NARRACION.













 

“Estaba solo”

 

 

 

 

- Me toca narrarles esto que me sucedió, y fue cuando menos me lo esperaba.

Es algo confuso   -lo entiendo y lo percibo así-    pero la verdad, es que aún me cuesta aceptarlo como tal. ¡Pero esto me ocurrió!

…Lo mejor es que comience desde el principio…

Me encontraba en mi cuarto    -mi esposa dormía en ese momento-   y era de noche, mejor dicho: Era pasada las doce de la noche.

En un momento en que acababa de ver una pelea de campeonato mundial de boxeo, creo que era mas bien como  las dos de la madrugada    -para ser mas preciso: faltaban unos diez minutos-    y en verdad, estaba muy absorto en la dichosa pelea ya que ambos contrincantes se portaron a la altura y durante los doce rounds que duró, pues nunca bajó su intensidad.

Golpes y estrategias pude presenciar desde mi aparato de televisión.

Sin duda alguna fue una excelente velada…

No perdí mi sueño.

Emocionado me puse a buscar una película, para calmar mis neuronas, pero en vista de que no pude localizar ninguna de mi gusto, procedí  a apagar mi receptor.

Sentí la profundidad de esa madrugada.

No escuché, ni sentí mas que la lejanía de ese silencio que hizo un profundo  contraste con la bulliciosa escena boxeril.

Sin embargo, me dispuse a acostarme   -pero aún me encontraba bajo el embrujo de tan emocionante show-    que traté de serenarme para poder conciliar el sueño, que se resistía a acudir a mí.

Y estaba acomodando mi cuerpo a la cama y a buscar mi posición de dormir, cuando comienzo a notar unas presencias muy extrañas y enigmáticas para mí…

Alarmado me dispuse a indagar a ¿qué obedecían esas “extrañas figuras”?

Y pude constatar de que ciertamente eran muy “singulares”, ya que en medio de la oscuridad, pude verlas…Eran formas “un tanto humanas”

Pero el color de sus cuerpos, fue lo que mas me llamó poderosamente mi atención ya que eran de color rojo fosforescente.

Y se movían con mucha soltura y velocidad.

Eran de tamaño un poco mas pequeño que la media de un hombre común.

Y parecía que se escondían de mi campo visual, pienso que eso fue lo que en verdad, captó  mi atención, hasta tal punto que se me espantó el poco sueño que había logrado “almacenar” nervioso como me encontraba  -y no lo niego-   puse en “alerta máxima” todo mi ser, y me dispuse a salir lo mas rápido posible de mi posición horizontal en la que me encontraba, y a decir verdad: ¡Me vi, en mis dos piernas de pie!

Dispuesto a dilucidad tan extraña aparición.

Al fijar todos mis sentidos en esto, pude percibir que emitían unos “sonidos muy extraños”   -por lo menos, para mí-    pero que no he logrado entenderlos.

Sus pisadas sonaban como si me estuvieran clavando unas pinzas en mi propio cuerpo, y la velocidad produjeron un evidente rechazo de mi propia anatomía.

Me encontraba en una clara desventaja, ya que ellos lograban herir mis carnes, pero yo apenas los lograba visualizar y por supuesto que me tuve que emplear a fondo   -no podía seguir soportando ese suplicio-   era preciso defenderme…Mi problema primordial: ¿Quiénes me atacan de esta forma tan espectacular?

Puesto que los veía a varios metros de mi propia humanidad…

¿Cómo podían ocasionarme esas “picadas” que se me asemejaban a las que producen las abejas…?

Pronto corrían hacia una dirección incierta, como de repente viraban sin un claro concepto de la distancia, se asemejaban   -ahora que me lo pienso mejor-   a un enjambre de abejitas de esas que dicen que son “las africanas” y el tumulto de sus sonidos producían una horrenda cacofonía, de difícil aceptación.

Y allí me encontraba…En desigual posición, en una lucha muy desproporcionada   -para mí-, ya que ellos controlaban el espacio interior de mi vivienda y yo…Apenas veía la ráfaga rojiza y ese horrendo sonido que me producía resquemor…

Su velocidad de desplazamiento me dificultaba cuantificarlos, a pesar de que lo intenté en varias ocasiones.

Quise desplazarme y ubicarme en mejor posición tanto de ataque como de defensa, pero era muy torpe y me semejaba a un mastodonte, ante la prontitud de movimiento de mis muchos adversarios.

Me encontraba muy asustado   -no temo reconocerlo, ya que es verdad-   y  no atinaba a concebir algún plan, por descabellado que pareciera, por lo que me rebasaban en todos los frentes.

Así que impávido   -como estaba-     no me quedaba otro camino mas que admitir mis enormes torpezas de desplazamiento.

El zumbido enervaba mis nervios.

No soportaba el verme lapidado, como estaba.

…Pero de repente, me di cuenta…

¡Qué yo no era su objetivo primordial!

Pude precisar el sitio exacto por donde emergían…Un agujero de intenso color rojo, delataba su ingreso   -ya que me preguntaba: ¿por dónde se han introducido en mi residencia?  Si seguro estaba de que tanto la puerta delantera, como la del patio, estaban debidamente trancadas   -y con llave-  además de cada una de las ventanas…Imposible que haya sido por allí…Al menos que las hubiesen derribado   -pero lo extraño era que no capté  ningún estruendo alusivo a eso-    ¿Entonces por donde se habían “colado” esos seres tan pavorosos para mi…?

…Pero esa capciosa figura que se me asemejaba a un boquete abierto en la mitad de la cocina los delataba… ¡Era por allí!

¿Pero un boquete abierto en medio de la cocina…?

¿Cómo lo harían…?

No lo pude entender, pero era así.

Y de repente, se me hizo la luz y pude apreciar que ya no estaban solos, entraban otros de muy parecida apariencia, pero en un color: ¿Negros?

¿Pero cómo los pude distinguir en medio de esa oscuridad…?

En verdad, que no lo sé.

Quizás fue los movimientos tan precisos, como imprecisos    -para mi entender-    que pude apreciar sus oscuras presencias, aunque pienso en este instante, que fue el contraste que se producía cuando se entrelazaban en duros enfrentamientos con los fosforescentes  rojitos y que no cesaban tanto de un bando como en el otro.

Peleaban a muerte y no se daban respiro…

Se destruían unos a otros sin cesar y con saña manifiesta.

No me quedó mas remedio, que ser “un testigo de excepción”-   y que obligado mas por el destino que por mi deseo, al verme obligado a echarme a un lado   -ya que de repente  se acercaban a mi cuerpo-  en su horripilante pelea que de forma tan extraña se escenificaba en el interior de mi vivienda.

“Como cucaracha en baile de gallina” me corría de un sitio a otro, para evitar que me siguieran dañando en ya mi ensangrentado cuerpo.

El caso es que fui parte de tan singular enfrentamiento, y no sé precisar con exactitud cuánto tiempo duró esa refriega…

Pero fue demasiada expectante   -para mí gusto-    que me vi envuelto en “tan singular situación”

Que de repente pude precisar que caían mas los rojos, que los oscuros.

Y así como se inició…Se finiquitó.

Asombrado por tan drástico final, me quedé

mas miedoso que nunca   -ya que temía que  se volviesen-    y me encontrara de nuevo preso en semejante dilema.

Esperé por unos minutos mas.

Y en vista de que solo el silencio me acompañaba, decidí prender la luz de neón, ya que temí encontrar una serie de cadáveres, esparcidos en el suelo.

¡Pero cuál fue mi enorme sorpresa!

…Nada había…

Traté de ubicar esos portales tan vistosos…Pero nunca los pude ubicar.

Solo el vacío del espacio pude apreciar.

Y me pregunté: ¿Era aquí en donde estaban…?

Pero en verdad, mis dudas me asaltaban.

Nada había que me anunciara esas estructuras que hasta hacía poco eran claras para mi visión.

Retrocedí a cada sitio en donde las había visto, pero ciertamente… ¡Ya no existían!

¡Qué horror!

¡Qué desazón tan vaga me produjo!

…Aproveché  para verme mis muchas picadas…

Temiendo encontrarme lleno de profundas ronchas…

¡Pero solo picazón me embargaba!

Un terror inundó  mi existencia, me sentí en profunda debilidad, mis piernas comenzaron a temblar y mi corazón retumbaba como un tambor… ¡Debo irme ya!

…Por si acaso retornan de nuevo…Lejos quiero estar.

…Y eso hice: ¡en el acto!

Retorné a mi propia cama…

Y me acobijé desde la cabeza a los pies.

Mas de esto ya no me recuerdo, mi mente me ha bloqueado mucho de lo que en ese preciso momento presencié…

Y lo que les he narrado juro que lo viví…

Aunque ni yo mismo me atreva a apostar nada por cuanto me tocó vivir.

…Allá ustedes si se atreven a dudar de lo que sufrí.

 

 

  
 

© Bernardo Enrique López Baltodano 2015

 
 

 

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En este nuevo relato, podemos ver cómo es que suceden las cosas.



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“Me invitaron a almorzar”





- Estaba en mis labores cotidianas en la escuela donde doy clases, y como era el día de mi cumpleaños, recibí la visita de Carmen y su esposo, ellos me fueron a buscar para invitarme a ir a almorzar, como regalo por mi onomástico.
…Y pensé: “¿Por qué no…? No es mala la idea”, así que me escapé a eso de las once y cuarenta y cinco, en realidad quedaba poco tiempo para terminar mi jornada laboral.
Edgar el esposo de mi amiga Carmen, fue quién me hizo la invitación, luego que recibí un fuerte abrazo y una muy cálida demostración de afecto de mi eterna amiguita.
El caso es que salimos. Me invitaron a ir a una pizzería muy famosa, y cuando llegamos estaba prácticamente vacía.
Tan solo habría unos diez comensales, que al igual que nosotros acudimos para disfrutar de una muy sabrosa pizza.
Así que buscamos una mesa, y la conseguimos.
Yo quedé sentada dándole la espalda a la puerta de entrada, mi amiga enfrente y a su lado su esposo Edgar.
Nada mas al llegar, ella comenzó recibir una cantidad de mensajes y de llamadas, así que se dispuso a responderle a todos sus mensajes.
(En estas épocas es muy cómico el tener que ver como la inmensa mayoría se quedan chequeando sus celulares, navegando o haciendo sus cositas, sin percatarse del mundo que nos rodea. ¡Y eso no es bueno que digamos!)
Mientras tanto, llegaba el mesonero  y nos trajo el menú a cada uno de nosotros.
Yo me puse a chequear cuál sería la pizza de mi total agrado, Edgar hizo lo mismo, pero le consultaba al empleado y este muy solicito le suministraba toda la información que este le requería.
Por el “rabito de mi ojo izquierdo” vi cuando entraron dos hombres, uno de ellos, un señor que portaba gran cantidad de canas y uno mucho mas jóvenes, e hicieron lo mismo que hacemos todos: Llamar al mesonero y hacer sus pedidos de lo que mas les agrade.
Todo seguía en la máxima paz posible, y mis amigos y yo, hasta nos estábamos echando todas las bromas que un grupo tan allegado como el nuestro se puede hacer.
El caso es que ya había determinado lo que era de mi agrado e hice el pedido, en compañía de todos los que ocupábamos esa mesa.
En un instante impreciso   -y digo esto, por cuanto no puedo precisarlo con certeza-   pero el caso es que el mas joven   -de los dos últimos hombres que habían ingresado-   se fue al baño, quedando el de mas edad esperándolo.
En eso me entretuve con mis acompañantes, ya que no recuerdo bien lo que me estaban hablando cuando de repente, veo al señor de muchas canas que se colocó entre mi persona y la de Edgar, y diciéndonos con palabras muy amables y sin perturbarse para nada, nos indicó…
- Esto es un atraco, y depende de ustedes, porque si hacen un escándalo me veré precisado a pegarles un tiro a cada uno. –Yo me quedé impávida-   y Edgar igual, Carmen seguía ensimismada en su celular y casi no le prestó atención.
¡En verdad, hasta llegué a creer que era una broma de muy mal gusto, por cierto!
Y al igual que Edgar nos quedamos a la espera, y el anciano nos volvió a repetir, pero con voz baja pero muy cortante y definitiva…
- Esto es un atraco. Ponga cada uno de sus celulares sobre la mesa… ¡Ya!  
Carmen para ese momento, fue cuando se dio cuenta y lo miró a los ojos…
- No me mires de frente, ¡baja los ojos ya!
O te pego un tiro. Y ya no perdamos mas tiempo, cada uno entrégueme su celular, por el bien de cada uno. – Su voz era aunque en tono normal, muy precisa y cortante.
Observé que ya su acompañante no estaba en el sanitario, sino que estaba haciendo lo mismo, pero con una pistola calibre 22, la cual esgrimía para hacerse obedecer.
Cuando nosotros nos dimos cuenta de que la cosa iba en serio y que habíamos caído en un atraco colectivo…
¡No nos quedó mas remedio!...
Yo coloqué ”mi cachibaque” sobre la mesa       -con la intención de que como era de los viejitos, pues quizás me lo dejarían-   ¡pero qué va! El viejo ese, lo agarró sobre la mesa y se lo guardó en su coala, que cargaba alrededor de su cintura.
Edgar se tuvo que despojar del suyo, al igual que mi amiga.
Y el muchachón apuntaba a todos con su pistola…Ninguno puso resistencia alguna.
¿Y cómo? Si ya estábamos sometidos por esa banda de ladrones.
Pero… ¿Cómo puedes imaginarte que un anciano te iba a robar tú celular?... ¡Imposible! Mas bien una persona así   - a mí por lo menos-    me inspira respeto.
¡Pero no fue así,  por lo menos en aquí!
Por eso es que yo afirmo   -por lo menos en este caso-   ¿Cómo un señor que bien podría ser mi propio padre, se ponga a hacer esto?…
No lo puedo creer. Es mas: ¡Me cuesta hacerlo!
…Pero es que el nivel de desmoralización en que han sumergido a este país…Es muy grave y notorio.
El caso es que una vez que nos quitaron los tres celulares, apareció de la cocina el hombre con varias pizzas a repartirlas, cuando el asaltante lo apuntó con su arma y le indicó que se volviera…El pobre hombre, al ver que se trataba de un atraco  ¡dio un paso atrás y se volvió a su cocina!
…Y luego que nos robaron a todos los que allí estábamos comiendo, los dos hombres se retiraron con la mayor naturalidad del mundo, pero cuando iban por la puerta de salida, se volvió el jovencito y nos amenazó…
- ¡Y ya saben: El que se mueva…Lo quemo!
Así que todos quédense tranquilos, no me hagan regresar. – Y guardando su arma en la cintura, procedió a salir, de lo mas tranquilo y sereno.
…Todos nos quedamos con la boca abierta…
¡Nos habían atracado, así como así! Sin anestesia alguna y sin atropellamiento.
Eso sí, no hubo ni forcejeo ni violencia alguna.
  Pero yo me pongo a pensar en estos momentos… ¿Cómo puede haber ese grado de descomposición en nuestra sociedad?
O sea que  -en verdad-   ¿estamos en indefensión total, todos nosotros, los ciudadanos?
Nos acababan de atracar en un restaurant, o sea en un espacio público, y ¿ya?... No hay forma de reprimir esto.
O sea que andamos a la deriva, y que nuestras propias vidas, ¿están a merced del hampa?
Me recuerdo antes, “en la época democrática” que se oía decir tanto: “¡Aquí lo que hace falta es una gorra!”  … ¿Y en dónde están?...
Este país ha sido gobernado con un ex militar, y ellos se vanaglorian de sus proclamas…
Pero lo único cierto es el grado de indefensión en que el ciudadano de  ¡”a pie”!  estamos en esta nación.
¡Esto es insoportable!
No hay café, no hay papel sanitario, no hay leche, ahora se acabaron los huevos.
¿A dónde nos quieren empujar estos gobernantes que nos gobiernan de hace mas de 16 años?
¿A dónde?
¡Ah pero sí que hay: Represión, balas por todos los bandos!
…Esto sencillamente: ¡Debe cesar!
No podemos seguir en esto. Hoy en día somos testigos de esa inflación tan galopante, tan desenfrenada.
“Los bachaqueros”, ¿Cuándo se había visto esto?... Gente que compra en diez bolívares y tiene el descaro en ir a venderlo a unas cuadras mas lejos, ¿a quinientos o a mil bolívares?
¡Mira es que tengo una rabia, que me consume la impotencia!  …Y lo peor es que no le consigo solución a esto. ¡Y mientras tanto! Los países “amigos” de Venezuela, siguen con el mismo pregón…Y se resisten a intervenir.
Bueno aquí nos quedaremos… ¿Qué mas podemos hacer?... Nos seguiremos comiendo los unos a los otros…
¡Qué lástima, jamás pensé que Venezuela, siendo la cuna que liberó a varias naciones…Se quedara ahora presa de los comunistas!  Pero así es nuestra realidad.
Millonarios en petróleo…Que ahora les pertenece ¿a quién? ¿A los cubanos? ¿A los rusos? ¿A los chinos?.. ¿A quién?...
…Qué tristeza…









© Bernardo Enrique López Baltodano 2015




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Te tengo un nuevo relato ¿Quieres leerlo...?



                                                -Rayo del Catatumbo - Google Imágenes-












“Estas cosas que pasan…”





- Escúchame  cumpa, que lo que te voy a narrar me ha pasado y discúlpame que te lo diga por el celular, pero bien sabes que no he te podido ir a visitarte  a tu casa ya que vives muy lejos y no tengo carro. – Er cumpa no le dejó terminar de hablar por el celular cuando de repente se dejó escuchar su vocerrón.
- ¡Epa compadre! ¿Cómo están las cosas? ¡Están feas verdad, en este país llamado Venezuela! ¿Cierto? – El compadre sorprendido, pero esperando la efusión de su parlante, lo escuchó en silencio.
Mientras a su alrededor todo el tráfico seguía en su delirio continuo. Los buses y carros pasaban a su alrededor…
Él se encontraba en la sombra de un árbol frondoso…Y con gente a su alrededor que al igual que él, se guarecían de ese incesante sol que ilumina a “la tierra por el sol amada” (Maracaibo.) en ese instante y  a la par de una horrenda corneta de un bus que buscaba pasajeros para el centro, se dejó sentir una muy tenue pero refrescante brisa que fue muy bien recibida por todos los que allí estaban.
El compa esperó a que ambos acontecimientos pasaran, mientras su cumpa ajeno a todo esto, se apresuraba para saber qué era lo que le acontecía a su amigo de muchos años…
- …Compa…Compa… ¿Todo bien…? – El oyente lo oyó pero esperó a que la escandalosa bulla se consumiera, para él poder seguir en su conversa, pero al otro lado de la línea estaba muy inquieto   -puesto que no sabía lo que le estaba pasando-   una vez que transcurrieron esos segundos tensos y que la enorme maquinaria bajara y subiera a sus pasajeros, fue cuando aspirando una gruesa tonelada de aire, arrancó en su interrumpida charla…
- Perdóname cumpa…Pero es que acaba de arrancar un bus muy escandaloso…
¡Aquí mismo muy cerca de mí!
Pero ya  ¡Gracias a Dios! Que ya se fue con “su horrible musiquita” muy lejos.
- ¡Ajá compa! ¿Y qué le vamos a hacer…?
Son gajes del oficio, tú estás en plena vía pública y es común la aparición de esas unidades de pasajeros… ¡Pero bueno!
Te decía…Que las cosas en este  país, se están poniendo muy feas…
- ¡Cierto cumpa! Pero te llamaba para informarte lo siguiente…
- Ajá…Soy “todo oído”
- …Fíjate las cosas que nos han pasado…
Esta madrugada Zulma  -mi esposa-   me dijo esta mañana que me despertó… “Mi amor, anoche sentí que golpearon el vidrio de la ventana con una cosa metálica…Hicieron: ¡Tun-Tun-Tun!
Y revisé el reloj y eran: La una y veinte de la madrugada. Vi una sombra. ¡Te lo juro!”
- ¿De verdad compa…?
- Ya vas a ver, quédate calladito que la cosa no termina allí…
- Aja, ¡dale pues!
- Ella me cuenta que pasaron varios minutos, en silencio y que no supo nada mas.
Tú sabes que a esa hora de la madrugada, todos los ruidos se magnifican…
- ¿Y tú…No sentiste nada…?
- ¿Yo…? No, ¡qué va! Yo caí anoche como una piedra.
Y esta mañana yo no me desperté…Me despertó ella…
¡Yo  hubiera seguido durmiendo!
…Pero Zulma se encontraba muy nerviosa.
Me dijo que   -no sabe precisarlo en este momento-   pero que después oyó otro: ¡Tun-Tun-Tun!  Pero esta vez en el lado suyo, y ella se fijó para ver si volvía a ver esa sombra que vio cuando lo hicieron del lado mío…Pero en esta ocasión: ¡Nada!
- ¿Nada? – Le preguntó muy intrigado, el narrador suspiró y tomando aliento, le continuó con su relato…
- ¡Nada! …Y eso que ella estaba pendiente ya que su hermana le pidió que la llamara a las tres de la madrugada porque se iba en avión a Caracas, y le pedía que por favor la llamara para despertarla, y que por esa razón andaba “mosca”, pendiente pues de no quedarse dormida.
El caso es que habíamos convenido ir al mercado para hacer unas compras                  -aprovechando que nos iban a pagar la pensión-   Y bueno, salgo yo primero y veo a mi perrita echada en el portón de entrada del garaje, y la veo muy rendida y comienzo a llamarla…
- Loca, loca. Y veo que ni se mueve. Esperé unos segundos y la volví a llamar: ¡Loca, loquita! ¡Y nada chico! ¡Loquita!  Y me dice mi esposa que estaba detrás de mí…
- ¿Qué le pasa a la perra…?
- Que está muerta. Le respondí y en el acto me terminó de empujar para salir de la casa y caminar hacia el portón del garaje, no por el peatonal, sino por donde entran los carros.
¡Y en efecto! Al acercarme, le vi que su hocico lo tenía lleno de tierra…
- ¡Ay mi perrita, que está muerta! – Gritó mi costillita, ¡espantada de tan semejante hallazgo!
- ¿De verdad chico?
- ¡Si hombre! Y nos quedamos allí mismo…Llorando a tan noble animalito.
¿Por qué será que hay tanta gente mala?
¡Que siempre están “jorobándole la vida al resto”!  ¡Y siguen y siguen echando vaina!
¿…Y no se mueren…?
Y esa perrita que a nadie hizo mal alguno.
Porque ni brava era…
¡Mas bien era “muy atenta!
¡Qué lástima me dio! Y la he llorado, ¡cómo se llora la pérdida de un ser querido!   -que aunque no haya sido un ser humano-   tenía muy nobles sentimientos, y no como tanta gente vagabunda ¡que pasan por esta vida haciéndole mal a todo el mundo!
Me hace recordar a aquel filosofo que dijo: “Mientras mas conozco al hombre… ¡Quiero mas a mí perro!”
El caso es que muy perturbada, me dijo…Vamos a botar sus restos…Porque no podemos enterrarla.
Y fue a buscar una bolsa negra, y poniéndome otras bolsas plásticas en mis manos (A manera de guante.), la sujeté por sus patas traseras…Y pude notar que ya su cuerpecito se estaba comenzando a ponérsele rígido…
- ¿Será que la reventaron…Y que efectivamente se les metieron en la casa…?
- Pues…Cualquier cosa que pensemos podría ser realidad. Pero déjame que te siga contando…
- ¿Qué, hay mas…?
- ¡Ahora es que hay! Estaba en la cola del cajero para pagar mis tarjetas y sacar efectivo cuando oigo a una mujer gorda, que estaba narrando   -porque siempre en esos sitios hay personas así, que no pueden mantener su boquita cerrada-   Hoy en la mañana estuve escuchando un programa en la tv, cuando dieron la noticia: ¡Agarraron a un sobrino de “la Primera Combatiente” con 800 kilos de droga  por allá cerca de Haití!
- ¿De verdad? ¿Estás seguro?
- ¿Seguro yo? ¿…De qué…?
¡¿No me estás oyendo todo a lo que nos han obligado a pasar…?!
¡Si te estoy contando todos los dramas en que nos hemos visto envuelto mi mujer y yo!
¿Tú crees que he tenido tiempo de conectarme a Internet o de leer alguna cosa que antes llamábamos “periódico”?
¡Nada que ver! ¡No sé nada de nada!
Te estoy repitiendo como “un lorito” y en verdad, he andado tan absorto con todas estas cosas raras que nos han ocurrido.
Y eso fue, porque esa señora parecía que ansiaba acaparar la atención de las casi treinta personas que estábamos esperando para entrar al cajero automático.
Y allí estaba vociferando esa gorda, y yo le presté atención y resulta que: “El dichoso sobrino de la esposa del presidente iba en un avión que había sido fletado por el gobierno de una empresa del estado venezolano.”
- ¿Y es cierto eso? – Le preguntó con mucha duda, a lo que le respondió.
- ¡Qué sé yo! Te repito: ¡Eso aseguraba esa gorda vieja!
La misma “radio bemba” dijo que esa noticia no la pudo detener el gobierno y que porque como había ocurrido fuera del territorio nacional y que los servicios extranjeros dieron la voz de alerta. Y allí estábamos todos a la expectativa…Impávidos.
Pero yo debía hacer a  lo que fui…Bueno el caso es que ya no pude seguir oyendo el repertorio de noticias, ya que me tocaba entrar al cajero y me desligue de todo.
Logré hacer todo lo que requería ejecutar.
Y cuando salgo, encuentro a mi esposa esperándome afuera y la noto que sigue llorosa   -y pensé que era por la sentida partida de la perrita-   y me dijo:
“Hoy mi hija que estaba en su cumpleaños, una amiga muy querida por ella, la invitó a almorzar. Y estando en el restaurant, entró una banda de ladrones…
¡Y les han robado a todos los que allí estaban!
¡Dios mío! ¿Será esto un castigo…?
- ¿A todos…Y allí estaba su hija…? – Le volvió a interrumpir, a lo que el cumpa le respondió…
- Si. Así que para cerrar con “broche de oro”
- Compadrito…Tienes que andar “mosca” mira que los ladrones han agarrado la modalidad de “anunciar su próximo robo”  ¡y andan matando a los perros para que no les hagan bulla! – El cumpa guardó silencio, porque en efecto ya se lo habían dicho…Y eso lo tenía muy preocupado.
- …Y ahora nos hemos quedado sin mi perrita…
¡Qué vaina nos han echado!
- Cuentan “las malas lenguas”   -y entre ellas la mía-   que el gobierno le ha dado la orden a todas las policías…
¡Ladrón que consigan: Tiren a matar!  
…Y que ni siquiera pregunten.
¡Eso me lo han asegurado! Así que mi compadrito…Deja de dormir profundo.
Y prepárense los dos…Porque lo que viene no ¡“es joropo”!
- …Bueno cumpa… ¡Qué Dios nos agarre confesado!
- ¡Adiós compa!  …Y ya lo sabes…
¡Despierto y con cautela todo el tiempo!
Que esos desgraciados ladrones, tienen ¡que darles duro!  …Que ya con este calvario en que andamos…
¡Me llamas y me comunicas cualquier cosa que te pase! ¿Ok?
- ¡Ok! En otra ocasión continuamos. -La conversación se finalizó y el buen hombre se quedó callado.
Contempló en todo su esplendor todo el panorama que visualizaba.
Personas que iban de un lado a otro.
Unos iban caminando, otros en los diferentes medios de transportes, pero nadie le prestaba atención a nadie.
Cada quien con su cada quien, y en cada uno de sus casos.
- La vida debe continuar. Es mi problema y como tal debo encararlo. – Se dijo para sí mismo, a lo lejos visualizó a su costilla, y a su dirección siguió, y arrancó a caminar, sorteando entre esas riadas de personas que ni personalidad propia tienen.









© Bernardo Enrique López Baltodano 2015



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