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“Relatos misteriosos”
“Estas cosas…”
En un centro
comercial muy concurrido…
De repente
alguien tocó a una dama por donde no se debe…
Originando un
conflicto de escala…Interplanetaria.
Para
ser sincero, hasta este momento, no sé con precisión exacta…Todo lo que originó
ese embrollo.
(Que por estar cerca, me vi involucrado en mi faceta de
espectador.)
No
obstante un vecino (Ocasional.) de mesa (Ya que nos encontrábamos en un restaurante muy popular en ese centro
comercial.)
fue el que muy amablemente me puso al corriente de todo ese escándalo que se
estaba produciendo a escasos segundos.
-
Al parecer, la señora que va vestida de rojo, en el momento preciso en que se
iba a sentar, sintió que la tocaron (Por una parte
prohibida.) y reaccionó en forma violenta…Pero al no encontrar a
nadie cerca, se quedó petrificada.
Y
casualmente un ciudadano que -por
desgracia, para él- se le fue
acercando, ¡fue el que pagó los platos rotos!
Y la buena dama la emprendió en su contra. – Me trataba de explicar el
hombre, pero claro está, el alboroto era muy grande y al hablarme en susurro,
pues imposibilitaba el que lo escuchase bien.
En
un principio, no entendí nada. Y en lenguaje de señas, así se lo hice saber.
Fue cuando la acompañante de él, avanzó su cara hacia mí y trató de aclararme
todo diciéndome…
-
Es que a la señora la “mal-tocaron” y por supuesto que se sintió ofendida en su
moral.
-
¿Pero quién fue? – Quise saber, a lo que me respondió en esta ocasión su
acompañante.
-
No se sabe. Y según creo yo…No fue nadie. Por lo menos de los que andamos acá…
-
¿Y entonces quién fue…? – Insistí en mi pregunta y por respuesta fue un signo
de impotencia del caballero en cuestión.
-
…Estas son cosas que pasan, compañero. Y por lo que he podido notar…Este fue un
delito perpetrado a plena luz del día…Pero no hay culpable a la vista. (Porque para mí…Ese tipo no tiene nada que ver. ¿Su desgracia…? Haber
estado en el momento y en el sitio no indicado.)
Todos
se quedaron pasmados. Y por cierto, era común la conclusión de todos los que
allí estaban. Nadie había sido.
Pero
la fémina se quejaba de que había sido vejada e injustamente acusaba a un
transeúnte, que nada tenía que ver.
Pero
que era menester acusarlo.
No
puede haber delito, sin perpetrador.
Son
cosas sin sentido, pero que pasan.
Pronto
se aparecieron los gendarmes de seguridad, y llamaron a los policías, sujetaron
al pobre hombre y lo acusaron de haber cometido un pecado, del cual era
menester aclarar: No había cometido. Pero que debía ser castigado.
Aunque
fuese inocente.
Varios
de los presentes intercedieron para aclarar ese entuerto. Pero ante la potencia
reflejada por la dama agredida, no pudieron impedir que se cometiera ese
desatino.
Todos
asombrados fueron testigos de cómo se llevaban preso al sujeto.
Pronto
en cuestión de minutos…Volvió todo a la normalidad.
Y
la dama, la ofensa se le había olvidado.
Son
cosas que pasan…En este mundo en donde Dios es testigo…Pero que nadie acude a
Él.
© Bernardo
Enrique López Baltodano 2016
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