- ¿No me irás a morder…verdad? ¿Me harías eso a mí…yo que tanto te he cuidado…lo harías? ¡Sí que me lo haría ésta condenada hembra!  - Entendí que ya no cabía ningún dialogo. Los gruñidos eran acompasados y en dos tonos de cólera…el de él y el de ella. Estaba frito. Poco podría hacer para salvarme… ¡Se me ocurrió una brillante idea!
- ¡Amooooooooooooooooooooooorrrrrrrrrrr! ¿Aún duermes?  …Ven a salvar a tu maridito…estas dos fieras se lo quieren cenar… ¡Ayúdame por favor!!!
¡Ammmooooooooooooooooooorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr…Auxiliooooooooooooooooooo!
Pero a pesar de que prácticamente estaba pegando alaridos…la puerta seguía igual…no prendía ninguna luz…no daba muestras de aparecer.
¿Y ahora qué será de mí vida? ¿Qué podía hacer en esta cruel encrucijada?
¿Y por qué a mí, me pasan estas cosas? ¿Será que alguien me quiere destruir?  …Porque si eso es lo que pretender hacer conmigo… ¡lo está logrando!

III
“…Cuando nada bueno se aparece ante nosotros…”
Aún sigo con vida. Por lo menos estoy completo (Hasta ahora…y no sé hasta cuando… ¡Qué vida la que me estoy gastando!)
Haciendo mis análisis lo más violentamente posible; pero no con ello con rigurosidad y con toda la meticulosidad que las circunstancias me lo están permitiendo, ya estoy llegando a una sola conclusión: ¡Mi vida está en peligro…o por lo menos mi propia integridad!
¡Pero bueno, ya basta de rodeos! Es preciso recapitular con toda la precisión que mi momento me está apremiando y lo resumo así:
En primer lugar: No he logrado salir de mi natural asombro; sigo sin comprender, ni mucho entender o por lo menos explicármelo a mí mismo. Ya que si estaba en la comodidad de mi hogar, en una hora alta de esta linda y refrescante noche, oscura por lo que me estoy dando cuenta… ¿Cómo es posible que me encuentre en tremendo lance?
En segundo lugar: Y a lo mejor es primero que el anterior…pero; el por qué este par de enajenados mentales…y me refiero a mis “muy queridas mascotas” se me hayan volteado así, de esta forma tan cruel e inhumana… ¡Es qué no salgo de mi perplejidad!
En tercer lugar: O quizás debí empezar por éste y no por lo que ya lo hice… ¿Pero qué estoy haciendo en este preciso instante? Yo estaba viendo mi tv, una peliculita de…de…ya ni me recuerdo… ¡Estoy fatigándome con todo este desbarajuste!
(Quisiera ser más dogmático pero…la realidad es más fuerte que mis elucubraciones…y me está dando la impresión que cuando pronuncio palabras…cómo que me las oyen…creo que es más prudente que calle.
Me siento más seguro, así en silencio. Yo mismo no me puedo negar…ni traicionar…en cambio cuando hablo como que me escuchan.
¿Será que tengo a alguien cerca que al escucharme corre a chismearle a mis enemigos?
Esta loca desgraciada me sigue mirando con muy feos ojos…hasta me está dando la impresión de que ha doblado su tamaño.
¿Será posible esto…?
¡Hasta ese enano inútil! Hasta se me antoja que le está llegando al lomo…
¿Cómo podrán lograrlo?
El cómo no es lo que me está preocupando más. Si no el cuándo se lancen en mí contra…
¡Santo Dios! ¿Y no podré contar con un alma caritativa?)
No pudo terminar en sus análisis, la rapidez con que se desarrollaron los acontecimientos no se lo permitió.
La  loca  perra se sintió envalentonada, al parecer estaba como poseída y en un rasgo de increíble valentía se le presentó en un violento ataque…Nuestro distraído noctámbulo tuvo que echar un salto hacia atrás de más o menos unos tres metros… ¡casi reventó la pared de la cerca! 
Ya que su espalda chocó con distorsionada violencia produciendo muchos ecos de retumbe.
Angustiado no sintió tanto el golpe…sino que ya sus dos muy queridas mascotas, ya estaban en plan de ataque reductivo. 
Pronto pudo visualizar una jauría que detrás y a sus lados, acompasaban a sus depredadores.





“Celada”



- Ven mi amor, acompáñame a la consulta que tendré con mi doctor. No puede ser que yo esté todo el tiempo sola.
Para todo lo tengo que hacer siempre sola. ¡No lo acepto mas!
¿Vendrás conmigo, plis? - Josefa miraba a su marido José, con esa típica mirada que le hacía cada vez que quería que este hiciera lo que ella misma le pedía.
- ¿Pero qué voy a hacer allí?
- Acompañarme. Darme tu respaldo. Tú eres mi esposo, y pienso que tu presencia me va a dar mas ímpetu. Anda no seas malo y no me niegues este mi deseo. – Su marido la miró, sin decirle palabra alguna.
En verdad, él pensó que nada podría perder. Aunque tenía labores que ejecutar, pero sin embargo podía aplazarlos o sencillamente, no hacerlos.
Analizó muy bien, y a la final le indicó…
- Bueno, esta bien. Estaré presente. – Observó a la masa de personas que al igual que ellos, estaban esperando a que se apersonara el galeno.
- …No hay mucha gente que digamos… - Opinó sobre su medio ambiente, ella paseó su mirada por sobre el grueso de personas allí reunidas.
- Lo que pasa es que hay esa cantidad grande de personas, pero cada uno vendrá a una especialización distinta.
- Menos mal. ¿Por qué te imaginas, si todos vamos al mismo especialista?
- Si mi Rey. ¿Entrarás conmigo? ¡Tú nunca me acompañas! Siempre tengo que hacerlo yo sola, como si no tuviera marido. Últimamente me estoy haciendo la siguiente pregunta:
¿Para qué estoy casada? ¿Para qué…? ¡Siempre sola…Como el viento!
Como si fuese una mujer abandonada por su marido…
No me abandones mas, ¡te lo pido por favor!
- No te estoy abandonando, aquí estoy a tu lado.
- Si, pero nunca quieres entrar conmigo. Y yo sola me he tenido que enfrentar a todos.
- ¿Sola? ¿Y yo, qué?
- Tú eres mi hombre. Tú tienes que defenderme siempre.
- Y lo hago.
- Te quedas afuera. No entras conmigo. ¿Y para qué me casé? ¡No tengo quién me represente!
¿Dónde está mi hombre? ¡Atrás, rezagado!
Y es entonces cuando yo siempre me he preguntado: ¿Para qué tengo a mi macho?
¿Para qué? Dime…
- OK. OK. Ya te dije que voy a entrar.
- ¿No crees que esto me avergüenza?
- ¿Qué?
- Todas mis amigas, me cuentan que siempre las representan sus maridos.
- …Pero qué: ¿Van a un conflicto?
- No van solas. – Su señora estaba realmente muy molesta.
- Siempre tienen a su hombre al frente, defendiéndolas siempre.
Como debe ser.
En cambio, en mi caso…Siempre sola.
¡Esto me avergüenza! ¡No puede ser!
¡Tú debes acompañarme siempre a todo!
- ¿Y mi trabajo? ¿Qué debo hacer?
¿Abandonar siempre mi trabajo, por acompañarte a todo?
- Hay tiempo para todo. Además, ¿Qué es mas importante para ti…
Tu trabajo o lo que me pueda pasar a mí…?
- Y yo me pregunto –en este momento precisamente- ¿Qué malo te puede suceder…?
Si vas a una consulta con tu medico.
¿Qué maldad puede haber encerrado por allí…o por algún otro “nefasto” lado…?
¿Te da miedo atravesar…una calle o hablar por ti misma?
¿Qué maligno puede haber allí?
Es una consulta médica. No vas a un Tribunal de la República.
No vas a un “enfrentamiento” con los Poderes del Estado.
- ¡Para ti, lo único importante es que se trata de tu esposa!
¡Tú tienes que dejar abandonado todo, para estar al lado de tu esposa!
¿Hay algo mas importante acaso?
- Bueno, se supone que yo debo trabajar para poder mantener a mi familia.
Y se supone que debo hacerle frente a todo lo referente a mi familia…
- Nada hay mas importante para ti: ¡Yo soy tú esposita!
Y cuando esté en la calle…Debo estar siempre protegida…
¿Y por quién mas?
- Entiendo. Entiendo que mi trabajo en este caso – muy especifico- no tiene importancia alguna, por lo menos para tí.
…Pero siempre me estás pidiendo dinero… ¿Y en dónde lo podré conseguir…?
¡Tengo que trabajar, producir!
- En tu trabajo, tienen que entender, que eres tú y nadie mas que tú, quien siempre tiene que darme la seguridad necesaria.
- …Pero si solamente vas a una consulta médica. Mas nada.
- ¡Adonde yo vaya, tú tienes que seguirme! ¡Para eso eres mi esposo!
- Que buena broma me he echado yo. Ya te dije que entraré contigo.
Me aburriré como una ostra. Bueno OK, ya te dije que lo voy a hacer. Ya calmate.
- ¿Qué me calme? – Ella lo miró con mirada que presagiaban cantidades inmensas de lágrimas. Y él comprendiéndola, trató de minimizar los efectos de esa temprana discusión.
Le tomó la mano y la fue jalando a su cuerpo, para luego darle un cálido abrazo.
Y así se mantuvieron por unos espacios de segundos.
A su alrededor, decenas de hombres y mujeres, con papeles en sus manos, buscaban las direcciones exactas del consultorio al cual debían visitar.
La mañana estaba calurosa, a pesar de que soplaba viento.
El aire acondicionado que salía de los despachos refrescaban mas que nada a los que estaban aledaños a sus entradas.
El resto de los espacios, se ventilaban gracias a que los corredores eran amplios y muchos espacios vacíos.
A cada lado de los pasillos, se destacan jardines muy floridos, ¡qué bello, exótico, increíble!
con unas cercas de aproximadamente un metro de altura y los cuales podían servir de asientos ocasionales, en caso de que fuesen innumerables personas.
Pero en este caso especifico, se notaba una gran cantidad de pacientes y familiares que los acompañaban, pero aún así se notaba cierta holgura.
Las enfermeras iban llegando, y esta era una buena señal.
Ya que les indicaba que detrás vendrían los diferentes galenos.
Cada quien se fue ubicando lo mas cerca posible de cada consultorio, en la espera de que en cuanto se acomodaran mejor las asistentes médicas, pues procederían a llamar por orden de llegada.
- Me siento muy satisfecha. – Pensó en voz alta, ella mientras miraba su entorno.
- Qué bueno.
- Ni siquiera te puedes imaginar lo feliz que me siento, al saber que ya no estaré sola con el especialista. – Ambos guardaron silencio.
Estaban en la espera de que apareciese la dichosa enfermera, pero en su caso, aún no daba muestra de aparecerse por allí.
- ¿Usted sabe dónde queda el consultorio de Obstetricia? – Le preguntó una angustiada señora a Josefa, esta comenzó a mirar hacia los distintos consultorios en la espera de poder precisar con exactitud cual era y en dónde se encontraba.
Al chequear a todos lados, finalmente le respondió…
- No señora. Y me disculpa, pero yo también soy nueva aquí. No se en verdad…
¿Por qué no le pregunta a la enfermera que está allá…La ve?
- ¡Ah sí…Gracias!
- Vaya, vaya que con toda seguridad, ella sabrá mejor que nosotros. – Le concedió a manera de despedida José.
La susodicha, miró y hacía allá se dirigió con sus carpetas en una de sus manos y en la otra su cartera.
- ¿Te estás fijando? – Josefa le pregunta a su marido, señalando a la mujer que iba sola.
- ¿Y…Qué se supone que deba fijarme?
- ¿No te da vergüenza? ¡Tú pobre mujercita, va casi siempre como lo va esa pobre señora!
¡Sola siempre! ¡Sola para todo y todos!
Como si no tuviera ni esposo, ni compañero. ¡Siempre sola!
¿Hasta cuando? ¡No lo acepto mas!
- ¿Vas a seguir con “esa melodía”?
- Si porque algún día entenderás que esto no es justo.
- ¿Y qué no es justo? ¿No te dije que voy a entrar?
- Si pero…
- ¿Pero qué? El gato solo tiene cuatro patas.
¿Por qué insiste en seguir buscándole mas patas?
No sigas buscando lo que no se ha perdido…
- ¿Perdido? Y no me vas a negar que tú nunca me quieras acompañar.
¡Nunca me acompañas! ¡Nunca!
- Recuerda que también trabajo.
- ¡Por supuesto que tienes que trabajar!  …Y ni te creas que yo te voy a mantener…
Mas importante debería ser: ¡Yo! Y no hay nada mas importante para ti.
¡Yo y solamente yo, que para eso soy tu esposita!
¿…O es que no me consideras “tu esposita”?
- …Amor con hambre: No dura.
- ¿Si? ¿Y quién te lava siempre tu ropa? ¡Quién está limpiando siempre tú casa?
¿…Y quién es la que siempre está pendiente de ti…?
…De tus pantuflas en cuanto llegas…
- Tú.
- ¿Y quién te hace tú comida?

- Tú.




 "Asechanzas"
Uno de mis perros apareció de pronto, era el machito. A pesar que lo reconocí, no surgió ningún sentimiento de entusiasmo al verlo y mucho menos, cuando comenzó a gruñirme. Casi al instante hizo su aparición la perra, mucho más grande que él. Al instante ya no era uno solo, ahora eran los dos caninos que me gruñían y me mostraban toda su dentadura. Estaban coléricos conmigo.
En ese momento yo me pregunté: ¿Será que no me reconocen?  …Pero por qué… ¿No me están viendo…?  ¡Soy yo…su dueño! El que día a día les prepara su comida y se las sirve.
¿Acaso he venido con el cuerpo de otro?  ¡Shhh cállense! ¿No ven quién soy yo? ¡Soy yo…su dueño! ¡Bestias estúpidas…silencio! – Pero lejos de amedrentarlos, más bien se encolerizaban más y más.
Algo me decía con suma insistencia: ¡Los están azuzando en tú contra!
…Y yo me preguntaba: Si… ¿pero quién? No logro ver a nadie más. Pero lo que si era cierto, es que  se estaban envalentonando más y más. ¡Hasta llegué a temer por mi integridad física!
Y allí estábamos los tres… Ellos dos…los imbéciles de mis mascotas indefensas…atacándome sin ningún miramiento ni respeto hacia la figura de su amo. Me desconocían olímpicamente. Intenté gritarles…pero no logré reconocer ni mi voz y ni siquiera si lo había logrado hacer. Mi desnudez me ponía en desventaja. Pronto  la fría noche hizo mella en mí cuerpo. Quise entrar en calor… ¡Pero es que estos dos…! Ya me estaban fastidiándome demasiado.
Me moví a la izquierda…allí me atacaban. Y si lo hacía en sentido contrario…me di cuenta, que se turnaban, me daba la impresión de que se comunicaban entre sí. Aún no pude constatar este hecho, pero se movían con total comprensión uno del otro. Y hasta me llegué a preguntarme: ¿Pero cómo lo harán…? No oigo que se hablen entre ellos. Tan solo se miran, quizás por el rabito del ojo o quizás se siente uno a otro, no lo sé a ciencia cierta…pero así era cómo estaba ocurriendo.
Por supuesto que me sentía en desventaja…ya que en los hechos así estaba pasando.
- ¡Cállate pedazo de loca! – Algo la estaba haciendo una fiera. Estaba desatada, sus ojos que antes me parecían tiernos y tranquilos, ahora estaban inyectados en severa sangre. Ciertamente que estaba muy enojada. Intenté cambiar de estrategia…pero el perrito adivinando mis pensamientos, se abalanzaba por su lado. No supe qué hacer. Ya la situación se me estaba escapando de mis manos y temía que en cualquier instante ambos se abalanzaran sin misericordia en mí contra.
Miré instintivamente hacia los lados, como suponiendo que tendría que salir corriendo…pero ese condenado animal como que se adelantaba a mis pensamientos. La mirada de la perra se enfocaba en primer ángulo hacía mi cuerpo, pero entendí que también vigilaba algo o a alguien más aparte de mí. No supe descifrar este pequeño misterio. Más me angustiaba el posible daño que me pudiera ocasionar.
Los acontecimientos se atropellaban en mi cerebro. Quería hacer muchas cosas como por ejemplo, escalar de un solo salto los casi dos metros que mide esa cerca…el problema es que estaba a más de un metro de separación; por otro lado ambos canes, se intercambiaban de posición adelantándose a mis premoniciones e interponiéndose hábilmente a mis planes.
Otra cosa que anhelaba hacer, era salir volando de allí. Pero algo me llamaba a la realidad…no lo podía lograr…
Ya no me sentía tan ágil y transparente como cuando estaba atravesando ese cuerpo tan duro e inerte, como eran los más treinta centímetros de esa pared, en medio de cabillas, cemento y tierra.
Así fueron transcurriendo eternas horas…por lo menos eso era lo que me agitaba…el no poder patearlos…el no poder hacerme obedecer… ¡Animales brutos! ¿No me reconocen? ¿Soy yo? …El que te prepara tu comidita todos los días y además te la sirvo… ¡Malagradecidos malayos!
Pero no me entendían nada. Estaban enceguecidos. Busqué con mi mirada…un palo…una piedra…un mecate…algo que me sirviera para defenderme de estas dos fieras…pero se alejaban de mi alcance. ¡Nada tenía al alcance de mi mano!
Atrás de mis atacantes…estaban…un palo de escoba…pero como a tres metros… ¿Y cómo podía saltar encima de estos? Y lo peor es que los condenados, volvieron sus rostros y vieron el armamento…y cerraron fila. Uno al lado del otro.
¿Y cómo podía llegar allí?
Hice como si alguien más peligroso que yo hubiese llegado…pero fracasé. No me hicieron caso y su atención seguía concentrada en mí.
Ya estaban ladrando a todo dar. Pronto sus pares vecinos, se unieron a la cacería. Escuchaba el grueso golpe de los vecinos quienes se estrellaban en la cerca. ¡Menos mal qué no pueden saltarla! Me dije yo, un viento de alegría brotó de mí. Aunque ya debía dar  por cancelado la opción de escalar por la cerca. ¿Cuántos se unirían y por ambos lados? Capaz que por mi terror manifiesto trastabillara y cayera por alguno de los lados… ¡Me devorarían a placer esas benditas mascotas!

¡Tremenda encrucijada! Aunque momentáneamente algo en mí me alertó que de repente se despertara mi esposa y al verme acudiría en mi auxilio…aunque pensándomelo mejor: ¿Cómo le podría explicar este desatino? ¿Desnudo…yo? A mitad de la noche… ¡Menudo enredo en el que me encontraba! Bueno…pero lo que me importaba era que me quitara de encima a estos desatinados. Y ya después…sería un después…

¡Hola!


El presente es para informarles, que siguen los problemas con lo que coloco en esta página.
En mi poder guardo mis originales, pero cuando los "pego" al blogs se desvirtúan.
Pido disculpas por esto.
Tendré que buscar a algún especialista para que corrija este defecto.
¡Gracias por tu paciencia!
¡Hasta entonces!



"Cachirulo"

- ¡Sí jefe!
- ¡No tolero Que duden de Mi Palabra! ¿Ok?
- ¡Sí jefe!
- ¡No acepto Que me desobedezcan! ¿Ok?
- ¡Sí!
- ¿Sí ... que carajo?
- ... Sí ... Que no le desobedeceremos, jamas un our Supremo Comandante en Jefe y Jefe de Todos Nosotros.
- ¿Seguro?
- Seguros ¡Sí Jefe Jefe!
- ¡Es que bueno sí lo recuerden! Que Yo Por las buenas, como soy de Una Madre, Pero porciones Las malas, soja do peor pesadilla. ¿ASI Que se van a Olvidar de Mis Palabras?
- ¡Jamás jefe!
- Y les permito, Que me tuteen ASI COMO lo estan Haciendo Ahora.
¡Pero   Cuando Me magnate del haga un ... Seré algo asi, Como Un Comandante en Jefe!
¿Saben Lo Que ESO significa?
- ... Sí ... Decimos Que No jefe ...
- ¿Es si o es no?
- ... No entendemos ... USTED nos habla de como si tuviésemos Nosotros do Inteligencia ... - Replico humildemente El Atorao.
- ... Jefe ... USTED es muy curto ... Yo no Logro entenderlo ... Perdóneme ... - Le DIJO suplicante El Avión.
- ¡Eres sabio Más de Lo Que presumía, mi avioncito ...!
- Perdóneme ... QUE SEA burro tan ... - continuo el subordinado.
- ¡Esta bien, Avión, no está bien! Te: ¡Perdono!   ... Y aprovechando this Amnistía ... La LIEBRE: Amnistía General.
- Perdóneme ... jefe ... Ahora soy yo el Que No nada entendre Logro ... Recuerde Que yo soy also sin burro ... - agrego El Temblao.
Este lo miró al Principio estafa rabia en Sus Ojos, Pero al asimilar bien muy SUS Palabras, Que Encontro do inferior, no estába Atacando lo.
ASI Que Se Tomo Segundos UNOS while Miraba estafa mirada Encendida en cólera a todos Usuario sos adláteres.
Se enseñoreó Entre TODO auditórium su.
Y en do Análisis   sí comprobó una relación Si Mismo, Que No Corría peligro algúno.
Carraspeó De Una forma soez.
Como si FUERA EL cabrío macho.
 - ... Sí, pensándolo bien: ¡Declaro la amnistía general!
Declaro Y, Día este: ¡Júbilo Nacional!
ASI Que un partir de Este Momento y Hasta Que declare Cosa Otra.
... Cada, Uno de USTEDES, hara exactamente Lo Que yo les ORDENE.
ASI, Por Que El los momentos, Cesare en mi docta trabajo y me dedicaré en un Consecuencia analizar Otros Escenarios del devenir cotidiano.
Como porción EJEMPLO ... La Distribución Equitativa de Todos Nuestros Ingresos en Consonancia Con Nuestros Egresos.
ESTO QUIERE Decir, Que Solamente yo y Nadie Más Que yo, decidirá El Destino Que CADA partida le toque partir.
Por Otra instancia de parte es conveniente aclarar, Que Bajo Ninguna Circunstancia, Ninguno de los presentes ni Mucho Menos de los Asistentes   podra ni Siquiera, pensarlo.
(¡Ayyy   mi Madre! Ya Se le incorporó el Espíritu de la disuasión.
¿Y Ahora QUÉ Podre HACER?
... Nada, Tendre Que quedarme here ... mirandolo ...
Pero el pecado Pensar en Mas nada.
Y es casualmente en Momentos Que COMO this ... Es Sumamente Peligroso.
Es Mejor mirarlo, Pero no Darle Ninguna impresión de Que Estoy pensando en nada.
Tengo Que Respirar, Pero Que No Se entere de ESTO.
Tengo Que mirarlo, Pero Que No Se crea Que lo Esté viendo.
Debo Atención prestarle, Pero mi Mente Puede del vagar ... Pero yo no.
Es delicado, si me quedo y El sí Entera ... Me mata.
Pero si me voy, y no me he ... Also Estoy frito.
Debo Ser visible, Pero a la Vez: Invisible, del tanto en Mente de Como En cuerpo.
Es bueno aparecer ante El, Si Como FUERA UN baboso   si Pero hago lo Creer Así Soy Que, a la Vez me condeno ... Pero tendre OPORTUNIDAD de Sobrevivir.
Tengo Que Vivir y Respirar, Pero Darle direction seguridad De que ni le quito Espacio, de Como tampoco le Estoy quitando do oxigeno.
Y si quiero del Seguir   Moviendo y existiendo, Tengo Que Ser transparente, Asi Pierda mi Esencia.
¿Total? ¿De Qué me SIRVE enojarlo?
Mi vida, Solamente es preciosa para mi.
¿Y el párrafo?
EL Solamente. Es do luna sol y do.
Es el compendio, NECESITA de lo que.
¿Los demas, yo como?
Existimos. Solamente párr llenarle Vacío un, del Cual EL Solamente sí percata.
Mejor, sigo poniendo mi Cara de pendejo.
Y en OCASIONES como esta ... Tienen do valor.
Y la prueba de Ello, es Que contra mi, Nunca ha atentado. Me llaman: El Avión.
Y les hago Creer, Que soy una tortuga.
Pero soy astuto Más, Que MUCHOS de los presentes here ... Entre ELLOS: El Gordo.
¡Estúpido!

Por andar de baboso, te rajaron la panza. 

"Cachirulo"



¿De dónde habrá sacado ese ser tan gordo y pesado  esa agilidad casi gatuna?
Su esfuerzo no fue  efectivo, ya que la filosa hoja logró entrar en su panza. 
Allí quedó plantado enfrente de su atacante a escasos dos metros y pico.
¡Se salvó de chiripa!
Todos se quedaron en una sola pieza.
Instintivamente retrocedieron…Por si acaso.
Esa reacción inesperada y sorpresiva, los dejó sin aliento.
Sin poder evitar chequeaban a su compañero del cual brotaban torrentes sanguíneos, a pesar de que con sus propias manos intentaba frenarlo, no lo lograba.
- ¿Quién se atreve a dudar de mi palabra? – Y en la medida que lanzaba su pregunta, hundía sin misericordia su navaja hacía un atacante imaginario.
El Grasiento estaba lívido.
Sin podérselo creer del todo, pero allí estaba brotando abundante sangre y era la de él mismo.
Se la contemplaba pero sin despegar ni un micro instante su atención a su atacante y sorprendido le dijo:
- …Jefecito…Me está matando… - Chilló suplicante el pobre Gordo, en la medida, que se inclinaba por efecto del dolor ocasionado.



- ¡Mis enemigos mueren como unas ratas asquerosas!
Su atacante, ya no lo  miraba.
Sus ojos inyectados en sangre, estaban puestos en sitios incógnitos.
Ninguno de los presentes, se atrevió ni siquiera a respirar.  
Al transcurrir unos segundos preciosos, el atacante, se reía a todo pulmón.
Primero, con respiración entrecortada.
Y luego, a grandes bocanadas.
Y así como cuando hizo unos segundos antes, volvió a su posición de doctor en una amena charla instructiva.
Como pudieron  y tratando de no ocasionar un nuevo ataque, lograron sacarlo de su vista.
El herido  se inclinó hacia su dolor, cayendo al suelo. Pronto  sus compañeros, trataron de auxiliarlo.
Y en la forma más silenciosa posible, se lo llevaron.
El atacante, tan solo se echó a un lado.
Sacó su navaja y la limpió con un trapo sucio que sacó de uno de sus bolsillos.
Y de la manera más natural posible, continuó con sus enseñanzas a su grupo cautivo:
- Por eso es que se los digo: ¡Pórtense bien!
Y no me hagan enojar.
Miren que yo tengo una paciencia infinita…
Pero cuando, se me portan mal…
¡Los mando al carajo!
Ya lo acabaron de presenciar.
Yo no respondo.
Si me atacan yo respondo: ¡Atacando!
Y si que no tengo pelitos en la lengua.
¿Ok?
¿Así que, qué van a hacer?
¿Seguir portándose mal como este Gordito?
- …No jefe, no. ¡Nosotros nos vamos a portar bien!
- ¿Seguro?
- Sí, sí
- Ok. Lo voy a pensar nuevamente.
Y ya se los he repetido hasta el cansancio…
¡No tolero la indisciplina! ¿Estamos?
- ¡Sí jefe!
- ¡No tolero que duden de mi palabra! ¿Ok?
- ¡Sí jefe!
- ¡No acepto que me desobedezcan! ¿Ok?
- ¡Sí!
- ¿Sí…Qué carajo?
- …Sí…Que no le desobedeceremos, jamás a nuestro Supremo Comandante en Jefe y Jefe de todos nosotros.
- ¿Seguro?
- ¡Sí jefe seguros!
- ¡Es bueno que se lo recuerden! Que yo por las buenas, soy como una madre, pero por las malas, soy su peor pesadilla. ¿Así que se van a olvidar de mis palabras?
- ¡Jamás jefe!
- Y les permito, que me tuteen así como lo están haciendo ahora.
¡Pero  cuando me haga un magnate…Seré algo así, como un Comandante en Jefe!
¿Saben lo que eso significa?
-…Sí…Decimos que no jefe…
- ¿Es si o es no?
- …No entendemos…Usted nos habla como si nosotros tuviésemos su inteligencia… - Replicó humildemente El Atorao.
- …Jefe…Usted es muy curto…Yo no logro entenderlo…Perdóneme… - Le dijo suplicante El Avión.
- ¡Eres más sabio de lo que presumía, mi Avioncito…!
- …Perdóneme que sea tan burro… - Continuó el subordinado.
- ¡Está bien, Avión, está bien! Te: ¡Perdono!  …Y aprovechando esta Amnistía…La haré:


"Cachirulo"


Porque yo no la conozco.
Y esta labor de guardián que tengo, por supuesto que me trae enemigos.
¡Todos los ladrones, violadores, asesinos y toda esa plaga que pulula por doquier!
Todos ellos, ven en mí…
¿A quién?
¡Al maldito!
¡Al que les impide toda clase de fechorías! 
Al que les va a impedir todas sus tropelías.
¡A esos, yo les doy duro!
Y sin compasión.
¿Pero, por qué?
¡Porque son malvados, son unos malditos!
Y merecen que los maten a todos.
¡Así, te digo yo!
¡Hay que matarlos a todos, ya!
…Pero claro…Ellos me ven a mí, como el enemigo a vencer.
¿Entendiste?
 - ¡Claro que sí! – Respondió en forma categórica y concluyente.
- ¿No ves que yo les impido que hagan sus fechorías?
¿No lo ves, no lo ves?
¡…Yo soy la solución, para las familias buenas como las de ustedes!
Porque déjame decirte…
Qué hay mucho uniformado y con “cuello blanco y muy bien engomado”
Esos de copete grande.
Grandes habanos.
Mucho lujo.
¡De clase A!
Muy encopetados…
Con esos anillotes.
Con esos “trapos” que se echan encima…
Con cara de “Yo no fui”
Pulseras de oro y pelo muy “Engomado”
¡Ésos que se la tiran de “Muy Decentotes”!
…Qué parecieran que no matan ni a un zancudo…
¡Pero dejan un tolete…De este tamaño!
¿Y de esos…?
¡Yo no me fío! Yo los ataco y les doy muy duro.
¡Pero claro…No soy un corrupto policía ladrón!
¡Soy un comerciante honesto y trabajador!
Es más me declaro: ¡Inversionista!
Toda mi vida, la he invertido en mejorarle la calidad de vida, a personas, que como ustedes… 
¡Están siempre a la deriva!
Intempestivamente, Diego que le estaba haciendo señas, de que ya se tenía que ir…
Pero su parlante estaba: Bla –Bla – Bla y no cesaba de hacerlo y sin mirarlo siquiera.
Así que aprovechó un descuido y se fue,
Cachirulo siguió imperturbable.
Hablando y hablando.
Sus secuaces, que seguían pendiente de  las andanzas de su jefe, así lo apreciaron.
Y viéndolo así, se acercaron rápidamente.
Y su jefe al verlos enfrente siguió parlando, pero cambió de tema al instante.
Alguno de sus hombres intentaban decirle, que ya su cliente desertó y que lo había dejado hablando solo…
Pero en verdad, ninguno se atrevió a informárselo.
Así que simplemente, se contentaron con ocupar el espacio ya vacío.
- ¿Por qué…Qué les pasaría a las personas como ustedes?
- ¿…Cómo nosotros, jefe?
- ¡Yo les doy trabajo! ¿O no?
- ¡Claro!
- ¡Yo les pago y muy bien! ¿O…No?
- ¡Sí, sí!
- ¿Alguno de ustedes está desempleado…Quién, ah?
- ¡Ninguno!
- ¿Están trabajando…Felices, o no?
- ¡Muy felices!
- Todos viven felices…Pero… ¿Por qué?
- ¿Por qué, jefe…?
- ¡Porque yo los guío!
Y los guío muy bien.
¿O no?
- Sí, sí…
- …Y además, todos están felices conmigo.
¿No son felices conmigo…O no?
- ¡Muy felices, muy felices!
- ¿Acaso no somos como una familia, o no?
- ¡Sí, sí!
- Por esa razón…Muchos quieren venir a trabajar para mí. ¡Son muchos!
- ¿Verdad, jefe? – Preguntó inocentemente El Gordo
Y de una forma muy violenta e inesperada, el magnate, sacó su navaja y la esgrimió amenazándole la inmensa panza a su subordinado.
El pobre Gordo tuvo que brincar todo su andamiaje grasiento a una súper velocidad, ya que su mentor se la lanzó por medio de su panza.
¿De dónde habrá sacado ese ser tan gordo y pesado  esa agilidad casi gatuna?
Su esfuerzo no fue  efectivo, ya que la filosa hoja logró entrar en su panza. 
Allí quedó plantado enfrente de su atacante a escasos dos metros y pico.
¡Se salvó de chiripa!
Todos se quedaron en una sola pieza.
Instintivamente retrocedieron…Por si acaso.
Esa reacción inesperada y sorpresiva, los dejó sin aliento.
Sin poder evitar chequeaban a su compañero del cual brotaban torrentes sanguíneos, a pesar de que con sus propias manos intentaba frenarlo, no lo lograba.
- ¿Quién se atreve a dudar de mi palabra? – Y en la medida que lanzaba su pregunta, hundía sin misericordia su navaja hacía un atacante imaginario.
El Grasiento estaba lívido.
Sin podérselo creer del todo, pero allí estaba brotando abundante sangre y era la de él mismo.
Se la contemplaba pero sin despegar ni un micro instante su atención a su atacante y sorprendido le dijo:
- …Jefecito…Me está matando… - Chilló suplicante el pobre Gordo, en la medida, que se inclinaba por efecto del dolor ocasionado.



- ¡Mis enemigos mueren como unas ratas asquerosas!
Su atacante, ya no lo  miraba.
Sus ojos inyectados en sangre, estaban puestos en sitios incógnitos.
Ninguno de los presentes, se atrevió ni siquiera a respirar.  
Al transcurrir unos segundos preciosos, el atacante, se reía a todo pulmón.
Primero, con respiración entrecortada.
Y luego, a grandes bocanadas.
Y así como cuando hizo unos segundos antes, volvió a su posición de doctor en una amena charla instructiva.
Como pudieron  y tratando de no ocasionar un nuevo ataque, lograron sacarlo de su vista.

El herido  se inclinó hacia su dolor, cayendo al suelo. Pronto  sus compañeros, trataron de auxiliarlo.