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-
Mira
Juan, te voy a contar esto…Que en este preciso momento agujerea mi alma y
enmohece mis sentidos… - José contuvo su respiración, pues se encontraba en un
momento muy agitado. Se le notaba muy alterado.
(Portaba una cajita de madera, y la
guardaba como cosa muy preciosa.)
-
Esto
que estoy sintiendo… ¡Me supera! - El amigo en cuestión, así lo entendió y por
señas lo invitó a que se relajara, arrastrando una silla para que su visitante
se pudiera sentar y apaciguar así sus desalientos.
Solicito fue y trajo un ventilador
de mesa y enfocándolo, lo prendió en la máxima velocidad. Y una vez que se
cercioró que era de la satisfacción suya, le ofreció una taza de café. Juan
asintió.
Y se sentó plácidamente. Se le
notaba el tremendo cambio.
Se sintió muy bien. Todo su cuerpo
se le notó en armonía.
-
Aquí
tienes tu cafecito. Tómatelo con calma. Que ya mismo voy por el mío. Arranca.
Descansa. Si quieres te enciendo el equipo de música y te coloco algo que sea
suavecito, para que te ayude a soltar toda esa terrible tensión. – El se sintió
muy agradecido y así se lo hizo ver.
Llegó pues con el suyo y en silencio, se tomaron su tinto.
Juan se levantó. Estiró ambas
piernas y luego se sentó, pero antes fue y colocó su taza en la mesa que estaba
en la sala.
José no perdía ninguno de sus
movimientos.
-
Bueno.
Estaba muy rico tu cafecito y te lo agradezco.
Pero me urge sacar esto que llevo
adentro. Incendia mis venas, implosiona muy dentro de mí, me corroe y me causa
mucha exasperación. No puedo mas…
-
¡Arranca
pues! – Lo invitó una vez que también había depositado su utensilillo al lado del de su compañero.
-
Mira:
Tú sabes muy bien que últimamente.
(Digamos que…Unos cuantos años ya…)
Sonia y yo, llevamos vida de: “perros y gatos” No hay semana en que no entremos
en una lucha sin cuartel. Tú bien lo sabes… - José asintió pues él mismo ya
había sido hasta testigo de lo mal que se la estaba llevando este matrimonio.
Que por extraña razón (Y muy a pesar de que se aman a rabiar…Pero…Será
cosa del destino…) Algo fallaba.
Y lo mejor es que cada uno, hacia
lo imposible: ¡Pero siempre ocurría algo! Y nuevamente entraban entre ellos en
ese odio visceral. Esa ansia de dañar y de perjudicar al ser amado.
Por instantes, el tema es muy
pesado.
Juan cerró sus ojos, dio la
impresión de que se desmoronaba, puesto que unas lágrimas furtivas insistían y
relucían en medio de su rostro sudado y cansado por tantas vicisitudes.
José se percató de este detalle, y
nada dijo, y por respeto a su amigo, bajó su cabeza y permitió que este se
secara su ya inundado rostro.
-
…Esto
es muy duro chico…La última pelea…Ya ni sé del por qué fue….Pero así estaba
nuestra muy maltrecha relación.
El caso es que ya teníamos días que
ni nos hablábamos y ni siquiera nos mirábamos. Siempre de reojo. Por mí parte siempre
tratando de evitar otro nuevo encontronazo…. – Y ya no pudo continuar…Su rostro
se le inundó de intensas lágrimas.
Sudaba y sufría lo indecible.
José corrió y le buscó toallas
sanitarias para que se secara sus ojos. Inquieto
se le notaba, le dolía ver el grado de sufrimiento de su viejo y antiquísimo
compinche. Se movía nerviosamente.
Juan no levantaba su rostro. Y ya
sin poder contenerse mas, rompió a llorar como lo hacía cuando era apenas un
crío.
Fraternalmente le pasó su brazo al
ver sufrimiento manifiesto y sin quererlo…También se inundó en llanto.
-
La
vida…Hermano…La vida… - Fue lo único que atinó a pronunciar; para luego caer en
un mutismo espeluznante.
Ambos se consolaban. Transcurrieron
varios minutos.
Ya un poco mas sereno, Juan se
irguió. Se levantó y fue a la ventana. Sintió la brisa que le refrescaba sus
henchidos ojos.
Se deleitó de esa brisa, se
refrescó con esmero.
Y luego ya sereno, se volvió a
sentar y arrancó de nuevo…
-
Yo
estaba durmiendo en la sala. Ya tenía varias noches durmiendo así.
Pero esa mañana del lunes: Te
confieso que no pude dormir bien. Sobresaltado me levantaba creyendo que algo
muy pesado caía sobre mí.
¡Horribles pesadillas tuve esa
noche!
Pero ese despertar trajo muchas
sorpresas…
¡Y la mas Grande fue cuando la vi
de nuevo! ¡Era mi chica!
No la vi, tal como era ella -en esta actualidad- mas bien la vi; ¡tal como era ella, cuando
recién la estaba conociendo! Joven y bella. Radiante de luz.
Su rostro era una melodía. ¡Qué
linda!
¡Su belleza me deslumbró y me
cautivó!
La vi tal cual era ella.
Y allí delante de mí…Me contemplaba
con esos grandes y hermosos ojos. Noté mucho el brillo de su mirada.
Y acercándose con toda naturalidad,
me acarició la cara con ambas manos, mientras me inundaba de besos.
(Yo me quedé pasmado. Anonadado.) Susurrándome a mis oídos me dijo…
-
Te amo.
Te adoro. Tú eres la ilusión de mi vida. Te amo. Te amo. Te amo. (Y me lo dijo
tantas veces, que me fundí en besos y abrazos con ella. ¡Era la mujer que desde
un inicio cautivó mis esperanzas! ¡Era mujer de mi vida!) – Ya no lloraba.
Tan solo sus palabras denotaban la
sequedad de sus recuerdos.
Alzó sus ojos y los dejó entre
cerrados, mientras musitaba en vez de hablar….
-
Era el
amor de mi vida. La ilusión de mis ensoñaciones.
La Reina y la Madre de todos mis
desvelos.
La amé tanto, que ya hasta en
recuerdos…Me duele su fragancia que tan escasamente estoy sintiendo, pues se me
está yendo…Y yo…He quedado en la mayor de la orfandad.
Porque… ¿Para qué seguir
viviendo…Para qué…Qué sentido tiene seguir en este vivir…? No encuentro sentido a nada.
Ya vivir sin ella…No tiene lógica. – Nuevamente el silencio se hizo patente.
Ninguno habló.
En gestos, la impotencia se adueñó de todos los espacios.
-
…Lástima
que ya ella no esté… - Opinó amargamente José, mientras Juan sollozaba en el
mayor de los silencios.
-
Qué
pesar… - Se quejó de nuevo.
-
Nos
distanció la sin razón. Sentimientos pueriles se apoderaron de nuestro amor.
Luchamos contra ellos…Pero a la
final: Caímos. Es la verdad José
Muchos de nuestro entorno, de una u
otra forma, lograron permear esa unión nuestra que en un principio había nacido
sana. Limpia. Primorosa.
Mató nuestra unión: “El día a día”
Los problemas cotidianos.
El “qué dirán” La envidia. Las
asechanzas constantes, porque el amor verdadero: Duele. Hay muchos que quieren
destruirlo…Y tanto van y van… ¡Qué a la final logran su objetivo!
Hermano mío…Nos vencieron fuerzas
misteriosas. El odio. La inercia. Las apariencias.
El amor de mi vida y yo…Fuimos
vencidos.
…Pero en los últimos instantes de
su vida: ¡Brilló y me hizo ver lo equivocado que estábamos!
…Tarde…Muy tarde…Pero ella
nuevamente me llevó por el camino de la verdad.
Pero hay algo que tendré que
confesarte: ¡Me declaro culpable en Primera Instancia! Estúpidamente me dejé
arrastrar.
¡Ese es mi pecado! Y cargo mi
propia cruz. ¡Lo reconozco!
Y ya me encuentro en Paz. Me
confesé ante ella. Y ella ante mí.
Ella se fue en PAZ. Hoy: Solo me
queda de ella, esta caja en donde la guardo como mi mayor tesoro: ¡Sus restos
mortales!
…Sus cenizas van conmigo. Camina
junto a mí. – Y ya no pudo seguir hablando por su boca…Pero desde alguna parte
de este infinito mundo…Se escucharon estas palabras…
“Porque así lo quiso la
vida…
Porque así ha de ser…
Ella conmigo y yo: Con
ella.
Qué Dios Todopoderoso
nos vuelva a unir…
Cuando a Él le plazca,
A Su Voluntad me he de
someter”
Y allá a lo mas lejos…En mundos
recónditos…Un sonido muy melodioso hizo un eco…Algo pasaba, y como en susurro…Acompañados
por un instrumento que se asemeja a la lira…O algo parecido pero su presencia
plasmaba…
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