Sebastián ya no soporta...Y le escribe ahora al Niño-Dios



Google imagenes....


(El niño Sebastián, ya le ha escrito dos cartas a: San Nicolás y no ha recibido ni su respuesta…Ni mucho menos sus regalitos.
Exasperado revisa el portal de su casa.
Día a día y ¡nada todavía!
Angustiado pelea con su madre y desconfía de su padre (Porque teme que ellos se hayan ¡quedado con todo!)
Y en vista de que está pasando el tiempo ¡y nada de nada!
Se decide a escribir una tercera carta…Pero se arrepiente y es cuando decide escribirle al: Niño Dios.
Leamos entonces esa misiva…)

“Tercera y última carta a:
San Nicolás”
¡Ay Gordito Quise  escribir…
¡Querido y siempre adorado Santa!
Demás está  implorarte  escribirte de que siempre te he amado y respetado pero no te estás ayudando en nada…Y me estás decepcionando mucho y eso no me gusta
Bueno es recordarte que con esta ya van: ¡TRES CARTITAS! que te he enviado y todavía ni me has enviado nada, como tampoco me respondes.
Bueno como te decía…Estoy profundamente asombrado y he quedado ¡estupefacto!  NO SE NADA DE TI (Bueno mejor es que tache todo y se la envíe al “Niño Dios”)

“Querido Niño Dios”
Tu despacho: (    Que me han dicho que está en el cielo) Bueno espero que esta pequeña cartita  te llegue…Aunque sea “volando”
¡San Nicolás me ha engañado!
Bueno en verdad debo confesarte que le he enviado varias cartitas a San Nicolás y debo confesarte que me ha decepcionado  llenado de mucha expectativa que no me ha traído ni enviado ni ¡Uno solo de mis regalitos! ¡Gracias a Dios que tú existes!
Y   que de Niño Dios a Niño- hombre, podemos hablarnos y con seguridad me vas a entender.
Le he pedido (A Santa…Nada mas que esto.):
Un carro último modelo (Primero para mí.) y luego que le traigas otro a mi papi (Ya sabes; para que no se ponga envidioso…) y si de repente no se lo consigues nuevecito…No importa tráele uno que no sea “tan viejito” Así no me quitaría el mío.
Por mi mami…Ni te preocupes… es muy bruta, perdón quise decir…que es muy nerviosa, y ya tú sabes ¡cómo son las mujeres!
En segundo lugar te pido…te pido…
¡Ah sí…se me olvidaba!
¡Una Fábrica de Helados!
Grandota y con muchos helados. (Digno ¡de tu Grandeza!)
¡Ah y es sumamente  IMPORTANTE! Que tenga todos los sabores…Y no te olvides de enviarme suficientes esclavos para que me trabajen y no me cobren.
Bueno siempre es bueno que me envíes personas de buena fe, para que me fabriquen todo, lo laven y lo acomoden ¡en su santo lugar!
Y me han dicho mis fuentes muy fidedignas…
¡Que tú eres el único heredero de todo cuanto tu Papá Dios te va a dejar! (No te olvides, que también soy un niño…Pobrecito y digno de tus benevolentes bendiciones…)
Y por esta razón me atrevo a pedir un regalito muy bueno:
Envíame MUCHO DINERITO (Y digo mucho… ¡Pero bastante!
Ya tu sabrás interpretarme)
Si es posible  -y para que no me lo roben-  envíalo con alguna de las empresas que transportan Valores.
(Con fuerte custodia…Hay muchos ladrones por estos lados.)
No quiero que me mal intérpretes y que te hagan creer que “pido demasiado”  No. No. Soy un niño que como tú…Espera tus regalos.
Y para no agobiarte con esta carga (Apenas te he pedido…Poquito. ¿Verdad que si…?)
Cuando me envíes mi carro…Dentro de él, puedes meter todos los regalos que se te antoje.
Como por ejemplo: …Bicicletas, motos, motos de agua…Avionetas (No importa si son chiquitas), pistolas, metralletas (de mentirita…Tú sabes que sean “para jugar con mi hermanito”) Computadoras, laptops, mini laptop, tablets…Qué mas…Que mas…Bueno y a discreción  tuya y tengas a  bien enviarme –yo te lo recibo de buen agrado- En fin… ¡Todo lo que te sobre por allá!
(Lo que sea…Que yo no me ofendo por eso…Pero envíamelo…)
¿Por mí?  
¡Ni te preocupes, que voy a darle un muy buen uso!
Sabrás y es bueno que lo sepas: Me adapto a cualquier cosa que me envíes.
Y por último, quiero un “Contrato de Fiel Cumplimiento” y como ambos somos niños…No importa.
¡Voy a creer en tu palabra!
(Pídele a Santa mi dirección)
¡No! Es mejor que te la de yo mismo
Mi nombre es: Sebastián (Y vivo en mi casa de toda la vida.)
Nota: No le hagas caso a mi mami.
Y ten presente que yo represento a mi hermanito menor…Mejor envíame a mí: ¡Todos los regalos!
¡Espero verte  YA  pronto!
…Y no te “me hagas el loco, como el Gordito vestido de rojo y blanco” te me pierdas, pues te estoy esperando.

Sebastián
(Que últimamente –me refiero a todo este año completito- que me estoy portando mejor que mi hermanito. 
–No se lo preguntes a mi mami-
-Tampoco a mi viejo –
- Y a “ese” Santa  ¡menos! …Mejor ni le preguntes por mí. ¿Ok?-
Yo creo  que ellos  prefieren  mas  a mi hermanito  antes que a mí que siempre me porto súper bien.
…Pero yo los perdono…No me entienden. En cambio tú si que me entiendes… ¿Verdad Niño Dios?)

…No  se  te olvides…




Sebastián.-


San Juan de los Morros - Guárico - 26-11






“El san Juanote”

Era tarde ya, pero sin embargo las brumas que caían de Los Morros me daba esa sensación de armonía, que me incitaba a recordar mis primeros años de mi vida.
¡Aspiré y expiré aire puro y bendito!
En efecto me encuentro en la plaza Bolívar y aunque no estoy pendiente de esa imponente imagen (La imagen de San Juan, que se alza por aproximadamente unos seis (6 m) metros de altura.) que domina todo mi contorno, pendiente estoy de lo bello y soberbio que es ese estar.
Del caminar de muchos transeúntes unos van por allá y otros por aquel lado, a lo lejos puedo divisar esa zona rocosa de tan atractivo y atrayente difuminar que en ocasiones me incita a estar.
- Tú no eres de por estos lados… ¿verdad? – Una voz ronca y espesa se ha dirigido a mi persona y lo siento a pocos centímetros de mí. En el acto, giro hacia la dirección de mi parlante y veo a un hombre de mediana edad. Vestido a la usanza llanera, con un sombrero que le cubre toda la periferia de su cabeza. Portaba una franela de un color blanco que ya no relumbraba, pero de igual forma lo vestía.
Por pantalón, portaba uno de color oscuro muy ajado y que mostraba a gritos que en una época ya lejana era fragante y lucido.
En sus pies calzaba unas cotizas, que me hicieron pensar que vivía por esos lados.
Un bigote chiquito y poco espeso, aún era de color oscuro, aunque unas cuantas hebras denunciaban que no era tan joven como su porte me indicaba.
- Mire mi amigo, yo soy llanero de la mas espesa y tupida vegetación ha habido.
He andado a caballo y a pie, tal como me está observando.
Conozco y reconozco a un viajante con tan solo verlo.
Aprecio y valoro al hombre que siendo llano y puro, es capaz de mostrar su lado mas oscuro, aunque algo me indica que con usted no me he de caer…Pues oscuro no lo percibo.
Al menos que mis muchos años ya engañen mi juicio, el cual valoro tanto como mi silla, mi caballo, mi perro y todos los que por mi conocimiento admiro.
Y perdone que lo interrumpa…
Sé que de la imagen no está pendiente pues asina lo he detallado. Y perdone mi indiscreción, pues en mi curiosidad me he henchido…Y si el buen señor me permite…En el acto me le presento y le doy mi mano en señal de amistad. Porque aunque usted no me lo crea…Me inspira mucha confianza.
- …Cómo me le va si de su presencia me ha dejado perplejo ya que por mí…Nadie atención me ha puesto…
- Pues ya ve en el error que ha caído. Lo he venido siguiendo desde que con su carro ¡tres vueltas le ha dado a esta plaza insigne!
- ¿Tres…?
- Una a una se las he venido contando. Y eso para que usted vea, que transparente no es.
Su carro es aquel que de color gris, se ha pasado a tierra. Ha de ser por los tantos kilómetros en que ha andado.
- En efecto mi carro es de color gris plateado según aparece en sus escritos, pero dígame mi buen recibidor…
¿En dónde ha estado, que mis ojos no lo han detectado?
- Es que nunca me hubiera “avistado” pues a buen resguardo me encontraba. Pero al verlo atravesar con su andar muy sereno…Algo me ha hecho bajar de dónde seguro estaba.
- Edificio altos no diviso…Al menos que de Los Morros haya venido… - Le dije muy perplejo.
- No está muy lejos mi viajero amigo. – En el acto me ha respondido, a lo cual mi duda se ha incrementado por lo que muy “extraviado” le he preguntado…
- ¿Pero desde allá me ha divisado?
- En un principio así fue. Mas al verlo con cuidado, he decidido ir bajando y desde ese árbol frondoso que en este momento nos da cobijo, he estado al lado de esas hermosas paraulatas.
- ¿Paraulatas me ha dicho? No las he visto…
¿Será que de la vía de Corozopando me ha seguido…? Porque ni en esta plaza, ni en la avenida Bolívar de esos bichos…No me he topado. – En verdad me ha dejado estupefacto…Y me continuó diciendo…
- …Buen observador es el señor, que de eso se acuerda…Pero es que esa avecita por todas partes me sigue y aunque usted no las vea… ¡Allá están esperando mi retorno!
- Su palabra en duda no pongo. Y me desconcierta las muchas cosas que de esta gran capital admiro, pero sin duda alguna…Le reconozco su cantao…
El buen Llano me avisa y sin duda le reconozco que cuando su canto escucho quedo embelesado cual sirena me arrulla. – Asombrado estaba yo mismo, pues me ha contagiado esa forma tan “versada” con la que este nuevo señor me ha encarado, y en el acto me ha ripostado…
- Pues fíjese usted que de su paso sigo, cuando por vez primera lo detecte fue cuando un rebaño de vacas arreaba y usted tuvo la paciencia debida.
No se asustó y con su mirar sereno, esperó hasta que la última res anduvo.
Y yo que en ese momento en la copa de un árbol andaba…Me dijo mi amiga la paraulata…
- Mira, mira y pon tu atención que de ese hombre algo habrá de cierto que ni los cocodrilos lo atacan.
Y como buen baqueano que me aprecio…Atención le puse. – En ese momento escuché muchas cornetas de carros de todo tipo, y por inercia volví mi cara y mi atención…A lo lejos contemplé una gran muchachada…Seguramente que salían de un colegio, pues su uniforme portaban.
Y como suele suceder…Atraviesan veredas, calles y todo lo que encuentren en su alegre peregrinar.
Me gocé en su disfrute, y a casi todos pude contemplar.
Pasado unos segundos de absorta atención, me recordé del llanero que tan amablemente a mí se me había dirigido…Pero ya no estaba allí.
Al instante lo busqué por todos lados…Pero a nadie vi.
Por un repentino recuerdo…Hacía lo alto me dirigí, en el árbol que él mismo me señaló…Pero tan solo pude detallar fue una mancha blanca que de prisa se evaporaba.
No pude precisar si era la paraulata o si otra cosa seria, puesto que en el acto…Una parte de esos colegiales por mi lado corrían.
Perdí mi concentración…Y el amigo se me iba, no me pude despedir y ni el adiós le dije.
Pronto desaparecieron todos. Nuevamente solo me quedé. Tan solo una brisa fría se enfrascó en mis pensamientos…Seguro que ya se fue y a lo mejor cuando vuelva a San Fernando…Pasando por Corozopando nos volvamos a ver, pero tal como él me dijo…Él será el que me vea y él determinará si a mi lado se ha de acercar.


Bernardo

"...Mi pequeño saltamontes..."




Conversaciones con don  Carmelo


¡La vida…!  ¡…La vida, mi “querido saltamontes”!


Nov…25…2.014.-



- ¡Ah mucho cuidado conmigo!
Mira que mas cuerdo que yo…
¡No lo eres tú! ¿Ok? – Le asentí con la cabeza, pues preferí omitir palabra alguna.
Me miró de reojo, en varias ocasiones y cuando ya se percató de que todo lo tenía arreglado, continuó así…
- ¿En dónde…En dónde? ¡carajo!
Estarían esos “guarda – espaldas” que ¿la estaban custodiando?
Por mi inquietud es que acordando de estos hechos que se suscitaron hace ya…
¡Muchísimos años luz! 
…Y por supuesto que no estoy esperando el que tu me entiendas y mucho menos me comprenda. ¡Pero solamente yo, sé el desarrollo de esos acontecimientos y que estoy presto a revelártelos…
Si me tienes paciencia!
Así que arranco nuevamente a seguir en la narración de aquellos hechos….
Y estos continúan así…
Como ya te había referido…
¡Esa mujer me sacó de mi mutismo!
Que aunque te cueste creérmelo…
¡Soy muy tímido!
Y allí estaba. Y te juro que fue así.
Ella me estaba “atacando” ¿y yo?
Anonadado. Sin poder reaccionar ante ese acoso tan divino.
Y me dejé “abordar” ¡qué rico ser consumido! por tan hermoso ejemplar…
¡Pero! Y siempre existe “un pero” esa fruta tenía su dueño.
Que por supuesto, no estaba dispuesto a compartirlo: ¡Con nadie!
Y ella no quería o no supo percatarse de este minúsculo detalle.
Sus guardianes eran muy celosos con ella.
Unos se lo permitieron…Pero uno de ellos: ¡No!
Y ese “uno” fue el fiel de la balanza, que determinó nuestros destinos.
Nunca se imaginó que “ese” señor la fuera a desgraciar… ¡Llevándome por delante!
- …Me tiene en ascuas… - Le señalé al verlo tan dubitativo.
Me escuchó con paciencia, pero era rehén de sus propios recuerdos.
Se tomó unos instantes  -muy prolongados para mí-  al cabo de los cuales los tomó para revivir en sus adentros todas esas escenas, que de una u otra forma se negaba a hacerlas públicas.
Y eso entendí, por lo que no me quedó mas remedio que esperar a que él siguiera el ritmo de sus vivencias, aproveché para visualizar el entorno ya que había perdido esa noción.
Miré hacia todos lados, para estar pendiente de todo.
Y me pude comprobar que nadie estaba en sintonía con nuestra conversación.
Todo seguía su ritmo normal. Al escuchar nuevamente su ya conocido tono de voz, suprimí mi atención a todo nuestro entorno y me volví a concentrar en él…
- Nos encontrábamos nosotros muy absortos en nuestro incipiente
¡Gran amor!
Demostrándonos el afecto requerido…

Y no sé precisarte ni en el espacio, como tampoco en el tiempo…

Bernardo....

...Será Amor... 25-11





Después de mí… ¡Nadie mas!


“Historia  de Amor…”


“Esta trama está tomando un giro inesperado.
La realidad supera con creces a la imaginación.
Sigue leyendo y verás como se va desarrollando esta
Interesante historia…”


...Es  bueno  que  leas esta novela  desde su principio…
Día a día estoy publicando una parte mas…
Y si tienes la paciencia debida…
Retrocede un poco mas…
Para seguirle el hilo a esta trama…
¡Mis saludos y mis respetos a todos y cada uno de ustedes!


…Y recuerden que su comentario o un Me gusta+  nunca está de mas…


¡Salí corriendo para agarrarlas…Pero ya no pude conseguirlas!
Mi hermana, estaba doblada por el intenso dolor que sentía.
No me quedó más remedio, que ayudar a mi hermana y salir corriendo al auto, para traerla a la clínica.
¿Y traerla para acá…Para qué?  ¿Saben que me le dieron?
- ...No. ¿Qué le hicieron? – Preguntó Susan.
- ¡Pues…Nada…! Le administraron unas tabletas….La tuvieron en reposo.
Si acaso un suerito y ahí la dejaron. Al día siguiente, la dieron de alta y la enviaron para su casa.
¿Es correcto esto? ¿Y en dónde estaba su maridito? ¡…Trabajando…!
De allí nadie lo saca. Trabajando. Trabajando.
- ¿…Pero eso fue cuando, Cecilia…? – Le preguntó Miguel.
- Eso fue: …Hoy es…miércoles… ¿Verdad?
 - Sí. – Le respondió Alcides.
- …El lunes. ¡Sí el lunes! …Y hoy la tuve que volver a traer…
- ¿Por lo mismo Cecilia?
- Por lo mismo Adriana. No se le ha quitado ese dolor…
- ¿Pero, qué dicen los médicos?
- Miguel  realmente, a mí no me dicen nada más que lo mismo: Stress, mucha tensión nerviosa…
Y cosas parecidas.
- ¿Pero estas segura, que ese es un diagnóstico médico? – Adriana no toleraba esa información como proveniente de un doctor de medicina. Se le antojaba como un comentario banal e insípido, carente de toda lógica científica.
Como algo coloquial, como ciudadanos que son ignorantes de las verdades humanas y que para ellos es, más práctico hablar de esa forma.
Pero jamás proveniente de un profesional que ejerciendo la medicina, y de una institución que pregonaba a todos los vientos, que eran lo más avanzado y revolucionario en el mercado americano.
- Adriana…Eso fue lo que me dijo el tratante.
- ¿Qué le podrá quedar al pobre? ¿Al “Pata en el piso”?
¡No cualquiera tiene el dinero suficiente, como para entrar en esta majestuosa Entidad de la Medicina Universal!
Porque déjenme decirles…A mí por lo menos…
¡Me tendrán que llevar a una institución del estado!
Personas que como yo, no tenemos esos “Sacos de billetes” para poder pagarles a estas eminencias… ¡Tendremos que morirnos!
¡Y esa es la verdad, incuestionable por cierto! ¡Sí tienes biyuyo…Tienes vida!
¡Y si estas pelando…Al hoyo! O qué te hagan una colecta entre los familiares y amigos…
¡Para poder enterrarte!
- ¡Ayyy gordis!  …Siempre tan trágico… ¡Tú nunca te vas a morir! 
…Tú te mueres, cuando tú mismo lo decidas…
¡Es más, tú y yo, nos vamos a morir…Juntitos! – Susan le dio un abrazo muy emotivo y le estampó un beso grande en su mejilla derecha.


…Continuará….


.-.-.-.

Historia de Amor.





Después de mí… ¡Nadie mas!


“Historia  de Amor…”


“Esta trama está tomando un giro inesperado.
La realidad supera con creces a la imaginación.
Sigue leyendo y verás como se va desarrollando esta
Interesante historia…”


...Es  bueno  que  leas esta novela  desde su principio…
Día a día estoy publicando una parte mas…
Y si tienes la paciencia debida…
Retrocede un poco mas…
Para seguirle el hilo a esta trama…
¡Mis saludos y mis respetos a todos y cada uno de ustedes!


…Y recuerden que su comentario o un Me gusta+  nunca está de mas…


- …Puede que tengas mucha razón, Alcides. Pero, en contraposición…
Mi hermana, sigue siendo pobre. 
Es él, el que tiene el: Poder, el dinero y la posición.
¡Nada de eso, le está llegando a ella, ni a los niños!
- ¿…No te lo puedo creer, Cecilia? – Le preguntó de sopetón Susan.
- ¡Nada!
- ¿O sea, que todo el dinero…Se lo gasta él solo? – Indagó Alcides.
- ¡Créanmelo!
Hubo un murmullo generalizado.
Ya que todos  juraban, que su amiga en unión de sus hijos, no les faltaría nada.
Y esta noticia, fue muy desagradable, para todos ellos.
Apostaban, a que su amiga 
¡Al fin, estaría viviendo con más comodidad!
Pero, su hermana, lo negaba de plano.
- ¿No te lo puedo creer? – Le gritó intrigada Susan.
- ¿De verdad, es así Cecilia? – La cuestionó Adriana.
- Mi hermana  siempre tiene que estar detrás de él, para que le deje dinero, para poder comprar la comida.
- ¡Increíble! – Exhaló Miguel.
- …Y si me lo cuenta otra persona…
No le creería… - Asomó Alcides.
- Con decirles… ¡Que hasta le han cortado la luz!
- ¡No, no puede ser Cecilia!
- ¡Créemelo Susan!
- ¿Qué no ha tenido dinero…Para pagar la luz?
- ¡Así mismo Miguel!
- Gersy tuvo que sacar a los niños del colegio… ¿Saben el por qué?
- ¿tampoco tiene dinero, Cecilia?
- ¡Tampoco! Bueno…No tiene dinero, para sostener a su esposa e hijos. 
Pero para lo demás: ¡Le sobran!
¿Pueden creer esto? ¡Es inconcebible!
- Cecilia, por favor…
¿Y qué pasó con las niñas?
- Alcides, cuando yo busqué a Román para que se hiciera cargo de todo el desbarajuste que él mismo ocasionó…Lo busqué por todas las habitaciones, y nunca lo pude conseguir.
¡Se me escapó!
Y cuando regresé a la habitación, solamente pude encontrar a Gersy, la cual se le había pegado un fuerte dolor en el estomago.
¡Ya la vieja y las dos niñas…No estaban!
¡Salí corriendo para agarrarlas…Pero ya no pude conseguirlas!
Mi hermana, estaba doblada por el intenso dolor que sentía.


….Continuará….

Maracay: La ciudad Jardín de Venezuela







“Por:  Los Cedros”





Transitaba en una de  esas  tardes  frescas  y agradables  por la avenida “Los Cedro”   y en la medida que voy  recorriéndola, comienzo a notar que el número de personas que por allí transitan va disminuyendo en forma vertiginosa.
Y algo muy curioso, el clima se hace mas  acentuado, sin embargo eso no es lo que mas me llama la atención, sino el cambio tan drástico en su follaje.
Y es que hasta hace muy pocos minutos, el sol era mas potente, pero se me hace que su intensidad va disminuyendo (se lo achaco a que la tarde va cediendo y en su lugar comienza a aflorar la luna, por alguna parte y viene reclamando su poderío.) esto lejos de amilanarme me está “reforzando” mi intención de seguir por esta misma ruta.
Me he desviado a la entrada del cementerio de esta hermosa ciudad de Maracay  sin embargo; no es mi finalidad inicial entrar,  tan solo forma parte del paisaje; ya que dirijo mis pasos mas bien hacia la avenida Aragua (la cual está bastante distante de allí) y como buen transeúnte giro mi cabeza hacia su entrada   -la cual he notado que está llena de gente, las cuales veo que  unas entran como también otras que ya salen, pero detallo que hay otros que allí están laborando, vendiendo u ofreciendo sus distintos productos a todo el que por allí pase-  y me llama la atención un señor que apenas me visualiza, a mí se me dirige diciéndome…
- Yo le puedo servir de baqueano  sí me lo permite…Claro está si el señor así me lo permite… - Su repentino interés me saca de mis pensamientos en los cuales me deleitaba y al instante le respondí…
- ¿Baqueano…Y para qué he de necesitarlo…? – El buen ofertante  no me miró, sino que me señaló hacia difusas partes y al instante me replicó…
- …En los caminos de mi Buen Dios…No todo está permitido…Hay hileras que conducen a Senderos… ¡Pero!  los hay que también conducen a despeñaderos… ¡Y!  Sería muy sabio mi buen ciudadano, si por mí se deja conducir… - Quedé atónito por su forma de hablar, pero en algo me encantó y para ser mas franco me dejé arrastrar por tan agradable sonido de su voz, la cual me presagiaba  que en nada perdería si acudiese a su llamado y me dejara por él arrastrar, a lo que le agregue…
- ¿…Y para dónde me habrá de llevar el buen caminante?
- Por los caminos del Bien y del Saber.
- ¿Y cuánto me ha de costar?
- Lo que Su Merced tenga a gusto dar.
- ¿Y cómo cuánto será? – Le pregunté. Y él sin mirarme, resolvió…
- No es Oro ni Plata, lo que a mí me llama. Es mas bien el placer de con usted andar. – Recuerdo que en ese preciso instante pensé: “Buen arrimador será, ¿pero a dónde me querrá llevar?
- ¿Le causa placer andar con un extraño, como yo…?
- En nada es extraño y pronto lo percibirá.
Y  nos morimos por servirle, deje en consecuencia de dudar, adéntrese  y no lo lamentará.
Mundos nuevos presenciará.
Horizontes nuevos ante su presencia se abrirán.
Que aunque lejos cree estar…Muy cerca lo tendrá.
Deje usted de dudar, y abrase con intensidad a nuevas aventuras por llegar. – Sin duda picó mi curiosidad y ya casi sin argumentos…
Le hice señas para que me indicara por donde deberíamos comenzar.
(…Pero… ¿Si nunca me ha de mirar…Cómo es que vio mi seña afirmativa…? Misterio he de descubrir…)
El buen ser, procedió a deslizarse hacia los adentros…
Pensé que me llevaría por las mismas vías, pero cuál fue mi sorpresa cuando abriéndose camino por entre unos arbustos (los cuales no había visto nunca) se deslizó haciéndome señas de que guardara silencio.
Al principio sentí varias dudas y estas fueron:
“No conozco este sendero”
…Y otro…
“¿Por qué me hace la seña del silencio, mientras andamos…?
Pero en verdad, mi curiosidad me consumió mis resistencias  y deseche  esos pensamientos.
¿Total?  ¿Qué importancia habrá ante un tremenda posibilidad de conocer nuevos mundos…?
Era aun de día y consideraba que daba tiempo para emprender esa agradable aventura.
Pronto se divisó ante mí…Un nuevo panorama.
Quedé abrumado. Extasiado. Me costaba creer…
Y maravillado exclamé…
- ¿A dónde me ha de llevar?
- A nuevas creaciones para usted…
Y le garantizo que de allí, jamás querrá salir.
Elementos de vida. Instancias de aventuras.
A estáticos sitios dentro de una cobertura armoniosa de milagros por ocurrir y que se suscita de una forma vertiginosa y de la cual en forma de caracol nos pueden transportar tanto para arriba como para abajo. – Por momentos me desconecté de la narración de mi improvisado guía, ya que dentro de mi se desarrollaba una guerra sin cuartel.
Porque… ¿En dónde estaré…?  …Y sin querer queriendo estaba  empezando a renovar…A innovar…Y mi inquietud se fue reflejando…
Ya que recuerdo que por la entrada principal del cementerio, que da con la avenida Los Cedros (en una de sus esquinas) andaba y de repente me encuentro en un espacioso mundo, en el cual no reconozco nada.
De atmósfera somnolienta y de andar lento.
Pareciera que el viento suave repiqueteara por aquellas laderas, por aquellos lares.
Todo en espejismo se me presentaba.
Extasiado me encontraba, mi asombro no podía ocultar.
Recuerdo que veía muchas personas, multitudes que transitaba por allí, pero ninguna andaba pendiente de su entorno. Era como una vía muy transitada, centenares y quizás miles de miles.
Agudicé mejor mi visión…Abrí todo lo que pude mis dos faros… 
¡Contemplé figuras muy borrosas! 
Pero algo en común tenían… 
¡No logré verles sus pies…!
Mi angustia apareció… 
¿Por qué…?
Estaba anonadado y perplejo.
Me costaba creer lo que veía. 
Y pensé en ese momento…
¿Estaré aun  en Maracay…?
No recuerdo haber transitado mucho tiempo…
Como tampoco cansancio tenía…
Luego, ¿cómo he llegado hasta aquí…?
Mis dudas se precipitaban y ya no recuerdo seguir escuchando a ese parlante anónimo que me servía de guía y que me abrió esas compuertas que sin saber, ni querer he trascendido.
Una honda preocupación embargó mi ser, sombras de intensas inestabilidades obnubilaron todo mi panorama…Comencé a inquietarme…Y el hombre así lo notó y me dijo…
- Si el Buen Ciudadano inquieto está…Puedo desandar lo ya andado y a su lugar de origen retornar…Usted me dirá… - El conductor no me miraba  -en ningún momento lo hizo-   y en ese instante de incertidumbre me hizo llegar…
- No todos los llamados…Habrán de acudir.
Ni a todos licito le será…Mejor que mejor, a su lugar lo he de llevar… - Y diciéndome esas palabras…Y  ¡Saz! En menos de un tic…tac.
¡Me sentí nuevamente en el Portal de la Entrada del Cementerio!    Apesadumbrado quedé.
Un mareo horrible atenazó mi cuerpo y pronto estuve por caer, pero alguna mano amiga  -la cual no vi-  impidió que cayese al pavimento.
- ¡Gracias, gracias! – Dije al instante.
Pero cuando me hube recuperado completamente   -lo cual duró unos segundos-  quise agradecer a esa mano amiga que en el momento mas indicado impidió que me diese un “tortazo”, pero a nadie cerca logré ver.
- …Pero si hace unos instantes esto estaba repleto… ¿A dónde se habrán ido…? – Y por mas que miré y re miré a todos los lados… ¡A nadie mas vi!
- ¡No lo puedo creer! – Me dije desconsolado- ¡Qué soledad tan espantosa, que hiere mi ser!
Estaba solo en toda esa periferia…
¡Y ni un solo carro transitó por ese  lar!
Y esa soledad me fue proverbial…
Íngrimo sentir me hizo. Contrariado quedé.
Esa es una vía muy transitada…
Pero en ese momento… ¡Solo el viento soplaba!
Ecos profundos y sinuosos me bordeaban.
…Ante todo esto, con miedo extremo pensé…
¡Mejor me marcho de estos lados y sin volver a mirar mi camino he de seguir!
…Y eso me tocó hacer. Lo confieso sin desdén.
Marché lo mas rápido que mis piernas pudieron y no me detuve hasta que llegué a la avenida Aragua. 
Y al llegar, sudoroso y muy temeroso me sentí muy calmo.
Otro mundo he atravesado.
Nunca podré entender ¿si era menester…Seguir allí o correr…?
Gracias a Dios…Que no lo he lamentado…
Pero es mejor que me vaya a mi casa…
Y mientras mas rápido llegue… ¡Mejor me será!
Desde ese entonces, he resuelto no volver a caminar de tarde por esos lares…
Mejor es que dé una vuelta y bordee esa entrada…
En la que distraídamente entré y de la que  ¡Gracias a Dios! Salir logré…



Nota:
Internet utiliza cookies para optimizar la mejor experiencia al usuario en nuestro sitio web.
Si continúa utilizando este sitio, asumiremos que está de acuerdo. ¡Gracias por su preferencia!