Algo en mí me instaba a tocarlo, como para comprobármelo yo mismo, pero una fuerza superior me detuvo en seco. Y finalmente obedecí.
(…Esto debe ser una trampa…Debe ser. ¡No entiendo nada! ¿Qué estará pasando…?)
Y no lo pude creer… ¡Hacía unos momentos no estaba así! Y en verdad, no me acuerdo bien…pero con toda seguridad, que así no estaba.
¿Qué demonios está pasando aquí?
Me están cambiando el mundo…Y no me di cuenta… ¿Hasta este momento?
¿Quién o qué?
Todo me olía a conspiración.  Todos los elementos se alineaban para embromarme.
¿Pero…Por qué a mí? ¿Qué les estaba haciendo?
¡Tan solo quería ver una película…No podía dormir!
¿Y qué hay de malo en esto?
Lo único cierto, es que ya estaba imbuido en algo extraño y ajeno a mí. Debía afrontarlo.
No tenía más remedio. Miré a través de la ventana del baño hacía afuera. Usualmente se veía las luces de la casa de al lado, distante a tan solo…dos o tres metros…
Pero para mí sorpresa… ¡No había nada! Solo esa sensación de lejanía. De abandono.
Sin embargo sorprendido, fijé mi atención hacía la dirección que dentro de mí, estaba segurísimo de que estaba la casa vecina.
Pero no pude distinguirla, me sentí como si estuviese en un barco en pleno mar y en una de esas noches cerrada y sin luna ni estrellas.
Solo inestabilidad y de zozobra.
¡Y para colmo ni una leve brisita…Nada!
(No me estoy sintiendo nada bien. Esto me tiene al borde de mi propio abismo.
Como si tuviese ganas de vomitar. De excretar todo esto.
Un nudo en la garganta que me hace sentir con ganas de…vomitar
¿Vomitar? Si expulsar lo que me incomoda…Que es casi todo esto.
¿Qué es esto? ¿Qué me está pasando?
Todo mi piso pareciese que estuviese desmoronándose…no más bien…Como deslizándose…Sí, como que estoy en el mar…Y  todo está en un  horrible vaivén…)
¡Qué desagradable es en lo que estoy envuelto!
¡No es mi deseo estar aquí! ¡No, quiero huir, deslizarme, abandonar todo esto!
Ansioso busco una puerta de salida. ¿Pero en dónde está? No la veo por ninguna parte.
Es preciso huir de este pesado ambiente. Es altamente nocivo para mi salud.
Me desespero. Me exaspero. Todo me parece pegajoso. Absorbente.
Es muy degradante y siento que me desgarra.
Me siento ínfimo. Degradado en mi propio ser y estar.
Quedo allí. Como si fuese parte del decorado. Sabiendo que no lo soy.
¡Pero es que soy un ser vivo!  Por lo menos eso es lo que ¡yo proclamo!
¡No puedo seguir aquí!
Veo a lo lejos una vibración. Pienso que así sea, es lo que creo.
No es blanca. Tampoco es color claro. Es indefinición total.
Es más bien oscura. Su pasear se me asemeja al paso de una oruga.
- ¡Apesta! -  Me digo en lo más profundo de mí.
- ¡Repudio todo esto, en su totalidad!
No quiero que me oiga, no vaya a ser que se vuelva en mí contra.
¿Y ahora qué será de mí?
Me quedo como en una nebulosa, nunca he estado allí, pero presiento que  así sea.            No estoy seguro ya de nada. Ni siquiera de mí mismo. ¡Qué caos, que bochorno!
Hasta mis pensamientos me obnubilan. No me reconozco en nada.
¿Por qué; de qué otra forma lo puedo describir?
Siento que aún estoy en mí cuerpo. Pero estoy consciente de que no lo estoy gobernando.
Más bien me siento como que si alguien más ha usurpado mi propio espacio.
Pero… ¿El cómo es lo que mas me angustia?
¿Cómo poder definir una atrofia? ¿Con qué vocabulario?
Estoy extraviado en mis propias elucubraciones, en mis sin razones y en mi propia atrofia.
Al parecer se me están deteriorando mis neuronas. Y no se si las pueda “revivir” ahora.
Ya que no logro estar al tanto de nada. Ni de nadie, ni de mí mismo siquiera.
Y lo que se desliza en mí…Lo hace con todo mi entorno.
Ya no me siento seguro ni de mí mismo. Todo es irreversible por lo menos, así lo siento.
¡Qué horrible es todo esto! ¡Me molesta el perder el control!
¿Será cierto que me están desalojando de mí propio ser? 
A estas alturas ya no me altera los cambios a mí alrededor.
Han pasado a un segundo o mejor dicho… ¡Poco me importa!
Me estoy comenzando a perturbar, al sentir que mi propia esencia; está como a varios pasos de mí…Y no puedo emparejarme a ello.
Es decir, no tengo injerencia ya allí. Estoy desposeído de mí ser.
Soy como una especie de “observador”  pero lo que me extraña es que no me puedo ver desde lejos; aún estoy adentro, aunque en verdad… ¡Nada sé ya!
No siento dolor. No me perturba la inacción.
Aunque sí  que me preocupa esta especie de inmovilismo en que me encuentro sumergido.
Quiero moverme. Aunque no siento necesidad alguna. ¿Complejo todo esto, verdad?
Salir de ese estado en que me encuentro. O mejor quedarme allí.
Intento mover mis manos; pretendiendo darme unas cuantas cachetadas, para despabilarme y luego salir corriendo a toda carrera de este absurdo en que me encuentro sumergido.
Algo me susurra o me dice, o me lo hace saber; ¡Te están espiando! ¡No te pierden pisada! Ya mi estado de “alerta máxima”  me está doliendo. Intento quitarme esas toneladas de modorra que han inundado mi cuerpo. Y no siento que pueda triunfar en este empeño.
- ¡Siento como si millones de cuerdas invisibles y poderosas me están atenazando!

(En mi visión interna, me asemejo a aquel hombre que en su andar por el mundo, se topa con un mundo imaginario en dónde él es un gigante y en dónde toda la población aterrada por él, lo logran someter. Amarrándolo con millones y millones de cuerdas tan ínfimas, que no podía verlos…Pero que a la final… ¡Lo someten! ¡Así mismo me estaba sintiendo!                      ¡Qué humillación, qué desacierto!)














“Conversaciones con don Carmelo”
Viernes; 25 de abril del 2.014.-

- ¡Hasta que al fin! Pero cuando ya se había percatado… Ya su “adorada” perrita, seguramente que ya había perdido: ¡su virginidad!
¿Qué mas podía hacer?
- ¡Qué bárbara! ¿Y no se percató del escándalo de todos los perros? – Protesté ante la veracidad de este relato.
Me asombraba el que no diese cuenta, no podía creerlo.
¡Así sería el “chisme” entre esas dos!
En verdad no podía entenderlo, ya que ni siquiera ¿vio a la manada de caninos a su alrededor?
- Pues ni ¡cuenta se dio!
El caso es que se llenó de ira y en vez de agarrarlo con ella misma, porque jamás le prestó atención alguna ni ella ni su chismosa amiga.
¿Sabes con quién la agarró?
¿…A ver: Adivina adivinador, con quién?
- ¿Y con quién…Con usted?
- ¡Así fue! Y comenzó a pelear conmigo.
Y yo le respondí:
¡Mire mi doñita…Yo tengo cinco hijas!
¡Cinco!
Y siempre he estado pendiente de ellas.
Porque no me gustaría que le hagan “sus cositas”, pero ¿qué puedo hacer? ¡Nada puedo hacer!
¿Y usted cree que le voy a estar cuidando el rabo a su perrita?
¿Y por qué no se lo cuidó usted misma?
Y si usted sabe que está en su “periodo”
¿Por qué no le puso una pantaleta, un pañal o un trapo!
¿Por qué viene a agredirme a mí, qué culpa tengo yo en todo eso? –Pero era gracioso ver a la pobre perrita colgando de ese perro mas grande que ella.
¡Ji, ji, ji, ji!

¡Cosas de esta vida! ¿Cierto?- Al preguntar esto, no esperó respuesta alguna.






“Después de mí… ¡Nadie mas!”
Viernes; 25 de abril del 2.014.-


- …Bueno, lo de lo demás tienes razón…Honrado…Serio…Trabajador…
- ¿No soy un partido, acaso?
- Los hay mejores…
- ¿Mejores  que yo…Como Román?
 - ¡Ésa es una rata pelúa! ¡Que asco!
- ¿Y qué tiene él…Mejor que yo…? – Comenzó a modelar de una forma burda.
Su panza se mecía de un lado hacia el otro.
- ¡Ay Migue! Hay muchas clases de “Belleza Masculina”…
- Además recuerda ese proverbio ya muy viejo que dice: “El hombre es como el  oso…Mientras más feo, es más hermoso. ¿Acaso ya lo olvidaste?
- No. No lo he olvidado.
- ¿Y entonces…Qué me dices ahora?
- …Bueno…Lo que te puedo decir es:
 En primer lugar: Nunca te olvides, del por qué estamos aquí…
- ¡Ay carrizo! Sí, ya me recordé. ¡Qué bruto he sido!
- Y en Segundo lugar:
¡Tú no eres Román! Tú eres todo un hombre…En todo el sentido de la palabra.
Ojala  ése tipo, tuviera aunque sea una décima parte del Valor Moral que tú tienes.
Y es que no te llega ni a la uña de tu pie. ¡Tú eres un Gran Hombre!
- ¿…De verdad…Lo crees?
- ¡Al cien por ciento!  …La  mujer que descubra  esos Valores que en ti… ¡Sobran!
- Ay mija…Ustedes las mujeres prefieren a los Romanes como ése, que lo que ven en mí.
- ¡Es lamentable…Pero tienes toda la razón!
- La mayor parte de ustedes se van es por las “Apariencias”, por “El billete”
- Es cierto.
- Por esa razón, es que hay tantas desgracias. Hogares destruidos.
Y por qué crees, que esa mujer tan linda y bella, la que estaba allá mismo en la sala de recepción…
¿Te recuerdas?
- ¡Y cómo no recordarme! Pero ella se fue con él, porque quedó deslumbrada. Román es todo un atraco y a mano armada. Es bello, elegante, con ese porte de “Macho” que a muchas mujeres nos subyuga.
Se le nota el billete que tiene por todas partes.
Lo ostenta.
Y tremenda Nave que tiene. ¡Sin lugar a dudas, las vuelve loquitas!
- ¡…Hasta a ti, te carga de rollitos!  …Estás haciendo “Pucheritos por él”
- ¿Se me nota?
- Más o menos…Cómo a unos  cien kilómetros de distancia.
- ¡Pero jamás voy a caer en sus redes! ¡Es más…Lo detesto!
- …Sí claro…Se te nota a leguas…
- ¡Es cierto! Muchas de nosotras pensamos por donde orinamos.

Y nos llevamos por simples apariencias. ¿Tú crees que soy tan bruta…? 








“Crónica”
Jueves; 24 de abril del 2.014.-

     En horas de la mañana mandé a parar un “carrito por puesto” (Del transporte público son carros de cinco pasajeros) me monté y pude apreciar que adelante iban dos pasajeras y a mi lado (atrás) iba un joven que venía escuchando con un audífono (Me imagino que venía escuchando música) y fue cuando pude poner atención a lo que venía expresando el chofer a sus pasajeros…
- Subiendo hacía los lados del  Panamericano todos mis pasajeros se bajaron en La Curva y solamente quedaron dos pasajeros (Un guajirito y un catire) dos muchachos jóvenes.
El indígena iba adelante y el otro atrás.
Y ¿Qué me iba a imaginar? que de repente el guajirito me sacó un revólver y me lo puso en mis costillas y me dijo: ¡Esto es un atraco! ¡Dame todo tu dinero ya! 
Yo me quedé asombrado, por cuanto ellos mismos venían desde la parada allá en el centro de Maracaibo.
¡Y fueron los que me quitaron lo poquito que había hecho hoy! – Contemplé al joven trabajador del volante y me quedé analizando lo siguiente:
El carro era todo remendado. Un Dodge que con toda seguridad, tuvo su época gloriosa, pero que cuarenta años después aún lo siguen explotando.
Las puertas todas dañadas, sin vidrios.
No se precisar con fidelidad: ¿Cuál sería su color original?
Y sentí mucha lástima, no entiendo como el hampa común se ha dedicado a este tipo de delitos y viéndole comencé a analizar: ¿Cuánto podrá valer esta chatarra?
-  …Lo que me robaron les va a durar muy poco…Ya van a ver. ¡Poco le va a durar!
…Pero lo que mas me dolió; fue que me robaron mi licencia de conducir, mi cédula…Y yo les dije: ¡Chamo déjame mis documentos, por favor!
…Pero esos perros ¡no quisieron!
Y ahora ando: Indocumentado.
…Ojala no me detengan los fiscales, ni los policías… ¿Por qué que mas puedo hacer?
…Lo que me terminaría de “acabar con mi vida” es que me detengan a mí y a este carro que no es mío.
¡Y tengo que pagar el “diario” a como de lugar!
Porque al dueño no le interesa nada: ¡Mi diario, págame o te quito el carro!
…Yo me repongo. ¡No importa!
Tendré que trabajar mas, porque tengo que pagar el diario…
…Pero no importa. Trabajo mas…
…Me tocará eso… ¡Pero aunque sea llevo cien bolívares!
Mis hijos, solo pensaba en ellos en el momento en que me estaban atracando.
…Y yo le pedí a Dios por mí vida, ya que creí que me iban a liquidar.
Me apuntaron con un arma de fuego.
Y el que estaba atrás me sujetó por el cuello, y no me dejaba moverme.
…Bueno tendré que reponer lo que me robaron. Yo me levanto.
¡Pobre mis hijos, ellos son los que tienen que pagar los platos rotos!
¡Desgraciados…Pero yo les vi la cara a los dos chamos! – Lamenté su desgracia y pensando en que actualmente hay operativo permanente le pregunté…
- Y… ¿Todo ese operativo de Guardia Nacional y de policías…? – Me miró y sonriéndome me respondió…
- …Ellos no están para protegernos del hampa…
- ¿Y para qué ese operativo?
- Por el problema con los estudiantes, por las guarimbas…
Por eso es que están rondando por toda la ciudad. 
Transcurrí en su vehículo hasta que me llegó mi turno y durante todo el trayecto pude ser testigo de que el hombre se daba a cada rato (él mismo.) ánimo, para seguir laborando en medio de este calor tan bestial.
A mí manera de ver, me solidaricé con este pobre hombre de origen humilde que se negaba sistemáticamente
Continué con mí transitar.
Pero en horas de la tarde, me llamó mi hijo que vive en Punto Fijo – edo. Falcón y me dijo:
- ¡Padre me atracaron!
- ¿Quééé? – Quedé en una sola pieza.
También atracaron a mi hijo.
¡Dios Mío! ¿Qué maldad hemos hecho para recibir este castigo?
¡Ampáranos del Mal Dios Santo y Poderoso!
Y por lo que me relató, fue muy parecido.
Los ladrones lo despojaron de su cartera y aunque le suplicó que le dejaran su documentación, estos se negaron.
Estuvieron a punto de robarle también su carro, y en vista de que no pudieron, le robaron su celular y se dieron a la fuga.
Es muy triste la actual indefensión en que nos encontramos todos los habitantes de este país: Venezuela.
¿Quién no ha sido: Robado, atracado o secuestrado?
Mi compadre sufrió un secuestro en la persona de su sobrina.
¡Ocho días padeció esa muchacha!
¡Una comida al día le daban, sin poderse bañar!
Y mi compadre con tristeza me narró las vicisitudes en que se vio sometida toda su familia. ¡Qué tristeza!
Nuestra seguridad está en un hilo muy fino.
Casi imperceptible.
Gente de pueblo, robando a los que estamos laborando, para ¿quitarnos qué? 
¿Por cuatro centavos…?  ¡…Sí cuatro centavos!
Pero lo mas asombroso es ver a cada rato y en las principales ciudades motorizados uniformados…
Y esas camionetas tan bellas y lujosas, con sus vidrios con papel ahumado (Nada se puede ver para adentro, en su cabina.) y con los emblemas que los identifican como cuerpos represivos del estado.
Pero no están para la vigilancia y custodia de nosotros los ciudadanos.
…Entre esta criminal inflación…
…Esta inseguridad…
¿Cuánto costará nuestra propia existencia?
¿Cuánto?
¡Qué El Buen Dios, nos agarre confesados!
¡Señor Bendice a este pueblo que a pesar de todo, sigue optimista!

Que sus muchas bendiciones, nos sigan protegiendo ¡día a día!








“Conversaciones con don Carmelo”
Jueves 24 de abril de 2014.-
El caso es que uno de los tantos…Y que la venía siguiendo ¡quién sabe desde donde!
(Seguramente que fue el elegido por ella, ya que le levantó su cola…)
¡La montó! Y en todo el forcejeo… ¿Nunca has presenciado esa “escena”? ¿No?
…No te la recomiendo. Como tampoco es prudente que uno esté muy cerca –yo me encontraba a unos quince metros- y la loca esa –su dueña- la tenía a…
¿Un metro o quizás…Dos?
El largo de la cadena que la llevaba, no se precisar con exactitud cuanto fue.
(Era muy gracioso verlos. El macho era mas del doble de su tamaño y de peso –por supuesto- y le daba y ¡daba!)
- ¿No se daba cuenta? – Intervine ansioso pensando nada mas en la reacción de su dueña y el anciano que ya estaba “muerto de la risa” nuevamente se inclinaba y pateaba de la emoción el piso; me hizo señas de que me esperara.
A los pocos minutos, se irguió nuevamente y ya con su pañuelo en sus ojos y en su otra mano: su lente…
- ¡Ya vas a ver! – Y procedió a limpiarse sus cuantiosas lágrimas y a secar sus empañados cristales, se colocó sus gafas y guardó su pañuelo y tomando nuevamente aliento, prosiguió…
- ¡Hasta que al fin! Pero cuando ya se había percatado… Ya su “adorada” perrita, seguramente que ya había perdido: ¡su virginidad!
¿Qué mas podía hacer?
- ¡Qué bárbara! ¿Y no se percató del escándalo de todos los perros? – Protesté ante la veracidad de este relato. Me asombraba el que no diese cuenta, no podía creerlo. ¡Así sería el “chisme” entre esas dos!

En verdad no podía entenderlo, ya que ni siquiera ¿vio a la manada de caninos a su alrededor?