Por si acaso...



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Noté que mientras Juan José narraba, su mente viajaba a una velocidad espantosa   -y lo digo, pues notaba que sus ojos viraban de una forma muy descompensada, con relación a su relato-    y lo mas curioso es que él, no se daba cuenta de ese  “desvarío”  pero de repente comenzó a sincronizarse    -asumo que vio mi desconcierto-   ya que enderezándose mejor de la posición en que se encontraba, tosió un instante mientras con sus manos, me hacía señas de que lo esperara un rato nada mas y que podría seguir en su ameno ágape.
Se levantó y anduvo con paso muy incierto, hasta que puso toda su atención a algo que quizás había visto a través de los cristales de su ventana, que dan a una calle muy concurrida.
-      …Como te iba diciendo… - Detuvo su hablar, pero no la intensidad de sus pensamientos. Su cuerpo se movía ya sea por inercia…O por algún extraño sortilegio.
El caso es que allí andaba yo…No sabiendo a quién prestarle mi atención: O a su cuerpo  -que se oscilaba sin cesar-  o quizás a un supuesto “como te iba diciendo”   -cuando en la realidad andaba oscilante tal como su propio cuerpo-    o tal vez a una desconexión entre su realidad virtual o la que yo presenciaba…
Me vi precisado a obviar todas las señales que recibía: Tanto las auditivas  (Por sus desaciertos en su forma de hablar) como también a sus manos que se agitaban con mucho descontrol.
Trate de serenarme. Quería volver a centrarme en mis cosas,  claro tomando en cuenta que estaba en su casa, por lo que trataba de ver, lo que él veía…Pero a excepción de los carros que se movilizaban de una forma ya habitual y con los transeúntes que caminaban por doquier, no vi nada raro.
Y andaba en mis propias elucubraciones, cuando escuché de nuevo el sonido brusco de su voz…
-      ¡Ya qué me recuerdo…! Te estaba tratando de explicar la forma como los vecinos…Porque ya andaban obstinado por una cantidad de robos y hasta atracos que les hacían a sus viviendas… - Y mientras él trataba de meterme en su tema, yo me decía: “¿De qué me estará hablando ahora…? 
…No recuerdo que ese haya sido “ese” el tema que me estaba tratando…Pero ¿la verdad…? ¡Tampoco me recuerdo de qué me estaba hablando…!”  Lo miré de repente que ya se encontraba caminando a la puerta de la casa, la que da con la calle.
Y me quedé en pleno suspenso.
Indagando: ¿Qué irá a hacer ahora…?
Ya me está empezando a preocupar este chavalo.
Desconcertado me quedé en suspenso…
-      La verdad es que agarraron al tal: Yoni… - Y yo me preguntaba, ¿de qué Yoni me estará hablando…?
-      ¿Ah es que no sabes de quién te estoy hablando…? – Por su forma de mirarme entendí que ya había aterrizado y que me estaba prestando su atención…
-      ¿La verdad….Verdad? Es qué no sé de quién me estás hablando…
-      Perdona. Es que tengo una cantidad de cosas por analizar, que pienso que ya estás en la misma onda…Pero cierto.
Es que ando últimamente en la nube.
Discúlpame. ¡Es que esta cabeza mía!
…Bueno déjame empezar…
En casa de mi hermano… ¿No sabías lo qué le pasó a él…?
-      ¿Y cómo he de saberlo…?
-      Claro. Claro. ¡Es que tú te pierdes! – Me la lanzó así de repente que sentí el ímpetu de su desazón. De sus desaciertos.
Y en un extraño instante, hizo que se iba a levantarse de su asiento, pero se arrepintió de inmediato. Se acomodó mejor y con la misma inercia… ¡Se levantó como un rayo!
…Y sin mediar palabra alguna, se dirigió a la puerta.
Abrió su puerta, con tal velocidad y con mas fuerza aun…
¡La tiró! Con tal estruendo, que mi corazón se desubicó por un instante. Me desconcerté.
Confieso que hasta llegué a sentirme mal.
Y hasta pensé: ¿Y ahora…Qué le habrá picado a este loco…?
…Pero lo único cierto, es que me había dejado allí…
Me acerqué a la ventana y lo vi…Iba caminando a toda velocidad. Ya iba a un centenar de metros de distancia.
Por lo que decidí…Irme también. Pero por otra dirección.
…Por si acaso…




















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Recuerdos...




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Hender se encontraba sentado en el bus. Iba saliendo de Maracaibo rumbo a Punto Fijo, en el estado Falcón.
Venía en su mundo. Analizando cada día que estuvo en casa de su hermana.
A sus pies, portaba un maletín de tela   -muy corroído-   que en algún instante ya pasado   -por cierto-   mantuvo una imagen de pulcritud. ¡Pero bueno!
Le servía, y allí había colocado toda su ropa. Y en los comportamientos aéreos había colocado otro maletín, y en el, llevaba todas sus herramientas, pues él fungía como técnico en refrigeración.
Y de repente llegó un torrente de nuevos pasajeros y de pronto: Estaba full.
Satisfecho chequeó la hora, desde su celular. Eran ya las once de la mañana.
Y pensó: “En cinco horas mas, llegamos… ¡Bueno! Todo depende de: La carretera. De las alcabalas…Y del señor chofer…”
En el puesto delantero al suyo, se sentaron una pareja. Ella era gorda y él hombre, alto y delgado.
…Por su forma de hablar, pudo discernir…
-         No son de estos lados. – A su lado se sentó otro señor contemporáneo con él. Y en verdad, no le prestó mucha atención. Se dedicó a leer el periódico que recién había adquirido.
Llegó la primera parada; la del puente sobre el lago.
Y por lo general, hay un puesto de la guardia y chequean todo el equipaje.
A cada uno.
Se bajaron todos. Cada quién cargaba lo suyo.
Notó la presencia de un hombre joven, delgado y de tez morena.
Portaba un parche en su ojo izquierdo. Notó que era muy familiar.
En efecto alguien lo llamó y presto corrió y se acercó al conglomerado.
Se fijó que entre sonrisas y gestos, se metió dentro del grupo de pasajeros…Pero él no pertenecía a este grupo.
¡Y de repente! Salió corriendo. Con un equipaje que no era el suyo.
Pocos se dieron cuenta de esto…Y el dueño…No aparecía.
Para cuando ya apareció la persona portadora del dichoso equipaje, ya el famoso tuerto…No estaba. Se había montado en otra unidad.
Lo señalaron. Lo llamaron…Pero ese tipo, no dio señas de haber escuchado nada. 
El caso, era que cuando lo precisaron: ¡¡Ya no tenía nada en sus manos!!
Y molesto y ofendido, clamaba a los cuatro vientos que él era inocente.
…Y se perdió esa mercancía.
La pobre mujer   -la dueña de la maleta-   se quedó lamentándose…Pero nada mas hizo.
El carro comenzó a andar y ya todos estaban sentados, contemplando con estupor  aquella escena.
Siguió andando el bus, en medio de canciones que colocaba el segundo al mando, en ocasiones eran rancheras y de repente variaba a vallenatos, a todo volumen.
Al pasar un tiempo mas, se volvió a detener: Una alcabala móvil.
En esta ocasión le tocó a la pareja que estaban enfrente de él.
La mujer con un alto acento colombiano, peleaba con el guardia, pues este le ordenaba que se callara y ella, cada vez le alzaba mas la voz.
-         Eso es contrabando. – La acusaba el uniformado.
-         No. Acá está la factura. – Y se la pasaba por su cara, y en un fuerte arrebato se la quito de sus manos y medio leyendo, le espetó…
-         ¡Esta factura es falsa!
-         No señor. Es legal. Yo la compré en Colombia, en Barranquilla.
-         ¿Quién me garantiza a mi, que no es forjada…?
-         Allí está el teléfono, su dirección y el sello de la caja. Yo la pagué. ¡Todo es legal!
-         Es falsa.
-         No señor, es legal. – Y en ese forcejeo anduvieron por espacio de varios minutos.
Hasta que el hombre que representa la ley, no le quedó mas remedio que dar por cierto todo.
Por lo que de mala gana, le dio la orden de que embarcara de nuevo y se largaran y la amenazó…
-         ¡Y no te quiero volver a ver por esta carretera! – A lo que la mujer le respondió…
-         ¿Y acaso esto es tuyo…? – El militar al ver que ya mucha gente seguía con atención aquel altercado…Se hizo el que ya no la oía y se retiró.
Cuando ella subió y ocupó su puesto, iba como una heroína.
El resto de las mujeres, la felicitaban y ella les respondió…
-         ¿Y qué se estará creyendo ese mequetrefe…? ¿Qué yo soy una ladrona…? Pues se equivocó. Él estaba esperando a que yo me le achicopalara y le ofreciera dinero… ¡Mi! – Hizo un gesto despectivo.
Y se sentó muy satisfecha por su logro.
Y para cuando se sentó, agarró por el brazo a su hombre y se lo trajo a su cuerpo, mientras le declaraba…
-         Yo soy tú mujer…De nadie mas. Así que nadie tiene porque venir a gritarme…Solo tú… - Y le estampó un sonoro beso en la boca.
Los demás la ovacionaron a rabiar.
El caso es que de nuevo se inundó el pasaje con mas de esa estridente música que colocaban…Para remediar todos los males y exorcizar los espiritus tumultuosos y alzados.
Y Hender se volvió a sumir en sus pensamientos.
Mientras chequeaba el paisaje en medio de esa tierra árida del estado Falcón.
Veía a lo lejos multitud de casitas dispersas por toda esa geografía y en su memoria florecía aquella época en que él andaba vagando por todos los confines. Jugaba y se deleitaba con sus amiguitos de aquellos años.
Muchos sueños. Muchos suspiros.
Remembranzas de una etapa ya quemada por sus muchos años de vivencia.









 



















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Vacío de espíritu...





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En medio de esa oscuridad tan aberrante…Se percibió un extraño eco. El suave murmullo se dejó sentir, allá en la lejanía.
Pocos se dieron cuenta de esto…
Una suave y arrulladora ventisca trató de disiparlo.
…Pero no lo logró…
Visualmente se notaba una presencia…Borrosa y efímera…
Muy poco se apreciaba, es tenebrosa y fugaz…
Transcurrieron escasos segundos, que se permutaron en ingentes espacios tortuosos.
Algo se movía.
No se discurría. Allí presente quedaba.
Los que dormían…Trataban de descubrir desde su lecho, sólo que a ellos se les imposibilitaba.
El mucho cansancio. La oscuridad y el deseo de que no hubiera nada que  pudiera alterarles su paz, les hacía fácil seguir en su pereza.
Transcurrieron  unos instantes mas.
Todo el paisaje, aunque oscuro, nada mas informaba.
Los caninos seguían en su perezoso descanso.
Algún ave nocturna, hizo su aparición. Un dichoso aleteo, denunciaba esa acción.
Los grillos hicieron su acto de presencia.
Algún escatológico roedor o acucioso fastidioso asumió su autoría.
¿Qué mas se podía ser…?
Y allá en las penumbras…Algo cambió de sitio.
Sigiloso. Muy parco y prudente…Se deslizó.
Rompió de nuevo con ese escenario tan escaso en acción.
Hubo un deslizamiento, lento y silencioso.
Hacía la izquierda, para luego mimetizarse. Escurría el bulto.
…Luego logró avanzar escasos centímetros. Que se convirtieron en metros. Escasos. Pero decididos.
Para luego guarecerse en otro espacio anónimo.
El perro seguía muy perezoso. El gato hizo un sonido casi imperceptible.
En otra onda acústica, se desarrolló extraños sonidos.
Arpegios nocturnos que por rutinarios. Poca atención le debían.
Se escuchó otro suave aleteo. Era un enigmático búho, que se hizo notar.
Por lo demás. Todo seguía…Igual.
A los pocos minutos, algo sigiloso seguía en su extraño deambular.
Esa figura, que engañaba por su sigilo. Se volvió a erigir.
Poca estatura demostraba. Su bulto se figuraba en las sombras.
De repente. Dejó de soplar. Una onda calurosa se posaba alrededor.
Se escuchó a lo lejos unos deslizamientos. Su sentir fue muy lejano.
…Será algún ratón, quizás una lagartija…O posiblemente un roedor desgraciado que rompe la paz del sueño.
Para luego mimetizarse en algún lúgubre espacio.
Ya pasaba un rato muy largo…Será una hora mas.
Y para cuando todo se creía imperturbable…De nuevo se discurrió…
Siempre en anónimo movimiento y escaso en acción.
Las penumbras de nuevo, engañaron y engatusaron su esfuerzo.
Un nuevo y suave arrullo refrescó ese ambiente.
Un  ronco croar rompió de nuevo, esa paz imposible de establecerse.
El ser que seguía en vigilancia nocturna, apreciaba que esa noche en especial…Se estaba transformando en…Misteriosa.
Tediosa y penosa jornada. Pero en su interior…Temía…
Sospechaba que allá en la lejanía…Algo muy perverso se debatía.
Sólo que por cobardía…Su presencia disimulaba.
Se dispuso a estar pendiente. Sólo que el mucho sueño, lo vencía.
Confiaba en que su compañero de cuatro patas, le avisaría.
“Él tiene mejor oído que el mío…” Se contentaba en decírselo.
Muy seguro estaba y quizás por esa razón; poca atención le prestaba a que su propia piel, se le erizaba.
Algo intenso se le alzaba en su humanidad. Le argumentaba que debía levantarse y hacer que su cuadrúpedo también lo hiciera.
¡Había que estar presto, que en  esa sinuosidad sigilosa…Algo se movía!
…Pero de nuevo, desestimaba lo que le anunciaban. Desconfiaba de su presentimiento. Asumiendo que esas cosas; ¡son de las féminas!
Se cercioró de que su vigilante compañero, yacía tirado, redondo y macizo en ese discurrir tan intenso. Estaba muy rendido.
Y ni siquiera se movía. Parecía “muerto”
“…Y si él, que tiene sus sentidos muy bien puestos, nada percibía. ¡Con toda seguridad; era qué nada había!” – Y con ese pensamiento se volvió a caer rendido en brazos del persistente Morfeo.
La noche fue discurriendo en su lenta e inexorable letanía.
Poco tiempo después se dejaron escuchar cruentos golpes violentos. Por espacios entrecortados…Ruidos seguidos de profundo silencio…
Para luego sumirse en su recorrido virtual.
Amaneció al fin. Los rayos solares disiparon aquella monotonía.
Y para cuando entraron en su función laboral…El personal encontró todo en desorden. Todo había sido revuelto.
Y faltaron cosas. O estaban destrozadas.
Aparatos costosos ya no estaban, en donde debían estar.
Buscaron afanosamente al vigilante.
-      Él debe saber qué es lo que ha pasado aquí… - Se decían mientras hurgaban cada espacio visible.
…Y encontraron su cuerpo. Al parecer: Dormitaba.
-      ¡No puede ser! – Molestos estaban.
Pero allí estaba él, ajeno a todo cuanto aconteció a su alrededor.
Y a su lado…Una sombra putrefacta. Su otrora pelaje, denunciaba que allí yacía el cuerpo de un perro.
Pero que por extraño que parezca…Sólo su pelaje se podía apreciar. Del resto…Nada mas aparecía.
-      ¿Qué le habrá ocurrido…? – Se preguntaban. Su hedor denunciaba su muerte. Se apartaron con recelo de esos restos mortuorios y se enfocaron en el hombre.
Lo halaron. Empujaron. Zarandearon… ¡Pero nada!
…Y aunque vivo estaba…No reaccionaba.
Insistentes persistieron en golpearlo, pues asumían que él había sido el responsable: O al menos, testigo fue.
¡Pero su cuerpo seguía flácido! Lo sentaban, y se desparramaba…
-      ¿Qué extraño sortilegio lo habrá agarrado…? – No podían encontrar el sentido lógico.
Pues ciertamente allí estaba. Su cuerpo. Pero de él…Nada aparecía.
Y tan extraño fue ese suceso, que buscaron orientación.
Ante todos los esfuerzos: ¡Todo había sido en vano!
Se escuchó un pensamiento lanzado en voz baja, pero que retumbó por todos los rincones…
-      …Le robaron su espíritu… - Buscaron al autor de ese concepto, pero este se disculpó…Dijo…
-      Es que yo soy muy bruto y en cosas oscuras…Creo. – Ninguno de los presentes quiso rebatirlo. Y los mas doctos, lo desecharon.
-      Es el vulgo. No hay que prestarle atención alguna. – Y siguieron en sus pesquisas.
Pero lo extraño se cernía en un misterio. Y el enigma fue creando un misterioso y excitante terror…
-      Algo muy extraño ha sucedido acá. No han roto puertas ni ventanas. ¿Por dónde habrán entrado? ¡Porque con seguridad, por donde entraron…Salieron! ¿Pero por dónde…?
Y los únicos testigos eran: La osamenta del perro y este que al parecer: No logra despertar de tan enigmático sueño… - Fue el dictamen de uno de los expertos en sucesos.
Una sombra de duda se cernía a su alrededor…La normalidad subyace sobre extraños sortilegios.
…Qué habrá sucedido…Que sus efectos han dejado…Pero: Quién o quiénes hicieron lo que allí dejaron…Y qué se habrán llevado…
Un enigma. Un suceso. Una osamenta.
Un cuerpo vacío de espíritu…





 



















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