Relato corto lleno de: AMOR


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Relato corto lleno de: Amor”








“Al  fin  apareció  su: ¡media naranja!”








- ¡Te cuento! – Se apareció de repente Ana, y fue en búsqueda de Sofía su amiga     -quien en ese preciso momento se encontraba en sus labores de casa-   sorprendida, soltó un trapo que tenía para limpiar su mesa y se llevó ambas manos a su corazón mientras con sus ojos desorbitados miraba sin entender nada.
¡Fue un muy desagradable pasmo!  Quedó en una sola pieza. Sin poder articular acción o expresión alguna.
La pobre estaba tan concentrada en sus faenas, que jamás pensó que le llegaran gritándole  así de esa forma: ¡de sopetón! Sin previo aviso, ni nada.
La que estaba llegando se quedó sin poder justificarse,  -¡para nada!-     nunca imaginó ser la causante de tanta expectación, que entendiendo que había sido ella misma la causante del tremendo susto que le había dado a su compañera.
No obstante, la tomó por las manos y con movimientos lentos le indicaba que no era gran cosa y que lamentaba haberla sorprendido de esa forma.
Tuvo que ir por un vaso con agua, para poder disiparle esa angustia. Esperó hasta que se hubo recuperado.
Mientras le hacía morisquetas, como para diluir o disiparle el mal momento que le había hecho pasar.
Transcurridos unos minutos, ya Sofía había recuperado su color de piel y fue cuando entonces le dijo…
- Amigui….Pudiste haberme matado. Me hubiera dado un ataque al corazón o algo parecido… - Se ruborizó y no encontrando mejor forma para justificarse, le dijo…
- ¡Perdóname, nunca pensé ser tan imprudente!
- …Bueno, ya me está pasando. Pero dime… ¿Qué es lo que te está pasando que vienes tan agitada…?
- Como te había dicho: ¡Te cuento que fui a casa de nuestra común amiga: Flor!
- ¿Y?
- Tú sabes que ella después que enviudó, le ha guardado luto a su difunto por mas de treinta años.
- ¿Y…?
- ¡Pues ya se le apareció “su galán”!
- ¿De verdad? ¡Pues ven y échame el chisme! – A la dueña de casa, todo se le había pasado. Y conocedora de la historia de la recién nombrada, reconoció que a ella ya le habían pasado ¡muchos galanes! Pero que a ninguno le había prestado atención alguna…Y ahora…
Ana tomó asiento de forma inmediata y gesticulando como para ganar mayor atención le agregó…
- ¡Es todo una preciosura! ¡Hasta parece actor de cine!
¡Alto, delgado, buen mozo, blanco de ojos azules! Educadísimo, todo un caballero.
Mira y la trata con esa dulzura, con esa gallardía.
¡Qué primor, qué hombría!
Al parecer está muy encantado con ella, porque ni la deja moverse sola.
Le toma la mano, le aparta todo para que nada la estorbe…Le besa la mano con esa ternura…
¡Es salido de un ensueño!
¡Dios! ¿En dónde me tienes al mío…?
…Y además ¡Tiene un carrazo! ¡Tremendo coche!
Grande y hermoso, que debe costar una fortuna.
Es todo un: Gentleman. ¡Se nota a leguas que es un extranjero! Muy educado. Comedido. Atento.
¡Se sacó la lotería!
- ¿Y a ella, cómo la viste…?
- Radiante. ¡Está: “embrujada”!
Solo tiene ojos para él…Al igual que él… ¡Solo pendiente de ella!
¡Ay qué felicidad! ¡Cuánto me gustaría encontrarme a “mi media naranja”! – Comenzó a bailar en medio de la cocina mientras suspiraba de emoción.
- ¡No sabes la inmensa alegría que me acabas de dar!
¡Al fin mi amiga, encontró a su novio!
Ya era tiempo. ¡Qué bien! ¡Qué bien!
Mucho se ha aguantado: ¡Treinta años!
¿Te fijas que vale la pena esperar…?
¡Dios la recompensó trayéndole al ser que la va a ser inmensamente feliz! – Ya para ese momento las dos bailaban felices por entre la mesa y las sillas, y fue tal el alboroto que su propio marido que se encontraba en su cuarto, se asomó para averiguar el origen de   esa explosión de júbilo repentino…
- ¡Qué pasó? – Ana le hizo guiños como para que no se metiera…
- ¡Son cosas de mujeres! – Pero Sofía, se condolió de su amado y le informó…
- Estamos celebrando que Flor… ¡Ya encontró al “hombre de su vida”! – Miguel las miró a ambas y se unió al festejo, sacando una botella de vino, llenando tres copas y les dijo…
- ¡Brindemos por la amiga!
¡Al fin se le acabó su soledad! ¡A partir de hoy: Será inmensamente feliz!
- ¡Gracias a la Virgen! – Le reconoció su esposa, mientras los tres alzaban su copa y se satisfacían por la inmensa felicidad de la amiga en cuestión.









© Bernardo Enrique López Baltodano 2016        






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...Estaba durmiendo... ¡Entró de repente y...!


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   “Corto  en  relatos”  






“¡Esto me lo contó él!”







- ¡Esto me lo contó él! Y digo que fue él, porque así sucedió. Y me perdonas lo exaltada  que estoy, pero es que… ¡Sé que es difícil de creer!
Pero para que me entiendas, comenzaré desde el principio. Tenme paciencia por favor. -  Elena se pasó la mano por su larga cabellera, se encontraba en medio de una enorme excitación, su hermano Juan, la observaba muy asombrado.
Ya que reconocía en ella, que casi nunca se ponía tal como estaba ahora. Y por eso, decidió sentarse a escucharla.
Su hermana mayor se estrujaba con mucho nerviosismo sus manos, se le notaba que le costaba hilvanar su experiencia, pero luego de unos segundos moviéndose de un lado a otro, sin dirección aparente, y de peinarse mas de una docena de veces…Se fue calmando.
Notó que su hermano no la apremiaba, y eso se lo agradeció.
- Mira, no sé cómo empezar…
- Empieza desde un principio y deja que fluyan tus palabras, no las atajes. No te cierres. Respira con tranquilidad y cuando lo creas conveniente…Arranca. Por mi ni te preocupes, te estaré esperando. – El gesto de solidaridad, le trajo mucha cordura y paz. Se serenó y arrancó de esta forma…
- Estaba durmiendo. ¡Cuando de repente se me apareció en la puerta de mi cuarto, ese ser!
- ¿Quién?
- Al principio no me quiso decir su nombre, y esto fue lo que me dijo:
“Disculpa que interrumpa tu sueño. Pero me urge que me atiendas. No te vengo a hacer daño alguno. Pero requiero que me oigas y que después…Me ayudes. – Yo estaba asombrado, pues en el momento pensé: ¿Y de dónde viene este hombre…? ¿Cómo pudo entrar a mi cuarto? ¿Será una visión mía…? Y en esas elucubraciones me encontraba cuando, me interrumpió…
- No te devanes mas tu cabeza. Escúchame por favor. Este es mi relato:
Me encontraba durmiendo en mi casa (yo vivo en el campo. Mejor dicho en una finca que es de mis padres.) Cuando de repente me dan unas ganas locas de ir al sanitario (Nosotros somos pobres y no tenemos sanitario tal como tú lo conoces…Utilizamos “letrina” con su pozo séptico y el mismo está como a mas de doscientos metros de la casa.) y yo pensaba que podía aguantar… ¡Pero qué va!
No me daba chance de esperar hasta el día siguiente. Así que me armé de valor, recogí papel sanitario y corrí.
Esa noche era de luna de cachito, y en ese momento, no había luz por ninguna parte.
Asustado, corrí    -para ver si me daba tiempo de llegar, antes de…-    y en esa forma de correr no me percaté de que había salido sin mis cotizas, por lo que me dolían las plantas quizás haya sido por lo rustico. Por las piedras.
En fin,  ¡me resbalé y caí!
Y en ese momento, logré levantarme, pero no pude llegar hasta  el “sanitario familiar”  y me dispuse a “hacerlo” allí mismo.
¡De repente siento el gruñir de unas fieras!
Yo me quedé en una sola pieza. ¡Por la prisa, no salí con mi escopeta! Me agazapé y esperé…
¡Grrrrrr! Grrrrrrr! ¡El viento se volvió loco de repente!
Mis carnes se helaron. Mi corazón se me paró en el acto. Una suave brisa, me dio escalofríos horrorosos. Sin embargo, no pude divisar a mi atacante…Que para mí, ¡era una banda!
No recuerdo si me hice o no.
¡Pero de repente…Siento que me están atacando! ¡Pero no pude ver ni qué o quién era!
…Sentí intensos dolores.
¡Me encontraba aterrado!   …Presiento que me mataron. Puesto que de repente, dejé de sentir esos dolores espantosos.
…Como pude, me fui levantando. Mucha sangre corría por mis ojos y me impedía ver bien.
¡Pero acudí lo mas pronto posible!
Cojeando, me caía, me erguía y así fui andando… A mi casa, para avisarles a mis viejos.
Y lo que vi…Me heló en el acto…
- ¿Qué viste…? – Le pregunté intrigada.
- ¡Estaban sometiendo a mi padre y estaban violando a mi propia madre…Y a mi hermana!
¡Corrí y los ataqué!  …Pero no parecieron sentir nada de mis golpes ni de mis ofensas… - Dejó de hablarme y se inclinó a llorar.
Era un chavalo. Estaba muy nervioso.
Y fue cuando le vi la cantidad de heridas que portaba en su cuerpo.”
Me enterneció su relato. Es mas se me fue todo el terror que sentía…
Pero es que… - Se detuvo en su narración y fue cuando Juan se le acercó y la abrazó, para infundirle confianza. Ella le susurró al oído…
- ¿Sabes lo que me pidió…?
- No. ¿Qué te pidió…? – Ella suspiró, exhaló y en un segundo posterior prosiguió…
- Me pidió que fuera a ver a su familia y que les dijera que él estaba bien. Me dijo que se llamaba: Luis y que su familia debería estar muy preocupada por él. ¡Hasta me dio su dirección exacta y me dijo que él mismo me acompañaría! – A Juan se le pararon todos los pelos de su cuerpo y una ráfaga instantánea lo inhabilitó…Un frío de muerte lo inmovilizó.
- ¿Me acompañarías…? – Él no supo articular palabra alguna…Estaba horrorizado. Espantado.
Sobrecogido e inutilizado.










© Bernardo Enrique López Baltodano 2016        







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