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Estábamos departiendo en una tasca varios amigos, mientras consumíamos unas cuantas cervezas.
El ambiente es muy agradable, una música de fondo por lo cual podíamos charlar amenamente, digo sin ese estridente  griterío.
Éramos tres los que amenamente compartíamos esos momentos de relajación en medio del alcohol etílico, el cual nos servía como suavizante, después de un día cuya jornada fue muy dura, y además que ya era viernes…Descansábamos los sábados y domingos.
José nos comentaba como le estaba yendo en sus ventas en una zona específica.
Nos reímos de sus ocurrencias.
Y se hizo un vacío, el cual aprovechó Miguel para relatarnos una situación por la que estaba atravesando. Su caso es muy delicado, en lo personal le puse mucha atención, y esto comenzó a contarnos…
- Como ya todos acá saben…Tengo mi apartamento de Maracay invadido. El señor al cual le alquilé, resulta que ahora se divorció y le prometió a su antigua esposa que le dejaría mi apartamento como parte de “su” divorcio.
- ¿Pero cómo puede hacer eso: Se lo vendiste?
- Jamás. Pero ya vas a ver, José, dame un chancecito y te voy narrando toda esta peripecia.
- Ok. – Convino el aludido mientras ordenaba otra ronda de licor.
Esperamos a que el mesonero, limpiara la mesa, acomodara todo lo que allí se había acumulado….
Las botellas vacías…
El caso es que ya concluido todo, colocó las nuevas botellas frías y se marchó.
- El inquilino a espaldas mía, me lo quiso quitar.
Pero lo descubrimos a tiempo.
El caso es que mi esposa fue a reclamar esa acción y la ex no le quiso abrir la puerta, no la quería dejar entrar. (Y mi mujer)   ¡Allí se quedó hasta que tuvo que abrirle!
Cuando mi esposa pudo entrar, me llamó y detrás de ella fuimos uno a uno entrando y nos alojamos en la sala.
(Ella había alquilado dos habitaciones y se quedaba con todo. No nos permitió entrar a los cuartos.)
Días después, durmiendo nosotros los verdaderos dueños en la sala…En el suelo…
Yo me puse un pantalón corto y una franela, de esas que usas en tu casa.
¡El caso es que la tipa, al ver que no podía actuar contra mi esposa, la emprendió conmigo!
- ¿Y usted qué hace aquí? – Me  preguntó indignada.
- ¿Yo…? Estoy en mi apartamento.
- Usted anda en ropa “ofensiva a la moral y a las buenas costumbres” – Y en verdad, es que no le entendí nada. Esos chores los utiliza todo el mundo,  ¡hasta las mujeres lo hacen!
El caso es que se fue y se me apareció con dos cabos de la policía…
- ¿Tan rápido? – Le pregunté.
- Si. En cuestión de unos quince minutos.
- ¡Eso estaba preparado! – Afirmó José muy convencido- Te aseguro que sus abogados la estaban asesorando.
- El caso es que allí estaban. Y los dos cabos me miraban como si yo fuese un inmoral y les dije:
“Yo soy el dueño de este apartamento. Tengo papeles que lo justifican. Esta señora no es mi inquilina, fue la esposa del señor al cual yo le alquilé este apartamento, y ahora nos niega la entrada.”
- Pero esa es una “prenda íntima” – Arguyó uno de ellos, me señalaba de la cintura para abajo.
- Ya voy a llamar a varios de mis vecinos para que nos sirvan de testigos. -  Les adelanté, (Ya ella, había salido en su búsqueda) mientras mi esposa venía con dos vecinas, las cuales nos une una amistad de mas de diez años.
Y les pregunté, delante de los dos efectivos: ¿Este pantalón corto, es “una prenda íntima”? – Ellas me miraron y luego dijeron…
“Vecino, la verdad es que nosotras mismas salimos a la calle con eso. Y no le veo nada de escandaloso.
Además los tuyos te cubren mas debajo de las rodillas. ¿Y a quién “ofendes” con eso? – Y miraron asombradas.
Los cabos no encontraron mas opción que informarme que debía ir al día siguiente a la
Comisaría ya que debía acudir por una queja en mí contra.
Como en efecto hice.
Me tomaron mi  declaración. Me preguntaron de todo.
Después esa señora me denunció ante la fiscalía General de la república, en la 3era. Que es contra los menores de edad, con la 6ta. Que creo que es contra los  derechos inalienables de la mujer y la 9na.
Algo parecido a cuando uno piensa algo en contra de las mujeres, creo que es “daños por pensamientos lujuriosos”  
(No estoy muy seguro, pues es algo que aún hoy, intento borrarlo de mi memoria.)
¡Bueno pues, me amargó mi existencia!
Primera vez en mi vida, que debo visitar una cosa de esas. ¡Primera vez en mi vida!
- ¿Se volvió loca esa mujer…? – Parafraseó  José
Mientras asombrado escuchaba toda esa cantidad de sandeces.
Miguel aprovechó para tomarse un buche de cerveza, mientras se pasaba un pañuelo por su cara, ya que su sudor era copioso.
Todos asombrados escuchábamos y nos consultábamos con relación a eso: ¡Tres acusaciones!  ¿En la fiscalía?
- El caso es que he tenido que buscarme un abogado, y contratarlo.
Y a lo que les vengo a relatar…Tuvimos que ir al Palacio de Justicia, para que le tomaran el juramento al abogado y a mí, que era el acusado.
Debía defender mi causa.
Esperé todo el acto protocolar. Le dieron la certificación al abogado para que me represente, y ya con el documento en la mano, nos despedimos hasta el día que debíamos acudir al fiscal 6to., que fue el que tomó el caso.
Y ahora, les voy a contar lo que realmente deseaba narrarles…
- ¿O sea…Que hay mas aún…? – Le pregunté ya angustiado, pues yo me pensaba: “¡Dios mío!
¿Y todo eso por haberle alquilado su apartamento…?
Y ahora se lo quieren “secuestrar” ¡Qué angustia!”
Miguel se tomó su pausa, e hizo una mueca con su boca y arrancó…
- Después de todo eso. El abogado me pide que le saque fotocopia y que nos veíamos al día siguiente a las ocho y media de la mañana en el despacho del fiscal en cuestión. ¡En eso habíamos quedado!
¿Ustedes saben dónde queda el Palacio de Justicia en Maracay…?
- Si.  Si. – Le dijimos y le pedimos que continuara.
- Pues me fui caminando hasta que llegué a la av. 19 de Abril, y antes de llegar a la Maestranza César Girón, veo un local que dice: Centro de comunicaciones: “Se sacan fotocopias”
(¡Qué bien!) Pensé.
Atravesé la calle y me dirigí allí…
Pero yo venía rezando. Y rezando, como un loco, y les confieso que venía muy nervioso.
Y pensando en medio de mi tensión nerviosa…
Y rezando. Andaba frenético. Concentrado al cien por ciento.
Y entré.
…Esto fue lo que visualicé, mientras rezaba y meditaba pidiéndole a Dios: ¡Ayúdame en este predicamento!
Entré y lo primero es que escuché es  a una mujer de mediana edad, la cual estaba berreando a “moco tendido” y lloraba y se quejaba…
(¿Y yo…?  En lo mío, empezaba una oración y continuaba, una y otra vez.
Rezando y pidiéndole protección Al Altísimo.)
Si me doy cuenta y me llama la atención es que en una de sus manos cargaba la parte superior de la cartera…Ustedes saben.
¡Esa que sirve para llevar agarrada…!
¿Asa es que se llama? ¡Sí, asa!
…Pero veo que está en una cabina telefónica.
Asumí que estaba hablando con alguien y que le habían dado una mala noticia…
- ¿Con “el asa” de una cartera de mujer, nada mas…?  - Alcancé a preguntarle, tratándome de imaginar esa horrible escena.
- ¡Sí, solamente con las dos asa! Y se la seguía apretando contra su pecho. Pero yo venía en lo mío.
Así que seguía con mi oración de protección pegada.
“¡Dios mío, Dios mío, no me abandones!” Seguía implorando protección al Todopoderoso.
Y en eso escucho a un tipo, que estaba hablando con el de la caja y le decía…
- Dame esa cadena que llevas puesta. – El de la caja me miraba a mí,  con aprehensión.
- ¡Qué me des tu cadena o te quemo! – Y le mostró su pistola, ¡allí es que me doy cuenta de que algo muy malo estaba pasando!
(Pero a todas estas, me imaginé que eran bromas entre amigos, ya que el dependiente, le sonreía y eso me dio pie a asumir… ¡Son amigos!)
- ¿Y no te atracó a ti también…? ¡Dios Mío qué angustia! – Dije ya exaltado.
- Ahora ya van a ver. Yo sigo con mi oración puesta y                   
Aunque suene “extraño” yo estaba tan ensimismado en lo de la oración, que en verdad    -no estaba pendiente de lo que a mi alrededor pasaba-    el caso es que le dio un golpe al pecho y le arrancó la dichosa cadenita.
Y le esgrimió el arma como para castigarlo aún mas.
Cuando de repente se escucha afuera, en la avenida, el crujir de una moto, no una vez, sino ¡varias veces, mas y mas! cada vez con mas insistencia y fue tanto que alcancé a mirar en el preciso instante en que el que portaba la pistola, me miró de reojo, pero el que estaba en la moto lo apremiaba con mas insistencia…
¡Y salió como “alma que se lleva el diablo”!
- Miré al de la caja y me dio como explicación: ¡Nos han atracado!   -Y miró a la señora que seguía berreando como una loca y me dijo-   Ella estaba en el banco y sacó de esa agencia: 50.000 bolívares y en vez de quedarse a esperar a su marido que la iba a recoger…Se vino a pie. ¡Y la siguieron hasta acá!
Y estaba hablando con su marido pidiéndole que viniera a buscarla aquí cuando entró ese ladrón y en vista de que no le quería dar el dinero, comenzaron a forcejear. ¡Pues sacó una navaja y le cortó las tiras!
Y no contento con eso… ¡Me vació la caja!
Menos mal, que ya había hecho el corte y tenía poco en efectivo.
¡Pero me arrancó mi cadena! (La cual tiene un valor sentimental muy enorme, para mí.)
¡Malayo miserable!
¿Y tú? ¡Te salvaste…No sé por qué!
Porque ese malandro ya te iba a atracar, cuando llegó su compinche. ¡Te salvaste de vaina! – Me dijo muy convencido ¿y yo…?
¡En otra esfera, pidiendo protección al Buen Dios!
- ¡Volviste a nacer muchacho! – Le aseguró José a Miguel, cosa con la que también estuve de acuerdo.
- ¿Y llegó la policía? – Le preguntó José.
- Bueno, empecé a escuchar una sirena, después dos, pero como en el centro eso es tan normal.
Que no le presté mucha atención.
Y de repente fue así, ya que la señora fue atracada mientras hablaba por teléfono con su esposo, pienso que a lo mejor él dio la voz de alarma a la policía.
¡Asumo yo!
El caso es que cuando se estaba poniendo demasiado pesado el asunto…Me salí. Me fui.
(Demasiadas emociones para un solo día ¿No les parecen…?)
- Así que, como entraste… ¡Saliste! – Le dije, mientras alzaba mi botella y celebré con los amigos tan buen final…Pero en verdad que me he quedado pensando, las vueltas que te da esta vida.
Tanta y tantas que todos o hemos pasado o que quizás nos toque…Algún día…
(Y pienso: Mientras uno viva, respire en este mundo, estés aquí…Te guste o no te guste, debes aceptar que hay un marco de leyes y condicionantes, que los veas o no,  ¡pero allí están! 
¿Y qué podemos hacer…? La vida es la vida.)
















© Bernardo Enrique López Baltodano 2015


Mientras todo estaba en silencio...Ella se desplazaba...

















“En las sombras…”





En medio de las sombras se fue deslizando, tenue e implacable.
Sinuosamente se deslizaba, y como el viento suave que ni una sola hoja movía; así lo hacía.
Su tiempo era el indicado. No tenía prisa, pero tampoco se entretenía…
Surcaba con pericia increíble toda posible colisión.
Su misión era delicada, su vida colgaba de un hilo, y si era descubierta…
Delante suyo, a varios metros estaba su objetivo, grande y poderoso.
Pero debía ser cautelosa, se contorneaba en la faz de su entorno.
Y aunque sudaba copiosamente, aprovechaba ese elemento para no producir fricción…
Y como un réptil…Fue avanzando.
En cada espacio o hueco, allí se amoldaba.
Su objetivo, en instantes se le notaba inquieto, movía su dorso a todos lados.
Algo lo prevenía.
Su fuerza era su poder inmenso, y no lo cedería, así que nunca se dejaría sorprender y mucho menos en esta ocasión.
Algo lo inquietaba, pero sin certeza segura de qué o quién sería…
Se contuvo. Vaciló.
Volteaba a mirar a muchas partes…
Y ese dato para ella era vital.
Su posición no corría inmediato peligro.
Era preciso seguir así…
Él comenzó a sentir resquemor. Pero nada veía, ni sentía, tampoco olía…
No tenía sentido, perder mas su tiempo, el cual debía concentrar para lograr su objetivo.
No percibía en absoluto. Su olfato era supremo y podía distinguir un olor por sobre otro cualquiera.
Pero tampoco eso lo tranquilizaba.
Algo se movía silencioso en la espesa oscuridad, no lo podía saber, sus sentidos le informaban antes que nada…
Siempre ha sido así…
Pero ¿por qué “ahora” inquieto se sentía…?
Pero ¿será ese sexto sentido?
Sus nervios de acero, comenzaban a resquebrajarse…Y eso no era bueno.
Siempre su aplomo era al cien por ciento a prueba de todo…Pero ahora…
El que le anunciaba que no “todo era normal”
lo mantenía en zozobra.
Miraba silente. Nada se le escapaba a su campo visual. Todos sus sentidos estaban en “alerta total y suprema”
Trataba de encontrar el objeto de su inquietud…Debía eliminarlo. Pulverizarlo.
Pero algo no estaba funcionando como era debido.
Apeló a sus “ciencias oscuras” imploró su protección debida.
Una y otra vez lo hizo. Nunca se da por vencido, y convencido insistía. Hay que estar en completa calma, y nada ni nadie se lo iba a impedir.
…Pero no obtenía la respuesta indicada…
No estaba de su agrado, era indispensable eliminar cualquier vestigio. Se concentró y lanzó imprecaciones precisas…Sólo él las conocía.
Al parecer, ya la cuestión no era igual…
Por eso es que comenzó a inquietarse, y ya no era un secreto…Había “algo o alguien” espiándolo en la soledad nocturna.
Ni siquiera un solo grillo, de los tantos que pululan, hizo su cometido.
El viento tampoco era fuerte, mas bien era muy escaso.
¿Qué sería “eso” que lo atormentaba…?
Decidió voltear su cuerpo.
Miró con espeluznante detalle todos sus pasos, que hasta ese momento había dado.
Inspeccionó al dedillo su alrededor. ¡Nada!
Aguardó instantes muy preciosos, sabía que mientras mas se tardaba en llegar a su objetivo e iniciar su rito…
Mas duro sería su faena, y sin seguridad cierta de obtener su cometido.
…Pero era peor ser descubierto…
Nunca eso había ocurrido antes.
Ni su voz interior la lograba escuchar, y eso que clamaba su presencia…Pero el silencio era enervante para él.
No. No todo estaba normal. Algo había allí…
O quizás…Allá…
Lo vigilaban. No le perdían pisada alguna.
Ya casi era media noche.
Su hora tope, se le acercaba y lo urgía…
Pero no se atrevía a seguir sin antes descubrir quién o qué lo asechaba.
Ella continuaba impertérrita, ni respiraba.
Bajó su frecuencia cardíaca, y su torrente sanguíneo poco corría, así que no la podía detectar.
Sus ojos, procuraba mantenerlos lo mas cerrado posible…Para que su parte blanca no destellara y fuera presa fácil.
Sin moverse, ni respirando…Aguardó.
Esperó con la paciencia debida, aunque su inquietud la devoraba…
Pero debía ser “testigo” de lo que nunca debería serlo…
Sintió que algo sinuosamente le atravesaba por sus pies…Su grito fue seco…Pero silente.
(Su mundo se le detuvo. Esto era inesperado.)
Espantada vio a una serpiente inmensa que le atravesaba con suavidad rugosa, se contuvo en su andar.
Sus latidos su vibrante y despeluznante presencia…La inmovilizaron por completo.
Era larga. Gruesa. Oscura.
Pero vio que la miraba. Su respiración se le contuvo aún mas, supo que corría un rápido peligro.
No se pudo zafar.
Esperó que se fuera…Pero se detuvo.
Sintió la voracidad en su piel. Un frío intenso la dejó helada.
Su indefensión era notoria. Estaba perdida.
…Y lo supo. Pero nada pudo hacer.
La fiera que se le arrastraba por sobre sus pies…No se inmutaba…
(¡No puede ser! Gritó en medio de su interior.)
Congelada (literalmente) se quedó.
Se irguió hasta su propia cara…Su lengua vivípara movía una y otra vez.
Estática frente a frente, se le quedó.
Sus ojos estaban clavados en ella.
Se posó casi a menos de un centímetro,
Su lengua rozó su rostro. Sintió algo desagradable que se le introdujo en su boca.
Le percibió todo. Sintió el silencio mortal.
La quietud de los que ya no se mueven.
El frío infernal que le congeló hasta la planta de sus pies.
No supo qué hacer. (Y es que en nada la convirtieron.)
…Sintió que sus moléculas, sus células, su sangre y todo su ser…Migraba hacia el interior de ese demonio.
Se desmembraba a una velocidad espantosa.
Su soledad era asfixiante. No supo hacer nada, solo dejarse vencer ante esa extraña fuerza que la absorbía…
Sus fuerzas la abandonaban. Igualmente ya estaba carente de energía alguna.
Su cansancio se le hizo demasiado evidente…
Envejeció demasiado en tan poquito tiempo.
Se sentía tele transportada hacia un sitio inhóspito e incierto…
Fuego ardiente la estaban empezando a sofocar. Insoportable.
Su final parecía evidente.
No hubo tiempo, ni dimensión posible…
El vacío era muy evidente y el abismo. Infinito…Mudo. Frío, hirviente e hiriente.
- No es tu tiempo. - ¡Escuchó claramente esas palabras, las cuales retumbaban en medio de ese silencioso espacio!
(¿Pero quién me advertiría eso…? En ningún momento su boca abrió…) Pensó en lo mas profundo de su propio ser.
No supo cuánto tiempo había transcurrido, pero fue demasiado.
Y sin poder despegar su atención ante ese enorme oponente, contempló como se fue bajando.
Lentamente. Despacio. Sin prisa alguna.
Fue pasmoso ese movimiento. Silencioso.
Sin esfuerzo alguno.
No supo ni cómo respiraba, pero la fiereza de esa enorme y deforme animal…La enervó.
La hipnotizó. Su estado de ánimo, fue cambiante a galope despiadado.
En completo estupor la siguió…
Y ya en el suelo…Vio su silencioso andar…
Cuando ya ella percibió que el peligro había pasado…Estrujó su corazón y en medio de un tremendo temblor…Sudó. ¡Vivió!
Por una eternidad, perdió su objetivo.
…Pero se contuvo en su respirar.
Ya no lo veía. Su rastro se le hizo efímero.
Poco a poco, intentó desandar su camino.
No se sintió derrotada. Tampoco humillada.
…Estaba  agotada…Extenuada…
Una rara sensación de alegría le brotaba por medio de todo su interior.
Su enemigo (O benefactor) fue peor que el que ella seguía…
El vaho de esa bestia la embrujó.
La hechizó.
“Tu tiempo no ha  llegado.”
Entendió su mensaje.
…Pero si ese hombre la descubría…
Con seguridad que la destruiría.
A lo lejos lo contempló.
Ya mas sereno lo notó.
Alcanzó a verlo cuando levantó de su tumba un cuerpo que yacía en medio de sus propias llagas. Todo descuartizado.
Horrible espectáculo. Deprimente.
Era poco lo visible.
(Su visión que antes era nítida…Ahora le desfallecía, imágenes grotescas emergían…)
Su esqueleto al parecer estaba completo.
- (¡Lo hizo!)  …Pero no lo pude descubrir, no pude ver su accionar.  – Gritó en su mente y aquellas palabras las arrastró tal como lo hacía esa serpiente.
Estaba deprimida, sus fuerzas las estaban abandonando…
Se volvió a permear, no era prudente seguir allí.
(Recordó el legado que le traspasó…Esa cosa tan fea, gruesa y poderosa… “No es tu tiempo” repetía una y otra vez, como un disco rayado, su yo interior le seguía previniendo…)
¿Cuáles fuerzas oscuras utilizó…?
¿Qué magia empleó?
La serpiente lo encubrió.
Ahora era imprescindible salir con vida de allí.
…O quizás…La salvó.
Nunca podría saberlo.
Algo la prevenía…
(No habrá una segunda oportunidad. O te vas…O acá te quedarás…)
- …Cierto. Muy cierto. Ya me lo advirtió ese ser inmenso…Debo desaparecer…
Como el viento…Sin dejar huellas tras mi paso. – Se dijo así misma mientras huía lo mas rápido que podía.
Y ya cuando se sintió segura…Corrió.
No se detuvo.
Su vida era una sola…
¿Otro ataque…? ¡No!
Dos veces, sería su perdición…
Otro sería “su tiempo”
Pasó por un sitio, y vio una figura reflejada a través de unos cristales…
¡Se espantó!
- ¡Esa no puedo ser yo! ¡Qué horror!
¡No, no puedo ser yo misma, no!
…He envejecido demasiado…Estoy con mi rostro todo arrugado…Mi piel está ocre…
Debo huir. ¡Huir lo mas lejos posible! – Se dijo asustada.
Renqueando se desplazó. Exhausta. Agotada.
Su juventud se extinguió…No le era licito estar donde pretendía estar…Pero lo hizo.
Ahora tendría que cargar con esa anciana a su cuesta…Y ya no tenía fuerzas…
- Muy caro. Demasiado…Pero aún sigo con vida, poca…Ya me restableceré.












© Bernardo Enrique López Baltodano 2015




...Ilusiones...Fastuosos mundos...












“Y mas pudo el interés…”






Juan estaba profundamente enamorado de Asunción, una joven (igual que él.) de muy fina belleza, su piel denotaba pulcritud.
Y siempre se le notaba muy bien vestida.
Hermosa por todos los lados.
Una preciosura de muchacha, con sus ademanes muy finos y de mirada cándida.
Juan no encontraba la fórmula perfecta, pero él la deseaba; pero en verdad…No parecía encajarle muy bien que digamos a la madre.
Y él se fijaba que su “futura suegra” le arqueaba sus cejas y procuraba ignorar su presencia. Mala cara le ponía.
Lo hacía sentir “como cucaracha en baile de gallinas”
(Y esto lo mantenía en constante zozobra, ya que sus argumentos eran irrebatibles, y lo único que lo mantenía “con vida” era su seguro amor…Pero eso no le era de importancia a esa señora…La madre de su Amor.)
Por su parte la chica, no parecía despreciarlo, aunque a decir verdad: “No le daba la impresión de que estuviese enamorada….Pero…”
(Y el joven se aferraba “como el pintor de brocha gorda…Cuando le mueven la escalera en la que se encuentra a varios metros del suelo…)
Su madre estaba siempre pendiente cuando sospechaba la presencia de “ese jovencillo” el cual no era de su agrado.
No lo veía “muy bien agraciado” y siempre lo notaba “algo bohemio (y de muy pocos “recursos”)”, en fin, no era lo que ella   -como madre-    hubiese deseando para que fuese “su yernito”
- Ese tipo, es un pobretón. – Le reclamaba a su hija.- ¡Un pobre diablo!
- Pero mami, nosotras no “somos ricas” que digamos y él, se le ve un buen chico.
Además no es tan mal parecido…Me agrada. – Le confesó finalmente, su madre se encogió de brazos y le increpó muy molesta…
- ¡Ahora si estamos bonitas las dos!
¡Tú que eres la salvación de todas nosotras!  y fijándote en “algo” que no vale ni un respiro.
¿Vas a cometer el mismo error que yo…?
- Mi papi, no fue malo conmigo…
- ¡Pero me abandonó! Además no tenía en donde caerse muerto   ¡y bastante que he pagado yo, su pobreza!
¡Hasta hambre hemos estado padeciendo…!
Mira mija, una  ¡no debe pensar con el corazón!
(¡No seas bruta! Tú tienes “algo” por lo cual los hombres pagarían lo que fuera…)
Debemos buscarte un galán (Aunque no tiene importancia alguna que sea bien feo…) que tenga  ¡mucho dinero! (Y viejo, ¡para que se muera rapidito y te deje bien sentada!)
¡Qué te bañe en oro, en perlas, en todas las piedras preciosas que en este mundo hay!
Qué te dé, todos los gustos.
Qué te lleve a darle la vuelta al mundo.
(…Y me lleves a mí…)
A Paris, a Nueva York, que te pasee por los mejores restaurantes y que te compre los trapos mas caros y lujosos.
(….Y a mí también… ¡No se te olvide!)
Qué te ponga todo tipo de sirvientes a tu servicio. (A nosotras.)
Un chef que te cocine.
Una lavandera para que te lave.
Otra para que te limpie tu hogar.
Que te compre la mejor Quinta o Mansión posible.
¡Qué te ponga a “valer”!
¡Qué te dé todo el dinero del mundo!
Y para eso no importa que sea: “un galán” mas bien que sea un vejucón. (¡Dios quiera!)
¡De esos que hay tantos por ahí!
(¡…Y no caerme uno a mí…!)
(Y que se muera rapidito, mucho mejor.)
- ¡Ay mami…!
- ¡Nada! ¡Ese “fulanito” lo vas despachando ya!
La hija suspiró, y pensó para sí misma…
(Mi madre sabrá entonces. ¿Total? Nada pierdo.)
La madre se encargó de despachar al enamorado pretendiente de su hija la cual la consideraba semejante a “un diamante”.
(El enamorado se desvivía, aprovechando “la posible ausencia de esa persona” pero cada vez se le hacía muy difícil el conseguirla sola.)
Y fueron pasando los días.
Al transcurrir un tiempo, comenzaron a recibir enormes regalos florales (De hasta dos metros de altura.)
Cajas de bombones…Envueltos en fina madera…De fina estampa. Lujosos, envueltos en los mejores envoltorios….Seguramente que vendrían de Suiza, Holanda o Suecia… (Nunca se sabe…)
De los mas caros y refinados.
Y en la tarjeta que abrían, iban solamente unas iniciales: “J. M.”
En otras venían hermosos pasajes de versos inspirados por algún poeta de tan noble corazón…En suaves pergaminos…
¿Será una obra de Arte…?
Y al final, la firma: “J.M.”
Ya eran varios los regalos. Una fortuna costará cada uno, asumía la noble progenitora.
Y era cada día a la misma hora: 5 p.m.
Ya la matrona estaba intrigada, pero por mas que le preguntaba a los chicos que entregaban, ninguno de ellos dijo conocer a “tan noble caballero”
(¿Será algún noble caballero…?
¿…Un noble…Un Marajá…Algún Príncipe…
O alguien perteneciente a la mas Alta Sociedad…?
¡Ojalá que sea conmigo la cosa! “Deseaba” muy ilusionada la mama.)
Un buen día, mientras la joven estaba en sus estudios, la señora recibió una llamada, para invitarla a ella, para una muy poderosa empresa, y cuyo dueño se identificó como: “J.M.” ella se desgranó en generosas gracias.
- Afuera está mi limosina con mi chofer, salga que él la traerá a mi presencia… - No supo negarse a tan generosa oferta.
- Disculpe usted…Pero ¿esos tan hermosos “presentes” son para mí…?
- No, mi señora. Pretendo a su hija. Venga que tengo que hablar con usted primero.
- Recuerde…Que “nosotras” somos unas Damas muy finas… - Le adelantó de una forma muy suave y seductora…
- Tengo una propuesta, la cual no la dejara pasar. Le prometo que es algo muy bueno y excelente, para todos. – Escuchó la voz de ese hombre con marcado acento extranjero y comenzó a hacerse muchas elucubraciones.
Intrigada, se asomó por la ventana y pudo comprobar ¡semejante “nave”! con un chofer con el uniforme que lo identificaba como tal.
- Deme unos minutos, para prepararme.
Usted sabe que una dama debe andar siempre presentable…
- No se preocupe, eso si no se tarde mucho.
Ya llamaré a mi chofer y le diré que la siga esperando. – Y colgó al escuchar el “si acepto” que él esperaba.
Se cruzó los brazos, llamó a su chofer y le indicó que aguardara hasta que la matrona saliese.
La doña en cuestión, rápido se bañó y velozmente se preparó para tal evento.
- ¿Pero quién será? ¡Será millonario! – Se perfumó lo mejor que pudo…
- Por acá…Por si me besa…
Por acá por si me abraza…- Se decía picaronamente mientras  “se perfumaba” disfrutaba imaginándose el resto…
Porque para gastarse semejante carro, con chofer uniformado y ¡con guantes blancos!
- ¡Hasta el chofer me parece hermoso! – Se dijo mientras se acicalaba.
(¿Será alto? Seguramente. ¿Un Lord por casualidad…? Con seguridad. ¿Un “Noble” de Alta Cuna y de posición Holgada…No mejor “Multimillonario”  -Sé de muchos “nobles” que están “pelando y no los dientes”-   Ha de ser lo mejor de lo “excelente” ¡Nos lo merecemos!)
Salió como toda una “dama de sociedad”
El chofer solicito, se bajó, se quitó su sombrero y la saludó (Con ¡aquella reverencia” que la dejó deslumbrada…)
- ¡Buen día madame! – Asombrada, pero sin querer mostrarlo, fingió indiferencia.
Esperó a que le abriera la puerta y con toda la delicadeza posible, se sentó en el asiento.
Pudo comprobar el tremendo lujo que albergaba. Vio una pequeña neverita (La abrió rápidamente.). Licores de todo tipo.
Muy hermoso por dentro, tanto como por fuera.
Tocó el asiento, para probarse que no tenía polvo… ¡Y estaba pulcro!
…Olía a flores… ¡Qué delicia!
Sintió que el chofer, entraba y se colocaba al volante y fingió total indiferencia.
- Este carro es muy lujoso… - Agregó de una forma muy casual e inmediatamente el empleado le respondió…
- Mi jefe tiene una docena de carros como este. Además de contar con una flota de carros y camionetas de todo tipo.
- ¿Y tiene “mucho dinero”? – Le preguntó mientras “se hacía” la  que contemplaba el paisaje por donde iban.
- ¿Qué si tiene…? ¡Y bastante!
Es dueño de grandes consorcios.
De edificios completos de apartamentos.
¿Y en el banco?
¡Los gerentes lo adulan!
En verdad es muy portentoso.
- ¿Y te trata bien? – Lo tuteó de inmediato.
- ¡Oh sí! Pero no soy el único chofer.
¡Él tiene varios, como yo! – Ya ella se comenzó a explayar. Lo que oía le era de sumo agrado.
- ¿Y esa empresa a dónde vamos…Él trabaja allí…?
- ¿Qué si trabaja allí? ¡Él es el dueño!
Y para decirle la verdad… ¡Poco va!
Se la pasa viajando.
- ¿Ah viaja mucho el “don”….?
- Demasiado. Pero en verdad, desde un tiempo para acá…
No ha querido viajar. ¿Y la verdad?
No lo sé, es muy poco comunicativo.  –Y si se entera de que le he dado esta información…Capaz de que me bota…-
- No te preocupes. Por mi boca, jamás lo sabrá…Pero dime… ¿Es casado?
- ¿Casado…? No.
- ¿…Tiene hijos…Por allí…?
- No, que sepamos. Y eso lo tiene muy angustiado ¿por qué quién le heredará…?
- ¿Y no tiene familia?
- Aquí no. Él es libanés.
- ¿Y…Es muy viejo…? (…Será un Jeque…Un Marajá…)
- Algo. Pero no se preocupe, dentro de poco lo va a conocer en persona y allí  usted misma se podrá comprobar de todo. Tenga paciencia que ya estamos por llegar.
Tan sólo le digo algo: Él tiene su propio ascensor y nadie mas que él, puede usarlo…
Y ahora lo hará usted, ya que la llevará a su propio dominio. Yo no podré entrar con usted.
Esto la maravilló por completo, y mas cuando llegó a las instalaciones, y el ver como todo ese personal la trataban con aquella reverencia…
Todos se inclinaban ante su presencia.
Que se sentía como una reina.
El chofer, le indicó a su jefe, que ya estaban en la puerta de su ascensor privado y que la señora lo aguardaba.
En pocos segundos se le abrieron las dos puertas…
(¡Qué lujo! ¡Qué hermoso todo esto!)
Se decía mentalmente. Pero por fuera, lo veía con la mayor naturalidad.
El aparato la trasladó a mas de quince pisos.
Pudo contemplar por primera vez, lo hermosa que era su propia ciudad.
- Desde aquí…Todo se ve hermoso… - Se dijo extasiada ante tanto confort.
En pocos segundos…Se abrieron las dos puertas. La alfombra que pisaba se veía de enorme calidad. Las paredes recubiertas de hermosos cuadros, cuyas monturas acusaban que debían ser muy costosos.
Estatuas de todo tipo. Adornos muy suntuosos. Todo indicaba Poder Monetario a montones.
Caminó por espacio de unos quince metros…
Y al final lo pudo ver.
Y a decir verdad: No le gustó.
(¡Qué horroroso ser! ¡Mas horrible y apestoso no pudo  haber sido!  …Pero reales sí que tiene…Eso me hace “verlo” de otra forma…
Pero sigamos…Algo debe tener de bello…)
Un hombrecillo muy canoso, jorobado y daba la impresión de ser “un clavo doblado en dos”
Con unos lentes inmensos, los llamados “culo de botella”
(Horrendo. Apestoso. Asqueroso…Pero con demasiado reales…Mucha riqueza lo adorna y me obliga a mirarlo con buenos ojos…Trataré de verle su lado bueno…)
Suspiró y trató de disimular su estupor.
- ¡Sea bienvenida a “mi humilde morada”! – Le dijo mientras bajaba torpemente su cabeza.
(Bufón es, no lo puede disimular.)
Disimuló su desprecio. Prefirió hacerle una venia…No quiso contaminarse…
 ¡Era muy rico ese esperpento de hombre!
Y contemplándolo mejor, se dijo a sí misma… ¡Ése no debe “durar mucho tiempo”!
(…Y si cae en mis manos…Pocos días le doy de vida…No creo que tenga mucha fuerza…)
Y con esa forma de asumir este reto, siguió adelante.
Se sentó en el sillón que él le indicó.
Hermoso todo. El ambiente era cálido y acogedor, se le notaba la riqueza por todos lados…Debía seguir…
Seguramente deben costar toda una fortuna. Tocó disimuladamente la tela que lo cubría…. (¡Pura calidad!) Pensó mientras lo hacía.
La deslumbraba el lujo y el confort…
La presencia de ese “señor”…Pues era menester tolerarlo, ya que era su dueño.
- …Es fino su gusto…
- Estos muebles fueron traídos de Paris.
Y valen una fortuna.
Esa alfombra fue fabricada en el Medio Oriente y cada cuadro que usted ve…
Son originales pintores de fama mundial y muy cuantioso su precio…De los mejores artistas  que ha parido el mundo entero…Aunque usted no los crea…
- He podido apreciar su “refinado y muy buen gusto” y se ve que no escatima en gastos…
- ¡Qué bien que lo aprueba! Porque todo esto que usted ve…Es apenas una minucia.
Poseo: Aviones, avionetas, yates y barcos, los cuales en este preciso instante andan dándole la vuelta al mundo.
¡Y todo esto es mío!
…Y podrá ser de su hija…Claro si ella me acepta… - Le hizo la propuesta de una forma muy melindrosa, se estrujaba ambas manos en señal de completa satisfacción…
- ¿Desea tomar algo la doña…Quizás: Champagne? traído directamente desde la bodega en donde la produjeron…En Rusia…
O quizás prefiera un rico y aromático…
Café traído de Colombia, o de Nicaragua…
…Usted nada mas tiene que pedir por esa boquita y en el acto, se lo mando a traer.
O tiene alguna preferencia en especial.
La madre de mi futura esposa, será igualmente engalanada con lo mejor que consiga en el mundo entero.
- ¡Oh muy amable el señor! Me siento profundamente agraciada… (…Ya me está comenzando a caer bien este vejuco…)
Pero dígame…Por favor…
¿Qué espera de mí…?
- Que convenza a su hija, de que se una en matrimonio conmigo… Yo sabré recompensarla… - Abrió una gaveta de su escritorio y sacó un fajo inmenso de billetes con el precinto que colocan  los bancos y suavemente lo deslizó delante suyo…
En medio de los dos.
Al instante, ella se fijó en el enorme fajo de billetes, que nunca lo había visto (sus ojos se le agrandaron.) y mucho menos tan cerca…
Y que se lo estén ofreciendo… ¡Jamás!
- ¿Y esto para qué es…?
- …Un minúsculo “presente” que le estoy ofreciendo…
- Por eso, hasta me puede conseguir a mí misma… (¡Me canso!)
- ¿Dos por el precio de una…?
- …Bueno….Me agradaría “un poquito mas….”
De inmediato sacó dos fajos de igual tamaño y espesor, los colocó encima de su escritorio.
- ¿Para mí “solita”?
- …Si me acepta como “su yerno” claro….
- ¡Y como mi amante igual lo aceptaría! (¡Este “pedazo de hombrecillo” no me aguanta ni la arrancada!) – Sin pensárselo mucho, sacó dos fajos mas y se lo puso a su disposición.
- Siendo así de esa forma… ¡Ya mismo sería suya!
- …Pero además me interesa su hija…
- ¡También la tendrá! – Y diciendo esto, él le arrimó los cinco fajos de esa inmensa fortuna.
(Movía sus manos nerviosamente, se peinaba, se arreglaba su escote…Estaba inquieta e imprecisa en hablar o en actuar…La emoción la embargaba e inutilizaba…)
- Esto es apenas…Una entrada.
Porque después, todo podrá ser suyo…
Y de su hija.
Y si ella me da un heredero…
Todo le quedará a ella…
- ¡Hasta yo misma se lo puedo dar! – Se aventuró a afirmárselo, mientras tocaba toda esa inmensidad de dinero.
Él la observó con esos ojitos avaros y maliciosos. No estaba mal el negocio que estaba emprendiendo…
(Iba a ser el poseedor de tan bella e inocente chica…Una rebosante flor envuelta en su capullo…Hermosa…Delicada…Un excelente tesoro…No estaba mal   -pensaba melindrosamente-    a mis años…Mientras contemplaba la reacción de su futura… ¿Mujer…Suegra…? No tiene la menor importancia….) – Como excelente comerciante, comenzó a condicionar…
- …Pero y siempre hay un: Pero… - Arrastró con gravedad su propuesta, mientras seriamente la detallaba…
- ¿Qué sería…?
- Tiene que comprobarme que esa flor, no ha sido desflorada…
- Jamás hombre alguno la ha tocado.
¡Y ni un beso ha recibido!
De eso puedo dar garantía: ¡Yo!
¿Y por mí parte…? ¡Ya llevo tantos y tantos años que no “conozco” a un caballero…!
Que podría afirmarle…Que algo de señorita me queda…Por si le apetece…
- Por otro lado: No tengo tiempo para noviazgo alguno. Y si ella acepta, nos casaremos donde ella lo desee: En Paris, en Madrid, ¡en donde ella lo desee!
…Pero debe ser ¡rápido!
Ya estoy demasiado viejo, y mi tiempo es oro.
¡Y si me da el heredero que espero!
¡Las cubro a las dos con: Oro, perlas, diamantes y todo tipo de gemas preciosas!
Aparte de que será la heredera de toda mi inmensa fortuna.
¡Usted ni idea tiene del dinero y las posesiones que tengo en este mundo!
Consígamela para mí…Y yo, sabré ¡recompensarla! – Sus ya cansados ojillos le brillaron, y ella lo notó.
- Todos saldremos ganando…Hoy mismo se la comienzo a preparar…
A menos de que usted quiera apreciar mis encantos…Primero….Digo yo… - Y sin pensarlo mucho comenzó en franca coquetería.
El anciano, se levantó y encorvado como estaba…Abrió su caja fuerte y le indicó, llevándole un fino collar que brillaba en demasía…
- Si la cuestión va en buena disposición...
Acepte este “humilde” presente… - Ella encantada se levantó su cabellera, cerró sus ojos y esperó…
Su yerno, le colocó el collar y la invitó a que se viera en un espejo.
No pudo disimular un grito de emoción.
- …Allí hay mas… - Y la invitó a que tomara los aretes que le hacían su juego.
- (¡Qué bello y galante es! ¡Sabe agradar a una “dama”!)  …Le estoy muy agradecida por todos “estos presentes”
…Dicen que las gallinas viejas, damos un muy buen caldo… - Él se hizo el que no la oyó.
- Ya habrá tiempo para probar ese caldo. Primero lo primero…Consígamela…
Y todo eso será suyo…
- …Y… ¿Me lo podré llevar todo hoy mismo…?
- Claro. Llamaré a mi chofer, para que la devuelva a su casa. Hoy mismo en la tarde, debe llamarme a este número… - Y le extendió su propia tarjeta de presentación y en donde resaltaba: “J.M.”
Como pudo se hizo de los cinco grandes paquetes y al ver que estaban muy grandes, se quedó un instante dubitativa…
El magnate aprovechó y al instante le dio un fino bolso traído de quién sabe dónde, pero se veía a leguas que era de cuero fino y olía a nuevo...
En el acto lo aceptó y todo adentro lo metió…Incluyendo las joyas…
- Ya sabe, que yo misma estoy también dispuesta…
- Primero su hija…
- Aunque si el señor lo desea…Puede incluirme, cuando a bien lo tenga… - Se abrieron las puertas del ascensor y el yerno le dio la mano y le dijo…
- Todo es posible. Y ya sabe, llámeme antes de las cinco de la tarde de hoy, para que nos casemos… ¡Mañana mismo! – La matrona le estrechó sus dos manos y se despidió.
- ¡Cuente con eso! ¡Le aseguro “la mano” de mí hija! – Y en el trayecto del recorrido del ascensor, ya no contemplaba esa hermosa ciudad, que tanto amaba…Atesoraba mas…
Sus ojos iban brillantes, radiantes…
Se veía a sí misma forrada en toda esa inmensa fortuna.
- ¡Al fin…La Diosa fortuna se acordó de mí…!
Viajando en aviones o en buques…No importa.
Un enorme horizonte se le abría ante sí…
Y no era para nada despreciable…No señor.












© Bernardo Enrique López Baltodano 2015