Bernardo Enrique López Baltodano (Belbaltodano): ...Acá les dejo otra parte más de mi novela: "El G...

Bernardo Enrique López Baltodano (Belbaltodano): ...Acá les dejo otra parte más de mi novela: "El G...: ...Acá les dejo otra parte más de mi novela: "El Guegüence"  Esperando que sea del máximo agrado de todos. Maracaibo; 11 - Agost...
...Acá les dejo otra parte más de mi novela: "El Guegüence"  Esperando que sea del máximo agrado de todos.
Maracaibo; 11 - Agosto - 2. 013.-

- ¿Me están ofendiendo a mí? (¡A la broma…parece que no me creen! ¿Y ahora qué debo hacer? ¿Cómo debo actuar ahora? ¡Les voy a escupir…cuando me den la espalda!)
¡Yo jamás los dejaría en el estero! ¿Ven mi mano? ¡Las tengo tendidas a los míos! ¡Y ustedes son  mis hombres, forman parte del más Excelso y Sofisticado Ejército de salvación y también de choque! (…Hablen…digan algo…y no se me queden mirando como si yo fuese…un perro callejero. ¡Por favor! ¡Plis!)
¿Y no me responden…me pregunto el por qué…? (¿Será que los ofendí? ¿Pero qué les habré dicho que los puso en mi contra? ¿Y ahora qué hago? ¡Ayayay  mi madre! Algo tendré que hacer para evitar que me caigan encima y me destrocen… ¡Auxilio! ¿Quién podrá acudir en mi ayuda…quién?) – Sus seguidores seguían en su mutismo. Se movían con visible nerviosismo, el Gue se puso más nervioso.
Un tic tac se desató entre ellos. Y sin querer, comenzó  con un tic nervioso que se le reflejaba en sus ojos. Los abría hasta la exasperación y los cerraba con brusquedad. Esta reacción nerviosa del Hombre Fuerte, produjo aún más aprehensión entre ellos. No sabían cómo hacerle frente a esto y en medio del pánico generalizado, asumieron que se volvería loco de atar y que en cualquier momento los atacaría para destruirlos a todos ellos.
- …Pero… ¿Qué les está pasando? ¿Se están volviendo en mí contra? ¿Conmigo? (¡Auxilio, socorro! ¡No me maten, no me hagan daño!  …Recuerden que soy…muy débil y que cuando me pegan muy duro… ¡Me provoca llorar! ¡Por favorcito….!)
De repente el ex pugilista, dando  un paso adelante, corrió en su ayuda, diciéndoles a todos:
- ¡…Compañeros…amigos…salvemos a nuestro adalid! ¡A nuestro salvador!
- ¿De quién…quién lo está agrediendo? – Respondieron casi en coro.
Al escuchar esto, el Protector de los Débiles, suspiró profundamente. Fue muy notorio su cambio, ya que de inmediato cesó su tic nervioso.
- ¡El qué se meta con nuestro Salvador…es hombre muerto! -  Gritó ostensiblemente el gordo.
Gue pensó casi al instante: (¡Estoy amando a ese miserable gordito! ¡Hasta me estás cayendo bien! Y a partir de cuando salga de todos estos problemas… ¡Te premiaré!  …Pero antes, tengo que vengarme de todos estos agravios. ¡Y tú me vengarás…más adelante te premiaré…Ya lo verás gorditus!)
- ¡Gran Jefe…Estoy a tu servicio! ¡Mi espada estará a tu disposición…! – Al decir esto se inclinó como si fuese un espadachín de esos que aparecen en las películas,  y con su imaginario sombrero se desplazó en toda su escenificación.
(¡Hasta  jala bolas es! Jala, ¡pero no te guindes! …Pero me encantó todo lo que hizo, hasta me hizo sentir, como si yo fuese un Rey o una…reina. En todo caso… ¡Me lo merezco!)
-  Bueno…ya que está arreglado este “impasse”...Vuelvo con mi apreciación en general…
Y como les venía diciendo: ¡Hay que liquidar a nuestros enemigos! Ellos se aprovechan de nuestra debilidad… (¿Nuestra…? Será la de imbéciles que como ustedes creen en un tipo… ¡así como soy yo!) Y no estoy dispuesto a pasar por alto… (…Pero casi estoy seguro de que ustedes… ¡Ni pendiente!) Una vejación más. (¿…? La mera verdad es que no sé ni lo que estoy diciéndoles…pero parece que por fin les estoy dando algo en lo que por primera vez me están poniendo atención… ¡Seguiré por esta senda!)  ¡Venganza! Tenemos que hacernos respetar de nuestros enemigos. (¡…La verdad es que yo si hablo pendejadas!) – Se dispuso a chequear la reacción de sus fans, pero no consiguió asidero alguno. Seguían impávidos. Como si no hubiesen entendido nada de lo que había expuesto.
(…Creí que iba bien… ¿Qué palabra fue la que los despertó…?
¿Vejación? Los despertó…pero ¡Venganza! Los adormeció…
¿Qué significará: Vejación?
¿Y qué la diferencia de: ¡Venganza!? Debería saber el significado de cada palabra. ¡Pero soy un asno! Y por esa misma razón no entiendo ni qué significa…ni qué significará en cada uno de ellos…o en su conjunto. 
¡Ahora si que estoy metido en tremendo berenjenal! ¿Y cómo me metí en esto? 
…Por andar dándomela de “sabiondo”  
….Es mejor no andar buscando más palabras rebuscadas. ¿Es qué no logro aceptar? que son “unos animalitos” que apenas saben: comer, defecar y tirar… ¡Sólo para eso han nacido! Y no me conviene que piensen mucho…como que se me vuelven guerrilleros y empiezan a joderme pidiendo y exigiéndome que les dé…más y más.
¿Y hasta cuándo tanta ignominia?
¿Tanta vejación a mí dignidad de Magnate? ¡Ah ya sé que significa: vejación! Me acaba de alumbrar mi basto e increíble cerebelo… Ahora es que estoy empezando a caer… ¡Ya lo sé!
Vejación les compete directamente… Es una humillación que ellos han recibido… ¿Es así verdad…?
Venganza…los obliga a salir a defenderme. Y claro esto significa qué tienen que salir en “mí defensa”  ¿Será que ya no están dispuesto a esto…a defenderme a mí? ¡Horror!  ¡Inaceptable por lujuriosa…! No, no debo ir por ése lado.
…Pero esto no debo permitírselo ni a ellos…ni a nadie. ¡Todos tienen que acudir en mí auxilio! ¿Por qué si no es así…cómo podré seguir beneficiándolos? ¿Debo alimentar a mis propios traidores? ¿Esto es justo? ¡NO, NO! ¡Claro que jamás de los jamases!
…Ya sé cuál es mi decisión final…  ¡Y la voy a aplicar: A sangre…sudor y…!)
Tomó nuevamente aire. Una vez más. Mantuvo el aire en sus pulmones, y lentamente lo exhaló. Por puro instinto, echó una mirada furtiva hacia todos los lados, incluyendo: arriba y abajo, por aquello…de que vuelan, vuelan.
Concentrándose nuevamente, posó sus ojos hacías sus oyentes y arrancó con más bríos.
-  Es cierto que ellos son más grandes y muchísimo más fuertes que nosotros.
¡Pero el Imperio de la Ley está de nuestra parte! Y ¡Pueblo Unido: Jamás será vencido!
Así que a la carga ¡Mis valientes guerreros!
- …Pero Grandísimo Jefe ¿…Hacía dónde…? – Le preguntó extrañado el gordito, quien buscaba el respaldo de sus compañeros mirándolos y señalándoles el vacío. Sus compañeros se limitaban a seguir sus miradas hacía las direcciones que éste señalaba con el índice de su mano derecha.
(¡Éste desgraciado me está volteando a mis valientes e insignes Guerreros!  …Ya lo voy a joder…ya conocerás la furia de mí cólera…malagradecido e inmundo traidor…)
El señalado como que le leyó la mente y cambió drásticamente de ejecutoria.
- ¡Perdón “Magnánimo” suplico que no me tenga en su más grande accionar! Si bien es cierto, que mis saberes jamás se podrán ni siquiera acercar  a miles de kilómetros de su “Honda y su muy profunda Sabiduría” ¡Clemencia a mí Divino Protector! – Y creyendo que sus palabras debían ser más contundentes…procedió a hincarse de rodillas y elevar sus manos en forma de suplicio…con su mirada repleta de espontáneas lágrimas, las cuales comenzaron a emergen en forma copiosa. Y para lograr mayor énfasis…con  señas pidió el máximo apoyo a sus cuates.
Al principio todos estaban sin entender ni una papa, de cuánto allí acontecía. Estaban impávidos, no sabiendo ni qué hacer, si acompañarlo o quedarse ajenos a todo.
Y debido a la presión ejercida por el gorditus, se vieron precisados a…
¡Y fue cuando cayeron en cuenta y acudieron a su presuroso  apoyo…!
Previendo con esto, que la escalada de violencia no les llegase a ellos mismos. En el acto todos estaban berreando y suplicando por sus existencias.
El Guegüence quedó estupefacto. En su megalomaníatica  grandeza, no se pudo percatar de las rapidísimas y exigentes solicitudes de apoyo, que su víctima se vio precisado a solicitar.
Ni cuenta se dio, de la gran encrucijada en que se vieron sometidos sus súbditos.
Como tampoco, se percató de que todos se habían unido, más que todo para poder preservar sus propias integridades.
Sólo pudo contemplar, que empezando por “ese ser ínfimo y diminuto”  el cual al principio se le estaba alzando. Poniendo un punto muy discordante a su Autoridad Omnímoda.
Pero al parecer, cómo que le pudo apreciar su ¡“Infinita Grandeza”!  ¡Qué bueno que así aconteció!
Lo que lo dejó muy perplejo, y es que casi de inmediato… ¡Los contagió!
Y ahora los contemplaba absorto… ¡Todos en posición de suplicio!
Es que todos estaban berreando… ¡Suplicantes por sus miserables y tristes…existencias!
¿Cómo se habrá logrado esto?
¡Es que SOY MUY GRANDE!
¿…Es que al fin se percataron de esto…ellos?
¡Esto me llena de mucho orgullo!
¿…Y cómo pudo lograr este efecto?
Y lo único cierto, es que todos, absolutamente todos se le hincaban, suplicándole que no le descargue el peso de su furia en ellos.
(¡Es que mi Grandeza es muy Grande!
¡Al fin descubrieron esto en mí!
¡Esto me llena de mucho gozo!
¡Brillo más que el mismísimo sol!
Sería muy ejemplificante, que después de tanto sufrimiento, me premien ahora con una gran dosis de adoración a mí persona. Y esto sería grandioso. Es el mayor tributo…por ahora…
Me siento muy satisfecho. Ya lograron verme en toda mi Magnificencia. ¡Qué bien!
…Pero debo sacar provecho a todo esto. En el fondo, sé muy bien, que mañana o pasado se voltearán en mí contra y como hienas muertas de hambre me desgarrarán sin contemplación alguna. Ya los conozco.
¡Así son estos populachos miserables! Hoy la Gloria…Mañana el ocaso.
…Pero es bueno, edificante que premien a mí ego. Últimamente me lo han destrozado mucho.
Y no pierdo absolutamente nada, con bañarme de esta inmunda cobardía.
¡Sigan…Sigan…Aumenten su lloro! ¡Me edifica su dolor! “Sus terrores” son turrones que endulzan mi ser. ¡Qué bien lo están haciendo!
¡No paren, aumenten su intensidad!
¡Qué bien me hacen sentir! ¡Estoy en mí Gloria!
¿Será éste el momento preciso para mandarlos al “Matadero”?
…Mejor me sigo sumergiendo en mí. ¿No saben el bien que me causan? ¡Qué no lo sepan nunca!
…Más tarde les daré el “Palo cochinero”… Pero será luego…muy luego…)


Bernardo Enrique López Baltodano (Belbaltodano): A continuación una parte delcapitulo V. De: "El Gu...

Bernardo Enrique López Baltodano (Belbaltodano): A continuación una parte delcapitulo V. De: "El Gu...: A continuación una parte delcapitulo V. De: "El Guegüence" En espera de que sea del agrado de todos. Y como les informé....es una...
A continuación una parte delcapitulo V. De: "El Guegüence"
En espera de que sea del agrado de todos. Y como les informé....es una parte del capitulo v.
Sábado: 07 de Agosto del 2.013.-
V
Después de un extravío… ¿Me encolerizo o no?

Desde una prudente distancia, lo estaban espiando todos sus compinches. Ninguno se atrevía a acercarse por temor de ser descubierto por su patrón. En sus rostros se les reflejaba la intensa preocupación, pero más que  todo  la idea atroz de que se volviera en su contra. Y no era descabellada esta desdichada opción, ya que en el pasado, siempre les ocurría lo mismo.
Se movían con intensa desconfianza. Se miraban como buscando su cohesión.
Algo que les garantizara  ese pegamento que tanta falta les hacía.  Pero no entendiéndose entre ellos mismos, en lo más profundo de cada uno, contemplaban el germen de la deslealtad. No lo entendían en una forma consciente, pero allá en las profundidades oscuras de cada ser…estaba esa semilla…allí.
Aunque en lo más profundo de su ser, temían que se traicionarían a la menor resistencia posible. ¿Y quién sería el Primer Judas? No lo sabían.
Como buenos soldados, obedecían a  la voz dominante. Y una orden dada, debía ser obedecida, ya que las consecuencias para desobedecerla era la peor: ¡la muerte! En este mundo, no existía ni la piedad, ni los buenos principios.
Sangre llama sangre. Ojo por ojo. Diente por diente.
Si tú me hiciste esto… ¡te cobraré el doble o el triple!
Pero de que me la pagas… ¡vas pagando y ya!
Ninguno le daba la espalda al otro. Dando la impresión  en toda circunstancia de una unidad, que sabían que era ficticia.  Pero aún presumiendo en todo momento de ello.
La supuesta unidad, era en todo momento puesta a prueba, pero a pesar de esto…se sabían débiles y por esto mismo se temían entre sí.
Acosados en todo momento por un posible  ataque bestial, que los aniquilara o desmembrara como grupo cohesionado. Fanfarroneaban más darse ánimo entre su grupo. De la boca para fuera, por dentro temblaban sin poder contenerse.
Aunque en todo momento alegaban entre ellos mismos, no tener miedo alguno. Parecían más a los gallos de finca, siempre pavoneándose entre sus gallinitas, fingiendo lo que de antemano padecían. Seguramente en sus fibras más intimas, se sospechaban ya huérfanos del poderoso.
Y si éste caía…
¿A dónde podrían refugiarse? 
Potenciaban sus miedos ocultos, que al verse descubiertos…Quedaban como desheredados girando sobre un eje desembocado y en franca auto destrucción.
No entendiendo si aquello que le sucedía a su superior los perjudicaba en forma inmediata…
¿O en qué podría beneficiarlos?  La incertidumbre ante los cambios imprevistos, no les garantizaba si era mejor quedarse y esperar.
Muchas veces en los ríos revueltos, no necesariamente era ganancia para sus pescadores. Y lo peor era no saber bailar al son que te toquen los nuevos amos. Claro en caso, de que el Gue eclipse. Pero como todo en esta vida, tiende a acabarse…es preciso ser previsivo.
Y lo más delicado aún…saber abandonar a tiempo al navío que está próximo a sumergirse…hay que ser muy asertivo. Y cuidarse bien, no vaya a ser que arribes a otra embarcación en dónde…te quieran hundir.
Por esta razón, allí estaban todos, detrás del inteligente atleta, el cual les ha demostrado ser un excelente estratega. Todos se sujetaban a su salvavidas, el único que tenían a mano. Así que allí estaban todos, a la expectativa. Vigilante de todo. Más proclive a la desgracia, que a la gracia.
Notaron que estaba todo desorientado. Gesticulaba y peleaba con alguien, pero en verdad no alcanzaron a descubrir con quién. Ya que aunque estaban prestos a acudir en su ayuda, su terror era mucho más grande, de allí que preferían seguir ocultos.
- …El manda más está  muy  colérico… - Alcanzó a decir “El Chiquito”.  El resto no emitió sonido alguno.  De tanto tragar grueso, ya casi ni podían ni respirar bien. Expectantes no perdían ni un instante todo cuanto ocurría con él.
- ¿Será que aún no se ha dado cuenta?
- ¿De qué Gordito?
- ¿No lo ves pugilista?
- No, gordis. ¿Qué debo ver? Según tú… - Éste no se atrevió a pronunciar palabra alguna, pero comenzó a tocarse su propio trasero, enseñándole la posible falla.
-  …Continúa sin darse cuenta…
- ¿De qué?
-  De su pantalón, de su ropa interior… ¿No te has dado cuenta? – Todos guardaron silencio.
- Mejor que te olvides de esto. Tu vida está en grave peligro.
-  Es cierto. Mejor es quedarse calladito. Silencio de tumba. ¿Cierto?
- Si gordis, es lo único sensato que has pronunciado.
- ¿Y ahora qué debemos hacer?
- Pues, quedarnos acá. Escondido. Pero alerta de que no se aparezcan los malos y lo destruyan a él.  Y recuerden esto, todos ustedes: ¡Si él cae…caeremos todos! Aquí no hay otra alternativa. Dependemos solamente de él.
Han pensado acaso: ¿Qué pasaría si él desaparece?
¿…No lo han pensado…?
¡Pues yo se los voy a decir! En caso de que muera o lo sacrifiquen. ¿Quién velará por nosotros?
¿Quién? ¡Nadie! Y es peor lo malo desconocido, que lo que tenemos. ¿Cierto? Además si caemos en manos más crueles o sanguinarias… ¿Estaremos mejor? ¡No! Aquí ya nos conocemos, tenemos el rango que nos hemos ganado. Ya conocemos por dónde cojea nuestro Protector. ¿Cómo será el nuevo amo?
¿Nos tolerará…?
¿Qué creen ustedes?
¿Estaremos mucho peor que cómo estamos?
¿Se le comieron la lengua los ratones? Así que nos guste o no…debemos obedecerlo. ¡Morir con nuestro líder! ¿Con él? ¡Todo! ¿Y sin él…? ¡El caos…!
Recuerden  que él sigue siendo una persona demasiado importante. Muy poderosa. Y hay que tenerlo siempre vigilado…no se aparezcan los lobos malvados y se lo quieran tragar.
- ¿No será que ya lo agarraron? – Asomó tímidamente uno del grupito.
- …Es posible… - Respondió pensativamente el boxeador.
- ¿No ves cómo lo zarandearon? – Preguntó el gordis, visiblemente alterado.
-  …Es posible. ¡Una razón más que de peso para nos cuidemos! – Sin querer se agruparon más entre ellos. Se sintió esa respiración de exaltación. Temerosos por las posibles consecuencias que ese acto les podría acarrear a ellos.
- ¡Nos va a echar la culpa de todo a nosotros! – Vociferó sin poderse seguir manteniendo pasivo. Y sin darse cuenta, gritó con tanta vehemencia que su patrón volvió su cara y los descubrió.
Todos se quedaron aterrados y sin poderse mover ni siquiera un milímetro. A pesar de que muchos de ellos mismo así lo intentaron. Estaban como afincados a la tierra. Impávidos miraban con el terror reflejados en sus rostros.
(¿Y ahora qué será de mí? ¡Seguramente que me identificó! ¿Quién me manda a andar de “metido”? ¿Qué puedo hacer? ¿Qué será de mí…?) El boxeador quedó más petrificado que el resto de sus compinches…él fue el que gritó…
Miraba pero al parecer no distinguía muy bien, ya que su visión estaba muy borrosa. Se puso la mano derecha sobre sus ojos y trató de ampliar su visión. Sin saber todavía si eran amigos o enemigos. Y en caso de que fueran sus enemigos, entonces comenzó a temblar. Sus miembros vibraban con mucho frenesí.  Pero pronto comenzó a escuchar el gemido y le pareció conocido.
(¿Serán los míos? ¿Serán? ¡No me olvidaron! Son mis héroes. Yo mismo los crié. ¡Están hechos a mi semejanza! ¿No estaré equivocado? Porque puede ser también una emboscada. Debo ser muy precavido. Me pueden volver a atrapar. Y esto no lo puedo permitir.
…Abriré mejor mis ojos y mis oídos…
¿…Esa pelota…será…será: El Gordis?
…Le haré una seña… ¿Y si se me fue con mis enemigos? ¡Ese desgraciado es capaz hasta de regalar a su propia madre! ¡Ese es un degenerado, sucio y puerco cochino!
…Creo que estoy reconociendo al… ¿mí pugilista?  ¿Estarán esperándome para caerme a palo? ¿…Pero qué mal les he hecho a ellos? ¡Si en todo momento he intentado ayudarlos! ¡Pero claro son un par de malagradecidos!   …Ya me conocerán…por lo pronto tendré que tragármelos… ¡A todos esos desventurados, traidores, vende-patrias!  Tendré que perdonarles todo, con tal de que no me causen más daño. ¡Así es la vida! ¿Qué más puedo esperar? Cría cuervos y ya verás…
¿…Y si se juntaron con mis destructores…?
Seguramente que el gordito fofo ese…a lo mejor está enojado conmigo porque le estoy cobrando todo lo que me debe… ¡pero es que me lo debes desgraciado! ¡Claro…así por las buenas…tendré que condonarle todo! ¿Qué más me queda?
¡Toda mi vida ha ido de sacrificio en sacrificio y siempre cediéndole el paso a todos los que se aprovechan de mí!
¿Y te estás creyendo que te lo voy a perdonar…?  …Bueno si es capaz de unirse en mí contra, no me quedará más remedio, que negociar con él. Bueno le tendré que decir: ¡Si todo fue una broma! ¿Acaso no me puedo jugar contigo, amigo mío?
…Se están agrupando. ¿Vendrán a destruirme de una buena vez?
¿Serán capaces?
Yo creo que sí. Debo tener mucho cuidado. Aunque si me dan la menor oportunidad… ¡Los elimino a todos de una buena vez! Conmigo no se juega.  Bueno yo me juego un poquito con todos. Pero es que en verdad, no soy tan malo como me pintan. ¡Allá vienen!
¿…Qué actitud debo asumir…? Mejor veré. Así como me vengan…ya veré…)
Por el otro lado, se veían precisados a movilizarse…pero lo ejecutaban todos pegados unos a otros.
- …No teman, parece que no está enojado con nosotros… - Asomó el ex atleta, el gordito no estaba para nada seguro y le respondió:
- …Hay que tenerle mucho cuidado. Una fiera herida es mucho más peligrosa que estando sana…
- ¿Gordis está herido…?
-  …Yo creo que si… - Respondió otro del grupo. Todos se miraban entre sí, pero sin perder de vista la figura que representaba ese dejo de agonía a tan cohesionado grupito.
(…Vienen a rematar a su papá… ¡A darme el último tortazo!  Y no estoy de acuerdo, ya que siempre los he apoyado. ¿Acaso te olvidas boxeadorcito? ¡Cuándo nadie apostaba por ti…Yo lo hice! Y me enfrenté a todos tus rivales. ¡Y los vencí! Tan solo porque te he querido.
¿Y…ahora vienes con tu grupito…para eliminarme?
¿Así me vienes a pagar a mí…? Yo que siempre te he sostenido entre mis brazos….Te financié y te buscaba a los peores contrincantes, ¡solamente para que los noquearas!
¿…Es que no te recuerdas de mí…de mis sacrificios? Me desvelé en todo momento para que tú crecieras como el Mejor Boxeador del mundo. ¡Campeón Mundial de todos los tiempos!
¿…Y tú gordito…te he malcriado todo el tiempo? ¿No te recuerdas que te estabas muriendo de hambre? ¿Quién te dio comida? ¿No te acuerdas?
…Ahora arremetes en mi contra, tan solo porque cometí la “imprudencia” de… ¿Recordártelo o de cobrarte?  ¿No me puedes perdonar esta indiscreción de mi parte? Es más, si todo me sale bien… ¡te perdono todo!
…Por favorcito…no me hagan más daño… ¡Se los suplico, más tortura…NO!
…Aunque por lo que estoy viendo…vienen a mí….con el rabo entre las piernas… ¿Verdad?
¡Zape! Mejor no me pongo a berrear más. No suplicaré. Y si es como lo que estoy visualizando… ¡Conocerán mi furia!
…Ya me verán…)
Poco a poco se fueron acercando. Monolíticamente. Pareciendo más una sola pieza. Y sin perder de vista ninguno de los gestos de su superior. Sin saber qué hacer. Huir o acudir.
Pronto se hicieron visibles todos. A escasos metros. El Gue ya estaba más tranquilo. Por fin pudo comprobarse a sí mismo, que sus hombres no representaban peligro alguno para él.
Y esta certeza, por supuesto que lo alegró. Es más le desbarató todos sus planes de agresión. Más bien hasta reposó. Sí se sintió a sus anchas. Aflojó toda su armadura de ataque y de defensa.
Pero algo tendría que hacer… ¡y rápidamente! No podía dejar escapar esta tremenda oportunidad, así que de un solo movimiento intentó ponerse en pié. Pero no contaba con que su pantalón y su ropa interior,  estaban a mitad de sus piernas y cuando trató de erguirse, tropezó y se fue de bruces al suelo.
Su caída fue aparatosa y ruidosa. Cayó humillado. Avergonzado de que le vieran en tan espantosa escena. ¡Y esto no se puede tolerar!
En el suelo, con la velocidad de un rayo, se sujetó el interior, pero su pantalón impregnado de su sangre y del lodo del camino, se negaba con obstinación. Forcejeó con mucha fuerza.
Se escuchó un: ¡Ras!
Sus hombres inteligentemente volvieron sus rostros a otra dirección.
El Gue con furia extrema agarró con sus dos manos al rebelde pantalón y lo izó… ¡rasgándolo en un buen trecho!
- ¡Mil veces maldición! – Vociferó agriamente.
- ¿Pasa algo jefecito…? – Le preguntó el gordito, pero mirando en dirección contraria.
- ¡Mil veces malditos todos ustedes!
- ¿Nosotros patroncito? – Clamó el ex deportista, sin mirar el desastre ocasionado por su propio
Descuido.
- ¡El que mire…es hombre despedazado por mí mismo! – Por supuesto que ninguno lo observaba.
Poco a poco, se fue levantando. Se comprobó a sí mismo que el daño hecho a su propia pieza de vestir era muy grande. Se le había descocido gran  parte, pero así mismo se lo puso. Una mano por detrás para tapar el hueco. Y con la otra, se lo sujetaba para que no se le cayese.
- ¿Por qué me abandonaron? – La pregunta cayó como una premonición fatal. El silencio fue espectral. Ninguno emitió sonido alguno. Todos inclinaron sus cabezas y comenzaron a suplicar el perdón ansiado. Gemían. Sollozaban. Enormes lagrimones emergieron de sus ojos tristones.
- ¡Yo que en todo momento los he apoyado! ¡Les he brindado hasta mí propia vida!  - Y a medida que hablaba sus subordinados emitían más chillidos y quejidos.
¡Parecían a las famosas lloronas en un velorio cualquiera! ¡Mucho dolor desgarrador, que hería a la fibra más sensible que existiese por allí!
¡Mis sacrificios han sido constantes!
¿Por qué me han abandonado? – Al ver los gestos dolorosos de sus hombres, le entró una gran alegría. Se comprobaba que lo querían. Que esas lágrimas eran vertidas por un intenso dolor y esto lo alegraba más y más.
- ¡He dejado de comer, para darles de mi propio bocado! – Gesticulaba en exceso, pero sus acólitos gemían con mayor intensidad.
- ¡Hasta les he dado a mí propia madre, para que se sacien de su hombría! ¿No te acuerdas tú mi deportista favorito? ¿Me la pediste…sí o no?  …Y me despojé de mí propia sangre ¡Sólo para satisfacer tus ansías! ¿No me merezco tu fidelidad? ¿Ah?
- ¿Y no les ha bastado? ¿Acaso son unas Hienas?
¿Quieren mi sangre? ¿Mi propia y sagrada: S a n g r e?
¿Qué más quieren de mí? ¿Destruirme?
¿Más?  …Pero el por qué, es lo que no logro entender.
¿Por qué me han dejado a merced de mis enemigos?  ¡Ah desean eliminarme! ¿Es cierto?
¿Cuándo yo los he abandonado a su propia suerte? ¿Cuándo?
¡Yo mismo me he negado! ¿Y saben para qué?
Para poder darles a cada uno… ¡todo mi amor!
¡Mi sapiencia!
¡Mis desvelos!
¡Porque los quiero más que a mi propia existencia!
…Pero yo me pregunto: ¿Hasta dónde van a llegar con su odio hacía mí?
¿No se están dando cuenta que me están destruyendo? Pero me sigo preguntando: ¿Pero por qué? El por qué contemplo en todos los momentos de mi vida, traición.
Pareciera que todos ustedes es ¡lo único que les interesa!
- ¡No patroncito, no! ¡Nosotros te amamos! – Con un desgarrador gemido el ex atleta quién agarrándose de la mano de todos sus pares, suplicándole el perdón merecido.
Pero era un plato muy sabroso y era menester saborearlo con parsimonia. Disfrutar sorbo a sorbo. Ya su posición era todo lo contrario, no tenía que suplicar… ¡ahora le encantaba escucharlos!
- ¿Seguro? ¿Me lo podré creer?
- Síiiiiiii! – Berreaban sonoramente.
- ¿No me volverán a abandonar…?
- ¡Nooooooooo!

- ¿…Me lo podré creer…? – Es un gozo extraordinario, imposible de despreciar. Y por esta razón, la disfrutaba.
¡Hola buen día Sábado: 27 de Julio del 2.013.
Deseo transmitirles el capitulo IV de mi nueva novela: "El Gegüense".
Me gustaría leer de ustedes sus comentarios.
¡Saludos!
IV
 El Gue…se extravía.
En la medida que recobraba todo su entorno, su cólera iba en crecimiento. Solo lo minimizaba esa terrible sensación de perdición, y esto lo llevaba de la cólera extrema al terror enervante. Sus heridas todavía sangraban… Asumía que ese olor putrefacto, era de su propio organismo, de su ser que en lo más íntimo le denunciaba. Percibiéndose como una causa extraviada, desbocada y en total y completo caos. Sus cimientos estaban profundamente atormentados. Sus lágrimas estaban a flor de piel y aunque no emergían, estaban allí prestas a socorrerlo. Pero el querer ser el macho dominante, nunca se lo permitían… ¡No pueden aparecer nunca más! Me pueden ver y entonces vociferarán en mí contra.
¡Es el pretexto para reunificarse todos esos malayos y caerme nuevamente en mí muy adolorida humanidad!
¡Y  ya no quería sufrir más! La tremenda dicotomía en que en todo momento y circunstancia se veía sometido. Moqueaba con furia. Sometiéndose a golpe limpio. Golpeándose con denuedo, pero cuidándose de no ocasionar más daño del que ya le infringieron. Pendiente de que más nadie que él mismo, lo estuviera acechando. Vigilándolo para caerle en rapiña ante un solo momento de extrema debilidad.    
Miraba con sus ojos abiertos de par en par, rugía como una bestia herida. Casi sin pestañear, escrudiñaba todo. Impotente. Se encontraba perdido en una existencia extraña, sin sentirse a su gusto. Esperando a ver, qué actitud poder asumir: Rechazo o aceptación. O lo que consideraba peor: “Sentirse nuevamente sometido y vejado” en presencia de sus subordinados.
Creía haber oído a sus secuaces, pero cuando se percató, ya estaba solo. Y al saberse que estaba en su soledad…un frío intenso y desgarrador, lo perturbó:  
(Creí haber oído a mis “colaboradores”. Pero por lo que estoy visualizando.
¿Me habrán abandonado nuevamente?
¿Serán capaces estos mal nacidos?
¡Si!  Y ya me lo han demostrado en múltiples ocasiones. Debo cuidarme también de ellos. Como también de mis inimaginables “competidores”.
Parece que me nacen por generación espontanea. No los buscos…ellos me encuentran. ¡Tengo un imán para atraerlos! Vaya suerte.
 ¿A quién se la  podré transferir?  Debe existir alguien muy similar a mí…
¡Pero más baboso que yo! El problema será encontrarlo. ¡El que lo encuentre primero; es de él!
¿A quién? Si por lo menos me dieran una pista…
¿Acaso no hay un alma más babosa que la mía?  Al parecer, es difícil. ¿Verdad?
Pero si ni siquiera los busco… ¿Cómo pueden dar conmigo?  Será por esta carita que tengo…
Y ahora mismo, no sé qué actitud debo asumir. ¿Me hago el bravucón? Ajá y si ¿aparecen mis torturadores?   ¡Me hacen trizas nuevamente! Y otra vez tendré que rogar por mí vida.
No. Mejor me hago el “desentendido”.
O me hago “el turista”.
¿En dónde estarán mis “tarados”?  Creí haberlos escuchado. Aunque me hice el dormido…
¡Como que me quedé rendido! ¿Y ahora, qué?
Pensándomelo así con detenimiento, creo que si son lo suficientemente incapaces como para dejarme en el desamparo nuevamente. ¿Pero qué raro, creí haberlos escuchado?
Tengo que jugármela nuevamente. No sé en qué situación me pondrá nuevamente el destino. A lo mejor  vuelvo a caer en manos enemigas. Debo ser muy precavido.
Me haré el “musiú”  nuevamente. Jamás me he caído con esta estrategia. ¡Ya veremos!)
Aprovechó para asegurarse de que no había enemigos ocultos, de esos que tantas veces le asaltan ante sus constantes descuidos. No, no le era licito el seguir dándole oportunidades a tantos depravados e inescrupulosos que viven al asecho, como para caer en su descuido y ¡zas! Darle todos los zarpazos a los cuales se ha tenido que ver forzado.
Así que de la forma más tranquila y actuando como si dominara toda la escena, se mostró más bien parco y confiado.
(Aunque siempre lanzando sus “miraditas” para allá y por acá, por aquello de por si acaso…)
Pronto se pudo percatar de que estaba realmente solo. Y por unos instantes se sintió muy tranquilizado. Pero al percatarse de su soledad, nuevamente se volvió  a sentir solo y desamparado…y esto tampoco le agrada.  La realidad imperante en su mundo, lo desestabilizaba en demasía, ya que como era algo natural  aparecían sus enemigos, sus eternos “torturadores” y éstos lo arrastraban a sus “sub-mundos – aquelarres -  aberrantes y desquiciados en dónde él siempre llevaba la peor parte” en pocas palabras lo degradaban y esto en su concepto, no debía permitírselo a nadie. Solamente él podía infringirlo, pero ¿qué lo sometan a “eso” a él mismo? ¡No! No era lo que en todo momento y desde su infancia con todo su fervor, se había delineado que sería su próspera y fructífera existencia.
¿Pero el por qué le volteaban su tortilla?  Innovaba en todo momento. Nuevas aplicaciones. Nuevas acciones, tratando de cortar su muy consecuente ola de derrotas y sufrimientos estoicos. Pero ya estaba temiendo que “alguien o algo” confabula en su contra. Cerrándose en su mundo cuasi-perfecto. Poco contacto con el mundo de los terráqueos. Sólo. Sus voces lo asesoraban. Aunque reconociéndose ahora que lo meditaba mejor, que ha obtenido algunas pírricas victorias. Claro está hay que tomar muy en cuenta varios factores, siendo éstos los siguientes: En primer lugar se han basado por algún hecho fortuito, lejos de su alcance y dominio. Y en segundo lugar su duración ha sido muy instantánea, efímera e insignificante.  En resumen…no eran de su total agrado.  No había perfección dentro de sus parámetros.
¿Por qué en “su mundo perfecto” entraban estos intrusos? El porqué, nunca lo podía discernir y mucho menos explicárselo de una manera cónsona con su existencia. En su manera de ver las cosas, no lograba aceptar, ni mucho menos visualizar cuándo ni el cómo se le “aparecían” destrozándole todas sus barreras de protección.
¿Cómo lo lograban? Si todos sus cercos y vallas impuestas para impedirles que penetraran, eran inútiles e ineficaces. Y le costaba reconocerlo. Pero las evidencias eran millonarias. Y sus resultados: ¡catastróficas! Fracaso tras fracasos. Ya hasta estaba temiendo que perdería su guerra final, así como batalla tras batalla lo rebasaban.
Su “mundo ideal” no podía ser eso. Y como siempre  y consecuente consigo mismo, buscaba su punto de equilibrio, su propio fundo.
Sinceramente se sentía bien, al amparo de sus “hombres” ya que de esta forma, estaba más que seguro de que nadie se atrevería a caerle en “cayapa” atacando su físico, su integridad y esto no le era grato.
Buscaba siempre la compañía, pero teniendo en cuenta que era imprescindible para él, el poder dominar, controlar e indicarle a los que estaban a su lado, cómo y cuándo se debía ejecutar. Contando en todo momento con su experta experticia. Siendo así, él podía explayarse y sentirse algo así, como el “chivo que más mea en el corral”.
Pero mientras su mundo ideal, se tardaba en formar, algo urgente tendría que hacer. Su vida nuevamente corría “esa sensación peligrosa de inestabilidad y desasosiego”.
Y de la forma más natural y sencilla, comenzó a mirar y remirar a todos los rincones. Sin atreverse a moverse ni a dar siquiera la sensación de que estaba inestable.
Con total parsimonia se desplazaba, cual “Mantis Religiosa”,  ése curioso cazador que según había leído era un depredador implacable y sumamente tenaz.  Y es que cuando se enteró de sus destrezas, procedió a recabar toda la información posible. Sentía una sensación increíble por demostrarse a sí mismo, que podía no solamente asemejarse, sino más bien mejorar todos sus planes de ataques. Y lo presintió, el destino lo colocaba nuevamente en terreno de nadie. Precisamente retomando lo de la Mantis Religiosa, se envalentonó. Por lo menos, mentalmente lo ordenaba. Pero por alguna extraña razón, su mundo no se movía a la misma velocidad y destreza que su cerebro ordenaba.
¡Pero! ¿El por qué de esta total desarmonía? En los libros leídos por él, aparecía tan bien detallado. Todo muy bien desmenuzado. No hay oportunidad de error alguno. Comprendió que en primera instancia debía mentalizar su mundo perfecto. ¡Y eso es lo que siempre soñó! Pero en algún sitio había una coyuntura. Un rompimiento. Un quiebre. No lo veía, tampoco lo sentía… Pero seguramente que por algún lugar estaba, ¡hasta se estaría mofando de él mismo! ¡Malaya, respétame! No me faltes el respeto…soy de cuidado. ¡Y ya lo sabes!
Realmente no lo entendía, así como tal, pero algo en él, le aseguraba que si todo se cumplía fielmente… ¡Nunca perdía ocasión de ejecutarlo, tal como se lo indicaban! ¡De verdad!
¡Y así lo estaba realizando! Pero…aparece este desdichado desequilibrio.
Si en su mente se originaban todas sus órdenes, por qué se suscitaba esta anormalidad. ¿Quién en su sano juicio lo puede entender? ¡Nadie! Y de esto lo aseguraba a todo pulmón: ¡No podía haber un solo humano que pueda lograr!
¿Y sí él mismo no lo podía…entonces quién lo puede hacer?
No. Nada de esto era bueno.
Y debía tomar pronto medidas urgentes para solventar este impasse.
Seguramente que tendría que hacerse unos cambios. Pero urgente. Ya no podía seguir perdiéndose más el tiempo. Reconociendo que el tiempo es oro. Y las oportunidades también. Y lo peor es que su vida, constantemente se veía sometida a estos escarnios. Sin raciocinio alguno. Retando en todo momento al factor: “Suerte”.
En este preciso momento, se percataba que retornaba sin querer, a una situación similar a la que vivió sometido al escarnio y latrocinio de sus más acérrimos enemigos y el verse nuevamente ante esta terrible posibilidad, lo desestabilizaba otra vez. Sinceramente esto lo mantenía en total desequilibrio y de allí su creciente nerviosismo. 
Escuchó o por lo menos así lo creyó, y esos sonidos le estaban pareciendo conocidos. Alertó aún más sus oídos, ufanándose en todo momento de lo agudo que era s

Bernardo Enrique López Baltodano (Belbaltodano): Apunta Junípero... Apunta

Bernardo Enrique López Baltodano (Belbaltodano): Apunta Junípero... Apunta: Título: Apunta Junípero... Apunta © del texto: Belbaltodano (Bernardo Enrique López Baltodano) http://belbaltodano.blogspot.com © de l...Una disparatada novela, que, aunque empieza de forma ingeniosa y jocosa, va tomando un rumbo satírico hacía una crudeza que no te dejará indiferente en su final.