"Cachirulo"






- …Cómo usted mande, Comandante… - Le suplicaba El Temblao.
Continuaba apretándole el cuello con su navaja. Los demás, temblaban del temor que le tenían. Y al pasar un rato…Lo empujó con toda su fuerza.
- ¡No me jodan más! Mi paciencia es muy corta. ¡Y al próximo…Le saco las tripas! ¿Estamos?
- ¡Perdón! ¡Perdón mi Comandante en Jefe! – Le suplicaba El Temblao.
- Y ahora se me van todos. Y preséntense hoy mismo a las cinco de la tarde. ¡Sin falta! Porque el que falte hoy a su trabajo…No vivirá para contarlo. ¡Yo mismo en persona, lo perseguiré hasta el mismo fin del mundo! ¡Porque de mí, nadie se burla! ¿Estamos?
- ¡Si jefe! – Respondieron casi al unísono.
- ¡Fuera malagradecidos! ¡Malayos!
¿Qué se estarán creyendo que soy yo?
¿Un ladrón…Acaso?
¡A mí, se me respeta! ¡Yo soy todo un COMANDANTE EN JEFE!
¿Más grande que yo…? ¡NADIE!
- …No jefe…No…
- ¡A las cinco de la tarde en punto!
¡En punto!
¡Ah, y tráiganme algo de comer, que esté muy rico! ¡Fuera!
¿Hasta cuándo tendré que seguir aguantando tanta bajeza?
¿Hasta cuándo he de seguir soportando tanta estupidez?
¿No se dan cuenta? ¡Yo soy un Súper Dotado! ¡Un ser único e irrepetible!
¿Por qué estaré rodeado de tanta mediocridad? ¿Tanto lumpen asqueante me rodea?
¿Y por qué a mí se me pegan? ¡Los del barro vayan y se revuelcan en el primer chiquero que consigan! ¡La porquería de nada me sirve a mí! ¡Fuera y tráiganme mucho biyuyo!


II

Ya habían transcurrido unos días, después de aquel holocausto.
La vida continúa. Cada nuevo día nos trae las nuevas expectativas, y al finalizar  lo que nos queda es descansar. ¿Pero cómo poder descansar, tras los hechos atroces ya acaecidos?
Toda la comunidad estaba en vilo. La sorpresa los dejó boquiabiertos y estupefactos.
Los vecinos circundantes…Estaban temerosos, por aquello de: “Cuando veas las barbas de tu vecino arder…”
La familia  victima de todos los vejámenes, yacían destrozados. Y no era para menos. Cuando lograron salir de la amnesia a la que fueron sometidos…Se encontraron con una muy cruda realidad.
Y no podían negarla. Por más que se esforzaban en superar todo aquello, no lo lograban hacer.
Y la policía  lo único que les respondía, era que estaban haciendo sus averiguaciones.
Que hay que tener paciencia. A la final esos hampones tarde o temprano, caerían en sus manos y que el peso de la ley…
…Caería implacablemente sobre ellos.
- ¡No habrá perdón! Uno a uno, caerán.
- Hay que tener paciencia. – Le decían al patriarca.
Mientras tanto su esposa e hijas, estaban sometidas a tratamiento siquiátrico y sicológico. Y todas sus pertenencias, simplemente: Destrozadas.
- …Nos mudaron y nos destrozaron.
Se lamentaban  horriblemente. Ninguno de los vecinos ni oyó, ni vio absolutamente nada.
La anomia era espeluznante.
La sin razón de la vida.
Sin fronteras entre lo absurdo y lo real.
¿Cómo pudo acontecer todo eso, sin que más nadie viera o supiera nada?
Toda una familia fue devastada.
El honor y el pudor femenino…
¿Qué estaba pasando?
Los integrantes  pasaron largas horas con el rigor de la anestesia y para colmo, la Justicia, haciéndole preguntas de todo tipo.
¿Y qué podían responder? ¿Qué podían agregar para lograr esclarecer este caso?
¿Y las féminas…Qué podían alegar? ¿Qué podían agregar?
¿Qué vieron a sus violadores…Qué sintieron…Qué,  por Dios…?
Ante la insistencia de los gendarmes, quienes le espetaban que: “Ustedes en algún momento…Tuvieron que estar conscientes…”
Daban la impresión de que algún miembro de la familia, en alguna forma…
¿…Colaboró con aquello?
- Por las señas  seguramente hay sospechas, muy justificadas de que ha habido algún tipo de complicidad… - Eran los comentarios, que se hacían entre los detectives.
¿Pero cómo…Si fueron presas fáciles del hampa? – Los funcionarios policiales tenían muchas dudas. - La puerta no está violentada. No hay ventana rota. ¿Entonces: Cómo pudieron entrar?
La desolación en plena ciudad. El inmovilismo en esencia.
Se sabía que fueron sus víctimas…Pero no dejaron huellas.
O sea, la perfección del brazo hamponil. Y los representantes de la ley, quedaron huérfanos. Sin saber a dónde acudir, ni a quién preguntar.
Es más alguno de los vecinos, hasta le sugirió que buscara a los ladrones que vivían cerca.
Y que seguramente tendrían que pagar una “Vacuna o protección”.
Ramón Fuentes, se llama el patriarca sometido por el hampa.
- ¿Pero cómo es eso, que tenga que pagar una: “Vacuna o Protección”?
Su vecino Diego, le sugirió en vista de que la policía  hacían  que hacían, pero que nunca veían resultado alguno.
- ¡Pero Diego, no puede ser! ¿Qué yo tenga que pagar una protección a los ladrones? ¿Cómo es eso?
- Mira vecino. Yo siempre te lo he dicho. Es cierto, que tú eres nuevo por aquí, pero…
¿Qué más podemos hacer? Los ladrones, son ladrones. Y al parecer, los que se te metieron… ¡Fueron de lo peor!
- …Si chico, tuvimos una suerte muy pésima. Pero la policía, nos aseguran que ellos los van a agarrar.
- ¿Y todavía confías en ellos Ramón?
- ¿Y en quién más podremos confiar? ¡Ellos son la Ley! ¿En qué clase de mundos estamos viviendo…Cuando tenemos que desconfiar de ellos?
- Ajá…Y tienen por obligación velar por todos nosotros…  ¡Peeeero…!
- ¿Y entonces, qué podremos hacer nosotros?
- Mira, ya te lo dije… Nosotros le estamos pagando a un ladroncito que vive cerca.
- ¿Y no serán ellos mismos?
- Ramón…Sinceramente; No lo creo.
- ¿Y por qué no lo crees, Diego? ¿Cómo puedo confiar en un malhechor y desconfiar de la ley? ¡Esto es fin de mundo!
- ¡Será así, compañero! ¿Pero es que nunca te has dado cuenta, que la realidad supera con creces a la fantasía? Estamos viviendo en un mundo confuso y las apariencias, nos están engañando…
Nosotros lo conocemos desde hace muchos años.
La mama de él, es una borracha, drogadicta y muy promiscua.
- ¿Y entonces?
- Él y su hermano, prácticamente crecieron en la calle. Ellos son mala maña. (Pero aquí entre nosotros dos… ¿Yo? Confío más en ellos, que en todos esos uniformados. ¡Con eso te digo todo!
¿Pero eso que les hicieron a ustedes? ¡Eso es monstruoso! Jamás lo haría él.)
- Es que si yo los agarro… ¡Los mato!
- ¿Y el Danger?
- …Murió. No pudo aguantar. Se ensañaron con el pobre. No sé qué carajo hacer. Esos desgraciados…Nos mutilaron amigo, nos mataron.
¿Qué más te puedo decir…?
¡Qué Dios me perdone…Pero hubiera sido preferible mil veces…!
¡Qué nos hubiesen matado a todos nosotros!

Mi esposa, pobrecita. Tener que vivir, con esta humillación… 

Esta es otro de mis manuscritos, que espero que sea del agrado de todos ustedes.
¡Saludos!


“Asechanzas”
Belbaltodano.-
Sept. 2.013.-
Noche oscura. Silenciosa. Invita a dormir, pero en mi caso muy específico; no lo tengo así que para no estar dando vueltas y vueltas en el dichoso nido, me dispuse a cerrar bien la casa por dentro.
La puerta que da a la calle, le paso su llave y como medida de precaución  se la dejo pegada. Chequeo bien las ventanas y me doy cuenta que la de la cocina está abierto, la cierro bien.
Todo está  bien resguardado. Me fijo en dónde están los dos amables caninos, usualmente son muy activos y tenía ya rato que no los escuchaba.
- …Allí están. – Los veo a través del vidrio de una de las ventanas. La hembra estaba semi metida en uno de las tantas zanjas que ella misma abre. Rendida. Dormida a pierna suelta.
Al parecer estaba soñando (¡Quién sabe qué de cosas pasarán por esa mente canina! ¿Cómo saberlo? Pero por lo que puedo apreciar… ¡Está sumamente activa!) Ya que ejecutaba  cortos movimientos en sus patas - ¡Quién sabe qué estará soñando esa loca! – Me dije a mí mismo. Busqué y como a eso de un metro estaba el enano (Tan inofensivo  él…por regla general es él, el que enciende siempre la mecha…y la otra se abalanza furiosamente…);  también está roncando.
- ¡Parecen tan inocentes las dos taras! – Realmente son muy escandalosos.
Y no puede pasar nadie por el frente ya que al parecer quisieran atravesarse la cerca para salir a atacarlos. El macho aún siendo casi un tercio del tamaño de la hembra es al parecer él dinamo que acelera a la perra, la cual se desboca con furia incontrolada.
- Bueno todo está en calma. – Me sigo diciendo. Siempre pendiente de todo.
Camino por toda la casa a oscuras. A esta hora es poco el tránsito de personas y uno que otro carro se le antoja pasar frente a mi casa.
Dejo una de las luces de la cocina…por si acaso.
Es bien sabido que los amigos nocturnos, a ver una luz encendida, se abstienen. (Así alegan muchas personas…por si acaso; no pierdo nada con hacerles caso…)
Por esa razón prefiero dejarla prendida, así creerán que hay gente acá y además tengo a los dos bravísimos guardianes…ellos me avisarán ante cualquier anormalidad. (Eso espero…)
- …Mejor me pongo a ver la televisión…de repente pasan una peliculita de las que me gustan. –
 Y como todo está bajo control, voy al cuarto y enciendo la tv, con cuidado ya que mi esposa está durmiendo y no es bueno perturbarle  su dormir. Me cercioro y la veo plácidamente.
- ¡Todos están rendidos, menos yo! – Bueno una vez encendido el tv, comienzo a buscar canal por canal. En ocasiones, aún cuando tengas quinientos canales de diversos países, ocurre que arrancas y paseas por todo el globo terráqueo y en verdad…no consigues lo que realmente ansías disfrutar. Y esta noche al parecer, no es la excepción. Todas o las había visto ya o sencillamente no eran de mi agrado.
Después de haber recorrido más de veinte canales…Con la famosa paciencia de Job, insisto una y otra vez. 
¡Hasta las de cocina se me antojaban aburridas!
Ni boxeo, ni artes marciales…
¡Dios qué hastío!
Me provoca caerle a patadas a algo…pero claro sin hacerme daño yo mismo…
¡Al fin!
¿Será cierto…?
Me siento a una distancia prudencial de unos tres metros y medio, y como la película viene en inglés con traducción al español en letras…le bajo hasta el máximo, con la finalidad de no perturbarle el agradable sueño a la costilla.
El control está dañado, así que a los pocos minutos me compruebo que la dichosa peliculita…no es de mi exacto agrado.
- ¡Qué fastidio!  …Tan bien que iba y se degeneró en algo que tampoco me gusta… -  Me levanto y recomienzo con mi safari…hasta que veo otra que promete estar a la altura de mis expectativas. No obstante, me quedo parado cerca, a la distancia de mi brazo…sí, sí parece que esta es la que me va a resolver esta noche. Contento me vuelvo a sentar.
En efecto…captura toda mi atención… Es una película del viejo oeste.
Con indios con flecha en sus largas cabelleras. Comienzo a detallar su trama…si me gusta. Además tenía ya bastante tiempo que no veía una así y ¿a esta hora?
Me acomodé lo más cómodo que pude, levanté mis paticas y las coloqué sobre una pequeña butaca y extasiarme  en ella.
Acompañé al intrépido hombre, mientras se adentraba en tierras salvajes.
Se escondía ya que si lo veían los indígenas con seguridad lo aprehenderían y hasta lo matarían.
¡Qué nervios…tienen que ser de acero! Con pasmosa tranquilidad fue sorteando metro a metro, sigiloso fue avanzando. ¡Qué hombre!
Me recordó las aventuras de aquel legendario cazador, creo que se llamaba Daniel Boone o algo parecido.
¡En fin, me complacía el hecho de ver ese tremendo dominio de su accionar!
¡Sin duda…me quedé extasiado…! ¡Hasta me veía a su lado…o detrás…pero me identificaba con todo lo que allí ocurría!
 Lo vi que se fue desplazando con sumo sigilo. Y es en esos momentos, en que me parece que si toso…como que puedo delatarlo…entonces me abstengo… ¡Ni me muevo!
Me quedo como una estatúa…
Guardo todo y conservo mi paz…pero con aprehensión.
¿Qué le pasaría si lo descubren?
¡Dios qué emoción!
Temeroso y cauteloso, bordeaba el campamento. Lo curioso es que ni los perros lo intuyeron.
Noté que estaba pendiente de que los vientos no cambiaran y lo fueran a delatar.
Lo espeso del follaje lo protegía. Se lanzó al suelo y fue arrastrándose. En unos instantes, uno de los hombres de la tribu al parecer, escuchó algo extraño y presto salió a indagar.
Detrás lo siguieron dos o tres más. Hablaban en su lengua natal.
Una musiquita que instiga a la pelear se deja escuchar.
Las mujeres dejan de hacer sus labores y centran su atención…Segundos valiosos.
Todo se detuvo. La población está en suspenso. Temen algo muy malo que los pueda dañar.
Así que todos están prestos y atentos a cualquier ataque sorpresivo.
El indio un hombre joven; olfatea pero no parece estar satisfecho.
Le hace señas al resto que rodeen el objetivo, en su creencia de que algo raro estaba pasando allí. Agudiza su visión y su audición… Todo está en calma. Pero él insiste…
Se le acercó a escasos metro y medio, es más a mí manera de ver…eran centímetros.
Y cuando ya parecía que lo descubriría…
¡Otro ruido los atrajo!
De inmediato salen corriendo varios hacia la dirección que creen que se produjo ese ruido.
¡Qué bien! Alejó a los compañeros…pero este terco seguía allí.
No se quería mover. Su cara era de guerra.
En la otra escena, los otros descubrieron el origen que atrajo toda su atención…era un zorro que buscando su comida…produjo todo ese escándalo. ¡Todos emocionados se tranquilizaban unos a otros! Y le dijeron  al empecinado que nada malo estaba ocurriendo y que volviera a sus labores ordinarias.
El caso es que el intrigado indígena…como que no se tragaba del todo ese cuentecito…pero ante la insistencia de sus compañeros se vio precisado a regresar.
El héroe indómito, al percatarse de esto, soltó una sonrisa de sano alivio. Se notó que se pudo relajar, bajó su rifle y quedó en guardia, pero ya mucho más relajado. Sacó un trapo sucio y se lo pasó por su frente muy sudada, por cierto.
Chequeó hacia el lado dónde se produjo toda la anormalidad…y se percató de que ya todos riéndose se mofaban  de ellos mismos, retornaban a sus labores ordinarias.
Para su gran regocijo. ¿Y por qué no confesarlo…? ¡Para mí también!
Pasada esa incertidumbre, me acomodé mejor en mi silla.
El cazador pretendía pasar al otro lado. No me quedó claro el por qué, pero bueno ese tipo de acción es la que me llama la atención. Hay proyecciones que dejan entrever claramente lo que va a pasar… ¡Esas no me atrapan!
Pero en esta, el suspenso estaba latente en todo momento.
 Y como cuando entré en esa emisora, ya la misma había empezado. Tampoco tenía claro ni cuándo ni en qué momento logré sintonizarla, pero en fin. Ya hasta me estoy acostumbrando a ver películas empezadas o en su terminar.
Nuevamente comenzó a desplazarse…pero en esta ocasión; ¡pisó una rama!
¡Otra vez! Todas las risas, se vieron truncadas. Nuevamente la zozobra. Todos miraban hacía la dirección correcta. Hablaban entre sí, señalando todos en la misma dirección…
La música era de suspenso. ¡Qué emoción! 
¿Cómo hará para salir de este trance?
¿Qué pasará si lo descubren?
Por la cara…creo que nada bueno. ¡Estaba asustado! Sabiendo que por su error…
¿Pero cómo pudo haberlo cometido?
Presentía que lo peor podía ocurrirle…Por lo menos, eso era lo que se avizoraba…
Hasta las matas dejaron de menearse, por efecto de los vientos. Y nuevamente corrían ya no tres…ahora eran docenas de guerreros. Todos pintarrajeados en son de guerra próxima.
La música se torna indómita, invitando a la violencia desenfrenada.
Se gritan órdenes una tras otra.
Se tornan peligrosos, agresivos en contraposición al pobre, quien trata de permearse con la naturaleza…pero era claro que no podría lograrlo…
Tan absorto estaba, que no pude visualizar que la puerta de mi cuarto, se estaba abriendo muy lentamente. Quizás por el sonido ya elevado de la musiquita que incitaba a la acción, no pude escuchar su  crujir, ella es de madera maciza, pesada y al abrirla hay que ejercer presión, ya que
en alguna época se desprendió de sus bisagras y presionaba con todo su peso sobre su marco…la huella de unos quince centímetros apoya mi tesis.
Un hilillo de la luz de la cocina…chocaba en mí cara.
(¡Ah chirrión! ¿Y ahora qué es esto?)
¡No podía creerlo!
(¿Cómo lo pueden hacer? ¡Yo mismo cerré todo por dentro!)
…Me estaban abriendo la puerta… ¡Miré y la doña seguía en su placidez! – En cuestión de micro-segundos hice un rápido y violento análisis de lo que me estaban haciendo.
¿…Y si no es ella…entonces; quién?
(¡Dios ayúdame por favor!)
Impávido seguía viendo que la misma se abría inexorablemente…
 - ¡Un ladrón! (¿Un ladrón…? ¿Y cómo se pudo meter?) ¡Se metieron…! Pero qué extraño…todo sigue en silencio. (¿Qué será esto?)
No escucho los ladridos. ¿Y mis bravos guardianes?
(¿Y no era qué estaban dormidos? ¡Chanfles! ¿Cómo lograron meterse?  …Todo está en silencio… ¿Qué será todo lo que está pasando?)
¿Se habrán ido de paseo?
(¿Y cómo?  …Si los vi…hace poco… ¡Vergus!)
¿Los habrán envenenados? (¡Yo sí que me lo creo!)
El haz de luz superaba ya los diez centímetros. Lentamente, como si se hiciese con total parsimonia. Cada instante para mí ¡era una inclemencia!
¡Pero no veo a nadie…detrás! Me esfuerzo a tomar una decisión.
Algo dentro de mí, me está gritando: ¡Has algo mijito!
¡Te van a matar aquí mismo y tú ni pendiente!  - La advertencia me hace sentir peor que peor. Una oleada de adrenalina me está obligando a hacer algo…estoy impávido. Presiento que lo que me puede venir es siniestro… 
-¿Y yo qué hago? - Es lo único que logro balbucear, mientras inmóvil y sumamente nervioso logro responder. Pero aún así, me siento totalmente dominado. Y lo que me mantiene así, me sigue sujetando…  ¡Pero es qué no he logrado vencerlo aún!
 - ¡Dios protégeme! – No logro descifrar nada de nada.
Ahora si que me estaba preocupando de verdad…esto no era parte de la peliculita.
 ¿…Y si es un malhechor…me debe estar esperando para atacarme…?
(Reconozco que cada instante que transcurre…atenta en mí contra…)
…Sigue abriéndose…ya van unos quince centímetros…
La misma voz o pensamiento o sensación insiste, en forma alarmante:
¡Muévete…has algo! ¡Te van a liquidar como a un perro!  …Puede ser un ladrón…puede ser… Pero así cómo estás…te van a exterminar. ¡Ataca!
Pero aún no acierto a moverme… ¿Qué estará pasando realmente?









 


Esta novela es un relato que se basa en todas las peripecias que se vieron precisados a pasar unos jóvenes cuyo único interés fue…
¡Querer comprar una “Casa de Campo”!
Esto apenas son unas pocas páginas. Los invito a leer este interesante relato.
¡Saludos!


“Apunta Junípero…Apunta”
- ¡Tienes naranjas frescas y rozagantes!
- ¡Guayabas!
- ¡Guanábanas grandes y hermosas! ¡Mangos, grandes…verdes…amarillos y rojitos…hummm! ¡Mira esos cambures…esos plátanos!
- …Con problemas en los servicios básicos…pero lo tiene…
- …Si es cierto…pero no es un mal como para morirse…
--…Ya verán que con el tiempo…estos problemitas quedan subsanados.
- …Así son las cosas…primero…poblados…después: barrios…y con el tiempo: Grandes Urbanizaciones.
- …Si en realidad…De todas las propiedades que hemos visto…la más  feíta y como abandonada…es esta…
- …Si en verdad…desde aquí…se ve…que no tiene ninguna calidad de construcción…al parecer fue hecha por etapas…es deficiente su cimentación.
- …Lo más seguro, es que sus actuales dueños…han ido construyendo de acuerdo a su presupuesto…
- …Bueno…esto te favorece…es evidente…que al no tener, ni piscina…ni ser una construcción de primera…al no tener ni garaje…ni tener una buena cerca…debería ser más barata que cualquiera de las otras que hemos venido viendo… ¿Verdad?
Los tres seguían detallando la posesión  en cuestión. Miguel, se sentía muy feliz…al parecer…estaba presto a entrar en negociación con sus dueños.
- La compraré al precio que sea – Pensaba en solitario. A cada instante, se fortalecía con ese pensamiento. Alelado, intuía que ese sería su nuevo hogar.
Tenía que tener bien presente, el aspecto general de dicha construcción…la calidad de cercado…las plantas frutales…el cuidado en general que le prestaban a la propiedad en general. Y también sumamente importante: Su entorno. Los colindantes. Sus moradores.
Su ámbito. Su atmósfera. Todo muy bien enmarcado.
A su alrededor, se respiraba…se sentía ese espíritu de progreso, de florecimiento. De avance.
Y el pedazo de tierra a negociar…parecía una regresión a un pasado…ominoso.  Decadente.
Una demora en el tiempo. Rezagada en el espacio. Retardada.
Como resistiéndose a los cambios. Tosquedad.
Todas estas opiniones…sin haber hecho acto de presencia al susodicho predio y siempre a los alrededores.
Visualizando y analizando desde su entorno. Contexto.
Considerando cada detalle. Distinguir y examinar…en eso estaban.
- …No está  nada mal… – Asentía convencido el comprador.
Tanto  estuvieron preguntando e indagando…que pronto varios de los vecinos, comenzaron a dudar de las verdaderas intenciones de este trío.
Ante esta imprecisión, Miguel decidió que ya era tiempo de comparecer al sitio y poco a poco, se fueron acercando.
- …Bueno Miguel…lo único que puedo agregar es que, estos vecinos se cuidan entre sí. – Agregó en forma meditativa Jaime.
A lo que José agregó:
- ¿…Al menos…son ariscos o desconfiados?
- …Son  ásperos…
- …Huraños…
- …Preferiría decir…que se cuidan unos a otros… - Aseveró Miguel.
- ¡…Yo diría que aparte de ariscos…son muy desconfiados! – Atinó a afirmar José.
- ¡Ja, ja, ja, ja…si les caes bien…pueden que te protejan tus cosas Miguel! – Jocoso  y de forma amena afirmó Jaime.
- …Recuerda ese adagio que pregona: ¿Quién es tu hermano…? – Preguntó José.
- ¡Tú vecino más cercano! – Respondió casi al instante Jaime.
Los tres se congratularon del celo de esos vecinos.
Al final, se dirigieron en su carro al dichoso usufructo que estaba en venta. Jaime se bajó del carro.
Tocó en el portón. Esperó. Y nadie salió. Jaime siguió insistiendo.
- ¡Toca la corneta del carro Miguel! – Opinó Jaime.
Miguel, tocó tímidamente la corneta.
Esperaron…y nada…nadie, ni salió…ni contestó.
Aguardaron.
- ¡Ni perros nos han ladrado!
- …Vuelve a tocar Miguel…
- …Al parecer…no hay nadie.
En vista de que nadie contestaba. Jaime propuso:
- ¡Mejor se  bajan… y tocamos el portón de nuevo!
- ¿Y eso por qué? – Preguntó Miguel.
- La gente del campo, es muy desconfiada Miguel – Aseveró José.
- ¡Es cierto! – Confirmó Miguel.


Miguel y José, se bajaron del carro y fueron hasta el portón.
Tocaron. Esperaron. Insistieron.
Al rato, salió una tímida mujer, quien al verlos, los detalló de pies a cabeza. Miraba a uno y a otro. Y sin ningún tipo de recato, ni pudor  les preguntó a boca de jarro:
- ¿Son cobradores?
- ¡No!
- ¿Son evangélicos?
- ¡No!
- ¿Son vendedores?
- ¡No!
- ¿Vienen a traernos algo bueno?
- ¡No!
- ¿Ustedes son malos?
- ¡No!
La suspicaz fémina, los miraba con aprensión. Su recelo se confundía con su  temor. Era evidente su incredulidad. Asegurándose a sí misma, que allí habría una trampa “Caza bobos”. Seguro que sí.
- ¡Pues tienen cara de malas intenciones! – Les espetó después de un minucioso examen. Asegurándose a cada instante…”Algo se traen entre manos”
- ¡Por favor!
Reticente y sin disimular su incredulidad, insistía en sus preguntas. Ya que su desconfianza crecía a la par con su recelo.
- ¿Seguro…que no son ni malos…ni cobradores…ni vendedores?  ¿Ni evangélicos?
- ¡Somos gentes de paz!
- ¿Son familia de mi Señor?
- ¡No!
- ¿Acaso  son de mi familia?
- ¡No!
- ¿…Seguramente son del gobierno…?
- ¡No!
- ¿Ah…vienen a cobrar la electricidad…?
- ¡NO!
- ¿…Están cobrando el agua…acaso…?
- ¡NO!
 - ¿Los envían…por algún chisme?  ¡…Por qué si es así…! – En ese momento, le pareció que su pobre corazoncito, comenzaba a latir sin cesar. ¿Será qué…? ¿O será….? ¿Qué se traerán estos individuos?
- ¡NO! – Los chavalos no salían de su asombro. ¿Cómo podrían convencer a esta incrédula?
- …No son cobradores…no son vendedores…no son evangélicos…no nos traen ni chismes buenos… - Parafraseaba se una y otra vez, signo más que evidente. ¿Qué será…?
- ¡Nada de eso somos! – El momento de verdad que les era harto comprometido y oneroso.
- ¿…Son ladrones?
-  ¿Nosotros…Y con este porte?   ¡Menos!
- ¿…Nos vienen a saquear…nuestras cositas…? ¡…Mi esposo es muy bravo! ¡…A él no le gustan que les roben sus riquezas…digo sus…pertenencias! ¿Nos vienen a despojar de lo nuestro? – Sin saber qué hacer…los miraba de reojo…de arriba hacia abajo…miraba hacia los lados. En su pensar, estaba alarmada…casi al paroxismo. Algo le prevenía que esas presencias…eran nefastas.
- ¡NO!
- ¿Nos vienen a secuestrar…acaso? – Mirando de reojo…comenzó a retroceder.
- ¡Señora!
- …Por qué les advierto algo…si me secuestran a mí…mi esposito…no tiene mucho dinero… ¡Quiero decir…poquito…muy poquito dinero! (¡Dios mío…ayúdame! Estos vienen con malas intenciones)
¿Me van a secuestrar a mí? ¿Serán capaces de…violarme? ¿…Desflorarme…a mí…? ¡Me van a deshonrar mi honra…! – No era cuento ni melodía, ya estaba empezando a clarificar…
- ¡…Que no señora! – Una y otra vez, los chavales se miraban con angustia…con desasosiego.
- ¿Seguro?  ¿…Y entonces…a qué han venido?
- …Hemos venido por los dueños de…
- ¡Auxilio! ¡Socorro! ¡…Me quieren secuestrar a mí solita…y son tres hombres…contra mi solita!
-  ¡…Señora…por favor…deje el escándalo…! – Siendo visitantes se encontraban contra la espada y la pared. No atinando a entender, el actuar de esa fémina.
- ¡…Por favor…hemos venido a negociar esta propiedad…!
- ¡…Sí…sí…estamos interesados!
- ¿Ustedes tres?  ¿…Están casados los tres…y yo que pensé que me querían secuestrar a mi solita? – Ya la doña no los miraba con pánico…un halito de asco se dibujaba en su rostro.
- ¡Señora…es Miguel él único interesado en comprar…!
- ¡…Porque quiero que sepan que si pretenden secuestrarme…Yo soy una mujer CASADA! ¡Y muy digna! ¡Y a mi…no me secuestran así de fácil! ¡Yo soy una Señora de la más Alta Alcurnia de toda esta zona y de este país! Habiendo tantas mujeres fáciles de secuestrar…me vienen a acorralar…ustedes tres… ¿Por qué? ¿Alguien les ha hablado de mí?  ¿…Quién…?
- ¿Quién…qué?
- ¡…Sí…quién fue…que les habló de mi…! ¿Y…Tres…contra mi solita…? ¡Pobrecita de mí! ¿Tres?
- ¡Señora…nadie nos ha hablado de usted!
- ¿Sí? ¿Seguro que fue la Magnolia?
- ¿Magnolia?
- ¿No? ¿No fue ella? ¿…Entonces fue…fue…Estela?
- ¿Estela?
- ¿Tampoco? ¡Es que nadie puede venir a poner en duda de mi honradez y de mi virtud! ¿…Y ahora…? ¡Menos! ¡…Ahora soy toda una señora…digna de las más dignas! ¡YO SOY MUY HONRADA Y ADEMAS ESTOY CASADA! ¡…Mucho cuidado con eso de querer o pretender…secuestrarme…no crean que por que son tres contra mi solita…yo no me voy a dejar así por así… ¡…Solamente muerta podrán hacer conmigo lo que ustedes quieran…cochinos…sucios…!
- ¿Cochinos…sucios?
- ¡Yo me baño todos los días!
- ¡Y yo no como ni cochino!
- ¿Por qué nos insulta así?
- ¿Acusarnos de cochinos y de sucios…qué es eso?
- ¿Por qué no permito que me hagan nada sin mi consentimiento y sin mi autorización? ¡Jamás van a hacer lo que ustedes quieran con mi cadáver…!  ¡…Y mucho menos…sin que yo lo autorice! – Los tres miraban insistentemente hacia todos lados, temerosos de que llegaran vecinos, familiares o cualquiera y fuese a creer que ellos eran unos forajidos.
 - …Señora…yo me llamo: Miguel Sánchez…y estoy interesado en comprar esta propiedad… ¿Sí me entiende?
- ¡…Y nosotros solamente somos sus amigos!
- ¡Si…y lo estamos acompañando!
- ¿…Y no vienen por mí?
- ¡No!
-  ¿…No vinieron a aprovecharse de mí…inocencia…de mi ingenuidad? ¿O de mi candidez o de mi castidad…?  ¿Seguro?
- ¡Seguro!
- ¿…Mi Pureza…mi Doncellez…No están interesados? ¿…No…?    ¡No! ¡NO!
  ¿…Y entonces…a qué vinieron…? – El cambio fue más que patético, del pánico infundado al más irracional gesto de cólera e indignación. Ya los miraba tal como posiblemente una gallina mira a una sabandija. Su asco y repulsión rayaban con su indignación.
- A ver…si puedo comprarles esta propiedad… - Miguel trataba por sobre todos los medios, de crear confianza y demostrarle que no vienen con  malas intenciones.
- ¿…Y los tres van a vivir aquí…solitos?  ¡Qué alivio…! …Digo…no tienen mujeres… ¿Tienen mujeres?
…Ustedes…tres…se entretienen entre ustedes… ¿Verdad? ¿Son Lesbianos? ¡Con razón! ¡…CON RAZON! ¡…Resultaron parchitas…! ¡Otra cosecha perdida! – Ahora les gritaba con pedantería.
- ¡Señora!
- ¡Por favor!
- ¿…Y yo que pensaba…? ¡Pendeja! ¡Por estar creyendo…en apariencias!
- ¿Y qué pensaba?
- La verdad es que en este mundo se ven cada cosa… ¿Y yo pensando…?
El enojo no era fingido…realmente estaba indignada.
En ese momento se oyó…la voz de un hombre llamándola. Todos callaron. La mujer cambió de color y de temperamento y alisándose prolijamente su vestido, les dijo:
- ¡Es mi señor! ¡Ya saben…ni una palabra de nada de lo  que hemos hablado! ¡Ni una palabra!
¡Mi Señor…es sumamente celoso y no cree en la palabra de nadie!
¡Mucho cuidado! ¡La vida de ustedes va de por medio! – Se retiró rápidamente…de repente se detuvo y volviéndose, los increpó así:
- ¡No le gustan las parchitas!
  ¡Tampoco los lesbianos! – Y sin proferir más palabras…corrió vertiginosamente al llamado.
Los tres se quedaron viendo a la mujer, en cuanto partió obedeciendo el llamado de su Señor.
- No se…ustedes…pero me da la impresión de que estamos como amenazados…
- …Coincido contigo Jaime…
- ¿Y entonces…que podemos hacer?
- ¡Hemos venido a negociar esta propiedad!
- ¡Claro y eso es lo qué vas a hacer Miguel!
La mujer, antes de entrar…se detuvo y volteó a mirar hacia los tres...y antes de desaparecer…los regañó con gestos.