Maracaibo: "¡La tierra del sol amada!"


       La ciudad de Maracaibo, conocida como la Tierra del Sol Amada, es la segunda ciudad más importante de Venezuela.













“Corto  en  relatos”










“¡Hoy es uno de esos días…!










¡Con un clima superior a los: 48 grados!
(…Sospecho que superó los 50 ¡y dele!)
¡Con ese sol inclemente!
(¡Que no nos deja paz en ningún momento!)
…Y con “ese tino” que en ocasiones…
(Porque…Porque… ¡No sé el por qué!)
¡Pero hoy es uno de esos días!
…Qué para que te cuento…
(¿Quieres llorar conmigo…?)


















- ¡Pero tengo que hacer unas diligencias que ya no las puedo atrasar mas!
Me van “a cortar” el servicio de mi teléfono residencial…Y corro el riesgo de perder mi conexión a Internet… (¡Cáspita!)
¿Qué va a ser de mí…?
¡No tengo otra opción!  Me dispuse en esa mañana… Acudir…
¡Pero es que el sol está inclemente!
Miro hacia todas partes y tan solo me llega una brisa espantosa llena de un calor seco, que me abraza y me deja ¡hirviendo!
¡De esas que derriten un saco de hielo!
…He de salir. ¡Debo hacerlo!
Analizo mis prerrogativas…Son pocas.
Me recuerdo que mi esposa me dejo el encargo de que le pagara la renta de su celular.
Decido pagar primero el celular de mi costillita. ¡Pero no encuentro donde!
Así que decido esperar un transporte colectivo. ¡No consigo una sombra donde guarecerme! 
…Y las que encuentro, están full de personas que al igual que yo…En vista de…No me quedó mas remedio.
¡A pleno sol!
…Veo cómo pasan: Autobuses (¡Hasta con personas agarradas de las ventanas!), y los “carritos por puestos” pasan hasta con pasajeros en la maleta y los micro-buses…Ni hablar.
Ya ha pasado mas de media hora.
Analizo…Y si me voy caminando… ¡No!
(¿Estás loco de remate…?  …Será para que me derrita…)
¡Horror! La temperatura sobrepasa ya los 50 grados. Miro y lo que aprecio es esa “sensación térmica” que me produce un efecto muy parecido al “efecto de los saunas” ¡Una especie de humo que brota de los suelos y subsuelos! (No sé el por qué…Pero me pareció estar en una de esas películas del lejano oeste…)
¡He quedado anonadado!  …No me queda mas remedio, debo esperar…Otro rato mas. ¿Pero cuánto…? ¡Sólo Dios lo sabe!
Ya me estoy empezando a sentir mareado. Mi sudor es copioso.
Chorros que corren por mi espalda, por mis brazos, por mi panza… ¡Y todas van bajando!
Mis pantalones ya están húmedos.
Mis brazos y mis manos… ¡Full de sudor!
…Me estoy deshidratando… ¡De repente se detiene un carro y hay un puesto!
¡Ese es el mío!  Raudo y veloz, me posesiono del dichoso puesto.
Llego a la central de teléfonos (¡Oh no! No hay luz. No hay sistema.) Corro a otro sitio para ver si logro pagar la renta…Y hay ¡4 colas en una! Me recuerdo que debo pagar la renta del celular de mi costillita. El sudor no me deja vida.
El aire acondicionado de ese local o está apagado o no sirve.
¡Al fin pude llegar a la taquilla! para poder pagar la renta del celular de mi esposa…Le doy el número…Y me equivoco, ya que le di para que recargara mi propia línea ¡No puede ser!
Me equivoqué. Pero ya la chica hizo lo que le pedí. ¡No hay vuelta atrás!
(¿Y ahora…Qué hago…?)
…Bueno sigo en la cola para poder pagar la renta de mi teléfono residencial (Con el internet incluido.) Y resulta que cuando llego… ¡Se cayó el sistema! Y no aceptan pago con tarjeta…Solo efectivo. (¡Qué suerte la mía!) Salgo y corro a una agencia bancaria cercana, para sacar dinero de mi cuenta y poder pagar.
Cuando llego… ¡Tampoco hay luz! Y la cola de clientes…Sobre pasa las ¡3 cuadras! No. No. ¡Hoy no es mi día!
Ya me siento en las últimas y se me ocurre tomarme algo, ya que mi nivel de deshidratación es tremendo. Y cuando veo los precios ¡Horror! ¡Pero es que no soy millonario! No llego.
Me reviso todos mis bolsillos…En la espera del dichoso milagro…
¡Nada!
Me he quedado mas limpio que ¡el alma de Cristo! (Y allí me quedé. Sin saber qué hacer.)
Miro hacia la central telefónica…
Me queda como a un kilómetro de donde me encuentro. Mi piel me arde.
…La agencia bancaria… ¡Sigue peor…Ya que van llegando mas a sumarse a esa endiablada cola!
Y en esa disyuntiva estoy cuando se me estaciona un colectivo a menos de un metro de donde me encuentro…Y hay un solo puesto. ¡¿Un solo puesto…?!
…Pero si no he podido hacer nada. 
No he pagado nada absolutamente…  
 ¡Ni una sola! ¡Estoy en disyuntiva!
¿Qué hago?  …Qué haré…
¿Qué creen que hice…?
¡No tengo otra alternativa!
Me fui a mi casita.
Nada mas llegar a mi casa…Me serví un vaso enorme de agua y le exprimí un limón… 
¡Qué delicia!
O sea, que he salido ¿A qué…?
(A andar de turista…Solamente. ¡Qué dicha la mía!)
¡Nada pude hacer…!
Tremendo sauna me he “echado encima”












© Bernardo Enrique López Baltodano 2016









                                     
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Mi sentir se desborda.


              En la foto con mi hija: Cristina y mis nietas: Estefanny  e  Isabella












“Corto  en  relatos”






“En la despedida”









La verdad…Es que tenía mucho tiempo sin estar con un ser querido. Cerca. A mi mano.
De sentir el calor de su cuerpo, de sus ansias de ver lo que poco veo.
Pienso que en  mas de un… ¡Ya ni me recuerdo! en el que no he tenido este contacto tan importante.
Y en esta               -exquisita ocasión-    me ha venido a visitar mi hija. Y para ser lo mas sincero posible… ¡No quepo ni en mi propio cuerpo!
¡Y es que anhelo lo que muy poco tengo!
¿Qué alegría tan propicia…Mi hija conmigo?
Y me ha traído para que compartiéramos,  a sus dos  hijitas…Toda una belleza.
Las conocí apenas al nacer. Pero luego me alejé de su presencia. ¡Qué pesar!
No pude disfrutar de sus alegrías muy tempranas. Sus ocurrencias, sus arranques…
De sus cositas infantiles.
Hoy al contemplarlas, veo el retrato de mi hija. (En mi memoria…Añoro esos recuerdos.)
He disfrutado de sus travesuras. De esos procederes que solos los bebecitos tienen.
Me enternecen. Ha renacido mi fibra de padre.
Blancas y rosaditas. Con esa angelical sonrisa y su espontaneo proceder. Con ese toque de seres puros, con sus risas frescas.
Sin lugar a dudas     -y no es porque sea de mi propia sangre… ¡Pero es que…!-     Me ufano ante los que me conocen y son mis vecinos en la actualidad.
…Pero ya mi dicha está desapareciendo.
¡Cómo las ilusiones, mi hija se despide de mí!
…Se me vuelve a ir.
¡Y como toda esperanza…La albergo en mi corazón! Procuro mirarla, observarla.
Con la esperanza de que su rostro se me quede grabado como una piedra. Para que me sustente, alivie mis horas de suplicio.
¡Ah esta vida que estoy teniendo!
Y en este momento, la estoy despidiendo.
Veo como se escurre entre esa marejada de pasajeros. ¡Se me va como el viento en el horizonte! Pletórica de belleza y su frescura alivia mis sinsabores. Y es que me transporta a ese pasado en el que disfrutaba de la presencia de esos seres tan queridos.
¡Pero que ahora la vida me castiga con sus ausencias!
Y mientras desaparece en ese bus tan enorme. Cuando transitando por esas calles de Dios…Los sigo con mí mirar. Con esa forma de ver, pero que no se ve. Y de sentir, cuando el cuerpo se niega a seguir en esa sufridera que te da, ese alejamiento sin cesar.
Esta forma de estar en que cada mañana nomas salir el sol, y vuelves a funcionar tal como todos a tu alrededor aspiran de ti.
Mis lágrimas me atosigan. Su despedir, va arrancando costras de mi poco vivir.
Siento que de repente…Comienzo a flotar.
A percibir, a experimentar esa sensación de estar y de no sentir.
Me dejo ir, como lo hago cuando no quiero seguir evocando esos recuerdos que me agujerean constantemente.
Y comienzan a emerger a mí alrededor, paisajes nunca antes vistos. Me extasío en lo que jamás me he percatado.
Mundos insondables en medio de mis médanos de pensamientos vacíos.
Mi libertad me deja profundas emociones, me embargo en estas cosas, y sin entenderlas, como tampoco comprenderlas las hago mías…Porque me retrato en ellas.
Mi espíritu arrastra mis carnes, mis huesos son hasta mas livianos.
No siento ni calor, como tampoco frio.
Es como un andar, pero sin estar andando, como un vivir que mas bien parece en un revivir.
El aire sopesa mis anhelos, su liberación está en proceso.
Un respirar, pero mis pulmones nada tienen que ver en esto. Un caminar, pero no con mis propios pies.
…Es un…Pero pareciera que fuese un…No sé explicar lo que sé, como tampoco describir lo que estoy percibiendo.
¡Qué excelente me siento! Duda no hay.
…No quiero ni respirar. Me asusta salirme de esta condición, de la cual me complace.
Respiro y renuevo mucho dentro de mí…Lo que nunca  había percibido. Este mundo no conocido, como tampoco imaginado…Es de mi gran  agrado.
Me produce mucho placer. Sensaciones jamás sentidas.
Y a decir verdad…No lo quiero ni deseo soltar…Estas son cosas que en mi querencia quisiera revertir.


















 


© Bernardo Enrique López Baltodano 2016









                                     
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