“Nelsito vuelve…”



Estaba caminando cuando de repente ví a un jovencito trabajando recogiendo basura en una casa de la localidad y al fijarme bien...Era Nelsito.
(Y para ser sincero, lo que mas me llamó la atención era que entre todas esas ramas y desechos...Pude distinguir a un infante, y eso apoderó fuertemente mí atención.)
Tenía varias semanas que no lo había vuelto a ver y el percatarme de su presencia me produjo gratos recuerdos.
Me quedé viéndolo, pero tratando de que él no me viera, así que me aposté y lo “espié”...
Estaba en medio de troncos, de ramas barriendo y amontonando para después luego de un pequeño descanso, proceder a amarrarlo.
Luego lo vi que sacando un machete -que era mas grande que su propio cuerpo- y procediendo a cortar las ramas mas pequeñas y apartando las mas grandes.
Y recordé que un viejo amigo -que lo conoce muy bien a él y a su familia- me comentó en cierta ocasión…
- “Nelsito ·está medio tronado·”
- ¿Tronado...Quiere decirme que está: Trastornado…?
- ¡Sí, eso he querido decir…!
- ¿Y por qué?
- ¡Su madre se le murió siendo apenas él un niño!
Y quien lo ha cuidado desde ese entonces es una hermana de la difunta...Su tía.
- ¡Ah, ya!
- ...Pero la difunta le ha dejado una herencia ¡que se la están dilapidando!
- ¿Y quién?
-  ¡Sus propias hermanas!
- ¿Sus hermanas y como es eso…? Pero él se ve muy chiquitito… ¿Y qué edad tendrán ellas?
- ¡Esas ya son mujeres ya!
¡Están casadas y tienen hijos!
- ¿De verdad?
- ¡Sí! Y esa herencia era para él. Pero esas vagabundas se la están “comiendo” y por lo visto, no piensan dejarle nada al pobre muchachito.
- ¡Qué vaina, no?
- Así es. Mire son por lo menos 2 apartamentos, mas no se cuantas casas y dinero en efectivo.
¡Y para mí...Que ya se tragaron ese dinero! - Y este recuerdo me entristeció sobremanera.
Porque al verlo  sudando y trabajando como si fuese un hombre, cuando apenas era un infante.
Y me pregunto: ¿Hasta cuando el ser humano se aprovecha siempre del mas débil…?
...Y… ¿Cómo es posible que sus propias hermanas le dilapidan su herencia…?
...O… ¿Por qué no lo cuidan, siendo su hermano de sangre?
¡Qué ingrata es esta vida...Y algunas personas también!
Y lo lamento mucho porque como padre que soy, no me gustaría ver jamás a ninguno de mis hijos, haciendo las tales labores.
Preferiría mas que estudiasen y al graduarse pues puedan ejercer su profesión sin tener la obligación de caer a estos extremos.
...Y pienso que allá en los cielos -en donde seguramente estará su mamá- su pobre madre estará sufriendo al ver que todo su esfuerzo...Fue en vano.
O por lo menos...No le ha beneficiado a su bebecito.



Maracaibo; 29 de marzo de 2.014.
Belbaltodano.-


“Asechanzas”


Una musiquita que instiga a la pelea se deja escuchar. (Mis nervios se aceleraban al son musical.)
Las mujeres dejan de hacer sus labores y centran su atención…Segundos valiosos. (Leía el estupor en sus rostros.)
Todo se detuvo. La población está en suspenso. Temen algo muy malo que los pueda dañar.
Así que todos están prestos y atentos a cualquier ataque sorpresivo.
El indio un hombre joven; olfatea pero no parece estar satisfecho. (Recuerdo que en este momento llegué a sospechar que este imbécil ser, lo descubriría y que seguramente lo eliminarían…Cosas mías.)
Le hace señas al resto que rodeen el objetivo, en su creencia de que algo raro estaba pasando allí. Agudiza su visión y su audición… Todo está en calma.     Pero él insiste…
Se le acercó a escasos metro y medio, es más a mí manera de ver…eran centímetros.
Y cuando ya parecía que lo descubriría…
¡Otro ruido los atrajo! (¡Uff qué alivio!)
De inmediato salen corriendo varios hacia la dirección que creen que se produjo ese ruido.
¡Qué bien! Alejó a los compañeros…pero este terco seguía allí.
No se quería mover. Su cara era de guerra.
En la otra escena, los otros descubrieron el origen que atrajo toda su atención…Era un zorro que buscando su comida…                                       Produjo todo ese escándalo. ¡Todos emocionados se tranquilizaban unos a otros! Y le dijeron  al empecinado que nada malo estaba ocurriendo y que volviera a sus labores ordinarias.
(En su lenguaje. ¡Claro está! Pero lo curioso es que ni los que hicieron esa película tampoco se enteraron. O por lo menos no se dignaron en colocar esos diálogos en español. Será que no saben hablar ese extraño idioma.)
El caso es que el intrigado indígena…Como que no se tragaba del todo ese cuentecito…Pero ante la insistencia de sus compañeros se vio precisado a regresar.
El héroe indómito, al percatarse de esto, soltó una sonrisa de sano alivio.            Se notó que se pudo relajar, bajó su rifle y quedó en guardia, pero ya mucho más relajado. Sacó un trapo sucio y se lo pasó por su frente muy sudada, por cierto.
Chequeó hacia el lado dónde se produjo toda la anormalidad…y se percató de que ya todos riéndose se mofaban  de ellos mismos, retornaban a sus labores ordinarias.
Para su gran regocijo. ¿Y por qué no confesarlo…? ¡Para mí también!
Pasada esa incertidumbre, me acomodé mejor en mi silla.
El cazador pretendía pasar al otro lado. No me quedó claro el por qué, pero bueno ese tipo de acción es la que me llama la atención. Hay proyecciones que dejan entrever claramente lo que va a pasar… ¡Esas no me atrapan!
Pero en esta, el suspenso estaba latente en todo momento.
 Y como cuando entré en esa emisora, ya la misma había empezado. Tampoco tenía claro ni cuándo ni en qué momento logré sintonizarla, pero en fin. Ya hasta me estoy acostumbrando a ver películas empezadas o en su terminar.
Nuevamente comenzó a desplazarse…pero en esta ocasión; ¡pisó una rama!
¡Otra vez! Todas las risas, se vieron truncadas. Nuevamente la zozobra. Todos miraban hacía la dirección correcta. Hablaban entre sí, señalando todos en la misma dirección…
La música era de suspenso. ¡Qué emoción! 
¿Cómo hará para salir de este trance?
¿Qué pasará si lo descubren?
Por la cara…creo que nada bueno. ¡Estaba asustado! Sabiendo que por su error…
¿Pero cómo pudo haberlo cometido? ¡Chico no seas tan torpe!
¿No ves que te van a descubrir? Tienes que ser mas precavido. Es mi consejo.
Presentía que lo peor podía ocurrirle…Por lo menos, eso era lo que se avizoraba…
Hasta las matas dejaron de menearse, por efecto de los vientos. Y nuevamente corrían ya no tres…ahora eran docenas de guerreros. Todos pintarrajeados en son de guerra próxima.
La música se torna indómita, invitando a la violencia desenfrenada.
Se gritan órdenes una tras otra.
Se tornan peligrosos, agresivos en contraposición al pobre, quien trata de permearse con la naturaleza…Pero era claro que no podría lograrlo…
Tan absorto estaba, que no pude visualizar que la puerta de mi cuarto, se estaba abriendo muy lentamente.
(Y es que para ser sincero: ¡No quería que me interrumpieran en nada!              

Me interesaba mas la trama que se estaba desencadenando en ese momento.)








- …Debe sentirse como en su propia casa – Agregó Carmen.
- A decir verdad, lo apreciamos mucho. Siempre ha sido muy detallista. A mi hija, siempre se le aparece con un ramo de  flores…
Al escuchar este comentario Gersy, sin querer comenzó a gemir y a llorar. Cuando la señora se dio cuenta, trato de justificarse, pero ya el daño estaba hecho.
- ¡Discúlpeme señora Gersy! …En verdad, no quise herirle sus sentimientos. Pero es la verdad.
Y por la verdad, murió Cristo.
- …Y por esta verdad, mi amiga Gersy está destrozada…
- ¿Y mi hija? ¿Y yo? ¿Y mi familia, cómo quedamos nosotros?
-- Ustedes deberían agradecernos a nosotros, que hemos venido a desenmascarar esta situación. ¿Se imaginan, si se hubiese  casados? – Le preguntó Carmen.
- ¡Sería un gran escándalo! – Convino la matrona.
-Y seguramente, “Él Gran Señor” se lavará nuevamente sus manos…Como siempre.
- Disculpe señora, ¿Pero usted no se cansa nunca?
- ¿Cansarme de qué? ¿Qué mal estoy haciendo con decir la verdad y nada más que la verdad?
¿Acaso los estoy ofendiendo a ustedes?
- …No a nosotros no… - Se apresuró Susan, ya que Carmen estaba al borde de la desesperación.
- …Doña, ¿Será que su esposo la está requiriendo allá? – Sugirió Miguel, adelantándose a sus amigas y colegas.
- ¿A quién,  a mí?
- …No los oigo desde hace unos minutos…
La doña, prestó atención. En efecto  ya su marido y Román, estaban en silencio.
- ¿Será qué…?   ¡No…No lo creo…!
- ¿No cree qué mi doña? – Ya estaba intrigado Miguel.
- ¡Ja! Ese maridito mío es capaz de…Estarle  secando el pelo, con la secadora de mi hija.
- ¡Señora!
- ¡Ay mija! Romancito se hace aquí: La pedicura, la manicure, se seca el cabello con la secadora de mi hija…
¡Hasta se lava sus dientes con el cepillo de cualquiera de nosotros!
¡De todo se hace! Hasta está dispuesto a que mi hija se haga un curso de peluquería…Solamente para que mi hija lo esté peluqueando y todo.
- ¿Ya estás chismeando nuevamente? – Le reclamó molesto su esposito que al llegar la vio muy emocionada hablando y hablando, mientras a él le tocaba la peor parte en todo ese embrollo.
- ¡Mijito…Qué carácter!
- ¿Por qué tienes que estar contando nuestras intimidades?
- ¡Tuyo no estoy hablándoles!
- ¿Y de quien pues?
- De Romancito. ¿Verdad papi, que Romancito se hace de todo aquí?
- ¿Y no estás viendo que la señora está sufriendo con tus cuentecitos?
- ¡Sorry! Y que conste, que no lo estoy haciendo para molestarla.
- ¿Y entonces para qué es?
- ¡Ay…No sé…Se me vino a mi cabecita y…! – Y de repente se dio cuenta que su esposo estaba nuevamente a su lado, entonces en forma muy descortés lo enfrentó así: ¿Y qué carrizo estás haciendo aquí?
- ¿No me dijiste que fuera a traerte al “Romancito”?
- ¡Sin ironías…Por favor!
- ¿Y no es que yo soy el macho de esta casa?
- …Y lo eres, solo que no sabes asumir tu propia realidad.
- …Ya está saliendo del baño…
- ¿Y se va a aparecer desnudo aquí?
- ¡…Es capaz!
Ya se escuchaba a Román cantando y muy feliz. Y por el sonido, ya estaba más cerca.
Y pronto arrancó con una bella canción muy venezolana:
-“Hoy todo me parece más bonito.
Hoy canta más alegre el ruiseñor.
Hoy siento la canción del arbolito
Y siento como brilla más el sol”
- ¿Estás contento mi Yernito? – Se preguntó en forma sarcástica e insolente.
“Estoy contento yo no sé
Lo que me pasa”
Tengo ganas de reír
Y de gozar”
- ¡Yernito! – Y como no le respondió, le gritó.
- ¡Ya voy, ya voy!
-“Hoy todo me parece más bonito.
Hoy canta más alegre el ruiseñor.
Hoy siento la canción del arbolito
Y siento como brilla más el sol
- ¡Te estamos esperando…!
- ¡Ya voy, ya voy!
“Estoy contento yo no sé
Lo que me pasa”
Tengo ganas de reír
Y de gozar”

- Vente pronto yernito… (¡Ay qué de gozadera con ese “Loco” Aunque esta gente se ponga como locos, a mí en lo personal, me sigue causando muchísima gracia!) – Paradójicamente la señora estaba disfrutando de todo ese drama.
- Primero, lo primero... ¡Voy a preparar un rico y suculento cafecito! ¿Quieren?

- ¡Sí yernito…! Prepara bastante café… (…Si supieras la “Grata” sorpresita que te tienen preparada… ¡Ja, ja, ja…Qué gozadera la mía!)






Nota:
Revisando en mí baúl, me encontré con este: “Ejercicio literario” y me he puesto a actualizarlo, corregirlo y ampliarlo.
Esta es mi primera corrección. Y deseo presentársela para el escrutinio de ustedes –mis amables lectores- ya corregí el primer capítulo y se las estaré publicando por parte, como siempre.
Recuerden –por favor- dejarme constancia de su lectura.
¡Saludos!



“Asechanzas”
Belbaltodano.-
Abril 2.014.-

Noche oscura. Silenciosa. Invita a dormir, pero en mi caso muy específico; no lo tengo así que para no estar dando vueltas y vueltas en el dichoso nido, me dispuse a cerrar bien la casa por dentro.
Como en efecto hice, con mucha calma y cuidando de todos los detalles.
La puerta que da a la calle, le paso su llave y como medida de precaución  se la dejo pegada, y pienso en este preciso instante en que no debo permitirme ni siquiera un dejo de tranquilidad, es preciso verificar que todo este en perfecto orden y me estoy refiriendo al aspecto de seguridad. Nunca está de mas verificar una vez mas que todo este en perfecto orden…Para evitar esas “sorpresas fatales”, tales como que se metan a tu propiedad y te hagan desastres.
Chequeo bien las ventanas y me doy cuenta que la de la cocina está abierto, la cierro bien. (¡Que bien que me di cuenta a tiempo!)
Todo está  bien resguardado. Y no es que esté “sicoceado” como dicen por allí, con el tema de tu seguridad, ningún esfuerzo es en vano.
Así que sigo persistentemente en aras de nuestra propia seguridad física.
Me fijo en dónde están los dos amables caninos, usualmente son muy activos y tenía ya rato que no los escuchaba.
Y normalmente están ladra que ladra y en la mayoría de los casos son justificados. (Aunque en otras; no. Ya que se excitan ante la presencia de uno de sus “coleguillas” de cuatro patas. Pero también me he dado cuenta, que ladran y se desbocan y cuando salgo a verificar del por qué…No veo nada.                          ¡Le ladran al vacío!  –Por lo menos es lo que siento y pienso en su momento- Son cosas de los caninos que nunca he podido dilucidar…)
- …Allí están. – Los veo a través del vidrio de una de las ventanas.
La hembra estaba semi metida en uno de las tantas zanjas que ella misma abre. Rendida. Dormida a pierna suelta. (¡Qué felicidad, allí está despreocupada de todas las cosas que me angustian, ¡no le preocupa nada!
Ni el mañana, ni el hoy ni lo que le podría pasar. Quizás debería aprender de su elemental forma de vida.)
Pensé mientras la notaba como con movimientos esporádicos, dormía.
(O por lo menos eso asemeja, ya que en ocasiones me le acercado y la he tocado y nada. ¡Está  profundamente dormida!                                                                    Y me he preguntado: ¿Cómo podrá estar así de rendida mientras su cuerpo brinca con movimientos muy bruscos…He pensado que en preciso instante:         ¿Tendrá algún tipo de pesadilla?                                                                      Porque de otra forma no logro concebir que pueda estar “descansando”, bueno en verdad es mi propia concepción, digo humanamente hablando.                         Pero al parecer estaba soñando (¡Quién sabe qué de cosas pasarán por esa mente canina! ¿Cómo saberlo? Pero por lo que puedo apreciar…                    ¡Está sumamente activa!)
Ya que ejecutaba  cortos movimientos en sus patas - ¡Quién sabe qué estará soñando esa loca! – Me dije a mí mismo. Busqué y como a eso de un metro estaba el enano (Tan inofensivo  él…por regla general es él, el que enciende siempre la mecha…y la otra se abalanza furiosamente…);  también está roncando.
- ¡Parecen tan inocentes las dos taras! – Realmente son muy escandalosos.       En ocasiones son muy impertinentes; mas que nada cuando estoy acostado y los oigo en sus peroratas altisonantes.
Y no puede pasar nadie por el frente ya que al parecer quisieran atravesarse la cerca para salir a atacarlos. (…Pero si por casualidad entran… ¡Son muy bien recibidos por estas mascotitas!) El macho aún siendo casi un tercio del tamaño de la hembra es al parecer él dinamo que acelera a la perra, la cual se desboca con furia incontrolada.
- Bueno todo está en calma. – Me sigo diciendo. Siempre pendiente de todo.-...Que bien…
Camino por toda la casa a oscuras. A esta hora es poco el tránsito de personas y uno que otro carro se le antoja pasar frente a mi casa.
Dejo una de las luces de la cocina…por si acaso. (Nunca se sabe)
Es bien sabido que los amigos nocturnos, a ver una luz encendida, se abstienen. Bueno son ideas, claro está.  (Así alegan muchas personas…por si acaso; no pierdo nada con hacerles caso…)
Por esa razón prefiero dejarla prendida, así creerán que hay gente acá y además tengo a los dos bravísimos guardianes…ellos me avisarán ante cualquier anormalidad. (Eso espero…)
- …Mejor me pongo a ver la televisión…de repente pasan una peliculita de las que me gustan. –
 Y como todo está bajo control, voy al cuarto y enciendo la tv, con cuidado ya que mi esposa está durmiendo y no es bueno perturbarle  su dormir. Me cercioro y la veo plácidamente.
- ¡Todos están rendidos, menos yo! – Bueno una vez encendido el tv, comienzo a buscar canal por canal.  Es una de esas noches en que todo te invita al descanso (Pero no tengo sueño.) así que es válido el buscar otro tipo de relax y entre leer, oír la radio o ver alguna película…Pues me he decidido por esta última.
En ocasiones, aún cuando tengas quinientos canales de diversos países, ocurre que arrancas y paseas por todo el globo terráqueo y en verdad…no consigues lo que realmente ansías disfrutar.
Y esta noche al parecer, no es la excepción. Todas o las había visto ya o sencillamente no eran de mi agrado.
Después de haber recorrido más de veinte canales…Con la famosa paciencia de Job, insisto una y otra vez.  Canal por canal, película tras película.
¡Hasta las de cocina se me antojaban aburridas!
Ni boxeo, ni artes marciales…
¡Dios qué hastío!
Me provoca caerle a patadas a algo…pero claro sin hacerme daño yo mismo…
¡Al fin!
¿Será cierto…?
Me siento a una distancia prudencial de unos tres metros y medio, y como la película viene en inglés con traducción al español en letras…le bajo hasta el máximo, con la finalidad de no perturbarle el agradable sueño a la costilla.
El control está dañado, así que a los pocos minutos me compruebo que la dichosa peliculita…no es de mi exacto agrado.
- ¡Qué fastidio!  …Tan bien que iba y se degeneró en algo que tampoco me gusta… -  Me levanto y recomienzo con mi safari…hasta que veo otra que promete estar a la altura de mis expectativas. No obstante, me quedo parado cerca, a la distancia de mi brazo…sí, sí parece que esta es la que me va a resolver esta noche. Contento me vuelvo a sentar.
En efecto…captura toda mi atención… Es una película del viejo oeste.
Con indios con flecha y sus largas cabelleras. Comienzo a detallar su trama…Si, si me gusta. Además tenía ya bastante tiempo que no veía una así y ¿a esta hora?
Me acomodé lo más cómodo que pude, levanté mis paticas y las coloqué sobre una pequeña butaca y extasiarme  en ella.
Acompañé al intrépido hombre, mientras se adentraba en tierras salvajes.
Se escondía ya que si lo veían los indígenas con seguridad lo aprehenderían y hasta lo matarían.
¡Qué nervios…tienen que ser de acero! Con pasmosa tranquilidad fue sorteando metro a metro, sigiloso fue avanzando. ¡Qué hombre!
Me recordó las aventuras de aquel legendario cazador, creo que se llamaba Daniel Boone o algo parecido.
¡En fin, me complacía el hecho de ver ese tremendo dominio de su accionar!
¡Sin duda…me quedé extasiado…! ¡Hasta me veía a su lado…o detrás…pero me identificaba con todo lo que allí ocurría! ¡Qué sangre tan fría! ¡Nervios de acero!
 Lo vi que se fue desplazando con sumo sigilo. Y es en esos momentos, en que me parece que si toso…como que puedo delatarlo…entonces me abstengo…     ¡Ni me muevo!
(…Me daba la impresión de que si me movía podía interferir de una forma u otra; y por eso me quedé en una sola pieza.)
Me quedo como una estatua…
Guardo todo y conservo mi paz…pero con aprehensión.
¿Qué le pasaría si lo descubren?
¡Dios qué emoción!
Temeroso y cauteloso, bordeaba el campamento. Lo curioso es que ni los perros lo intuyeron.
Noté que estaba pendiente de que los vientos no cambiaran y lo fueran a delatar.
Lo espeso del follaje lo protegía. Se lanzó al suelo y fue arrastrándose. En unos instantes, uno de los hombres de la tribu al parecer, escuchó algo extraño y presto salió a indagar.
Detrás lo siguieron dos o tres más. Hablaban en su lengua natal. (¡Ni idea tenía de lo que hablaban…No pusieron la debida traducción; digo en español.)
Una musiquita que instiga a la pelea se deja escuchar. (Mis nervios se aceleraban al son musical.)
Las mujeres dejan de hacer sus labores y centran su atención…Segundos valiosos. (Leía el estupor en sus rostros.)
Todo se detuvo. La población está en suspenso. Temen algo muy malo que los pueda dañar.

Así que todos están prestos y atentos a cualquier ataque sorpresivo.






“Hoy 02 de Abril del 2.014.-“


Bajo este sol tan radiante (Opino que la temperatura está –O debería, en mí opinión- alrededor de los 46 grados centígrados.) y sudando copiosamente por todo mi cuerpo, pero ardo en deseo de poder conseguir la bendita tumba de mí cuñado Arnaldo Atilio.
En esta ocasión, ya he dado dos vueltas…
Pero no logro ubicarlo.
(Y el 14 de febrero que vine…También me costó ubicarlo.)
Pero sigo en su búsqueda, aunque internamente me siento muy molesto, y en mi opinión no puede ser que me esté ocurriendo esto nuevamente…Si ya he venido en dos ocasiones y supongo que ya me la he grabado y me refiero a su ubicación exacta.
Ya me siento cansado, y repito son dos veces y no logro ubicarlo.
(Y estoy pensando que de repente no quiera recibirme…Pienso y así lo digo…)
Pero luego una voz interna me hace rectificar –De repente son ideas mías- así que decido insistir.
Vuelvo por mis pasos, regreso a la entrada del cementerio…
- A ver, a ver. Es la tercera calle, a la derecha. – Y vuelvo nuevamente.
¡Pero nada! No logro llegar.
- ¡Bueno, voy a intentarlo por última vez!
¡Y si no me quieres recibir tendré que irme! – Me dije yo mismo, en mí creencia de que mi cuñado pues como que no estaba muy interesado en recibirme. -¡Como si él tuviese algo que ver, en mi perdida de su dirección.
Y estando yo en mis rebeliones internas, algo me hizo ver a un anciano que estaba muy placidamente acostado sobre una de las muchísimas tumbas.
Pude ver que me estaba viendo y que se reía –Quizás pensaba que estaba “loco” discutiendo yo mismo.-
Así que al verme descubierto en mi “locura instantánea” me vi “precisado” a acercarme y explicarle que: en principio no estoy loco, -ni el calor me carga loco, tampoco- si no que estoy molesto en primer lugar conmigo mismo, ya que es la tercera vez que vengo y siempre me pierdo.
El anciano es un hombre delgado, con una barba de varios días, blanco.
Vestido de una forma muy informal, porque a pesar de que tenía su camisa manga larga, pues la tenía recogida sobre sus codos (sus mangas.) y además la tenía con uno o dos botones en su sitio (La cargaba abierta.) su pantalón se veía con bastante uso, pero en regla general podría afirmar que estaba “vestido a la usanza de todos los de por acá” y me refiero que estaba en una forma muy desordenada –asumí que el calor al igual que a mí, nos cargaba padeciendo de mucho sudor.- en sus labios mascaba algo, que nunca pude definir qué era.
Una sombra muy espesa lo cubría y era evidente de que no estaba sudando –como yo-, a su lado pude contemplar dos muletas –esas que usan los impedidos para caminar.- las cuales estaban a menos de un metro distante, en la sombra.
Estaba dando su cara, hacía el frente, de manera que podía contemplar a todos los que entraban.
Al verme que me le acercaba, pues se movió unos centímetros a mi dirección y me esperó –siempre con una sonrisa de tranquilidad en su rostro.- acomodó su cuerpo de manera que me pudiera atender y esperó.
- ¡Buen día señor! – Lo saludé. Él me contemplaba fijamente y pude apreciar una sonrisa en su mirada.
Y aguardando a tenerme mas cerca, me respondió…
- ¡Buen día tenga el amigo!  …Y a propósito… ¿Con quién pelea, que no veo a nadie mas? – Yo me sonreí, ya que en su preguntar no me sentí incomodado en nada, al contrario me sentí como con mas libertad para expresarle mis pensamientos, por lo que le dije…
- Vengo peleando primero conmigo mismo, ya que no logro conseguir la dirección exacta de la tumba de mí cuñado, pero también me molesta el no encontrarla.
Por lo que estoy asumiendo que ¡ese carajo como que no me quiere ver!
- ¿Y por qué el señor piensa eso?
- Porque es la tercera vez que vengo.
La primera, obvio fue en su entierro.
La segunda fue hace menos de dos meses y diciéndole de antemano que ¡también me costó un mundo encontrarlo!
- ¡Ah, pero también puede haber otra posibilidad…!
- ¿Y cual será?
- Que sea que las dos primeras veces, usted –y me disculpa que se lo diga- no se haya fijado muy bien, que digamos…Los muertos nunca se mueven de su sitio… - Yo me quedé pensando.
Si.
Ciertamente “los muertos nunca se mueven de su sitio” Pero es que la última vez, hasta busqué la dirección en la oficina, y con la dirección exacta: ¡Tampoco pude dar! Y me vi precisado a buscar a uno de los trabajadores y fue él, quién me guió hasta su sitio de descanso.
- …Es que la dirección es tan sencilla. ¡Pero no logro ubicarlo! No entiendo.
- …Sería bueno, que el amigo descanse un poco mas, ya que lo estoy viendo muy alterado… - Me dijo a manera de reconciliación.
- Cierto. También ese sol tan radiante, este calor…
No me respondió. Su mirar hablaba por él.
Me transmitía mucha tranquilidad. Reposo.
Nos quedamos unos minutos sin hablar, tan solo mirábamos a la gente que seguía entrando, unos venían en su carro y otros al igual que yo…En patitas…
- …Estoy llegando a la conclusión de que ¡ese carajo como que no me quiere recibir! – Le dije finalmente molesto. No me respondió nada.
Me hizo señas de que me calmara.
- …Coja mínimo señor. No se altere. – Yo le agradecí su gesto y sus palabras. La suave brisa fue secando en primera instancia a todo mi sudado cuerpo.
La sombra me trajo una paz, que en verdad, no había sentido en mí. Así que viendo el drástico cambio ocurrido en mi propia humanidad, me decidí a seguirle su consejo. Me aquieté.
- Está muy fea la cuestión de este país. – Le dije a manera de romper ese silencio.
- ¿Si y por qué? – Me preguntó y a decir verdad, me sentí en libertad de poder expresar mis pensamientos y le respondí…
- Ya se están hablando de casi  cuarentas muertes, miles de detenidos y heridos, muchos están “molidos a golpes y a gases” ¡esto es un desastre! – Yo pensaba que él me iba a responder o bien a favor o en contra de lo que le había dicho, pero no. Siguió contemplando el ir y venir de las personas. Al rato me dijo…
- Aquí nos enteramos de todo. De una forma u otra, nos informan. – Tuve la oportunidad de verle sus dedos y me pareció que ese color no era “muy natural” que digamos, sus uñas se veían muy sucias y descoloridas.
Sospeché que él se había dado cuenta, puesto que las levantó y las miró con mucho detenimiento, pero sin alegarme nada. Su sonrisa persistía, y a manera de quererme despedir le dije…
- Bueno lo voy a intentar por última vez. Y si no logro conseguirlo, pues voy a asumir que no me quiso recibir. – Se volvió a verme, y con mucho detenimiento. Ya su sonrisa no radicaba en su rostro, sino en sus ojos.
- Una recomendación que le voy a dar –y haciendo la salvedad, de que no me la está pidiendo- ¡nunca asuma que un fiel difunto no lo quiere recibir! ¡Nunca! – A pesar de que su tono se le hizo mas determinante, su mirada me invitaba a una sonrisa. Bajo esta premisa, no me sentí intimidado de ninguna forma.
…Pero confieso que tuve que bajarle mi mirada, ya que no pude soportar su determinación.
Callé en la espera de que continuaría hablándome, como en efecto lo hizo de esta forma…
- Aquí no nos negamos nunca a una visita.
Y menos si la hace bajo esta inclemencia de tiempo.
Con seguridad, él lo estará esperando.
Solo que debemos de tener paciencia, -hasta con nosotros mismos- hemos sido, somos y seguiremos siendo muy “impacientes” – Luego volvió su atención hacía la puerta enorme que era la entrada a ese cementerio. Lo imité. Ya me sentía mucho mas relajado y ya no sudaba. Al pasar quizás un minuto, me volví para agradecerle sus palabras y su fina atención hacía mí.
- Bueno me tengo que despedir. Ya me siento mucho mejor, y vuelvo a intentar ya que me gustaría presentarle mis respetos a mi fiel difunto.
- Siga. Siga. Y ya sabe: “De aquí no nos vamos”
¡Vaya con Díos y que la pase bien! – Di media vuelta y me retiré.
La tercera calle estaba distante quizás una veintena de metros, y al llegar y doblar a la izquierda, se me quedó retumbando en mí mente esas palabras:
“De aquí no nos vamos” Y ya que me estaba dando mucho resquemor esa oración no pude aguantarme mas y me devolví primero con la intención de que me aclarara qué me quiso decir con eso…Pero cuando enfoqué con mi mirada, ya no estaba.
Me asombré y lo busqué a todas las direcciones, no podía desaparecer así, menos siendo un lisiado, ya que me recordé de sus muletas.
Lo busqué primero con mi mirada.
Al frente, a los lados… ¡Nada!
Me quedé perplejo. No pude entenderlo.
Invertí varios minutos mas en mi creencia de que lo volvería a ver.
A la final, decidí seguir mi camino.
Llegué hasta el final. Tampoco pude dar con la tumba de mi cuñado. Ya finalmente, cansado y obstinado comencé a gritar su nombre…
- ¡Arnaldo Atilio! ¡Arnaldo Atilio! Si no querés que venga a verte… ¡Avisame! – Me quedé en la mitad de la calle, nuevamente los chorros de sudor salieron a relucir.
Y algo en mí me hizo ver una señal.
- ¡Si como que es allá…! – Y me apresuré a llegar.
En efecto, comencé a recordarme y a ver todas las pistas habidas y por haber, ciertamente ya me era conocido…
- ¡Aquí es! ¡Hola Arnaldo Atilio! Y he venido a presentarte mis respetos y se que en vida, te aburría verme rezar, pero en esta ocasión –aún en contra de tu opinión- lo quiero hacer. ¿Me permites que lo haga?
Nuevamente algo en mí interior me dio luz verde.
Así que cerrando mis ojos arranqué.
Y en mis ensoñaciones, pude apreciar que a su lado estaba mi vieja…Lágrimas de gozo.
Y no se si a ciencia cierta, si son ideas mías o no, pero lo cierto es que lloré.
Mis sollozos aquietaron mi espíritu.
Terminé mis oraciones y me despedí.
Mi cuerpo, junto a mí espíritu y a mi conciencia, ya se encontraban a tono.
De una forma algo extraña, había logrado una especie de catarsis.
Volví a pasar por el mismo sitio.
Me detuve al lado de la tumba en donde hacía una media hora, había conseguido a aquel anciano de cuya mirada, sentía su sonrisa muy amable y tranquilizadora. Pero ya no estaba nadie allí.
Hice una oración en mí mente.
Bendije el hecho de ir a visitar nuevamente a mi cuñado.
Afuera me esperaba lo mismo de hace casi dos meses…Revueltas. Guarimbas. Violencia.
Y me pregunté a mí mismo: ¿Y qué es una raya mas para este tigre?
Por supuesto que me preocupa todo lo que está pasando, me angustia el ver que a cada rato estén torturando, masacrando a los muchachos.
Y lo que me “alegra” es el saber que ya estos seres queridos que se fueron para nunca mas volver…
Ya no tienen que seguir padeciendo todo este desbarajuste.
“Qué descansen en paz” (Digo si aún pueden…)


Maracaibo; 02 de abril de 2014.
Belbaltodano.
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minas, hizo ningún tipo de caso.
“Después de mí…. ¡Nadie mas!”

Y en ese profundo silencio, se escuchaba el llanto silente de la novia. Casi ni se habían dado cuenta, pero Gersy, también lloraba. En su silencio, florecía su dolor.
Su angustia.
Era evidente, que el sufrimiento era parejo para estas dos.
La madre, auxiliaba a su hija.
Pero en su dolor la hija no se percataba del silencioso sopor en que se encontraba su madre.
Y a Gersy, la auxiliaban sus dos amigas.
Miguel, se quedó como el tercer bloque.  Sólo.
Y en ese ínterin, apareció nuevamente el señor de la casa.
- ¿Y tú en dónde carrizo te metiste? – Lo encaró su esposa. El pobre hombre se quedó pasmado ya que nunca esperó ese ataque tan repentino y violento de parte de su propia costilla.
- ¿No me dijiste que trajera a Román? – Contestó con una pregunta inquisitiva.
- ¿Y lo trajiste? ¿En dónde está? – Por su parte, comenzó a mirar hacia todos los lados, como ridiculizando aún más a su costilla.
- Sigue en el baño.
- ¿Y no te hizo caso? – Explotó su ira nuevamente y mirando a su compañero con los ojos llenos de cólera.
- ¡Claro que me hizo caso!
- ¿Se vino?
- ¡No!
- ¿Y entonces?
- ¡Allá sigue!
- ¿Viene o no viene?
- ¡Claro…En algún momento se cansará de seguir echándose agua encima, y saldrá!
- ¡Qué buena broma! ¿Y no te hizo caso?
- ¡Claro!
- ¿Y?
- ¡Me contestaba: Ya voy a salir! ¡Ya voy a salir!
- ¿Y nosotros aquí devanándonos los sesos?
- Me dijo que está muy feliz.
- ¿Feliz, de qué?
- No sé de qué, pero me dijo que está muy feliz
- ¡Pues será el único feliz en esta casa!
- Ciertamente… - Asomó a decir Gersy – La ignorancia en algunos casos es sinónimo de felicidad…Ciertamente.
- Pero en cuanto salga y nos vea aquí a nosotros – Asomó Carmen.
- Será así. Cuando nos enfrentamos a nuestra realidad, es cuando comienzan nuestros problemas y nos comenzamos a amargar. -  Apostilló Susan.
- ¡Hay verdad, verdadera! ¿Cómo me gustaría obtener la sabiduría del Avestruz? – Concluyó Miguel.
- ¿Y hay sabiduría en el Avestruz? – Le preguntó Carmen.
- …Hay su verdad…Para ellos…De que las hay, las hay.
La dueña de la casa, las escuchaba y observaba a Gersy, que al igual que su hija, parecían unas Magdalenas llorando copiosamente y ajenas a cuanto allí acontecía.
- ¿La teoría del Avestruz? – Se preguntó en voz alta expresando su enorme molestia ante esa invasión inesperada a sus dominios.
- …Así es Señora… - Respondió Carmen.
- ¿Y eso es lo que ustedes están estudiando en la “Universidad”?
- No mi señora, esa es una teoría muy nuestra – Le respondió Carmen nuevamente.
- ¿Será que ahora los están graduando “Así, de esa forma”?
- ¡Suegro…Suegro! – Escucharon los gritos de Román  allá a lo lejos, como amortiguados.
- ¿Qué te pasa ahora? – Le gritó molesto desde el porche.
- ¿Y por qué no vas hasta allá, a ver qué quiere? – Le azuzó su esposa.
- ¡Ya voy! ¡Ya voy! – Les gritó a los dos, el ya fastidiado señor.
- ¡Qué fastidio! Y es a mí a quien están jodiendo siempre.
Entró a su casa, lanzando murmuraciones tras murmuraciones.
Todos guardaron silencio, observaron como de muy mala gana, el bondadoso señor se transformaba en un ser irascible por la circunstancia que se le presentaba.
- ¡Suegrito…! ¿Me prestas tu desodorante?
- ¡Qué de cachaza! – Murmuró la señora, cuando allá a lo lejos, escuchó a su yerno, quien cantando le pedía su desodorante, prestado.
Pronto se le escuchó, que también le pedía su perfume, prestado.
Afuera se oía un ronquido como respuesta. Seguramente era el ya fastidiado señor.
- …Por lo visto, en esta casa aprecian mucho a Román – Comentó Susan.
- …Debe sentirse como en su propia casa – Agregó Carmen.
- A decir verdad, lo apreciamos mucho. Siempre ha sido muy detallista. A mi hija, siempre se le aparece con un ramo de  flores…
Al escuchar este comentario Gersy, sin querer comenzó a gemir y a llorar. Cuando la señora se dio cuenta, trato de justificarse, pero ya el daño estaba hecho.
- ¡Discúlpeme señora Gersy! …En verdad, no quise herirle sus sentimientos. Pero es la verdad.
Y por la verdad, murió Cristo.
- …Y por esta verdad, mi amiga Gersy está destrozada…
- ¿Y mi hija? ¿Y yo? ¿Y mi familia, cómo quedamos nosotros?
-- Ustedes deberían agradecernos a nosotros, que hemos venido a desenmascarar esta situación. ¿Se imaginan, si se hubiese  casados? – Le preguntó Carmen.
- ¡Sería un gran escándalo! – Convino la matrona.
-Y seguramente, “Él Gran Señor” se lavará nuevamente sus manos…Como siempre.
- Disculpe señora, ¿Pero usted no se cansa nunca?
- ¿Cansarme de qué? ¿Qué mal estoy haciendo con decir la verdad y nada más que la verdad?

¿Acaso los estoy ofendiendo a ustedes?