Anexo un pequeño relato....


- …La verdad es que H siempre ha sido y lo sigue siendo muy violento… - Aclara uno que no pertenece al grupo de escogido de Humberto.
- Eso es cierto. Y casi nunca dice la verdad… - Agrega otro mozo, en esta ocasión lanzó su opinión así de sopetón. Están reunidos como diez compañeros y están analizando punto por punto todas las acciones que como líder ha asumido el tal Humberto.
- ¡Eso no es cierto! Nuestro líder H es, ha sido y lo seguirá siendo: ¡Un hombre de principios! Y desde que yo lo conozco siempre ha sido: ¡Honesto – Trabajador y Fiel Cumplidor de la Palabra empeñada! – Quién así se expresaba era Di uno de sus compañeros, quién siempre ha sido uña y purruña con el suso-dicho. Y cómo para afincar aún más sus palabras accionó una pistola que cargaba en alguna parte de su pantalón. Como efecto de dominó el resto se echó para atrás. No estaban preparados para tan envalentonado socio,  y lo contemplaron impávidos.
- ¡…Y el qué no esté de acuerdo conmigo…Qué se me enfrente! ¡Qué de la cara tal como yo la estoy dando! – Asombrados todos escuchaban la tan demoledora afirmación. Di era un hombrecito…de entradas en su frente. De ojos bonitos. Y ha sido su fiel seguidor…Y es de armas tomar. “Tiene mala uva” dicen que dicen los españoles.
- ¡Nosotros acostumbramos a poner acción a nuestras palabras! ¡Nadie nos viene amilanar! – Di soltó un tiro al aire…de inmediato la mayoría comenzó a disolverse…
- …Yo no he dicho nada… - Alegó quién al principio hizo su valiente declaración. Di lo miraba pero ya no tenía los “ojos bonitos”, más bien estaban inyectados en un rojo sangre.
- ¡Mira Carlos! – Le dijo dirigiéndose a él en forma amenazadora…y envalentonado porque comenzaban a llegarle refuerzos por todas partes…todos eran sus seguidores, quiénes al parecer estaban esperando la señal prodigiosa, que no fue otra que el tiro lanzado al aire.
- ¿Quiénes son los alzados? ¡Porque nosotros si que lo quemamos y ya! ¡Aquí no se aceptan alzaditos…! – Con un vozarrón propio de un sargento amenazando a toda su tropa, llegó un uniformado. Y llegaron con la cara pintada. Mal presagio. Todos jamás pensaron que esta reacción no fuera así, tan desproporcionada.
 - ¡Aquí nadie puede venir a vociferar por nuestro Eterno Líder! ¡Todos tienen que arrodillarse y persignarse primero: Antes de invocar tan Sagrado Nombre! ¡Todos le debemos nuestra patria a él! ¿Ok? – Pronto todo el recinto estaba rodeado. Se apersonaron: La Guardia, el Ejército, la Marina, la Aviación, todos los Servicios Secretos del Estado, todas las Dependencias Oficiales, los jueces de Tribunales de Primera Instancia, los de Segundas y para rematar: Jueces de la más Alta Investidura tanto de acá de la Tierra como los Intergalácticos. Y como para que no quedara más dudas…  ¡Todos los organismos represivos del Estado Mayor Conjunto y los que todavía no se habían Adjuntado.
Aviones, Tanques de Guerra, Camiones de Guerra, Barcos de Guerra…todos asistieron en señal de que no estaban dispuestos a ceder…ni un milímetro; en la defensa de los Valores Patrios y de su Líder Mundial e Intergaláctico.
- …Yo no supe decir…lo que dije… - Se excusaba el tal Carlos. Lo tenían sometido. Esbirros de tamaño Ultra Gigantes. Todas las Fuerzas Especiales y las que se estaban preparando. Varios anillos de Seguridad, lo mantenían tapado a los ojos del pueblo.
- ¿…Ah…ahora si que estás “preocupado”? ¡Maldito agente del Imperialismo! ¡Nosotros somos los defensores de la humanidad sometida y vejada por la tiranía de lo más degradante: El Imperio! Y te notifico, por si no lo sabías…. ¡Guerra a muerte a todos nuestros adversarios!  …Quise decir: ¡Déjennos trabajar! Hemos llegado para quedarnos…Qué no se equivoquen…Venimos y estamos armados. ¡Este es el fin de ese Imperio sucio y degradante!
Todos quedaron anonadados. Al principio; no hablaban como ahora.  Huberto era muy conciliador, aparentaba ser un “Gran Demócrata”, pero eso fue antes de montarse en el coroto.
Más bien, se sintieron vejados, escupidos y amenazados. ¿Y ahora…? ¿Quién invocará la Carta de los Derechos Humanos…habrá algún valiente que lo haga?
Di aprovechó que mantenía sobre su persona, toda la atención debida tanto de los que estaban allí reunidos, como los que lograron apersonarse…Pero más nadie pudo acercarse. Ya que eran demasiados funcionarios que funcionaban, contra apenas una decena que se atrevieron a emitir su opinión sobre temas…muy delicados.
-¡Qué a nadie más le quede la menor duda: Somos un Estado que buscamos el Bien de Todos!  …Peroooooooooooooo: ¡Tienen que dejarnos hacer lo que nosotros sabemos hacer…! ¿Ok? ¿Me entendieron…? ¿Ok, ya estamos claros? ¡Lárguense pues y no se vuelvan a meter en: POLITICA BARATA! ¡Aquí mandamos nosotros y nadie más! – Todos huyeron espantados. Dejaron atrás a centenas de cañones que los apuntaban. Carros repletos de soldados quienes también los apuntaban. Y desde los aires… ¡Muchos aviones con sus armamento…también preparados para la acción! Y los barcos de guerra, ya tenían todos sus torpedos…preparados.

Ya no hay dudas. Todos estamos claritos.

Bernardo Enrique López Baltodano (Belbaltodano): ....Continuamos con: "Cachirulo"¿En sangre…Será...

Bernardo Enrique López Baltodano (Belbaltodano):
....Continuamos con: "Cachirulo"

¿En sangre…Será...
: ....Continuamos con: " Cachirulo" ¿En sangre…Será la de alguno de sus tantos muertos? ¿…Pero cuál de ellos, había podi...



....Continuamos con: "Cachirulo"


¿En sangre…Será la de alguno de sus tantos muertos?
¿…Pero cuál de ellos, había podido escaparse del infierno…Quién?
Por su memoria, pasaron todos. Pero ninguno…Ninguno podía ser.
¿Quién se atrevería a hacerle esa traición?
¿…Quién…? ¿Precisamente a mí?
Contempló que esos ojos…Eran escalofriantes.
Ni pestañeaban. No se inmutaron ante su presencia.
- ¿Cómo podía ser eso: Ni pestañeaba…Siquiera? ¿Qué bestia podía ser: Una alada o caminaba?
¿…Podría ser acaso: Un Dragón? He leído que son ultras peligrosos…
¿Será grande? ¿Me buscará?
Y lo miraba con mucha insistencia…
- ¿Y por qué me mirará con tanto odio? Yo no le he hecho nada…Aún.
Las oleadas de terror, recorrían su espina dorsal.
Sus piernas, parecían resquebrajársele.
…Y esa mirada…Implacable. Inyectada en sangre.
- …Me odia y me quiere destruir… - Se dijo muy bajito ya que no quería que más nadie que él mismo oyera lo que afirmaba.
Y se le asemejaba, que estaban creciendo y creciendo.
¿De qué tamaño sería ése?
- ¿Y cómo me liquidará? ¿Será que tendré que presenciar mi propia ejecución? – Esto es inconcebible. No podía ser cierto ya que hasta hace unos segundos, se sintió como el dueño y Señor de todos. Su suerte no tenía el porqué variar así de esa forma tan inexplicable e insensata.
Percibió que ya su propio cuerpo, no le obedecía en nada.
Lo intentó con toda su furia…Pero en verdad…Estaba como aprisionado.
Y en esa circunstancia…Era una víctima fácil. (Así no se vale; dame tiempo para atacarte)
Así su enemigo, seguramente que lo decapitaría en el acto.
…Pero…Si su enemigo, veía que ya estaba vencido…
Era cuestión de un tiempo a otro.
Quiso cerrar sus ojos. Y no presenciar su propio fin.
Y no era porque el miedo, lo atenazaba. En verdad, era ese dolor tan grande que estaba sintiendo.
Ese engarrotamiento.
Ese entumecimiento.
Nunca, antes sintió todo esto. Pero en verdad, era muy doloroso.
Pero su terrible enemigo…No ejecutaba ningún movimiento.
Le intrigaba, ese inmovilismo.
¿Por qué no le daba su certero golpe?
¿Por qué no lo cercenaba ya de una buena vez? Que no sea tan cobarde…
¿Asustarme así en este momento en que me encuentro absolutamente solo?
¿Y por qué no me ataca en el momento en que tengo a todos mis hombres, ah?
¿Y si es un Dragón o un malévolo oculto…? ¡Y yo con una navajita y una pistolita!
¿Cómo podría defenderme si me ataca, por ejemplo una gigantesca araña pelúa y malvada?
¿Es esto correcto, ah? ¿Verdad qué no?
Eso no se le hace a un hombre. No es justo ni correcto.
Se prometió a sí mismo, que si salía de ésta…No haría hacer sufrir a su próxima víctima.
Y si me tocara a mí, con gusto le doy todas las garantías de que su muerte será no solamente segura sino que justa. En cuanto a lo doloroso, no puedo dar garantías al respecto.
¡No era justo! ¡Ya acaba conmigo de una buena vez!
¡Es una verdadera cobardía, hacerme sufrir de esa forma!
(“¡Prometo, formalmente…Nunca más haré sufrir a mí próxima víctima!
¡Esto no es Honroso!
A un hombre, siempre hay que darle una oportunidad. Y más si ese hombre, soy yo.
¿Me estás viendo sufrir? ¡Qué valiente que eres!
¡Acaba conmigo ya de una buena vez! Aunque ni te creas que me estás asustando.
¡Yo soy un Dios, en mi mundo! Y no es justo que me hagan sufrir de esta forma.
¡Mátame ya!”)
El valiente jefe  intentó poner su diestra, para recibir el mamonazo de una vez por todas
Lo prometido es hoy cumplido; les anexo una parte más de:"Cachirulo"  
Y les estoy agradecido por la atención prestada.
¡A ustedes muy agradecidos a todos!



Y no era que se hubiese ya muerto, si no que es como si ya lo fuera. Actualmente la pobre ya no puede vivir bien si no está drogada. Está toda temblorosa y son pocos los momentos de lucidez que mantiene.
Ya estaba comenzando a sentirse inquieto. Y esto  por supuesto, que no le agradaba para nada.
Tendría que hacer unos pequeños ajustes en su banda.
Ya su experiencia, le determinaba que para los efectos de su propio negocio. Tendría que ser más estricto con sus hombres.
Y su hermanito, no podía seguir siendo la excepción. La sangre. Siempre la sangre.
En su grupo, contaba con elementos sumamente rudos.
Y para poderlos dominar…Debía ser mucho más cruel y sanguinario, que cualquiera.
Ya lo experimentó en muchas ocasiones. Incluso, para poderse erigir como el jefe absoluto…
Tuvo que sacarle las vísceras al jefe anterior. Su compañero y amigo desde la infancia. “El tuerto”.
Y desde pequeño, siempre le obedecía…hasta que le llegó su turno.
Y  ni loco, dejaría pasar una oportunidad como esa. El Tuerto, murió desangrado.
Podría seguir siendo su amigo pero los negocios, son los negocios. Y el Tuerto, siempre abusaba de su tamaño y de su poder. Hasta, que Diosito se lo puso en bandeja de plata.
Esa lucha fue muy cruenta. Recordó como su amigo de la infancia, le esgrimía su puñal el cual brillaba en todo su esplendor.
¿Era él o su amigo?
Cachirulo  eligió muy bien. Ya que desde que le había hundido su navaja hasta lo más profundo de su humanidad…Se erigió como el Jefe absoluto.
Y nunca jamás, ha permitido ningún tipo de alboroto,  ni de malos entendidos.
- “¡Sin rencor Tuerto…Sin rencor!” – Le dijo a su oído.
- “…No te odio, Cachirulo…” – Le respondió mientras caía. Y como para corroborarse, que no se levantaría más…Le cercenaba más y más.
- …Sin rencor Tuertico…Solo que entre tú y yo…Ya tomé mi decisión…
De un lado a otro. Con verdadera saña y con la seguridad de que si lograba levantarse…
Se volvería en su contra.
- “¡No te dejes dominar por esos maricones! No te achipales nunca. ¡El poder es para ejercerlo!
¡Qué  no te tiemble tu mano…Mata al que se te ponga por delante! ¡Mátalos a todos!”
El Tuerto siempre fue muy sabio, sobre todo por ese consejo tan majestuoso: “¡Qué no te tiemble tu mano!”
Sin duda alguna, “El Tuerto” se reivindicó cuando le aconsejó en su calidad de caído a su matador o sea a él mismo.
En su mundo, no cabe la duda. No cabe el titubeo. Dudar...Es perder.
¡Hay que hacerlo…Y punto! La acción debe ser sin ningún tipo de vacilación. ¡A lo macho!
Y claramente se los participó a todos:
¡Los quiero a todos, detrás de mí! Y al que me desobedezca…  ¡Lo quemo, aquí mismo!
Pero, al parecer…La droga los hizo sublevar.
Mal indicio. Muy malo. Y esto contradecía en todo, lo bien que le estaba yendo.
¡No podía ser posible!
¡Alguna maldición le echaron! ¿Pero quién era capaz de enfrentársele?
Ardía en deseo por saberlo.
Ya se estaba comenzando a encolerizarse.
Y eso, no era bueno.
Tenía que serenarse.
Pronto debían aparecer: El Cachiporras, El Temblao, Er Kike, El Gordo, El Atorao y El Avión.
Sus hombres designados para este trabajito. Y hasta hace un rato pensaba que los tenía hasta aceitaditos y listos para la acción. Pero esta tardanza…
Caminaba de un lado a otro, repitiéndose hasta el cansancio y siempre hablándose a sí mismo.
“Si a la cuenta de tres. No aparecen. Comenzaré por echarles una maldición, que los dejará congelados por el terror.
Se los voy a advertir nuevamente:
“¡No se expongan a una de mis maldiciones!
¡Qué si se salvan de ella…De mí, nunca se salvarán!
¡Porque los perseguiré hasta el mismo infierno! 
…Y si están ya muertos… ¡Yo mismo los volveré a matar, con mis propias manos!
¡Los exterminaré sin compasión alguna!  …Recuerden, que yo si le hago caso a mis amigos.  ¿Recuerdan al Tuerto? ¡Él mismo me dijo: Mátalos!
…Y ya, como que voy por… ¡Uno! (Miraba insistentemente; pero seguían sin aparecer)
El Tuerto, me lo dijo claro: ¡Sin compasión alguna hay que eliminar a las escorias!
…Y ustedes, me conocen…Nací sin corazón en el pecho…
¡Soy más perverso que el mismo diablo! Y yo no le tengo miedo al diablo…
…Será mejor que me serene…No es conveniente, que me enfurezca y tenga que matar hasta a mí propio hermano.
¿Pero de otra parte…Será licito…Aceptar que él me ridiculice, ante mis propios hombres?
¡Eso jamás!
…Ya me he echado al pico, a unos cuantos. ¿Qué significa una raya más para éste tigre?
Además…Todo me está yendo requeté bien. Debo, serenarme.”
Temblaba encolerizado sin poder tolerar esa falta de respeto a su orden.
Cachirulo, se volvió hacia el canino. Debía cerciorarse, que aún seguía bien dormidito.
Lo examinó. Lo detalló, revisó bien el amarre.
Le pareció que el líquido ya se había extinguido. Buscó su bolso.
Así que introdujo, su mano nuevamente. Palpó la botellita, y la sacó.
Vació una cantidad considerable, sobre el trapito.
Observó. Pegó su oído…Sí, todavía respira.
Como tenía su sexto sentido, súper desarrollado, percibió que algo o alguien lo estaba observando.
Y de una manera precisa, levantó nuevamente su navaja.
Amenazó hacia su izquierda, su derecha. Se puso en cuclillas. Sus ojos giraban velozmente.
Agudizó y extendió sus sentidos.
Aguardó. Nada.
La oscuridad, seguía dominando.
“Mientras haya oscuridad…Sigo mandando:” Se decía una y otra vez.
Pero ya le incomodaba esa mirada.
Se sentía como si tuviese la propia daga del Tuerto, amenazando su corazón.
Y esto, lo descontrolaba.
Presentía que su enemigo, seguramente aprovecharía un pequeño descuido de su parte…
Y ¡Zas! Se le abalanzaría sin ningún remordimiento.
Y esta sensación…Lo hacía sentirse…
Chiquitito. Muy chico. Infinitivamente, desquiciante.
No, podía permitir esto. Nunca. Jamás.
Su corazón, se le aceleró. Parecía un caballo desbocado.
Su piel se le erizó. Le molestaba; le producía mucha inestabilidad.
El terror  lo invadió. Su visión se le nublaba. Ríos impetuosos y de repente; se aquietaban.
Sin poder evitarlo, comenzó a temblar. No podía  controlarse.
Llegó un momento, en que se puso rígido. Hasta le dolían sus articulaciones.
Solamente le obedecían sus ojos. Sus parpados permanecían abiertos de par en par.
Sus pupilas  parpadeaban a velocidad fulminante.
Quiso emitir una pregunta: ¿Quién está allí?
…Pero no salió sonido alguno de sus cuerdas.
…Se estaba comenzando a sentir perdido… ¡Horror!
¿Pero qué podría hacer? ¡No puede ser! ¡Inaudito e insólito!
He logrado vencer en todo…
¿Quién me está venciendo?
¡Ha de ser…Un demonio! ¡Sí, seguramente era un maligno!
¡Por supuesto…Tenía que ser un Mefistófeles!
¿Pero tendría más poder que él? ¡No, no puede ser!
…Yo soy un Dios en mi elemento…
¿Pero…Quién podrá ser más grande que yo?
Trató de guardar silencio. De repente, visualizó un par de ojos.
¿Un par de ojos? ¿Acaso esa criatura endemoniada y perversa…Tendría dos ojos?

…Y están inyectados… Y no tienen muy buena su mirada…Son de malas pulgas.

......Y si ustedes lo desean mañana mismo les colocaré una parte más de este relato... ¡Saludos!