“Después de mí… ¡Nadie mas!”
Miércoles…28…

¡Son uno para el otro!
¡Ay, cuando será ése día!
Yo misma lo voy a celebrar.
Pero mientras tanto, ojalá que ella no lo siga malogrando, porque al paso que va…Tenle paciencia amiga…
Por favor…
¡Un día de estos!
…Un día de estos, tendré que darle una paliza a uno de ellos…
Y creo que será a ella.
¡Pobrecito él…Tendrá que seguir aguantándola! ¿Qué más le queda al pobre?)
Marisela volvió a su carro y con parsimonia, arrancó.
Pero en esta ocasión, iba despacio y tomando en cuenta a sus acompañantes que venían detrás de ella.
Doblaron a la izquierda, continuaron su trayecto.
Doblaron a la derecha. Pareció vacilar.
Detuvo su carro, cotejaban la dirección. Continuaron muy lentamente, se orillaron a la derecha.              
Y después de unos minutos, Marisela se bajó haciéndole señas, de que ya habían llegado.
Todos se bajaron, con la expectativa siempre presente.
- ¿Ya llegamos? – Preguntó Susan ansiosa.
- …Al parecer, si. – Contestó Gersy, quien seguía mirando como tratando de reconocer el sitio, aunque, todos estaban consciente de que nunca había ido.
Pasaron unos segundos y todos en silencio se unieron a su alrededor, como esperando las instrucciones necesarias para continuar con su cometido.
- …Quiero reconocerles a todos ustedes mis amigos y colegas, su amable disposición a continuar con mis “Investigaciones”
- ¡Por favor para eso estamos todos! – Opinó asumiendo la vocería del grupo Miguel.
- Bien saben todos, que yo sé pagar todas mis deudas.
- ¡Gersy por favor! Nadie te está cobrando, ni pensamos hacerlo. – Le acotó Carmen.
- …Lo sé, lo sé. Pero es conveniente recordarles, que mi maridito es muy bueno. ¡…Pero tan iluso! Siempre creyendo en la buena fe de los demás.
¡Pobrecito…! ¿Qué sería de él…?
¡Si no me tendría a mí!
- ¡Por favor Gersy…Qué él no es ningún niñito de pecho! – Le protestó Susan.
- ¡…Pero es como si lo fuera!
¡Es tan imberbe…Siempre creyendo en la buena voluntad de los demás!
¡He sido yo, la única mujer en este mundo que en verdad lo quiere y lo respeta! A mí me da mucha furia, el saberlo así…
Tan desprotegido.
No tiene ni un ápice de malicia.
¡Él cree que todas las mujeres son como yo! – Gersy al parecer, se creía todo cuanto expresaba de su marido.
A la vista de todos sus compañeros y colegas, le disgustaba a simple vista, el que ella siempre tratara de disculparlo ante ellos.
“Todas las mujeres eran malas…
Sólo ella no”







“Conversaciones con don Carmelo”
Miércoles….

- ¡Cómo no doctor! Lo que usted me pida.
(En verdad te digo: ¡Estaba aterrorizado! –y no me da pena confesártelo…Creo que hasta me hice ¡y líquido! ¡Ji, ji, ji, ji. Ji!)
¿Pero en verdad no me va a cobrar nada? 
-No me lo podía creer- (¿y sería “tan cierta” tanta verdad…?)
Estábamos en su consultorio y me respondió: “No. No te voy a cobrar “ni medio” (¿…Qué no me va a cobrar “ni medio”…?)
Pero –en cambio-  tienes que servirme para que pueda utilizarte en mi clase, con los bachilleres”
Y yo pensé: (¡Carajo! ¿Y para qué? ¡Ya me lo estaba temiendo!  …Y hasta me llegué a pensar… ¿Pero: Qué podía hacer ahora?
Qué deberé hacer ahora… ¡Me temo lo peor!)
¿…Será que también ellos me van a meter…el dedo?
(Y para serte sincero: ¡Para nada me gustó!)
¿…Mas…Acaso no ve cómo me lo dejó…?
(Y nada mas pensaba en todo esto.
Me lo iban a deformar mas de lo que ya el doctor ¡me lo había hecho!)
– Claro no se lo dije, pero creo que él como que me adivinó mis pensamientos,  porque en el acto me dijo: ¡Tranquilo Carmelo! ¡Tú…Quieto…!  …Piensa en el bien para toda la humanidad… ¿Te imaginas todo el bien que les vas a traer…? ¡Y hasta serás famoso!  
…Serán solamente mis alumnos. Nadie mas, te lo prometo… ¡Palabra de la ciencia médica!
- …Pero ¿me van a meter el dedo también? – Me atreví a indagar en medio de mi angustia y él mirándome con sorpresa me espetó…
- ¡Por supuesto!, ellos van a hacerte “un tacto” -¡Es por el bien de la Humanidad!  …Y solamente serán mis alumnos… ¡Nadie mas! ¡Lo juro y lo hago en el nombre de la ciencia!

- Me dijo en medio de todo mis temores, él quería que no le diese importancia alguna, que no me preocupara en nada… 





                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             “Cachirulo”

Martes….27….Mayo…2.014.-

- Sí  pero recuerda, que él no va a venir para su casa.
- ¿Y entonces? ¿Cómo podrán hablar?
- Ella  tendrá que ir hasta su escondite.
- Pero recuerda que ella es una señora, al igual que yo. ¿Podrías acompañarla?
- Mira, hagamos esto: Habla con ella y si está de acuerdo. Yo vuelvo al escondite y él que me diga, como quiere hacerlo. ¿Te parece?
- Me parece bien. Ya voy a hablar con ella.
Su esposa  se retocó un poco, en su espejo.
Le dio un beso a su esposo y partió.
Diego  admiró la belleza, su templanza y su determinación. En silencio, la amaba.
Observó a sus hijos. Jugaban entre sí.
Que el televisor estaba encendido y a todo volumen…Y nadie parecía prestarle atención.
Y escuchó el equipo de música.
También, estaba a un volumen exagerado.
En otro momento, era más que suficiente, como para comenzar a pelear y hacerlos, a que o vieran la tv o escucharan música.
Pero no, así como estaban haciendo.
En esta ocasión, le pareció muy nimio.
¡No vale la pena, romper este momento tan mágico!
Me complace observarlos así…
Despreocupados. Viviendo su momento.
Y por primera vez, en mucho tiempo…
Se dejó llevar.
Es más...Hasta se sintió contagiado.
No les riñó, para nada.
Y allí  se quedó. Complacido. Como realizado.
Feliz y satisfecho. Su misión, se estaba cumpliendo a cabalidad.
Y  solamente  el pensar que: ¡Jamás sus hijos, se contaminarán…NO!
No supo  el pesar que sintió al ver a esos jóvenes, convertidos en: Bazofias.
Piltrafas humanas.
En este preciso instante… ¡Sintió pena por ellos! ¡Qué pesar!
…Y pensar que ahora es que sobran, machos y hembras.
Machos es lo que sobran…
Hombres es lo que faltan.
¿Y Señores…? ¡Más escasos son…!
Así como Hembras, hay en abundancia…
¡Cómo arroz picado!
Muy pocas: Mujeres.
Menos aún: Señoras decentes.
Así  que se acercó a ellos.
Y trató de encajar, entre sus hijos.
Se entretuvo participando en todo, cuanto se les ocurría.                                                                                                                                                                                                                                                                                              



“Después de mí… ¡Nadie mas!”
Hoy es: Martes….27….Mayo.
- ¡Qué amor tan grande siente Gersy por ése hombre!
(…Y como lo envidio…No es fácil conseguir a alguien así como lo es ella… ¡Pero bueno!)
¡Ojalá yo me pudiera conseguir una mujer como Gersy! – Apenas pudo terminar la oración, cuando recibió otro manotazo que apenas pudo contener con sus propios brazos. Los cuales movió por puro instinto.
- ¡Susan…Susan! ¿Lo quieres matar? - Todos
- ¡Mary…Me tiene al borde de la histeria! ¿Cómo se te ocurre decir esa barbaridad?
¿Acaso, no ves que Gersy está enferma?
¿No lo ves…Acaso no te acabas de graduar de: Psicólogo?
- ¡Ayyyy, mi madre! ¡Ésta mujer es bien brava!
- ¿A quién se le ocurre pedir eso? ¿A quién?
- Susan, Susan, por favor…Deja ya la violencia. Mira, que debemos estar todos bien unidos, para defender a Gersy. ¿Y tú Migue…? ¡Cuídate mucho…Cuida tu lengua! ¿Susan…Por favor?
- ¡Bueno, díselo a él! Qué no me esté ofendiendo. ¡Y que me respete!
- …Migue…Respeta a Susan…
¡Por favor!
…Ustedes  no son unos carajitos…
(…La verdad es que… ¡Ojalá los dos se reconozcan que están locos el uno por la otra! Pero todo parece indicar, que ella aunque no lo quiera reconocer, está más loquita por él…
Que él por ella. Y la verdad, es que hacen una muy bella pareja.
¡Son uno para el otro!
¡Ay, cuando será ése día!
Yo misma lo voy a celebrar. Pero mientras tanto, ojalá que ella no lo siga malogrando, porque al paso que va…Tenle paciencia amiga…Por favor…
¡Un día de estos!
…Un día de estos, tendré que darle una paliza a uno de ellos…Y creo que será a ella.

¡Pobrecito él…Tendrá que seguir aguantándola! ¿Qué más le queda al pobre?)





“Conversaciones con don Carmelo”
Lunes….26….Mayo….2.014.-

- Te confieso que yo comencé a temblar desde la puntita de mi dedo chiquito en mis pies…hasta la coronilla. ¡Me estremecí todo! – Y yo lo miraba mientras el doctor comenzó a jugar con un lápiz que tenía entre sus dedos. Me miraba fijamente, con esos lentes fuertes que él usaba y me dijo como arrastrando palabra por palabra y sin perder de vista ninguno de mis gestos…
- ….Pero en cambio vas a tener que “colaborar conmigo”
(…Me quedó retumbando esa frase: “Colaborar conmigo” ¿Y cómo un cristiano de a pié como yo, puede serle útil…?)
Me quedé asombrado. No pude articular palabra alguna…Por lo menos con coherencia.
Jamás había oído  algo parecido y esa operación debió costar: ¡Una fortuna! 
…Y yo estaba “mamandini”…
¡Mas limpio que el alma de Cristo mismo!
Estaba sumamente nervioso. Imagínate, fui uno de los primeros…)
- ¡Cómo no doctor! Lo que usted me pida.
(En verdad te digo: ¡Estaba aterrorizado!)
¿Pero en verdad no me va a cobrar nada? 
-No me lo podía creer-
Estábamos en su consultorio y me respondió: “No. No te voy a cobrar “ni medio”
Pero –en cambio-  tienes que servirme para que pueda utilizarte en mi clase, con los bachilleres”
Y yo pensé: (¡Carajo! ¿Y para qué? Qué deberé hacer ahora…)

¿Será que también ellos me van a meter el dedo?






“Cachirulo”
“Un hombre muy rudo”

La saludó con mucha efusividad y esto le llamó la atención, y así se lo hizo sentir.
- …Es que estuve, con el Cachirulo…
- ¿Ah, y hay problemas con él?
- …Fui a hablar con él. Con relación a lo que pasó hace poco con la familia Fuentes.
- ¡Horrible! ¡Espantoso!  …Tenemos que seguir protegiendo a nuestros hijos…
- Sí amorcito  pero recuerda, que eso pasó a escasos metros de nuestra vivienda. Y esto me tiene muy angustiado. Así que una vez hablando con Ramón, le ofrecí la posibilidad de que contratara él también sus servicios.
- ¿Y qué te dijo?
- Al principio  estaba muy contrariado…
Pero después fue cediendo.
Y aceptó a hablar con el Cachirulo…
- ¿…Y lo aceptó, así, como así…?
- Ni te creas…Al principio dijo: No.
Pero después se fue ablandándose poco a poco.
- Sí, debe ser muy difícil para ellos.
- Correcto. Pero en esta zona.
Esa es nuestra realidad.
- ¡Y no es ni cara!
- Así, se lo dije.
- ¿Y lograste planteárselo al Cachirulo?
- Sí.
- ¿Y qué te dijo? ¿Aceptó?
- Al principio, estaba como si en nada le importara. Pero después que le conté todo.
Se interesó y me dijo, que si ellos querían su protección. Qué fueran a hablar con él.
- ¿Se niega a venir hasta su casa, pero por qué?
- Mami, recuerda que los de la ley, está patrullando…
- ¡Ya esos ni pasan ya por aquí!
Ya nos abandonaron.
Estamos nuevamente, tal como estábamos antes de ese suceso.
- Bueno  eso se lo dije a él.
Exactamente  le dije: El tiempo, conspira contra nosotros y no te extrañe, que con el pasar del tiempo…
¡Dejen de patrullar y engaveten este caso!
- ¡Y eso  es lo que terminó pasando!
Yo misma se lo dije a Esther.
- ¿Se lo dijiste, mami?
- ¡Claro! Lo que no sabía es que tú por tú parte, también se lo participaste al vecino.
- Sí. Y le prometí, que iría a planteárselo.
Lo que no conté, fue que cayera enfermo.
 ¡Pobre hombre!
- Bueno, pero ya que hablaste con el guardián…Sí tú quieres, yo  misma se lo vuelvo a exponer a ella.
- ¡Eso mismo venía pensando!
- ¡Ya mismo, la voy a llamar!
- Sí  pero recuerda, que él no va a venir para su casa.
- ¿Y entonces? ¿Cómo podrán hablar?
- Ella  tendrá que ir hasta su escondite.
- Pero recuerda que ella es una señora, al igual que yo. ¿Podrías acompañarla?
- Mira, hagamos esto: Habla con ella y si está de acuerdo. Yo vuelvo al escondite y él que me diga, como quiere hacerlo. ¿Te parece?
- Me parece bien. Ya voy a hablar con ella.
Su esposa  se retocó un poco, en su espejo.
Le dio un beso a su esposo y partió.
Diego  admiró la belleza, su templanza y su 




“Después de mí… ¡Nadie mas!”


- ¡Por venir discutiendo contigo…Se me olvidaron!  …Creo que…Ésas son…Mosca pues. ¿Las viste…? ¡Por allá! 
¡Mira hacia adonde señalo y no me mires a mí!
¡Cónchale chico! Me cansas tú…
- ¿Ah, sí…Son aquellas? ¡Ya las vi, ya las vi!
- ¡Cuidado con ese camión!
- ¡Cónchale…No lo vi venir!
La maniobra fue brusca. De alguna parte, ese camión salió y embistió al carro de Miguel y estuvieron a punto de colisionar.
Y todo, por quitarle la delantera.
Aún con las bandas mojadas, el frenazo que pegó Miguel, detuvo las ruedas, pero como la carretera estaba mojada, se deslizó por espacio de unos cinco metros.
Y por poco  se estrella contra otro vehículo, que venía ajeno a todas estas peripecias.
De los mismos nervios, Susan se iba a bajar para pelear contra el chofer del camión, pero como Miguel ya la conocía, la agarró de una mano y la obligó a permanecer dentro de su vehículo.
- …Te vas a resfriar…Mira que todo está mojado…No quiero que te pase nada malo.
Quédate aquí conmigo. Tranquilízate.
La muchacha estaba roja de la cólera y profirió muchas palabras, que solamente Miguel pudo escuchar.
El chofer del camión, se percató de la reacción de la muchacha. Y por los gestos  de sus manos y la bravura de su rostro, demostraba que estaba colérico y no con la copiloto, sino contra Miguel, que le impidió adelantarlo.
Del ruido que produjo ese frenazo, Marisela y su grupo, se percataron y se detuvieron un poco más adelante, para esperarlos. Y cuando Miguel, logró acercárseles, ellas le hablaron así:
- ¿Todo bien Migue?
- Sí.
- ¿Y tú Susan, estás bien?
- ¡Ese desgraciado, mal parido de ése camión! Que nos quiso quitar nuestro puesto. ¡Pero yo ando siempre pendiente! ¡Migue está como medio enratonado!
- ¿Te sientes bien Migue? – Le preguntó Marisela bajándose de su carro.
- Sí. Sí. Es que no vi por dónde salió. Salió de repente. ¡No lo vi! ¡No lo vi!
- ¿Falta mucho, Mary?
- No. Debemos estar ya muy cerca…Debe ser en esa urbanización…
- ¡Ayayay! – Gritó Susan.
- ¿La han vuelto a llamar?
- Sí.
- ¿Y qué le dicen?
- ¡Qué está arreglando un nuevo compromiso de boda!
- ¿Otro? ¡Ése está loco! – Gritó Miguel, ya fuera de sí.
- ¿Y qué dice Gersy?
- Susan…Lo mismo. Que lo están engatusando.
Que todas las mujeres le quieren quitar a su maridito.
Qué todas están locas por quedarse con él.
…Pero qué  no se  los  va a permitir
¡Ella va a morir con su “Maridito”! ¿Qué tal?
- ¡Está obsesionada por ése hombre!
- Susan…Estás pensando lo mismo que yo.
Y ella asegura: Que ni muerta se lo van a quitar.
Que sus hijos, no se van a quedar si su padre. Y que está dispuesta a lo que sea…
¡Pero que no se lo van a quitar!
- ¿Verdad, chica?
- ¡Así lo asegura…Y le creo, Susan!

- ¡Qué amor tan grande siente Gersy por ése hombre! ¡Ojalá yo me pudiera conseguir una mujer como Gersy! – Apenas pudo terminar la oración, cuando recibió otro manotazo que apenas pudo contener con sus propios brazos. Los cuales movió por puro instinto.