde que la vi…He quedado…Babeándome por ella.
…Ojalá se acuerde mí… (¡Diosito lindo! ¡Has que se quede encantada de mí!  …Y que no me deje plantado. Qué me mire solamente a mí.
…Y que se acuerde de mí. ¡Y si me concedes ese GRAN FAVOR!  …Entonces… ¡Y sólo entonces…! Algo haré para pagarte ese favorcito…Hasta entonces. ¡Y no me falles!)






















© Bernardo Enrique López Baltodano 2016












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