-Google imágenes-
Corto en relatos
“¡Situaciones inexplicables!”
“Me
encontré con Elías”
Tenía días que no me encontraba con Elías, y hoy fue que sin querer
queriendo, nos encontramos.
Y es que comenzamos a dialogar. De cosas pasadas.
Y entre sus comentarios, me llamó poderosamente mi atención...Este:
- Sabes amigo, que en una de estas noches pasadas, trabajando en el
tráfico (Sabes que conduzco un carro de los llamados: “por puesto” o sea que
cubro una ruta y en ella arrastro con todo el que me mande a parar.
¿Entendiste…?) y en este caso, iba solo.
Era ya de noche, creo que estaba empezando con mi faena. Iba solo y me
manda a parar un jovenzuelo, que ni “buenas noches” me dio, y se sentó en el
asiento trasero. (Bueno yo sigo cubriendo mi ruta.)
Y en la esquina siguiente, me manda a parar otro jovencito (No tan joven
como el anterior.) y yo freno y se me monta, a mi lado (O sea adelante.)
Sigo y en un momento equis, el que viene a mi lado, se inclina y saca una
pistola de entre sus medias…
¡Me asusto! Y fue cuando él me
dice, como para tranquilizarme…
- ¡Tranquilo! Que esto no es para ti…Es para el desgraciado este, el que
viene detrás… (Y acto seguido se vuelve y lo amenaza con su arma y le dice…)
- ¡Desgraciado! Si se te ocurre: Atracar a mi amigo, el conductor, ¡te
busco y te mato!
¿Estamos claro…? – El tipo se puso amarillo y levantó sus
brazos.
- ¡Párate aquí mismo! – Me dijo, y en el acto le obedecí. Y le hizo señas
al susodicho, el cual se bajó sin chistar.
- Ya estás advertido. – Le dijo amenazante, mientras me ordenaba seguir el
camino.
- ¡Ese mal parido te iba a atracar!
- ¿Y cómo lo sabes? – Le pregunté muy extrañado.
- Porque yo lo conozco. – Me dijo mientras se volvía a esconder su
armamento. ¡Y me entra ese miedecito a mí! Mientras lo vi guardando esa pistola
tan grande.
Capaz que el que me quiera asaltar sea este… - temía.
- Llévame al centro. No agarres pasajeros. – Me indicó mientras se
acomodaba su ropa.
Continué, pero estaba ya prevenido.
El caso, es que llegamos al centro, y él me indicaba por donde iba a tomar
el camino. Verificó sus cosas y después como que no vio nada interesante y me
volvió a ordenar.
- No hay nada por aquí. Déjame donde me encontraste.
Y cóbrate. – Me extendió un billete de los grandes.
- No. No importa. Está bien. – Le dije, y él en forma violenta me increpó…
- O te cobras o voy a ser yo mismo el que vaya a robar…
- Ok. Ok. – Y acto seguido le devolví su vuelto.
En cuanto le hube devuelto su dinero, me indicó que lo dejara en la
esquina. Y se bajó.
…Empezaron a temblar mis piernas…Y me dije: ¡Mejor me devuelvo a mí
casa…No quiero seguir tentando a mi suerte! (Y me fui a casa…)
© Bernardo Enrique López Baltodano 2016
Nota:
Internet utiliza cookies para
optimizar la mejor experiencia al usuario en nuestro sitio web.
Si continúa utilizando este sitio,
asumiremos que está de acuerdo. ¡Gracias por su preferencia!
No hay comentarios:
Publicar un comentario